ÍNDICE EXTENSIÓN UNIVERSITARIA Nº31

EL SEXO DEL AMOR

EDITORIAL GRUPO CERO

FOTOS DE LA PRESENTACIÓN

PSICOANÁLISIS Y MEDICINA

ENTREVISTA AL AUTOR

EL PRONÓSTICO DE LA ARTRITIS REUMATOIDE

LA HISTERIA Y EL EROTISMO DE LA INSATISFACCIÓN

SOBRE LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL

EL AMOR EN PSICOANÁLISIS (III)

COLECCIÓN PSICOANÁLISIS PARA TODOS

SÍ A LA LEY DE CASTRACIÓN 
SÍ A LA ELECCIÓN DEL OBJETO

DE NUESTROS ANTECEDENTES

EL SUEÑO: METÁFORA DEL DESEO

MARX

ENFERMEDADES DE LA PIEL PSORIASIS:
CORAZA Y LLAGA

NIETZSCHE

EL VALOR DE LAS DIFERENCIAS

FREUD

X CONGRESO INTERNACIONAL
 GRUPO CERO 
PSICOANÁLISIS Y MEDICINA

•CLÍNICA PSICOANALÍTICA

 •LA DEPRESIÓN
 •PATOLOGÍAS DE FIN DE SIGLO
 • PSICOANÁLISIS Y PSICOSIS

El Sexo del Amor 
En el Círculo de Bellas Artes. 15 de Noviembre de 1999
Presentaron: Graciela Giordano y la Compañía Siglo Tango,
Concha Cortés, Luis Miguel Segui y Antonia San Juan

ENTREVISTA AL AUTOR
DE "EL SEXO DEL AMOR"

CÍRCULO DE BELLAS ARTES
DÍA 15 DE NOVIEMBRE DE 1999

Carmen Salamanca: Queremos invitar al autor, Miguel Oscar Menassa, a que suba al escenario.

Me gustaría, y supongo que al público también, que nos contestaras algunas preguntas. ¿Cómo surgió la idea de "El sexo del amor"?

Miguel Oscar Menassa: ¿Cómo surgió la idea? Conversando con mi mujer.

Habíamos leído en el periódico que las personas de más de 45 años, sobre todo cuando se trataba de las mujeres, ya no servían para más nada, sino para ir a los bautizos... página y media. En ese momento nos pusimos a pensar que, precisamente, una mujer, como dice la novela, adquiere su libertad a los 50 años. Bajo la idea de la libertad amorosa en la mujer, pensé que también el hombre podía alcanzar su libertad sexual después de los cincuenta y ése, ése fue el único motivo. Pero lo que quiero explicar es que el hecho de que uno escriba por un motivo no quiere decir que después cumpla ese motivo, aunque el único motivo fue demostrarle a la gente entre cincuenta y sesenta años que se puede hacer el amor, es decir, que se puede hablar de sexo. Que se puede sexualizar la palabra.

C. S.: Ajá. ¿Crees que "El sexo del amor" es una novela de erotismo o es erotismo con algo más?

M. O. M.: Es una novela erótica en el sentido de que hay besos, hay abrazos, algunos tienen suerte y se los garchan por el culo...

Es erótica pero no lo es, porque no muere nadie, no se mutila a nadie, no se le pega a nadie, todo lo más el Turco, que es un degenerado, le pega dos palmadas en el culo, pero muy suave, así: plas, plas.

C. S.: Algo totalmente inocente.

M. O. M.: Eso haría que la novela no fuera exactamente erótica, por eso que a mí me gusta. El otro día una persona en un programa dijo que era una novela de mucho, mucho sexo pero (el pero esuna partícula modal, puesta ahí...) pero de mucho, mucho amor. Yo creo que es una novela de amor, no sé si para cualquier edad, vuelvo a insistir que es una novela

de amor para gente entre 50 y 60 años. Es decir, no sé qué le pasaría a la gente más joven haciendo todas estas cosas, y no sé qué le pasaría a la gente después de los 60 años, eso todavía no lo tenemos comprobado.

C. S.: Y ¿crees que "El sexo del amor" es una visión futurista de lo que pueden llegar a ser las relaciones humanas?

M. O. M.: Futurista ¿qué quiere decir, que va a ocurrir en el futuro?

C. S.: Por ejemplo.

M. O. M.: No, yo pienso que está ocurriendo hoy, pienso que en este momento estamos haciendo el sexo del amor, como bien dice la novela, estamos poniéndole palabras a la pija, a la concha, al coño, a la polla. Generalmente esas palabras no son palabras, son imágenes, uno dice culo y uno siempre ve unas nalgas, pero la palabra culo es una palabra, se puede asociar a la palabra muerte, a la palabra vida, a la palabra ilusión. Como cualquier otra palabra, padece de aquello de lo que padecen todas las palabras: la capacidad de combinarse con cualquier otra palabra. En cambio, una imagen no se puede combinar con nada.

C. S.: ¿Por qué "El sexo del amor", por qué ese título?

M. O. M.: Bueno, "El sexo del amor" porque cuando yo era joven, muy joven, muy joven, muy joven, muy joven, me decían que aquello que deseaba sexualmente era un poco difícil de ser amado o, mejor dicho, aquello que amaba (en tanto me recordaba de alguna manera a mi madre) era un poco difícil que me excitara o me produjera sexo. Entonces, en "El sexo del amor", después de 30 años de psicoanálisis, pude juntar algo de aquello que me dijeron que estaba separado, por lo menos en el título de la novela: "El sexo del amor", que quiere decir que no hay sexo sin amor pero, fundamentalmente, que no hay amor sin sexo, que quiere decir: no hay amor sin palabras.

C. S.: ¿Tendremos pronto una versión en cine de "El sexo del amor"?

M. O. M.: Bueno, yo creo que sí, yo creo que bastante rápidamente, porque una persona que estoy empezando a conocer y que tiene una fortaleza envidiable está empeñada en llevar la novela al cine: Antonia San Juan.

C. S.: Muchas gracias, Miguel, y muchas felicidades por la publicación..


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Los protagonistas, Miguel Oscar Menassa y Antonia San Juan, llegaron del brazo a la sala.

La sala de las Columnas del Círculo de Bellas Artes,
estaba abarrotada.
La asistencia de 800 personas sobrepasó todas las previsiones.

Antonia San Juan, Miguel Oscar Menassa y Olga de Lucia, su mujer.

Saludo al final de la actuación.

Graciela Giordano, acompañada por la Compañía Siglo Tango,actuó en primer lugar.

Concha Cortés, en plena actuación, poniendo voz a fragmentos de la novela.

Antonia San Juan, en el escenario, provocó risas en el público.

Luis Miguel Segui, compenetrado al máximo con el Turco.

La presentadora, Carmen Salamanca, entrevistando al autor en el escenario.

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LA HISTERIA Y EL EROTISMO
DE LA INSATISFACCIÓN

—Hace tiempo que no hago el amor, debe ser por eso que estoy histérica.

—El psicoanálisis diría que es porque estás histérica que no puedes hacer el amor.

Ceder la iniciativa a las palabras. Un principio psicoanalítico que introduce una nueva manera de pensar al sujeto, un sujeto tal que no sólo no sabe lo que dice sino que no sabe quién lo dice. El saber habla solo, eso es el inconsciente, y esto quiere decir que cualquiera puede saber, cualquiera puede analizarse.

El sujeto nunca está más allá del lenguaje, pero la palabra siempre está más allá del sujeto. Cualquier observación que se haga desde el psicoanálisis, para que sea psicoanalítica, tendrá que ser bajo condiciones psicoanalíticas, esto quiere decir que la apariencia será tomada como apariencia significante, efecto de una manera de posicionarse en el lenguaje, en una estructura de discurso, en una relación al goce. No hay realidad prediscursiva y no hay realidad que no tenga su real. Habitamos el lenguaje pero su inscripción sólo es posible por el objeto a, ese lugar que se produce en la castración del Otro, lugar del significante. Ese viraje del Otro al objeto a, es el proceso de hominización, de humanización. Es lo que acontece a todo aquel que haya atravesado por los significantes del complejo de Edipo.

El Otro, lugar presente para todos y cerrado a cada uno, en tanto se pasa de creer que los demás saben lo que uno piensa y que uno mismo es transparente al pensamiento, a la posición donde no sabe cuál es su deseo, sino que es sujeto del deseo, y el fantasma, la división del sujeto frente a la causa del deseo, es la respuesta dada a ese no saber del deseo. La relación con ese Otro del sujeto significa que lo que tiene lugar allí es articulado como un discurso, en tanto decimos que el inconsciente es el discurso del Otro. El
 sujeto
es la suma de los efectos del discurso del Otro. Discurso que no interesaría al sujeto si no fuera parte interesada.

El inconsciente es el discurso del Otro, es esa articulación significante que cada vez que hablando me encuentro con ella, me veo listo a ser llevado por palabras que se articulan sin caer en la organización yoica. Es ésta una utilización del lenguaje que no se organiza según nuestra imagen y semejanza. El lenguaje es más máquina que nos hace funcionar que utensilio al que damos utilidad.

