ÍNDICE EXTENSIÓN UNIVERSITARIA Nº 63

XIV CONGRESO INTERNACIONAL GRUPO CERO
LA MUJER Y Y

DE LAS SEXUALIDAD: 
LAS PULSIONES

FERIA DEL LIBRO DE MADRID 2003

EL MUNDO DE LAS PALABRAS

LA LEY FUNDA EL DESEO

ASOCIACIÓN PABLO MENASSA 
DE LUCIA

LA SALUD COMO PRODUCCIÓN (I)

XI CONGRESO INTERNACIONAL GRUPO CERO
MEDICINA Y PSICOANÁLISIS

CLÍNICA DENTAL GRUPO CERO

LA SORDERA PSÍQUICA EN LAS PAREJAS (II)

CUERPO, FENÓMENO PSICOSOMÁTICO Y TRANSFERENCIA

DEL 5 AL 31 DE AGOSTO
ÓLEOS DE MIGUEL OSCAR MENASSA

XIV CONGRESO INTERNACIONAL GRUPO CERO

 LA MUJER Y YO

Un Congreso sobre la sexualidad según 
la poética planteada en el libro
"La mujer y yo" de Miguel Oscar Menassa

EN BUENOS AIRES

Del 21 al 23 de agosto de 2003

 CENTRO CULTURAL GENERAL SAN MARTÍN - SALA D

INFORMACIÓN E INSCRIPCIÓN:
ESCUELA DE PSICOANÁLISIS GRUPO CERO
c/ MANSILLA, 2686 PB 2 1 er Cuerpo 
(1425) BUENOS AIRES (ARGENTINA)
Teléfono: 4966-1710/13

c/ DUQUE DE OSUNA, 4
 28015 MADRID - (ESPAÑA)
 Teléfono: 91 758 19 40


Índice - Página Principal 


PSICOANÁLISIS Y MEDICINA
-Segundo encuentro-

XI CONGRESO INTERNACIONAL GRUPO CERO

EXTENSIÓN UNIVERSITARIA: 
LA REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE MAYOR TIRADA DEL MUNDO

EL MUNDO
DE LAS PALABRAS

Si recordamos a Freud en La interpretación de los sueños, en ninguna parte aparece más claramente que el deseo del hombre encuentra su sentido en el deseo del otro, porque su primer objeto es ser reconocido por el otro.

En Psicopatología de la vida cotidiana, Freud nos presenta el acto fallido como un discurso logrado, incluso pulido. En el azar y las creencias se dedica a demostrar la eficacia subjetiva de las asociaciones sobre números dejados a la suerte de una elección inmotivada, incluso un sorteo. Se revelan las estructuras dominantes del campo psicoanalítico. Para admitir un síntoma en la psicopatología psicoanalítica Freud exige el mínimo de sobredeterminación que constituye un doble sentido. Nos ha enseñado a seguir en el texto las ramificaciones ascendentes para situar los nudos de su estructura porque el síntoma se resuelve en un análisis, en pleno lenguaje (asociación libre e interpretación) ya que el mismo está estructurado como un lenguaje, como en el sueño.

Cuando analiza los números, muestra que son simbolizantes en la historia del sujeto, que estaban ya latentes en la elección de la que partieron, es en el orden de existencia de sus combinaciones, en el lenguaje concreto que representan, donde reside lo que el análisis revela al sujeto como su inconsciente.

Nadie puede ignorar la ley, ningún hombre la ignora puesto que la ley del hombre es la ley del lenguaje.

Lacan dice que el descubrimiento de Freud es del campo de las incidencias en la naturaleza del Hombre, de sus relaciones con el orden simbólico y el escalamiento de su sentido hasta las instancias más radicales de su simbolización.

Para que el objeto simbólico se convierta en palabra, la diferencia no es simplemente sonora sino que es en su evanescencia donde el símbolo encuentra la permanencia del concepto.

Por la palabra que es ya una presencia hecha de ausencia. Es el mundo de las palabras el que crea el mundo de las cosas.

Hasta las leyes del número demuestran su pertenencia al simbolismo original.

Los símbolos envuelven la vida humana con una red tan total que reúnen antes de que él venga al mundo a aquellos que van a engendrarlo y que aportan a su nacimiento el esquema de un destino, palabras que lo harán fiel o renegado, la ley de los actos que lo seguirán incluso hasta donde no es y más allá de su propia muerte. Servidumbre y grandeza del deseo en las interferencias y las pulsaciones que hacen converger sobre él vivo.

Este deseo para ser satisfecho exige ser reconocido por la concordancia de la palabra, en el símbolo o por la lucha de prestigio en lo imaginario.

Lo que está en juego en un psicoanálisis es el advenimiento en el sujeto de la poca realidad que este deseo sostiene.

O sea, el tema es el de las relaciones en el sujeto de la palabra y el lenguaje, allí son posibles tres paradojas:

La primera opera en la locura donde es posible reconocer la libertad negativa de una palabra que ha renunciado a hacerse reconocer obstáculo a la transferencia y formación de delirios que objetivan al sujeto en un lenguaje sin dialéctica.

La ausencia de la palabra se manifiesta aquí por un discurso estereotipado donde el sujeto más que hablar es hablado. La resistencia en el sujeto no es menor que en las neurosis, cuando el sujeto es inducido a ello por una tentativa de cura.