¿Qué soy ahí?, referente a su sexo y su contingencia en ser, es decir que es hombre o mujer por una parte, por otra parte que podría no ser, ambas conjugando su enigma y anudadas a procreación y muerte.

Nadie sabe qué es la muerte, y en eso nos apoyamos para ser mortales.

En el discurso científico la muerte es un cálculo de probabilidades, en el discurso del amo o hegeliano la muerte es un riesgo, en la Universidad la muerte es la memoria eterna del saber, en el Psicoanálisis, la muerte es amor. La muerte está en relación al padre simbólico, el padre muerto que por simbólico es inasesinable.

La muerte como el amor del padre, siempre protector, siempre más allá del progenitor, incluso podemos decir que es porque el padre es un significante que existe la posibilidad de simbolizar un padre. En cualquier posición psíquica donde anide el sufrimiento hay un malestar en lo inconocido.

Hay un saber perfectamente articulado del que ningún sujeto es responsable. Cuando un sujeto se encuentra con ese saber inesperado, se queda, él, el que habla, muy desconcertado.

Hagan como la histérica, decía Freud, ya veremos con qué saber se tropiezan, de qué manera les arrastra, o, por el contrario, cómo lo rechazan, ya veremos qué pasa.

El hombre es un animal triste y esta tristeza es lo que nos diferencia de otras especies: sabemos que vamos a morir, somos mortales.

Ser o no mortal es una cuestión de saber, un saber que no es solamente intelectualización o racionalización, sino saber encarnado, saber inconsciente, posición ante una articulación significante determinada.

La histérica simboliza la insatisfacción primordial. Ella muestra la herida de la privación, y el momento de privación es ese tiempo para comprender, ese tiempo de la simbolización del pene como objeto simbólico, momento en que el mundo del niño está dividido en masculinos y castrados, presencia o ausencia de pene, por eso que la estructuración histérica sitúa al sujeto en aquel estado de cosas.

La metamorfosis de la pubertad será el momento de
 concluir el
tiempo para comprender que lo que aparecía 
como masculino y
castrado encubría la diferencia sexual.

Simbolización de la presencia y la ausencia, lo semejante 
y lo no
simbolizable, la diferencia, lo real, la realización de la falta fálica, el falo como significante de la inexistencia. La falta nos realiza como sujetos carentes, es decir sujetos deseantes, y se realiza sobre lo que nunca existió, se pierde lo que nunca se ha sido ni se ha tenido, y que no lo es ni lo tiene nadie. No confundir ausencia con falta o carencia es fundamental para distinguir pene de falo.

Ningún esfuerzo amoroso, ni delicadezas, ni tiernos servicios terminan con esta cuestión, más bien reavivan la herida.

No es que la histérica necesite hacer el amor, sino que hacer el amor más que apaciguarla, por el contrario, reaviva la llama de la privación.

Esta herida no puede compensarse por la satisfacción, sino que la presencia del portador reaviva la presencia de aquello cuya añoranza causa la herida.

En lugar de dividirse en posición masculina y posición femenina, divide sus actos o su cuerpo y la consecuencia es que la diferencia pasa a ser una simple división en roles.

Las histéricas despliegan su deseo, deseo de insatisfacción, padeciendo de malhumor cuando tienen novio y de tristeza cuando no lo tienen, entre la amargura y la tristeza cabalgan sin saber que sólo el psicoanálisis tiene una explicación y un tratamiento posible de sus padecimientos, sin quedar desterradas de lo humano.

Amelia Díez Cuesta. Psicoanalista
Madrid: 91 402 61 93

EL AMOR EN
PSICOANÁLISIS (III)

El objeto "a" significa para Lacan: a) la causa del deseo; b) el objeto de la pulsión.

El objeto de la pulsión tiene substancia, la causa no, es un vacío.

La causa no es primera, sino que se deduce, se anuda, de la puesta en relación del conjunto: la causa es en primer lugar un efecto.

Es raro, pero basta recordar que la causa del deseo de un sujeto es el resultado de la puesta en relación de los significantes del C. de Edipo.

El "ello" es el órgano del inconsciente, su centro aparece con la transferencia, únicamente porque este último sitúa ese polo del ello que es el sujeto. El "ello" aparece así como una función de mediación como una función instrumental cuyo efecto es la puesta al día de las formaciones del inconsciente.

El ello es un lugar vacío que está producido por el formalismo del saber inconsciente y en este lugar vacío, nada puede escribirse.

No hay una literalidad que corresponde al ello.

Esto da como resultado que el fantasma no se lee como un sueño que se lee al pie de la letra como un jeroglífico, pero el fantasma no puede ser tratado de esta manera por venir del formalismo respectivo al saber inconsciente y al ello.

El formalismo del saber inconsciente puede escribirse con letras que aparecen como los jeroglíficos del sueño.

La apertura del inconsciente, no es el residuo de un pasado lejano, sino lo que está por delante de nosotros. Del lado del saber inconsciente está lo que no puede terminarse en un análisis y del lado del Ello está lo que puede terminarse con el atravesamiento del fantasma. Los fantasmas típicos hallados por el psicoanálisis condujeron a Freud a postular la existencia de esquemas inconscientes que trascienden lo vivido individual y se trasmitían hereditariamente: los fantasmas originarios.

El fantasma guarda la más estrecha relación con el deseo.

Para Freud, el deseo tiene su origen y su modelo en la vivencia de satisfacción.

Según Freud, la universalidad de estos fantasmas se explica por el hecho de que constituirían un patrimonio transmitido filogenéticamente, mediante el cual la realidad recobraría sus derechos: así por ejemplo, la castración habría sido efectivamente practicada por el padre en el pasado arcaico de la humanidad.

En la escena originaria se representa el origen del sujeto, en los fantasmas de seducción el origen o surgimiento de la sexualidad, en los fantasmas de castración, el origen de la diferencia de los sexos. El objeto es cualquier cosa que sirva como medio para un fin que es la satisfacción.

Dice Freud: "toda elección de objeto es un retorno al pasado".

Gracias al objeto la pulsión puede alcanzar su fin.

La pulsión es representante que no representa nada, es un

SIGNO.

Si hay mecanismos de condensación y desplazamiento, no hay palabra que sea la pulsión, una fantasía es la escenificación de la pulsión, pero ésta consiste en otra cosa.

La pulsión insiste en todas las formaciones del inconsciente, pero no consiste en ninguna de ellas.

No hay palabra que exprese la verdad de la pulsión, esto es: "no hay verdad sobre la verdad".

La pulsión no ama ni odia, sólo la conocemos por sus destinos.

Según Freud la pulsión tiene su origen en una excitación corporal (estado de tensión), su fin es suprimir el estado de tensión que reina en la fuente pulsional y como ya dijimos antes, gracias al objeto la pulsión puede alcanzar su fin.

No hay fidelidad entre la pulsión y el objeto.

El objeto no está ligado a la pulsión originariamente.

La noción de pulsión está ligada a la energética y al registro económico del placer (disminución de la tensión) y displacer (aumento).

El psicoanalista siempre trata con representantes del impulso pulsional de la pulsión.

Lucía Serrano. Psicoanalista
Buenos Aires: 43 71 80 13


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SÍ A LA LEY DE CASTRACIÓN,
SÍ A LA ELECCIÓN DEL OBJETO

La posición de un hombre ante la ley de castración junto con la elección de objeto sexual, se juega en posibilidad afirmativa, esto se ve en la versión discursiva ya que dice sí a la castración. La posición masculina afirma, afirma en positivo la castración, asume la castración. Asume la castración y entonces asume al mismo tiempo con la elección de objeto, el posicionamiento del goce fálico de su posición de hombre, masculinamente.

La posición es la decisión a nivel de la elección de objeto y de la actividad con respecto a la ley. No asumir la castración sería estar en posición femenina, donde la castración está jugada, perdida, complicada, impedida, en la represión del Nombre del Padre. El posicionamiento en la estructura clínica de la represión, da la posiciónfemenina, histérica, fóbica, obsesiva, otras formas de la posición femenina, que es fundamentalmente histérica. Nunca es una fórmula absoluta, hay una posición del hombre que también es femenina, hay una posición en la mujer, que también es masculina.

El hombre en posición masculina dice sí a la castración, y eso implica que no dice no. Entonces es una modalidad de lo posible, posible tiene una cantidad de elaboraciones y de referencias a la escritura.

La posición femenina tiene la modalidad de la contingencia, dice que no toda está regida por la ley del falo, no es posible que tenga que decir sí para asumir la feminidad. El matema de la mujer muestra que la condición esencial de la femineidad es la que está localizada a nivel del matema de la madre.