El segundo caso está representado por el campo privilegiado del descubrimiento psicoanalítico, o sea, los síntomas, la inhibición y la angustia, dentro de la economía constituyente de las diferentes neurosis. Aquí la palabra es expulsada del discurso concreto que organiza la conciencia.

El síntoma es aquí el significante de un significado reprimido de la conciencia del sujeto pero es una palabra de pleno derecho.

Así encontró Freud la lengua primera de los símbolos.

Son los hermetismos, los equívocos, los artificios a que la dialéctica del análisis se ve abocada en una liberación del sentido aprisionado.

La tercera paradoja es la del sujeto que pierde su sentido en las objetivaciones del discurso. Ésta es la enajenación más profunda y es la que encontramos en primer lugar cuando el sujeto comienza a hablarnos de él.

 

El terreno más pertinente es el del discurso corriente, donde el antiguo "esto soy" se ha convertido en literalmente "esto es yo". En la comunicación donde se objetiva olvidará su subjetividad hasta olvidar su existencia y su muerte, al mismo tiempo que desconoce, en una falsa comunicación, el sentido particular de su vida.

La semejanza de esta situación con la de enajenación de la locura es evidente.

La función simbólica se nos presenta como un doble movimiento en el sujeto.

El hombre hace un objeto de su acción pero para devolver a ésta en el momento propicio su lugar fundador. En tal equívoco, operante en todo instante, yace el progreso de una función en la que se alternan acción y conocimiento.

La exactitud se distingue de la verdad y la conjetura no excluye el rigor. Las Matemáticas, la ley de Boole y la teoría de conjuntos como auxiliares aportan esa estructura del tiempo lógico en la certidumbre anticipada por el sujeto en el tiempo de comprender, la que por el apresuramiento que precipita el momento de concluir, determina en el otro la decisión que hace del propio movimiento del sujeto error o verdad.

La técnica de la Historia muestra que su progreso se define en el ideal de una identificación de la sujetividad del historiador con la subjetividad constituyente de la historización primaria donde se humaniza el acontecimiento. De este modo el psicoanálisis encuentra su alcance exacto en el conocimiento que realiza este ideal.

El ejemplo de la historia es para disipar el recurso a la reacción vivida, pues la historicidad fundamental del acontecimiento que retenemos basta para concebir la posibilidad de una reproducción subjetiva del pasado en el presente. La regresión psicoanalítica implica esta dimensión progresiva de la historia del sujeto.

El psicoanálisis no ha elevado el nivel aventurándose en las vías falsas de una teorización contraria a su estructura sino que formaliza adecuadamente su teoría y su técnica en las dimensiones esenciales de su experiencia.

María Chévez. Psicoanalista
Madrid: 91 541 75 13

PSICOANÁLISIS
PARA TODOS

DESDE
100 EUROS
AL MES

1 sesión semanal

PEDIR HORA

EN EL TELÉFONO:

91 541 47 60

DEP DEPAR ART TAMENTO AMENTO

DE DE CLÍNICA CLÍNICA PSICOANALÍTICA PSICOANALÍTICA

ESCUELA ESCUELA DE DE PSICOANÁLISIS PSICOANÁLISIS GRUPO GRUPO CERO CERO

EL TRATAMIENTO PSICOANALÍTICO ES EFICAZ EN: Depresión, ansiedad, miedos, obsesiones, problemas sexuales, problemas de pareja, impotencia sexual o laboral, fracaso escolar, orientación vocacional, enfermedades como las jaquecas, la anorexia nerviosa y la bulimia.

Y es de gran ayuda terapéutica en: La obesidad, enfermedades autoinmunes, asma, úlcera, cáncer...

STAFF
EXTENSIÓN UNIVERSITARIA
DIRECTOR:
Miguel Oscar Menassa

c/ DUQUE DE OSUNA, 4
28015 MADRID (ESPAÑA).
Teléfono y Fax: 91 758 19 40

c/ MANSILLA, 2686 PB 2 1 er Cuerpo
(14 25) BUENOS AIRES (ARGENTINA).
Teléfono: 4966-1710/13

www.grupocero.org
MADRID: grupocero@grupocero.org
BUENOS AIRES: grupocero@sinectis.com.ar


Índice - Página Principal 


LA SALUD
COMO PRODUCCIÓN (I)

La salud ha sido definida por la OMS como el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no consiste sólo en la ausencia de enfermedad.

Parece que cuando se pensara la salud, fuera inevitable pensar la enfermedad.

Desde el psicoanálisis se piensa la salud como algo a producir, algo que no estaba previamente, no es la reconstrucción de un estado anterior, es la producción de un nuevo estado. En realidad, construcción de un nuevo sujeto, que no tenga necesidad de enfermar para hablar.

Tendríamos que poder pensar que habría tres órdenes de enfermedad, o más correctamente tres procesos de enfermar: orgánico, psíquico y psicosomático. Y será una labor a desarrollar establecer las diferencias entre los tres procesos en cuanto a su producción, sin olvidar que no se puede separar el cuerpo ni de lo psíquico, ni de lo social.