Allí la componente de la categorización lógico matemática, es la del objeto a), o sea la condición paradojal de la emergencia del deseo, como causa y como objeto. Hay una paradoja lógica que está entroncada ahí, en el punto de partida de la constitución del sujeto, en el lugar vacío del objeto a). Este no es ningún objeto, es un algoritmo, es decir el resultado de un cálculo, el resultado operatorio de situar el sujeto barrado en intersección y reunión con el gran Otro. Este es el elemento simbólico del significante fundamental
de la función simbólica. Significante fundamental que se
diferencia del A barrado, porque es barrado cuando ya se ha constituido el sujeto.

El a) es, decíamos, efecto de intersección de A con el
Sujeto
barrado, es la intersección del sujeto barrado y de la palabra. Es decir un significante literal y un significante verbal que en la intersección dan un a) que es un órgano en el sentido de organizador que tiene que ver con la carencia.

El objeto a) no es un significante sino el resultado de la intersección donde la reunión es esta verdad. Falo en el lugar vacío de objeto a) como significante primordial de la madre. En el lugar vacío de objeto a) el falo estará como significante primordial de la madre, en tanto la madre y la imagen no dan simplemente imagen de a) en esa secuencia aparentemente dual a-a’, Imagen de a, punto de identidad, identidad de imagen que se proyecta en el eje a’. Hay un impacto ahí, identificación y otra imagen prima de a. Cuando están las series está la elección de objeto.

El sujeto no es originariamente verbal, cuando se barra queda dividido en la alternativa paradojal de la relación del significante con el lugar que le facilita el vacío topológico del objeto a) que a su vez lo proporciona la articulación con el gran Otro. Ese lugar fundamental es el que sostiene la ley del padre, en este juego donde está la causación y la objetación.

Cuando el sujeto en la operación, decide la elección de objeto sexual, Lacan dice entonces, llamemos al a) con todo el nombre de A barrado, que supone que el sujeto se desbarró.

Todo en posición masculina, en la elección de objeto acepta la castración, en el lugar de la función se introduce el Falo.
Fi es un
significante del deseo, es sostenimiento, probabilidad del deseo, allí se sostiene el deseo, y sin embargo el deseo viene de allí determinando al hablante y desde allí vuelve haciendo un movimiento de retorno sobre el vacío de la posición de a). Pero además de allí viene el Inconsciente, en el sujeto que se divide es el Inconsciente del Otro, y el deseo humano es el deseo del Otro. Las dos fórmulas, el deseo es el deseo del Otro y el Inconsciente es el discurso del Otro, pero el discurso del Otro se juega en a), con la simbolización

de a), y cuando hay elección sexual se juega ahí para el hombre en una mujer, que es como la encarnación de lo que no existe. Por lo tanto la de la madre es la modalidad de la imposibilidad.

Entonces en ese lugar fundamental, la ley del padre sosteniendo la castración, sosteniendo el posicionamiento y el lugar de la función fálica, es decir el falicismo de la ley, que es el pasaje del falo de la madre, metamorfosis del falo de la madre, falo negativo, lugar del sostenimiento del deseo y función del deseo de la madre que constituye un partenaire, a un hombre en el padre simbólico, por ser deseado por una mujer, y ahí se produce la mutación.

Norma Menassa. Psicoanalista
Buenos Aires: 43 22 64 00

EL SUEÑO: 
METÁFORA DEL DESEO

El deseo del sueño de la histérica, como el de la "bella carnicera", pero también cualquier ejemplo en su lugar, en el texto de Freud. La Interpretación de los Sueños, resume lo que el libro explica, en cuanto a los mecanismos inconscientes, condensación, desplazamiento etc., atestiguando su estructura común: es decir, la  realización del deseo, con esa marca del lenguaje que especifica al inconsciente freudiano y descentra nuestra concepción del sujeto.

En el sueño mencionado, en la medida que el salmón ahumado, objeto del deseo de su amiga, es todo lo que
tiene que ofrecer,
Freud, al establecer, que el salmón ahumado está allí sustituyendo al caviar, al que considera
por otra parte como el significante del
deseo de la paciente, nos propone  el sueño como metáfora del deseo. Un cierto paso del sujeto,  al sentido del deseo. Sin embargo, el
deseo del sujeto, se presenta hasta ahora como preconsciente,
queda entonces  el hecho de ir más allá para abordar semejante deseo en el inconsciente. Ahora bien, el sueño no es el inconsciente,  nos dice Freud, sino su camino real. Lo cual nos confirma que es por efecto de metáfora (sustitución de un término a otro) como procede. Es este efecto el que el sueño muestra. De momento, el deseo, está significado como insatisfecho, lo está por el significante caviar, en la medida en que el significante lo simboliza como inaccesible, pero que, desde el momento en que se desliza como deseo en el caviar, el deseo de caviar es su metonimia (combinación de un término con otro): hecha necesaria por la carencia "en ser" donde se mantiene. La metonimia es, ese efecto hecho posible por la circunstancia, de que no hay ninguna significación que no remita a otra significación, y donde se produce su más común denominador, a saber la poquedad de sentido (comúnmente confundida con lo insignificante), se manifiesta en el fundamento del deseo, y le confiere el acento de perversión que es tentador señalar. Lo verdadero de esta apariencia, es que el deseo es la metonimia de la carencia "en ser". Volviendo a La Interpretación de los sueños, Freud, nos dice en él, que del sueño, sólo le interesa su proceso de trabajo. ¿Qué quiere decir esto?

Exactamente, lo que se traduce por su estructura de lenguaje.

Freud lo señala, en un flujo significante cuyo misterio consiste en que el sujeto no sabe siquiera dónde fingir que es su organizador.

Debemos leer a Freud, porque si no, no es posible trabajar lo que se entiende en psicoanálisis, por el deseo del neurótico, por reprimido, por inconsciente, por interpretación. El trabajo del sueño, está alimentado por el deseo, sirve ante todo, al "deseo de dormir".

Es repliegue narcisista de la libido y desocupación de la realidad.

El sueño es un material hecho para el reconocimiento, pero el deseo, tratándose del inconsciente, sólo se produce en la interpretación.

Lejos de que el callejón sin salida de su insatisfacción, la encierre, encuentra la paciente, en él la escapatoria hacia el campo de los deseos de todas las espirituales histéricas, carniceras o no, que hay en el mundo. Es lo que Freud nos muestra al poner en juego en lo particular el eje que da allí la identificación de la histérica.

Si nuestra paciente, se identifica con su amiga, es porque ésta es inimitable en ese deseo insatisfecho por ese salmón, que no se sabe quién lo ahúma. Así, el sueño de la paciente, responde a la demanda de su amiga, que es la de venir a cenar a su casa. Y no se sabe qué la empuja a ello, aparte de que se cena bien allí, sino el hecho del que nuestra paciente, no pierde el hilo: es que su marido habla siempre de ella ventajosamente. Ahora bien, delgada como es, no está muy hecha que digamos, para gustarle, a él a quien no le gustan sino las redondeces. ¿No tendría él también, un deseo que se le ha quedado atravesado, cuando todo en él está satisfecho? Es el mismo resorte, que en el sueño va a hacer, del deseo de su amiga el fracaso de su demanda. Pues por muy precisamente simbolizada que esté la demanda, por el accesorio del recién nacido teléfono, es en vano. La llamada de la paciente, no tiene éxito; bueno estaría ver a la otra engordar para que su marido la paladee. Pero ¿cómo puede ser amada otra (¿acaso no basta para que la paciente lo piense con que su marido la considere?) por un hombre que no podría satisfacerse con ella? Ahí está puesta la cuestión, que es generalmente la de la identificación histérica. En esa cuestión la paciente se identifica con el hombre y la rebanada de salmón ahumado viene a tomar el lugar del deseo del Otro.

Como este deseo no alcanza para nada (¿cómo recibir a toda esa gente con esa única rebanada de salmón?), no tengo más remedio al final de los finales (y del sueño) que renunciar a mi deseo de invitar a cenar (o sea a mi búsqueda del deseo del Otro que es el secreto del mío). Todo ha fallado, y usted dice que el sueño es la realización de un deseo. ¿Cómo arregla usted eso, profesor?

Jaime Icho Kozak. Psicoanalista
Madrid: 91 447 02 84


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ENFERMEDADES DE LA PIEL
PSORIASIS: 
CORAZA Y LLAGA

Desde 1981, cuando Brock y Jacket acuñan el término "neurodermitis", comienza a despertarse el interés en los aspectos psíquicos de los trastornos cutáneos.

La piel es un importante componente del sistema defensivo del organismo, a la vez que sirve de espejo para los estados emocionales.

La fisiología considera que la piel es un órgano "frontera", que cumple funciones de delimitación e intercambio entre el medio interno y el ambiente. Constituye una protección y es además un órgano sensorial, cuyas terminaciones nerviosas median cuatro tipos de sensaciones: frío, calor, tacto y dolor.

La piel es un órgano de expresión que manifiesta las tendencias inconscientes del sujeto.

En Freud se sustentan dos pensamientos en relación a la piel: en primer lugar como zona erógena y sus implicancias en las pulsiones sexuales, pero además como barrera limitante. En "Más allá del principio del placer" se referirá a la vesícula indiferenciada, que crea una barrera antiestímulo para su protección.