En los libros clásicos de Medicina Interna, es interesante observar cómo cuando se intenta introducir a la práctica clínica, desde los primeros párrafos se hace alusión a la formación del médico. La salud es producción, no es sin trabajo y también tiene que ver con la producción de profesionales cualificados para su armado.

Freud nos dice que el verdadero descubrimiento del análisis es el tratamiento, que él no inventa las enfermedades, no inventa la histeria, inventa la teoría analítica, de la cual se desprende el método (interpretación-construcción), y a su vez de éste se desprende la técnica (asociación libre en transferencia). El invento es el tratamiento.

La enfermedad, desde este punto de vista, estaría dada. La salud es lo que sería algo a construir. El paciente se empieza a curar porque para el psicoanalista no se trata de un enfermo, se trata de un sujeto en análisis.

La curación en psicoanálisis es un beneficio extraordinario, no es el fin del análisis. Podríamos decir que el sujeto se cura para poder psicoanalizarse.

En sus textos "Psicoanálisis y Medicina" que escribieron en su momento Freud, Lacan y Menassa, los tres psicoanalistas, y los tres médicos, se hace especial hincapié en esta cuestión de la formación.

La tesis sería que si cada candidato a psicoanalista se ocupa de su salud, se ocupa de la salud grupal y de la salud de la población.

¿Pero qué sería la salud del candidato? La salud es los medios mismos para conseguirla. Del texto de Menassa, se podría extraer que la salud del candidato a psicoanalista, en el marco de una Escuela de Psicoanálisis es producto de las siguientes cuestiones: 1) Análisis del analista. 2) Estudio sistemático del psicoanálisis como ciencia en los textos de Freud, Lacan y Menassa. 3) Producción por el aspirante a psicoanalista de una escritura que dé cuenta del modo de producción, que hizo posible que a él particularmente le fuera transmitido el psicoanálisis. 4) Deber del candidato, en algún momento de su carrera psicoanalítica, de practicar como paciente el psicoanálisis grupal, ya que para Freud, el psicoanálisis es un hecho exquisitamente comunitario. 5) Necesidad de entrar en la cadena de transmisión.

Freud plantea algún criterio de salud en varios de sus escritos; insiste en que la salud sería la capacidad de amar y trabajar, del trabajo y del goce. El síntoma para Freud tendría más que ver con el síntoma en Marx que con el síntoma de la Medicina, en tanto se trataría de síntomas en lo social: no poder amar, no poder trabajar. En La pérdida de la realidad en la neurosis y en la psicosis, habla de la salud en cuanto a la relación del sujeto con la realidad; dice que el neurótico es aquel que conoce la realidad y huye de ella, el psicótico sería el que transforma una realidad que desconoce, y el sujeto normal es aquel que conoce la realidad, como el neurótico, pero no huye de ella, la transforma, como el psicótico. Trabajando toda esta cuestión de los límites entre lo normal y lo patológico, hace especial incidencia en una cuestión, que si fuera tomada por la Medicina, produciría una transformación fundamental. Se trata de que son los mismos mecanismos los que funcionan en el sujeto enfermo y en el sano. No hay degeneración, no hay ruina del aparato.

Tanto el enfermo como el sano reprimen, forcluyen, niegan. El deseo es el mismo para todos, la diferencia está en la manera particular de cada sujeto de renunciar a ese deseo. A veces, nos dice Menassa, la locura es sencillamente, la exageración de una frase, la mayoría de las veces normal. Esta idea de salud y enfermedad es lo que permite la cura, patologías que se presentan como incurables para la medicina, no lo son para el psicoanálisis. No hay ruina del aparato, no hay degeneración, hasta que la hay, como hace el psicosomático con la lesión corporal. La enfermedad no se plantea como algo hereditario y por tanto imposible de ser modificado.

Alejandra Menassa de Lucia. Médico-Psicoanalista
Madrid: 91 758 19 40

www.momgallery.com

LA SORDERA PSÍQUICA
EN LAS PAREJAS (II)

El sentimiento de posesión y de pertenencia mutua que existe en muchas parejas puede llegar a provocar importantes conflictos afectivos dentro de la misma.

En la actualidad abunda el modelo de pareja basado en la dialéctica hegeliana del amo y del esclavo. La base o fundamento de este tipo de relación, está amparado en un pacto inconsciente donde la doble dualidad del par amo-esclavo, determina todo el funcionamiento de la pareja. El amo necesita del esclavo para dominar y el esclavo a su vez necesita del amo para mantener su condición de esclavo. Este par antitético, cumple una función, que es la de sostener una unión que tiene que ver con ciertas estructuras inconscientes de la personalidad: el sadomasoquismo.

No podemos hablar de estructura masoquista independiente de la estructura sádica con caracteres particulares que las individualizan y caracterizan. Para poder entenderlo, debemos pensar que el par funciona simultáneamente y si no hay un sádico no puede existir su pareja, el masoquista y viceversa. Por lo tanto, es necesario dentro de un mismo individuo que esté soportado por un doble anudamiento: no hay masoquista sin sádico, existe la estructura dual: sadomasoquista.

Si lo trasladamos a la pareja, debemos pensar en primer lugar que las tendencias sadomasoquistas son estructurales dentro de la psiquis de cualquier individuo. Solamente cuando existe una fijación en alguna estructura, podemos hablar de síntoma patológico de la personalidad. Es decir, todos tenemos dentro de nosotros estructuras de obsesivos, sádicos, masoquistas, homosexuales, heterosexuales, fóbicos... y nuestra manera de ser en relación a los demás nos hace movernos por cada una de estas estructuras dependiendo de quien tengamos en frente. Cada vez que nos establecemos o nos detenemos en alguna de ellas, acabamos padeciendo de dicha estructura, es decir, podemos ser obsesivos, pero si sólo nos movemos en dicho modelo de estructura de manera que toda nuestra manera de ser, pensar, amar y vivir tendrá la marca o estigma de la estructura obsesiva. Tener un deseo homosexual no es lo mismo que quedarse fijado a la estructura homosexual. Incluso la heterosexualidad puede ser un síntoma patológico cuando hay fijación exclusiva a dicha estructura.

Volviendo al tema de la estructura sadomasoquista encontramos que el hombre y la mujer, de un modo inconsciente, se están posicionando constantemente en una y cada una de las partes de esta estructura. Las variantes pueden ser infinitas a la hora de someter y de ser sometido. Tenemos el ejemplo de numerosos hombres que se someten a la dictadura sexual de algunas mujeres. También podemos encontrar mujeres que se someten a los hombres en el aspecto económico o amoroso, etc.

Todas las parejas se forman por la unión de lazos inconscientes.

Existen causas dentro del psiquismo que le hace a una mujer encontrar al hombre adecuado y viceversa.

Las tendencias masoquistas tanto en el hombre como en la mujer guardan relación con ciertos complejos inconscientes de culpabilidad.

La culpa puede determinar el funcionamiento de cualquier estructura de la personalidad y puede incluso dirigir el acontecimiento de determinados hechos en nuestras vidas, por ejemplo, el de encontrar pareja. Nunca, nada de lo que le sucede al ser humano en cuestiones de pareja es casual. Nada es aleatorio ni producto del destino o de la suerte. Lo que le ocurre a la mayoría de los seres humanos es que no admiten dentro de ellos mismos la existencia de una parte -la más importante- de su personalidad que dirige y ordena toda la vida del individuo. Es más fácil para un hombre afirmar que se equivocó de mujer que aceptar un deseo inconsciente de haber encontrado a una mujer como esa. Cuando una mujer se queja de que su pareja no la ama, le es más fácil responsabilizar a su pareja de la falta de amor que hacerse ella cargo de la existencia en su inconsciente de un deseo que la hizo encontrar un hombre que nunca la amara. Todo esto suena a película de ficción cuando se desconoce lo desconocido, es decir, lo inconsciente como realidad que se vive sin darse cuenta de que el sujeto más que vivir, es vivido por la existencia de sus deseos, sus pulsiones inconscientes que le hacen amar o desear equivocadamente. Sin embargo, cuando una pareja decide psicoanalizarse para descubrir las causas de su problemática, siempre se sorprenden cuando descubren que aquello por lo que consultan, aquello que les sucede es justamente lo que les une por malo que sea. Es muy difícil renunciar a ser sádico o masoquista, ya que estas tendencias son estructurales de cualquier ser humano. Solamente cuando el sujeto -sea hombre o mujer- penan demasiado es cuando puede estar justificado iniciar una terapia psicoanalítica.

Para más información, se pueden poner en contacto con:

Miguel Martínez. Médico Psicoanalista
Getafe: 91 682 18 95

www.editorialgrupocero.com


Índice - Página Principal 


DE LA SEXUALIDAD:
LAS PULSIONES

El concepto de Pulsión pertenece a un registro de pensamiento, que definitivamente, lo separa del comodín de la noción de instinto, vapuleada, rentable en una época determinada, amiga de clasificaciones de tendencias variopintas, sexuales, agresivas, cotidianas, inexplicables, espontáneas y sistemáticas; es decir, tan proclive a transposiciones mecánicas del reino animal, de las grandes y pequeñas bestias a los seres humanos. Sin embargo, no explican por qué en los humanos a veces las cosas salen bien y muchas no tan bien, o por qué tenemos fantasías de empobrecimiento, de ruina o bien, propuestas de la mente, de riqueza o por qué hay relaciones sexuales envenenadas o cómo, sin amor nada de la vida es posible; y que sin un buen sexo no existen los buenos amores y que, sin algo de dinero, todo amor, todo sexo es triste. Ya Schiller y el mismo Hölderlin, hablaban de las pulsiones, por lo que representa un concepto epistemológicamente definido e importante, al que Freud aporta una teorización, al establecer que no hay sexualidad humana sin pulsión. Freud inicia el estudio de la pulsión, despejándola de toda ideología, trabajando la sexualidad, enunciando la pulsión como concepto límite que permite pensar lo psíquico y lo somático en sus relaciones constitutivas, no como incidencia de una causalidad recíproca, sino como cuerpo implicado en lo que habla, lo cual es un gran descubrimiento. La sexualidad humana habla, se desarrolla en el habla, por lo que la enfermedad, que algo tendrá que ver con la sexualidad, habla. La pulsión, es lo que no se puede reprimir, es decir, no se puede hacerla desaparecer, porque representa un campo de series de transformaciones (traumarbeit). Hace a los modos de funcionamiento del inconsciente, en la insistencia y la virtualidad. Nunca es sustancia. No posee cualidad alguna, debiendo considerarse, como cantidades de trabajo para la vida psíquica.