En 1923, va a sostener que el Yo es en parte corporal y deriva de las sensaciones que se generan en la superficie del cuerpo.

Algunos trastornos cutáneos podrán ser funcionales y homologarse a síntomas neuróticos de naturaleza histérica, siendo reversibles y en ausencia de daño estructural.

Corresponderían a este grupo los pruritos generalizados y locales (anal, vulvar), la hiperhidrosis, la rosacea, las urticarias.

En otros casos, la enfermedad dermatológica se remite a la psicosomática, en tanto falla primordial, anterior al lenguaje, con compromiso estructural.

De esta naturaleza es la patología que nos ocupa en este artículo, la psoriasis, sobre cuya comprensión el psicoanálisis ha hecho valiosos aportes.

Se trata de una enfermedad crónica de la piel, que evoluciona en brotes caprichosos, con periodos de latencia y otros de remisión completa.

Su etiología se mantiene desconocida, pero actualmente se la vincula a lo inmunoalérgico, fuertemente influido por factores psicógenos.

Se presenta en forma de placas, de límites netos, rosado-rojizas, cubiertas de escamas en grado variable. Son simétricas y sus localizaciones preferentes son el cuero cabelludo, los codos, las rodillas, la zona sacra y las manos, respetando el rostro.

El rasgo patogénico principal es el patrón de división celular exagerado de esta enfermedad: teniendo en cuenta que la célula germinativa de la piel normal se reproduce en 152 horas, en la psoriasis lo hace en 37,5 horas, ¡cuatro veces más rápido!

Este desacato primordial al tiempo de reproducción celular, es el mecanismo que subyace a la hiperqueratosis y la paraqueratosis características de esta enfermedad.

El primer brote se asocia en general con una situación de pérdida de un objeto amado o idealizado, vinculado a haber sido injuriado o vulnerado sin posibilidad de defensa. El paciente puede expresar estas cuestiones en su análisis, como "estar en carne viva" o "despellejado".

La hiperqueratosis podría comprenderse como la contrapartida del giro anterior, en el sentido de crear una
capa protectora, una
"coraza" o caparazón, que por una parte resguarde de posibles agresiones externas y sirva de contención a la vez para los propios impulsos. Al cubrirse
de placas intenta materializar el deseo de
volverse "duro e inflexible", pero sólo consigue continuar en la línea de la impotencia y además avergonzarse por su aspecto.

A diferencia de lo que ocurre en la piel normal, donde la descamación es imperceptible, en la psoriasis es copiosa, remedando la muda de piel en los reptiles. De este modo, los pacientes tendrían un patrón arcaico de conducta, vinculado a la fantasía de mudar suidentidad por otra más aceptable, al mismo tiempo que su aspectolos hace sentir despreciables, intocables, como una casta inferior.

En la enfermedad psicosomática de la piel, hay pérdidas de la identidad simbólica del sujeto, donde está implicado el nombre propio, y esta pérdida se compensa con una marca corporal, siendo llamado a partir de esa marca el "manchado", el "colorado", el "escamado"

A las fallas que presenta el lenguaje, el cuerpo responde de una manera particular, hay una suplencia orgánica de una falla que se presenta en el campo simbólico.

Considerando que la piel "habla" por el sujeto, que cada lesión cutánea es una letra y su combinatoria es una frase, que el psoriásico utiliza la piel como órgano de expresión en situaciones críticas, regresando a un rasgo arcaico del hombre destinado a sucumbir, la propuesta del psicoanálisis estriba en que se constituya en sujeto parlante, que hable lo que actúa en el cuerpo.

Inés Barrio. Psicoanalista
Buenos Aires: 47 95 54 02

 

GRUPO CERO
ZARAGOZA

Tel. 608 09 10 60
C/ Maestro Estremiana, 14 – Ppal. 2

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EL VALOR DE LAS DIFERENCIAS

Freud desprende de su propia escritura y la de sus discípulos la necesidad de estudiar a los neuróticos hasta lo más lejano, es decir, su vida sexual. La importancia de este trabajo no es sólo teórica, sino práctica pues diferencia el trabajo del psicoanalista del trabajo de los médicos.

Ya no estoy solo, dice, mis colaboradores están dispuestos a aprovechar aún lo dudoso.

Cuando estudiamos la vida sexual del niño siempre partimos del sexo masculino, suponiendo que en la niña la cosas son análogas.

Existen las diferencias pero no sabemos en qué punto se encuentran.

El complejo de Edipo es en el varón la primera etapa que se puede reconocer con seguridad. Se comprende fácilmente pues el niño retiene el mismo objeto de amor que conquistó ya en el periodo de la lactancia, su madre. También el hecho de que perciba al padre como rival es consecuencia de esta situación.

En El final del complejo de Edipo se señaló que la actitud edípica del varón forma parte de la fase fálica y desaparece ante la angustia de castración, es decir, ante el interés narcisístico por los propios genitales. De acuerdo con la disposición bisexual, aún en el varón, el complejo de edipo tiene un doble sentido, activo y pasivo: el varón quiere sustituir también a la madre como objeto amoroso del padre. Otro elemento de esta fase es la estimulación de los genitales. La intervención más o menos violenta por parte de los adultos pone en marcha el complejo de castración.

Reconocemos, cómo la relación sexual de los padres provoca precozmente la primera excitación sexual. La masturbación se vinculará con esta experiencia cuando sea interpretada por el niño. Pero, no podemos admitir que estas observaciones del coito se produzcan invariablemente. Nos preguntamos si cabe admitir siempre un mismo proceso invariable, o si se trata de una variedad de fases previas que convergen en una misma situación.

A pesar de todos los problemas que implica el complejo de
edipo del varón, el de la niña implica un problema más. En los dos
la madre fue el objeto original. En cambio ¿cómo llega la niña a abandonarla y a adoptar al padre como objeto?

Es cierto que se llega a descubrirse la zona genital. Pero el primer paso en la fase fálica consiste en cierto descubrimiento que toda niña está destinada a hacer. Advierte el pene de un hermano o compañero. Lo reconoce como parecido a su propio órgano pero más grande y desde ese momento cae bajo la envidia fálica.

Cuando el varón descubre los genitales de la niña no ve nada o rechaza su percepción, busca hacer concordar con lo que esperaba ver. Sólo más tarde y con la llegada de la amenaza de castración esta observación se vuelve importante. Su recuerdo le impone la creencia de la realidad de la amenaza.

De esta coincidencia de circunstancias surgen dos reacciones que pueden fijarse y determinar las relaciones con la mujer: el horror ante la mutilación o el desprecio.

La reacción de la niña es totalmente diferente: lo vio, sabe que no lo tiene y quiere tenerlo. En este punto Freud hace una corrección sobre una afirmación anterior. En esta afirmación creía que el interés sexual de los niños era despertado por el problema del origen de los niños. En realidad es despertado por la diferencia sexual.

Con el "no lo tiene y quiere tenerlo" arranca el complejo de masculinidad de la mujer que puede dificultar el desarrollo hacia la feminidad.

Las consecuencias psíquicas de la envidia fálica, son muy diversas. Una vez que la mujer ha aceptado su herida narcisística se desarrolla un sentimiento de inferioridad y comienza a compartir el desprecio del hombre. Aún después que la envidia fálica ha abandonado su verdadero objeto no deja por eso de existir: por un leve desplazamiento persiste en los celos. Los celos desempeñan en la vida psíquica de la mujer un papel más considerable que en el varón por recibir un reforzamiento de la envidia fálica desviada.

Otra consecuencia de la envidia fálica es que cuando la niña descubre el defecto de sus genitales, desarrolla celos contra otro niño, la madre lo quiere más que a ella, motivo para alejarse de la madre.

Aún otro efecto de esta envidia y el más importante de todos: la mujer tolera la masturbación peor que el hombre. La masturbación del clítoris es una actividad masculina y la eliminación de la sexualidad clitoridiana es un prerrequisito para el desarrollo de la feminidad.

Poco después de los primeros signos de la envida fálica, aparece una corriente afectiva contraria a la masturbación debido a la represión que en la pubertad eliminará gran parte de la sexualidad masculina de la niña, y abrirá paso al desarrollo de su feminidad.

El reconocimiento de la diferencia sexual anatómica fuerza a la niña a apartarse de la masculinidad y de la masturbación masculina.

Hasta ahora no hemos nombrado el complejo de edipo porque no tuvo intervención alguna hasta aquí. Renuncia a su deseo de pene poniendo en su lugar el deseo de un niño tomando al padre como objeto de amor. Cela a la madre, la niña se ha convertido en una pequeña mujer.

En la niña el complejo de edipo es una formación secundaria: lo precede y lo prepara el complejo de castración. El complejo de castración inhibe la masculinidad, estimula la feminidad.