La Pulsión, en psicoanálisis, es uno de los cuatro conceptos fundamentales: el inconsciente, la repetición, la transferencia y la pulsión; en este orden, porque no se puede hablar de lo siguiente sin antes haber hablado de lo anterior. Estos conceptos, no tienen ninguna relación, si no se piensan en relación al sujeto y lo real. Un sujeto que se constituye en relación al Otro, como lugar de la palabra.

El sujeto cuando va a constituirse, hay un significante que lo anticipa, que lo va a representar para otro significante. Un sujeto del deseo inconsciente, no un sujeto con inconsciente, que daría lugar a una clasificación, por ejemplo, porque no es algo del orden de lo enumerable. Este inconsciente no es del orden del ser o no ser, es del orden de lo no realizado. Su tiempo es el futuro anterior y se construye por recurrencia, noción que señala que todo comienza en ese instante presente en que comienza el pasado y el futuro. Del orden de lo no realizado, quiere decir que no hay previo, que no preexiste a su producción; del orden del uno que inaugura tanto el pasado como el futuro, retrospectivamente y prospectivamente transforma pasado y futuro.

La pulsión no es un mito ni un modelo. Su característica radica, en ser una fuerza constante y no se trata de algo que va a regularse con el movimiento. Tampoco con la descarga, de modo que el acceso histérico, no debe pensarse como una descarga, sino, como lo nomina Freud, producto de una "acción específica", por el encadenamiento de acontecimientos psíquicos en una contingencia relativa.

No se trata de descarga, sino de una "acción" que es "medio de reproducción del goce (Lust). El carácter propiamente original de toda acción es ser medio de reproducción. En el caso de la histeria, por ejemplo, en la crisis de llanto, todo está calculado, reglado, como apoyándose en der Andere, el Otro.

Es decir, ese Otro prehistórico, inolvidable, que ya nadie alcanzará jamás, que Freud señaló en la carta 52 de su correspondencia.

Concibiendo, que la "acción específica", que apunta a la "experiencia de satisfacción", es una acción cuyo fin es reproducir un estado, reencontrar Das Ding, la cosa, se pueden comprender muchos modos de lo que representa, la economía y la estética de las neurosis y su tratabilidad.

La constancia del empuje, veda toda asimilación de la pulsión a una función biológica, la cual siempre tiene ritmo y periodicidad.

La necesidad de la exigencia pulsional es, precisamente, porque ninguna necesidad puede satisfacer la pulsión, al estar en juego una otra satisfacción que la de las necesidades; porque como es sabido, no es de alimento, que se satisface la boca.

Para la pulsión oral, por ejemplo, no se trata de alimento, ni de recuerdo de alimento, ni de eco de comida, ni de cuidados de la madre, sino de algo que se llama seno; en su función de objeto, de pequeño "a", causa del deseo, que tiene una función tal que se puede señalar su sitio en la satisfacción de la pulsión.

La pulsión, hace su "tour" (vuelta) a la vez como límite a cuyo alrededor se gira y vuelta de escamoteo. El objeto "a" no es el origen de la pulsión oral; no queda introducido a título de alimento primitivo, queda introducido por el hecho de que ningún alimento satisfará jamás a la pulsión oral, a no ser contorneando el objeto que eternamente falta.

Jaime Kozak. Psicoanalista
Madrid: 91 447 02 84

www.indiogris.com

LA LEY FUNDA EL DESEO

Un significante lo que produce es la diferencia, porque los significantes no se recuerdan, sino que se repiten.

Así como la idea de unión es un mito (ya que todo comienza con la división) lo que cae es lo que permite pensar lo que gira. No son tan importantes las significaciones, ni los significados (sería preguntarse por origen) como los significantes (se trata de comenzar, no de cuando comienza la cosa).

Todo tiene un comienzo, porque todo tiene un final, y es desde el efecto que se puede leer, es en la repetición que se instala la diferencia, y esto nos permite tener semejante, es en la diferencia de otro semejante y de Otro simbólico, minúscula y mayúscula de la imagen y el lenguaje, donde en su aceptación queda instalada la posibilidad del sujeto dividido, sujeto del lenguaje, sujeto del inconsciente y castrado en la operación, es decir del orden de lo imposible (que será la operación de castración) la que permite que no exista el inconsciente del sujeto sino el sujeto del inconsciente, que no se trata de algo que preexiste para ser rescatado, sino de producir lo nuevo, nunca sido, después de la interpretación.

Así Freud en 1927 publica "El fetichismo" y en 1937 "Construcciones en Psicoanálisis", dos ensayos donde sigue trabajando el Método en Psicoanálisis. 

Recordemos que es precisamente el Método de Interpretación Onírica, el primer capítulo de su obra de ruptura, La interpretación de los sueños.

En 1938 escribe Escisión del Yo en el Proceso de Defensa donde produce un concepto, que a pesar de que podría romper o cuestionar toda su labor de investigación, él desarrolla lo que posteriormente Lacan formula como sujeto dividido. Freud comienza este artículo diciendo: "por un momento me encuentro en la interesante posición de no saber si lo que voy a decir debería ser considerado como algo familiar y evidente desde hace tiempo o como algo completamente nuevo y sorprendente".