Karina Pueyo. Psicoanalista
Buenos Aires: 43 28 01 16

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PSICOANÁLISIS Y MEDICINA

EL PRONÓSTICO DE LA
ARTRITIS REUMATOIDE

La Artritis Reumatoide (AR) es una enfermedad crónica, de origen desconocido, que afecta diversos órganos y sistemas. La clínica es variada, pero el signo característico (que no patognomónico) es una sinovitis persistente que por lo regular se manifiesta en articulaciones periféricas en distribución simétrica. La posibilidad de que la inflamación sinovial cause destrucción del cartílago, erosiones oseas y deformidades articulares constituye el signo crucial de la enfermedad.

La evolución es muy variable, algunos enfermos muestran sólo un cuadro oligoarticular breve y de poca intensidad, con mínima lesión articular, en tanto que otros presentan poliartritis de progresión implacable con notable deformación articular.

La prevalencia de la enfermedad es de un 1% de la población, más frecuente en mujeres que en hombres en una proporción de 3:1. La Artritis Reumatoide aparece en todo el mundo, ataca todas las razas y suele debutar el proceso entre los 35 y 50 años.

La clínica característica es una poliartritis crónica que comienza de forma insidiosa con fatiga, astenia, debilidad generalizada sintomatología músculo-esquelética, hasta que aparece la sinovitis.

Las articulaciones que con mayor frecuencia se afectan son manos, muñecas, rodillas y pies en forma simétrica. Es frecuente la rigidez generalizada, en especial la matinal que suele durar más de una hora (signo invariable de artritis inflamatoria), dolor al tacto, hinchazón articular y limitación de movimiento.

La Artritis Reumatoide es una enfermedad sistemática con diversas afectaciones extraarticulares en casos graves (nódulos reumatoides, vasculitis, afectación pleuro pulmonar...).

No existen pruebas específicas para diagnosticarla, aunque se intentó pensar un origen genético y cierta predisposición del cuadro,  detectándose la participación del antígeno del complejo de histocompatibilidad mayor II, HLA-DR4. El Factor Reumatoide (autoanticuerpos que reaccionan con Ig G), aparece en un 66% de adultos que presentan la enfermedad, pero existe una frecuencia del factor reumatoide en la población general que aumenta con la edad, así un 15% de personas mayores de 65 años presentan positividad a su presencia y además aparece en otras afecciones como el Lupus, La Mononucleosis Infecciosa, Tuberculosis, Lepra, Sífilis, Hepatitis B, Endocarditis Bacteriana y en individuos sanos tras una transfusión o vacunación con lo cual la presencia del Factor Reumatoide no corrobora el diagnóstico de AR.

El curso es variable y difícil de predecir, causando notables perturbaciones de índole social y económica en los pacientes y familiares.

Se desconoce el origen de la enfermedad, su patogénesis es totalmente teórica, razón por la que el tratamiento sigue siendo empírico, ninguna de las intervenciones terapéuticas es curativa, intentando paliar los síntomas de dolor y el proceso inflamatorio con analgésicos, antiinflamatorios no esteroides, pequeñas dosis de glucocorticoides. El tratamiento farmacológico de elección suele ser el Metotrexato (inmunosupresor).

Después de este recorrido por la Medicina, quiero rescatar por la importancia del pronóstico en esta enfermedad, algunos datos obtenidos en nuestro Departamento de Clínica Psicoanalítica. Es frecuente el antecedente de depresión, miedos, fobias, histeria... años antes del primer acceso de Artritis Reumatoide. La mayoría, mujeres de 30 a 45 años, relatan problemas y disfunciones sexuales así como recaídas de la AR en situaciones de stress emocional.

Durante el tratamiento pisoanalítico todos los pacientes mejoraron en sus dolencias (según las estadísticas un 15% empeoran gravemente y un 60% se cronifican). En ningún caso nos propusimos el tratamiento y mejoría de esta dolencia, atendiendo el proceso psíquico y la demanda profundamente inconsciente del paciente sin interferir otras cuestiones, pero hubo mejoría clínica de la AR, así ocurrió y así lo contamos. Al igual que otros autores ya lo han descrito, pensamos claramente que la Artritis Reumatoide es una afección Psicosomática que con tratamiento Interdisciplinar de Reumatólogos, Fisioterapeutas y Psicoanalistas tiene mejor pronóstico, evitándose las invalideces y deformidades que esta enfermedad acarrea.

Un músculo sobrecargado de tensión (tensión psíquica) puede retirar su ayuda a una articulación, de modo que el cartílago, la membrana y líquido sinovial que amortiguan y acompañan el movimiento, pueden dañarse después de años y señalar anatomopatológicamentela dolencia cuyo origen debe pensarse como de índole Psíquica.

Carlos Fernández del Ganso. Psicoanalista
Madrid: 91 883 02 13

SOBRE LA HIPERTENSIÓN
ARTERIAL

No es difícil ponerle a la palabra tensión el adjetivo sexual, tensión sexual socavando las arterias, tensión psíquica, que por no poder transformarse en productos psíquicos, daña lo orgánico, 

estalla en el cerebro, hiere el corazón, lesiona los riñones, ciega.

En 1818, Heinroth utiliza por primera vez el término psicosomático, posteriormente, la Escuela de Chicago reconoce siete grandes enfermedades psicosomáticas: Hipertensión esencial, Úlcera péptica, Colitis ulcerosa, Tirotoxicosis, Neurodermatitis, Artritis reumatoide, Asma bronquial.

Psicosomático, por estar en relación con el sistema neurovegetativo (aquél que controla el vómito, los movimientos intestinales, las secreciones viscerales, la tensión arterial..., se ocupa en fin de una especie de "regulación interna") en lugar de estar en relación con el sistema nervioso somático, el que nos da la capacidad de movimiento, de modificación del mundo exterior, que es el campo para la somatización histérica.

Estoy en tensión, no soporto esta tensión, siento tensión en los hombros... Todas son frases que aluden de alguna manera a la etimología de la palabra, del griego Tonos (acción o acto de estirar), lo que no puedo transformar en acto, tira, desgarra las arterias.

Las frases de un hipertenso escuchadas por un lego en medicina sugerirían que habla de cualquier otra cosa: Me sube, me baja, la tengo controlada...

Cuando hablamos de tensión arterial, hacemos referencia a una presión sistólica, que depende del gasto cardíaco (contracción del corazón) y a una presión diastólica, que depende del tono de los vasos periféricos, de las denominadas resistencias vasculares periféricas. Si la tensión arterial permanece elevada por encima de unos límites establecidos como normales, hablamos de hipertensión arterial.

La hipertensión arterial es un serio problema de salud, es una de las primeras causas de morbilidad. Sólo el 5% de los casos de hipertensión arterial son de causa conocida, este grupo recibe el nombre de "hipertensión arterial secundaria"; el 95% restante es de causa desconocida, y se denomina "hipertensión arterial esencial".

Tenemos, por tanto, que si aumenta el tono vascular, o aumenta el gasto cardíaco, aumenta la tensión arterial, hormonas como la adrenalina, secretada por la corteza suprarrenal en situaciones de stress físico o psíquico, aumentan tanto el gasto como las resistencias periféricas. Los conocidos clásicamente como "hipertensos emocionales", son pacientes que tienen una especial labilidad tensional, es decir, sufren grandes cambios de la tensión arterial ante situaciones de stress emocional. En realidad todos los hipertensos son hipertensos emocionales, no hay ninguno que no responda ante un estímulo externo o interno importante con una "subida" de tensión.

El imaginario médico conoce esta influencia de las emociones, aunque no termina de reconocer el papel etiológico de lo psíquico; este descuido de la medicina por lo psíquico, se explica con facilidad recordando el desarrollo que la misma siguió durante el siglo diecinueve. Después de una época bastante estéril, durante la cual estuvo subordinada a la filosofía de la naturaleza, la medicina realizó, bajo la influencia de las ciencias naturales, grandes progresos como ciencia y como arte, exploró la estructuración de los organismos a partir de unidades microscópicamente pequeñas, las células, llegó a comprender física y químicamente cada uno de los mecanismos vitales (las funciones), diferenció las modificaciones visibles y palpables del cuerpo que originan los distintos estados patológicos, y por otro lado, descubrió los signos por medio de los cuales, los procesos patológicos más ocultos, se traducen en el ser vivo, finalmente reveló gran número de agentes patógenos animados, y con ayuda de estos nuevos conocimientos, logró reducir en medida extraordinaria los riesgos de las intervenciones quirúrgicas más serias. Todos estos progresos y descubrimientos se refirieron a lo somático en el ser humano, y así se llegó, debido a una equivocada pero fácilmente comprensible orientación del juicio, a que los médicos restringieran su interés a lo somático y abandonaran el estudio de lo psíquico a los tan menospreciados filósofos. La moderna medicina tuvo motivos suficientes para estudiar la innegable vinculación entre lo corporal y lo anímico, pero al abordarla, nunca dejó de representar lo anímico cómo algo determinado por lo somático y dependiente de éste, así, se destacó siempre que lo psíquico depende de la preexistencia de un cerebro normalmente desarrollado y suficientemente nutrido, siendo perturbadas aquellas por cualquier afección de este órgano. Sin embargo, Freud, ya en 1905 "Psicoterapia (tratamiento por el espíritu)", nos indica, no ya que lo anímico puede influir en lo somático, sino que la separación entre psíquico y somático no es más que una licencia teórica, dice:

"Así, ciertos estados afectivos permanentes de naturaleza penosa, o como suele decirse, depresiva, como la congoja, las preocupaciones y la aflicción, reducen en su totalidad la nutrición del organismo, llevan al encanecimiento precoz, a la desaparición del tejido adiposo y a alteraciones patológicas de los vasos sanguíneos."