División del sujeto entre saber y verdad. Pensamiento que inaugura el psicoanálisis, como un pensamiento que es saber sin el saber, allí donde yo pienso, no sé lo que yo sé.

La metáfora paterna actúa, en tanto que la primacía del falo como primacía del significante, está instaurada en el orden de la cultura.

La existencia de un padre simbólico no depende del hecho de que en una cultura haya sido reconocido el vínculo entre coito y alumbramiento (aceptar la castración) sino de la función definida como Nombre-del-Padre.

Aceptar que das Ding se transforme en Ello, S(A).

En la metamorfosis de la pubertad, se instala la diferencia entre hombre y mujer, porque previamente se aceptó la diferencia entre padre y madre. Posibilidad que permite el lenguaje en su operación y estructura, como operación el lenguaje es imperativo, anterior al sujeto e inconsciente en su estructura.

El Nombre-del-Padre, tacha a das Ding, y esto que es del orden de lo Real, sólo se puede escribir, no se puede imaginar ni simbolizar.

Saber, todos sabemos, y la ley funda el deseo, también en épocas de guerra.

La pulsión es lo único que representa a la muerte y a la sexualidad, por ello Freud cuando trabaja ejemplarmente en Psicopatología de la Vida Cotidiana, el olvido de los nombres propios, con el HER (lo reprimido) trabaja SIGNORELLI (lo olvidado) para llegar en el texto a señalar dos pensamientos reprimidos, significantes: la muerte y la sexualidad.

Lo Real del goce sexual es el Falo, en tanto Nombre-del-Padre.

Así como no hay autor antes del discurso, no hay ninguna realidad prediscursiva. Si está escrito eso es posible, es decir es en la lectura donde se aprehende la estructura del lenguaje, donde se hace acopio de significantes y después la escritura es un corte, una puntuación. Y no se trata de la gramática cuando hablamos del sujeto, en la escucha analítica la sintaxis es del orden de lo preconsciente y siempre en todos los casos se trata de la lógica del lenguaje, donde las ciencias exactas son tan conjeturales como exactas, son las ciencias conjeturales.

El lenguaje es lo que nos sobredetermina, no tanto que algo es por algo, sino por el significante, y es en esa gravitación, en esa sobredeterminación que se producen las circunstancias y no que las circunstancias producen sujetos.

Somos animales de horda, somos Masa, sólo hay psicología social, en tanto que psicosocial, es decir son los grupos los que producen sujetos y no que los sujetos se reúnan en grupo. Son los proyectos, lo que permiten un destino otro para el sujeto.

Decir poesía y psicoanálisis, es decir poesía y psicoanálisis.

Carlos Fernández del Ganso. Psicoanalista
Madrid: 91 883 02 13

VEA TODOS LOS NÚMEROS EN:

www.extensionuniversitaria.com

 


Índice - Página Principal 


XI CONGRESO INTERNACIONAL GRUPO CERO
PSICOANÁLISIS Y MEDICINA
-Segundo encuentro-

CUERPO, FENÓMENO PSICOSOMÁTICO
Y TRANSFERENCIA

Cuerpo, fenómeno psicosomático y transferencia porque según cómo se piense el tratamiento así se piensa la enfermedad. Por eso que decir transferencia es hablar del fundamento del psicoanálisis, en tanto el tiempo del psicoanálisis no es otro tiempo que el tiempo de la transferencia, tiempo del significante en su función de transferencia.

El psicoanálisis introduce una nueva función significante en el mundo, como cada ciencia, y por ser una nueva función significante habrá que pasar por los significantes del psicoanálisis la cuestión de lo psicosomático y el cuerpo.

Nada nos es dado antes del lenguaje, tampoco el cuerpo, o mejor dicho, estamos condenados a conquistar lo que hemos heredado.

El cuerpo se va a constituir como efecto de la operación del lenguaje, diferentes operaciones que dejan diferentes restos metonímicos, esos objetos que en su calidad de perdidos adquieren una función en su constitución como cuerpo gozante, en tanto sólo porque gozamos de un cuerpo sabemos que estamos vivos y somos mortal.

La vida sexual humana no es de carácter instintivo, sino que por ser un sujeto del lenguaje hasta la sexualidad es pasada por el desfiladero del significante, y el primer efecto del significante sobre el cuerpo del sujeto hace surgir la pulsión, cuya estructuración topológica describe Freud cuando habla de lugares topológicos de la pulsión: empuje, fuente, objeto y fin, que hace que la sexualidad humana tenga carácter polimorfo perverso. Carácter polimorfo perverso necesario para atravesar los espejismos que el yo fabrica y porque todo en el hablante está pervertido, que hace que hasta sus necesidades estén pervertidas por las palabras.

La pulsión se presenta como un montaje surrealista, es una dinamo empalmada en la toma de gas, saliendo de ella una pluma de pavo real que cosquillea el vientre de una hermosa mujer que permanece allí por la belleza del aparato. Y Freud nos enseña que es esto y todas las formas que pueden invertir semejante mecanismo.

Esto no quiere decir que no tenga su propia vectorialización, en tanto sale de la fuente, rodea el objeto, retorna a la fuente y alcanza su fin, que siempre es la satisfacción. Se desenvuelven sus hilos, se convierten en pluma de pavo real, la toma de gas pasa a la boca de la chica y una rabadilla sale en medio. Son como vasos comunicantes.