Nos sorprende enormemente, por coincidir con los datos barajados por la ciencia médica casi cien años más tarde, Slemen, en un artículo de 1997 que lleva el título de "Trastornos mentales e hipertensión", señala que la incidencia de depresión, parece ser mayor en los pacientes con


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 hipertensión arterial esencial. La incidencia de depresión en estos pacientes llega a alcanzar el 30-37%, se ha postulado que la hipertensión arterial, sea una respuesta psicobiológica a la depresión. Existe relación entre el estado de ánimo y la presión arterial, los pacientes con psicosis maniaco depresiva, tienen hipertensión arterial en las fases de depresión, cuando desaparece la depresión, la presión arterial se normaliza.

David Goldstein, en un artículo publicado por la sociedad americana de cardiología hace referencia a la posible existencia de una personalidad hipertensiva y sus constituyentes, que ha estimulado el debate durante muchos años, aunque los investigadores no se han puesto de acuerdo respecto a los componentes precisos de tal personalidad, la mayoría ha implicado a los "impulsos agresivos refrenados". Los pacientes suelen presentar una mayor contribución simpática sobre la presión arterial. Otros autores aluden a los pacientes con "comportamiento tipo A" (ejecutivos sobre cargados de trabajo, hiperresponsables...), como grupo de alta incidencia de hipertensión arterial limítrofe, los trabajos de alta tensión, dicen, son los que combinan demandas elevadas con un bajo poder de decisión, se ve en estos pacientes que inicialmente tienen un gasto cardíaco aumentado, terminan en estudios de seguimiento a veinte años, haciendo una hipertensión arterial establecida por aumento de las resistencias vasculares.

En todos los tratados de Medicina Interna, se habla durante páginas y páginas del 5% de casos de hipertensión arterial que tienen causa médica conocida, la única que tiene un tratamiento etiológico conocido para la medicina, sobre el 95% restante, los médicos nos limitamos a medicarlas. Los fármacos que se utilizan actualmente, entre los más recientes los IECAS y ARA-II, son un negocio redondo para los laboratorios. La Medicina nada sabe de la etiología de este 95% de casos de hipertensión, sin embargo, el fin último de todo tratamiento médico debe ser erradicar la causa, debe tender a ser, en condiciones ideales, un tratamiento etiológico. 

Cuando no podemos tratar causas es cuando nos limitamos a aplicar tratamientos sintomáticos.

El psicoanálisis es un tratamiento etiológico de un padecimiento en su origen psíquico como es la hipertensión arterial esencial, psíquico hasta que el paciente a fuerza de insistir, lo hace somático: infarto de miocardio, hemorragia cerebral, insuficiencia renal, retinopatía que lo aboca a la ceguera. Pero hay un antes de la lesión orgánica, hay un antes del daño vascular. Es fundamental el control de los factores de riesgo: el consumo de alcohol, la obesidad, el stress, todos ellos hablan de ansiedad oral, voracidad, angustia. Etiquetar a un paciente de hipertenso calma la angustia del médico, se trata de algo medible, algo que puede tratar y así evitar una lesión severa que puede acabar con la vida del paciente, sin embargo, mientras que la mayoría de los estudios realizados muestran una hiperreactividad de la tensión arterial ante el stress en los pacientes hipertensos, un estudio realizado por Tecumseh, no demostraba este incremento de tensión arterial en situaciones de stress en mayor grado en los pacientes hipertensos respecto a los normotensos, esta discrepancia se ha explicado por-que los pacientes del grupo de Tecumseh no conocían su diagnóstico, este hallazgo se relaciona con otros trabajos, en los cuales se ha demostrado que basta con etiquetar a las personas de hipertensas para aumentar la reactividad de la presión arterial al stress, el mismo diagnóstico que calma al médico intranquiliza al paciente, o lo que es lo mismo, los médicos tenemos la capacidad de fabricar hipertensos. Es común oír una discusión entre médico y paciente, cuando este último, que habiendo sido diagnosticado de hipertensión arterial, y siguiendo un tratamiento logra mantener unas cifras normales de tensión, al ser interrogado por el médico sobre si es hipertenso, responde que no, y cuando éste descubre más tarde, en el curso de la historia clínica que toma fármacos para 

la hipertensión, le replica; ¿no me había dicho usted que no era hipertenso? el paciente se defiende contra el diagnóstico, "pero ahora la tengo controlada, doctor", 
pero el médico se empeña
en volverlo a colocar allí donde pueda manejarlo.

Si funciono con el concepto de enfermedad crónica, imposible de curación, solamente susceptible de "control", es impensable la curación, no ha lugar, sin embargo, actuando antes de la lesión orgánica, o cuando ésta se ha producido, para evitar su progresión, la curación es posible. El tratado de Medicina Interna más utilizado en el mundo, el Harrison, también conocido como la "biblia de la medicina", en el apartado de tratamiento señala una serie de medidas generales, dice: la intervención no farmacológica probablemente está indicada en todos los pacientes con hipertensión arterial mantenida y quizá más aún en los hipertensos lábiles, las medidas generales comprenden el alivio del stress entre otras, aunque generalmente es imposible separar al paciente hipertenso de todo stress externo o interno, se les debe recomendar evitar las tensiones innecesarias, en casos excepcionales puede estar indicado cambiar de trabajo o de estilo de vida, se ha sugerido que las técnicas de relajación pueden disminuir la tensión arterial, aunque no se ha demostrado que tengan mucho efecto a largo plazo. Aceptan la influencia de lo psíquico pero desconocen su tratamiento. 

La angustia de castración es inherente al parto, pero no es necesario sentirla en el cuerpo, ese transitar del Deseo al Goce es también la puerta a la creación. Puedo aprender otras maneras de relacionarme con el mundo que no sean comérmelo o vomitarlo, la obesidad y la ingesta de alcohol son factores importantes de riesgo  para el desarrollo de hipertensión arterial. La imposibilidad de planificación del futuro de los pacientes hipertensos tiene que ver con su incapacidad de asumir su condición de mortal. En análisis, el grito del órgano, la imposibilidad de transformar en psíquico, en palabras, un estímulo psíquico, se convierte en la posibilidad de construir una historia, el psicosomático, a diferencia de la histérica no tiene historia. Todo esto apunta a que el abordaje de la hipertensión arterial debe ser psicoanalítico, con la formación de grupos terapéuticos para hipertensos y con grupos de supervisión para los profesionales de la salud que los tratan.

Alejandra Menassa de Lucia. Médico
Madrid: 91 542 33 49


Ciencia
y verdad
en
Psicoanálisis


Posición
del
Inconsciente


Charlas-Coloquio
con Miguel
Oscar
Menassa



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DE NUESTROS ANTECEDENTES

MARX

EL CAPITAL. 

LIBRO 1º TOMO 2º

1867

(...)

Lo que se enfrenta directamente al poseedor del dinero en el mercado no es, en realidad, el trabajo, sino el trabajador. Lo que éste vende es su fuerza de trabajo. En cuanto su trabajo comienza realmente cesa ya de pertenecerle, esto es, ya no puede venderlo.

El trabajo es la sustancia y la medida inmanente de los valores, pero él mismo carece de valor.

En la expresión "valor del trabajo" no sólo se ha borrado por completo el concepto de valor sino que se ha convertido en su contrario. Es una expresión imaginaria, como, por ejemplo, el valor de la tierra. Estas expresiones imaginarias provienen, sin embargo, de las propias relaciones de producción. Son categorías de las formas fenoménicas de relaciones esenciales. Es bien sabido en todas las ciencias, salvo en la economía política, que las cosas se presentan a menudo invertidas en su apariencia.

La economía política clásica tomó de la vida diaria, sin pararse a criticarla, la categoría "precio del trabajo", para preguntarse después: ¿cómo se determina este precio?

Así, pues, la forma del salario borra toda huella de la división de la jornada laboral en trabajo necesario y plus trabajo, en trabajo retribuido y trabajo no retribuido. Todo trabajo aparece como retribuido. En el trabajo de prestación feudal se distinguen, de una manera palpable y sensible, en el tiempo y en el espacio, el trabajo que el siervo realizaba para sí y el trabajo forzado que efectuaba para el señor feudal. En el trabajo de los esclavos, se presenta como trabajo para su amo hasta la parte de la jornada laboral en que el esclavo no hace más que reponer el valor de sus propios medios de subsistencia, esto es, la parte en la que, en realidad, sólo trabaja para sí. Todo su trabajo se presenta como trabajo no retribuido.

En el trabajo asalariado, por el contrario, aparece como trabajo retribuido hasta el plus trabajo o no retribuido. Allí, la relación de propiedad oculta el trabajo que el esclavo hace para sí mismo, mientras que la relación de dinero oculta aquí el trabajo gratuito del obrero asalariado.

Por eso se comprende la importancia decisiva de la transformación del valor y precio de la fuerza de trabajo en la forma de salario o en valor y precio del propio trabajo. En esta forma de manifestación, que oculta la relación real y muestra precisamente su contraria, se basan todas las ideas jurídicas del obrero y del capitalista, todas las mistificaciones del modo de producción capitalista, todas sus ilusiones de libertad, todas las pamplinas apologéticas de la economía vulgar.

Además, como el valor de cambio y el de uso son de por sí magnitudes inconmensurables, la expresión "valor del trabajo", "precio del trabajo", no es más irracional que la expresión "valor del algodón", "precio del algodón". Añádase a esto que el obrero es pagado después de haber suministrado su trabajo. Pero en su función de medio de pago, el dinero realiza posteriormente el valor o precio del artículo suministrado, o sea, en nuestro caso, el valor o precio del trabajo suministrado. Finalmente, el "valor de uso" que el obrero suministra al capitalista no es, en realidad, su fuerza de trabajo sino su función, un trabajo útil determinado, trabajo de sastre, de zapatero, de hilandero, etc. El hecho de que este mismo trabajo, considerado en otro aspecto, sea un elemento general creador de valor, propiedad que lo distingue de todas las demás mercancías, cae fuera del campo de la conciencia ordinaria.

(...)

NIETZSCHE

ASÍ HABLÓ ZARATUSTRA
DEL AMIGO

1881

"Uno siempre a mi alrededor es demasiado" —así piensa el eremita. "Siempre uno por uno— ¡da a la larga dos!"

Yo y mí están siempre dialogando con demasiada vehemencia: ¿cómo soportarlo si no hubiese un amigo?

Para el eremita el amigo es siempre el tercero: el tercero es el corcho que impide que el diálogo de los dos se hunda en la profundidad.

Ay, existen demasiadas profundidades para todos los eremitas.

Por ello desean ardientemente un amigo y su altura.

Nuestra fe en otros delata lo que nosotros quisiéramos creer de nosotros mismos. Nuestro anhelo de un amigo es nuestro delator.

Y a menudo no se quiere, con el amor, más que saltar por encima de la envidia. Y a menudo atacamos y nos creamos un enemigo para ocultar que somos vulnerables.

"¡Sé al menos mi enemigo!" —así habla el verdadero respeto, que no se atreve a implorar amistad.

Si se quiere tener un amigo hay que querer también hacer la guerra por él: y para hacer la guerra hay que poder ser enemigo.

En el propio amigo debemos honrar incluso al enemigo. ¿Puedes tú acercarte mucho a tu amigo sin pasarte a su bando? 

En el propio amigo debemos honrar incluso al enemigo. Con tu corazón debes estarle máximamente cercano cuando le opones resistencia.

¿No quieres llevar vestido ninguno delante de tu amigo? ¿Debe ser un honor para tu amigo el que te ofrezcas a él tal como eres?

¡Pero él te mandará al diablo por eso!

El que no se recata provoca indignación: ¡tanta razón tenéis para temer la desnudez! ¡Sí, si fueseis dioses, entonces os sería lícito avergonzaros de vuestros vestidos!

Nunca te adornarás bastante bien para tu amigo: pues deber ser para él una flecha y un anhelo hacia el superhombre.

¿Has visto ya dormir a tu amigo? —para conocer cuál es su aspecto? ¿Pues qué es, por lo demás, el rostro de tu amigo? Es tu propio rostro, en un espejo grosero e imperfecto.

¿Has visto ya dormir a tu amigo? ¿No te horrorizaste de que tu amigo tuviese tal aspecto? Oh, amigo mío, el hombre es algo que tiene que ser superado.

En el adivinar y en el permanecer callado debe ser maestro el amigo: tú no tienes que querer ver todo. Tus sueños deben descubrirte lo que tu amigo hace en la vigilia.

Un adivinar sea tu compasión: para que sepas primero si tu amigo quiere compasión. Tal vez él ame en ti los ojos firmes y la mirada de la eternidad.

Ocúltese bajo una dura cáscara la compasión por el amigo, en ella debes dejarte un diente. Así tendrá la delicadeza y la dulzura que le corresponden.

¿Eres tú aire puro, y soledad, y pan, y medicina para tu amigo? Más de uno no puede librarse a sí mismo de sus propias cadenas y es, sin embargo, un redentor para el amigo.

¿Eres un esclavo? Entonces no puedes ser amigo. ¿Eres un tirano? Entonces no puedes tener amigos.

(...)

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DE NUESTROS ANTECEDENTES

FREUD

 EL PORQUÉ DE LA GUERRA

1932

(...)

De modo que, en principio, los conflictos de intereses entre los hombres son solucionados mediante el recurso de la fuerza. Así sucede en todo el reino animal, del cual el hombre no habría de excluirse, pero en el caso de éste se agregan también conflictos de opiniones que alcanzan hasta las mayores alturas de la abstracción y que parecerían requerir otros recursos para su solución. En todo caso, esto sólo es una complicación relativamente reciente. Al principio, en la pequeña horda humana, la mayor fuerza muscular era la que decidía a quién debía pertenecer alguna cosa o la voluntad
de quien debía llevarse a cabo. Al poco tiempo la fuerza muscular fue reforzada y sustituida por el empleo de herramientas: triunfó aquel que poseía las mejores armas o que sabía emplearlas con mayor habilidad. Con la adopción de las armas, la superioridad intelectual ya comienza a ocupar la plaza de la fuerza muscular bruta, pero el objetivo final de la lucha sigue siendo el mismo: por el daño que se le inflige o por la aniquilación de sus fuerzas, una de las partes contendientes ha de ser obligada a abandonar sus pretensiones o su oposición. Este objetivo se alcanza en forma más completa cuando la fuerza del enemigo queda definitivamente eliminada, es decir, cuando se lo mata. Tal resultado ofrece la doble ventaja de que el enemigo no puede iniciar de nuevo su oposición y de que el destino sufrido sirve como escarmiento, desanimando a otros que pretendan seguir su ejemplo. Finalmente, la muerte del enemigo satisface una tendencia instintiva que habré de mencionar más adelante. En un momento dado, al propósito homicida se opone la consideración de que respetando la vida del enemigo, pero manteniéndolo atemorizado, podría empleárselo para realizar servicios útiles. Así, la fuerza, en lugar de matarlo, se limita a subyugarlo.

Este es el origen del respeto por la vida del enemigo, pero desde ese momento el vencedor hubo de contar con los deseos latentes de venganza que abrigaban los vencidos, de modo que perdió una parte de su propia seguridad.

Por consiguiente, ésta es la situación original: domina el mayor poderío, la fuerza bruta o intelectualmente fundamentada.

Sabemos que este régimen se modificó gradualmente en el curso de la evolución que algún camino condujo de la fuerza al derecho; pero, ¿cuál fue este camino? Yo creo que sólo pudo ser uno: el que pasa por el reconocimiento de que la fuerza mayor de un individuo puede ser compensada por la asociación de varios más débiles.

L’union fait la force. La violencia es vencida por la unión; el poderío de los unidos representa ahora el derecho, en oposición a la fuerza del individuo aislado. Vemos, pues, que el derecho no es sino el poderío de una comunidad. Sigue siendo una fuerza dispuesta a dirigirse contra cualquier individuo que se le oponga; recurre a los mismos medios, persigue los mismo fines; en el fondo, la diferecia sólo reside en que ya no es el poderío del individuo el que se impone, sino el de un grupo de individuos. Pero es preciso que se cumpla una condición psicológica para que pueda efectuarse este pasaje de la violencia al nuevo derecho: la unidad del grupo ha de ser permanente, duradera. Nada se habría alcanzado si la asociación sólo se formara para luchar contra el individuo demasiado poderoso, desmembrándose una vez vencido éste. Cuando los miembros de un grupo humano reconocen esta comunidad de intereses aparecen entre ellos vínculos afectivos, sentimientos gregarios que constituyen el verdadero fundamento de su poderío.

(...)

 

X CONGRESO INTERNACIONAL GRUPO CERO

PSICOANÁLISIS Y MEDICINA

Desde que el hombre existe sobre la superficie de la tierra, ha padecido enfermedades y estuvo preocupado por los procesos mórbidos, la muerte y la interpretación de ciertos sucesos.

La antropología cultural nos habla de los hechiceros, brujos, videntes, chamanes, curanderos, maestros de vida, ensalmadores, que dispensaban remedios a los males que aquejaban al ser humano.