Pensar un ser humano pulsional es pensar un cuerpo como gozante, y como sabemos que el único aparato del goce es el lenguaje, es como sujeto pulsional que se va a constituir en estas operaciones donde adquiere sus bordes, donde se constituyen las fuentes erógenas:

pulsión oral nacida en la primera identificación al significante, en su calidad de rasgo unario, que le va a permitir una identificación a su propio cuerpo y adquirir un yo, una función imaginaria, y no menos importante, va a surgir el júbilo, el goce.

El significante que le hiere por haber llegado a un mundo de habla seres, es la causa del surgimiento del goce y de la formación del yo, por eso que Freud plantea la formación del yo y la constitución libidinal, comandado por el movimiento pulsional. El sujeto se constituye como sujeto dividido por el objeto causa del deseo, objeto a, resto de la operación lógica de castración simbólica.

La constitución del cuerpo como yo, el cuerpo como libidinal y el cuerpo como pulsional, donde lo tópico, lo dinámico y lo económico forman un anudamiento donde Freud plantea un orden determinante del cuerpo erógeno sobre el cuerpo erótico y el cuerpo bello, en tanto nos habla de pulsiones del yo y pulsiones sexuales, a nivel tópico, pulsiones libidinales a nivel dinámico y pulsión de muerte a nivel económico, en un orden de determinación.

En el ser humano la pulsión, exigencia de trabajo psíquico, es lo único que representa la sexualidad y la muerte, es decir que es mediante rodeos, por transformaciones en la realidad, llegando a una manera de dar, una manera de recibir, en definitiva una manera de vivir.

El goce entra en juego antes de la organización fálica. La frustración de ese goce es lo que significa al sujeto la diferencia existente entre necesidad y deseo, mientras que el goce le descubre lo que está más allá de la demanda, el deseo.

GRUPO CERO
IBIZA
Departamento de Clínica
Tel. 971 30 78 04
Previa petición de hora

 

La manera de dar vale más que lo que se da, a causa de esta manera de dar el niño va a aprender la diferencia entre el don del alimento y el don de amor, el seno y la respuesta materna pueden devenir otra cosa, pasan a ser lugares simbólicos, el niño entrará en el mundo simbólico y podrá aceptar el desfile de la cadena significante.

El Otro, lugar del significante, lugar del lenguaje, es introyectado a nivel de su propio cuerpo, y es esto lo que le permite vivir.

Podríamos decir que adquiere función de escrito, por eso que el síntoma histérico afecta a la represión de un dicho, como una forma de gozar del inconsciente, algo se satisface allí, mientras que el fenómeno psicosomático afecta al nivel de lo escrito. No reprimo el movimiento del brazo transformándolo en zona histerógena, como en la histeria, sino que rompo el nombre del brazo, rompo la función branquial, rompo el brazo, no me divido.

La no creencia en el Otro, propia de la estructuración psicótica, lleva a decir al psicótico: ¡Cómo han cambiado los espejos! o percibir sensaciones de un cuerpo que no tiene; no diferenciándose del Otro como otro.

La estructura libidinal está marcada por la función narcisista que recubre y enmascara la relación al objeto, pero no tenemos que olvidar que la relación a la imagen del cuerpo propio está ligada por estructura a la relación al objeto que es la del fantasma: (S/ <> a)

No es un cuerpo en la estructuración de la necesidad, ni siquiera en la estructuración de la demanda de amor sino en la estructuración del deseo de amar.

Lo que distingue el amor del amar es la implicación o no del sujeto, se es sujeto del amar y víctima del amor.

El sujeto al mismo tiempo que queda investido libidinalmente también lo es el lugar del otro, por eso que su relación consigo mismo y con el otro son equivalentes.

Por eso que la verdad que será la salvación de un sujeto, no está en poder del psicoanalista el dársela, pues ella no está en ningún lado, ni en su profundidad, ni en ningún escondite, ni ante él ni ante el psicoanalista. Ella es, cuando él la realiza, y si el psicoanalista está allí para que ella llegue, no puede forzarla tomando la palabra en su lugar.

Sabemos que la sola puesta en acto del significante que es la asociación libre, moviliza las imágenes mismas que sin que lo sepa rigen su conducta y reglan hasta sus funciones orgánicas.

Y no hay asociación libre que no sea en el tiempo de la transferencia, es decir, en la lógica del psicoanálisis, por eso que todo otro tipo de asociación no será psicoanalítica.

Cuando Freud distingue entre psiconeurosis y neurosis actuales marcando una diferencia en su etiología sexual, a una la pone en referencia a la sexualidad infantil actual en el sujeto y la otra a la función sexual actual, lo que diferencia la histeria de una neurastenia, una neurosis de angustia, una hipocondría y tal vez las enfermedades denominadas psicosomáticas donde hay implicación orgánica, ¿goce orgánico? En las psiconeurosis se reprime la sexualidad, consiguiendo una satisfacción sustitutiva, reprime la sexualidad oral, anal, escópica o invocante, en cambio en las neurosis actuales se reprime la función sexual, es decir la pulsión, quedando fuente y objeto sin separación. La función sexual en el ser humano no es una función instintiva sino pulsional, no tiene una única fuente, es decir que el cuerpo es erógeno pero la fuente de su erogeneidad son las denominadas zonas erógenas que determinan el empleo o la distribución de la libido.