Desde la Medicina mágico-empirista (5000 A.C.) hasta la llamada Medicina técnico-científica actual (principios del XX), la historia nos relata múltiples avatares donde las principales fuentes de investigación fueron: el azar y sus designios, el estudio de la conducta de los animales, la interpretación de los procesos etiopatogénicos y las ciencias de las enfermedades.

Esta andadura transita, según rescata la historia de la Medicina, desde el empirismo y la magia (es decir recurrir a un remedio por que su empleo ha sido favorable en casos semejantes al que se contempla) hasta el estudio consciente y formalmente técnico del paciente.

Las eternas preguntas, la necesidad de respuesta eficaz, las inquietudes vitales y cuestiones estructurales del hombre, atraparon en su constante devenir a todo movimiento cultural y científico que apareciese sobre el planeta. Así se interrogó y se vio obligada a ofrecer conceptualización teórica a estas problemáticas: la phisis helénica, el monoteismo de la edad media, el mecanicismo y el positivismo, el eclecticismo y la medicina actual. El hombre siempre buscó ¿qué somos?

Sobre el discurso médico, con sus 2000 años de historia, recayó un peso importante y tuvo que proponer con sus medios de diagnóstico una alternativa eficaz para las enfermedades, el dolor, la muerte, el sufrimiento y lo hizo tomando conocimientos de las disciplinas a su alcance, de los descubrimientos que se producían a su alrededor, a 
veces adaptándolos a su peculiar praxis, a veces
otorgándose una arrogancia de saber absoluto, otras con una aureola de presunción y jeraquía que no siempre correspondía con una fiabilidad concreta.

Evidentemente, en tal desafío aparecieron lagunas de conocimiento, fallos metodológicos, mecanismos desconocidos, etiopatogenias sin descubrir, todo esto hasta finales del siglo XIX.

El hombre quería vivir más años y una mejor calidad de vida, pensó, estudió e investigó para conseguirlo.

Los habitantes del siglo XX somos privilegiados, ya que contamos con un instrumento de conocimiento nuevo, un modo de pensar lo humano totalmente revolucionario, una ciencia que produjo una ruptura y con ello (gracias también al esfuerzo de otros hombres durante siglos) un modelo eficaz para muchas de las inquietudes que el hombre buscaba.

Estamos hablando del descubrimiento, en 1900, del concepto Inconsciente, estamos hablando de la ciencia que produjo una rajadura en el pensamiento, estamos hablando de la posibilidad de lo novedoso (no sin trabajo), pero posible, estamos hablando del Psicoanálisis.

Esta ciencia no nació, exclusivamente, para tratar las enfermedades que no se curan con otros métodos, pero tal era la necesidad de la población mundial en este sentido, que ha cuajado rápidamente en todas las esferas de la salud. Su descubridor, el Dr.

Freud, ya lo avisó, lo descubierto es un mecanismo general, una estructura donde se piensa en contra de lo que se pensaba, un contrapensamiento que hay que producir. Tan solo han pasado cien años y sus repercusiones son visibles no sólo en el área de la salud. La arquitectura, el cine, la literatura, la música, la pintura actual ya se han modificado gracias al Psicoanálisis.

Lejos de dogmatismos y para centrarnos en el asunto del Psicoanálisis y la Medicina, motivo del Congreso Internacional que realizaremos en febrero del 2000 en Madrid, diremos que este evento responde a una necesidad estatal, una demanda de la población y un bien comunitario que los profesionales de la salud, Médicos, Psicólogos y Psicoanalistas, estamos obligados a mostrar, a poner en escena los conocimientos y los avances que en este siglo se produjeron en el campo de la salud.

Por ello trabajaremos temas como el dolor, la hipertensión arterial, los trastornos de la infancia, la clínica del hipocondriaco, las cefaleas y jaquecas, las enfermedades de la vejez, la angustia, los trastornos endocrinos y metabólicos, las afecciones inmunitarias, el gasto sanitario, la anorexia, el cáncer, la enuresis, las disfunciones ginecológicas, el insomnio, las dermatitis, las disfunciones


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X CONGRESO INTERNACIONAL 
GRUPO CERO

PSICOANÁLISIS Y MEDICINA

gastrointestinales, las adicciones, las afecciones de la piel, los trastornos circulatorios, las enfermedades autoinmunes y otras que son objeto de la escucha psicoanalítica.

La alta incidencia de pacientes, tanto a nivel ambulatorio como hospitalario, que presentan en sus consultas sintomatología psíquica y psicosomática (según estadísticas un 80%) y la importancia de un tratamiento que contemple la conjunción somático-psíquico, nos animan a realizar este Congreso de alto interés sanitario.

El Congreso Internacional Grupo Cero reunirá, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, del 23 al 26 de febrero del 2000, a médicos, psicólogos y psicoanalistas.

Sus objetivos son los siguientes:

—Establecer las relaciones etiopatogénicas de enfermedades que, provocando dolencias corporales, presentan un origen psíquico.

—Mostrar el mecanismo de enfermar y los diferentes pronósticos de dolencias consideradas crónicas, aplicando el tratamiento psicoanalítico. Con ello se consigue paliar los síntomas y acortar el proceso mórbido, así como las deformidades y recaídas.

—Proponer la reducción del gasto sanitario en las afecciones psicosomáticas mediante el tratamiento psicoanalítico.

—Plantear una alternativa de tratamiento concreta y eficaz, a las instituciones públicas y privadas, para las dolencias psicosomáticas (úlcera de estómago, cáncer, infarto de miocardio, alergias, hipertensión...).

—Mostrar la eficacia del Psicoanálisis tanto en el pronóstico como en el tratamiento. Para cumplir este objetivo se ofrecerán ponencias teóricas y supervisiones clínicas.

—Por último, poner en evidencia cómo trabajamos en nuestra Institución, mostrando que a la hora de atender a los pacientes, la formación del especialista es uno de los eslabones principalespara la creación de nuevas modalidades de salud en la población.

Comité Científico


I Congreso Internacional Grupo Cero

Psicoanálisis y Psicosis

Realizado en Madrid en Julio de 1988

Debemos decir que es el psicoanálisis el que viene a plantear las cosas de tal manera que no habría tratamiento psicoanalítico de la psicosis antes que el paciente establezca un lazo (de cualquier signo o color) con el que de esa forma

habría sido su psicoanalista. Si hay psicoanalistas, decimos, aunque sea uno, el loco ya no está solo. Ha comenzado, también, para la locura una conversación.

No hay crueldad más cruel que la locura. Ni hay bondad ni amor que puedan contenerla. Es, sencillamente la palabra, la que tocada por el lazo establecido quitará al psicótico lo que le sobra.

ACTAS V CONGRESO 
INTERNACIONAL:

CLÍNICA PSICOANALÍTICA

Realizado en Madrid en Julio de 1997

Más de 60 psicoanalistas en formación
hablan de la existencia de la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero.
Amparándonos en la libertad que nos concede la frase anterior podemos decir que hay actos del ser humano, a veces, fundamentales
para su vida que ocurren sin la participación
de la conciencia, pero el humano debe saberlo, no hay acto humano que ocurra sin la intervención del pensamiento inconsciente, su deseo.


ACTAS VI CONGRESO INTERNACIONAL:  
LA DEPRESIÓN.

Una enfermedad sin rostro

Realizado en Madrid en Febrero de 1998

Estamos en condiciones de afirmar que la depresión tratada psicoanalíticamente se cura. Además, puede prevenir otras enfermedades, con lo cual disminuirían enfermedades tales como el cán-cer, infarto de miocardio, enfermedades del colágeno, accidentes laborales, fracasos escolares... porque la prevención de la depresión significa prevención de las diferentes enfermedades que la depresión produce, lo que incidiría notablemente en la reducción del gasto sanitario, listas de espera, además de evitar una cronificación del cuadro.


ACTAS VII CONGRESO INTERNACIONAL:

LAS PATOLOGÍAS DE FIN DE SIGLO.

Realizado en Buenos Aires en

Agosto de 1998

El fin del milenio fue una de las razones de haber escogido como título de este Congreso "Las patologías de fin de siglo", que iremos recorriendo a través de la lectura y comentarios de cada ponencia, las mesas redondas, las supervisiones clínicas. Este recorrido se hará desde la particular mirada psicoanalítica, tanto
sobre la génesis de las enfermedades,
como sobre su desarrollo y expectativas de tratamiento.

El psicoanálisis ha acompañado al siglo XX como una inmanencia, el siglo XX a su vez le ha concedido alguna comprensión, grandes desvíos, todas las resistencias.

El psicoanálisis entonces, mientras aguarda productivamente, se proyecta como la más grande y, tal vez, la única utopía del próximo siglo.

Del 23 al 26 de febrero del 2000
en el Círculo de Bellas Artes de Madrid

Patrocina:

EDITORIAL GRUPO CERO

Información: 91 542 33 49

 

EXTENSIÓN UNIVERSITARIA: 60.000 Ejemplares en MADRID
60.000 Ejemplares en BUENOS AIRES


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