Las perturbaciones de los procesos sexuales, de las fuentes que determinan la producción y el empleo de la libido sexual, se diferencian porque en las neurosis actuales se dan los efectos somáticos y en las psiconeurosis los psíquicos.

Es algo muy diferente reprimir la sexualidad que reprimir la función sexual, reprimir ciertas cuestiones al hablar que reprimir el hablar.

Hay desviaciones que afectan a la propia función sexual, en tanto pueden significar un daño de la constitución sexual y otro tipo de desviaciones que dañando el organismo, perturban secundariamente los procesos sexuales que en él se desarrollan.

Es preciso diferenciar el cuerpo gozante, erógeno y pulsional, del cuerpo erótico o distribución libidinal y un tercer cuerpo, el cuerpo bello, donde la función de la belleza tiene función de barrera.

Los síntomas psicosomáticos no pueden ser analíticamente descompuestos, como los psiconeuróticos, por eso que denominarlos fenómenos psicosomáticos nos aleja de pensarlos como síntoma, es decir como metáfora del sujeto o como una forma de satisfacción libidinal.

Hay "casos negativos" pacientes que presentan las características

GRUPO CERO
BARCELONA
Departamento de Clínica
Tel. 93 454 89 78
Previa petición de hora


Índice - Página Principal 


XI CONGRESO INTERNACIONAL GRUPO CERO
PSICOANÁLISIS Y MEDICINA
-Segundo encuentro-

de una neurosis actual y luego resulta una histeria que tantas afecciones orgánicas imita, elevando sus síndromes a la categoría de síntomas histéricos. El diagnóstico sólo nos lo puede dar un psicoanálisis.

Los enfermos psicosomáticos tienen la característica de estar afectados en la economía del goce, son como los sondados que volvían heridos de la guerra, sin padecer de neurosis hasta después de su curación, y sólo en sueños, por lo que se les denominó neurosis traumática, y esto porque como dice el poeta, el dolor de muelas nos hace buscar refugio en el hueco de la muela, en el hueco del dolor, es decir que toda la disponibilidad de su libido está en el hueco del órgano afectado, lo que no permite la deriva pulsional.

La etiología Freud la sitúa en la función sexual actual, afectando a la función y no a su funcionamiento, como lo muestran ejemplos de neurosis de angustia virginal, de abstinencia sexual, es decir muestras de desviaciones del curso de la excitación sexual del trabajo psíquico, es decir no por reprimir la sexualidad, con satisfacción inconsciente, sino por reprimir la función sexual, llegando a producir una lesión en lo real. En tanto un enfermo psicosomático está afectado en su cuerpo imaginario, simbólico y real.

Estos fenómenos o reacciones psicosomáticas a esta operación sobre la función sexual, nos lleva a preguntarnos qué tipo de operación es en tanto sabemos que la función sexual no está representada en el psiquismo sino como pulsión, algo que no es posible de reprimir, ya que Freud nos enseñó que la operación de represión cae sobre los significantes y no sobre la pulsión, distinguiendo la operación que hace que el afecto se desplace.

En la neurosis de angustia la angustia no tiene conexión con la libido, ni con la represión de los representantes de la pulsión, sino con la función del yo. No es lo mismo la angustia del Yo que la angustia del Ello, nos dice Freud, no es lo mismo la angustia de muerte que la angustia como señal de un deseo sexual reprimido.

Podríamos decir que la angustia del Ello es una señal que pone en marcha las defensas, entre ellas la represión o cualquiera de sus formas más sofisticadas, incluida la forclusión, mientras que la angustia del yo es como un ataque a la función, a la estructura.

La angustia que se juega en lo psicosomático es del tipo de la angustia del Yo, mientras que la que se juega en las psiconeurosis es la angustia del Ello. Se distingue la angustia como señal que protege contra el susto y el ataque de angustia.

Los sueños, síntomas, lapsus, chistes, no pueden ser localizados como elementos estructurales del aparato psíquico, sino entre ellos.

La máquina de soñar, los medios de producción, es otra cosa que sus producciones, algo que el modelo óptico nos permite representar cuando decimos que distinguen entre máquina fotográfica, modo de producción y sus formaciones. Lo psicosomático o reacción psicosomática no es una formación del inconsciente sino un ataque a la máquina.

Desde los comienzos de la producción de este nuevo campo de trabajo que es el campo psicoanalítico, Freud distinguió entre estructuración neurótica, perversa y psicótica, destacando un tipo de neurosis que denominó actuales donde incluyó: hipocondría, neurosis de angustia y neurastenia.

Distingue neurosis actuales y neurosis de transferencia: fobia, neurosis obsesiva e histeria, para decirnos que en la neurosis de transferencia se pone en juego una historia de deseos, mientras que en las neurosis actuales se trata de una reacción al desear.

En un texto de 1910, Concepto psicoanalítico de las perturbaciones psicógenas de la visión, marca una diferencia entre la ceguera histérica como respuesta al desear, donde el sujeto es ciego de la vista pero no de la mirada y la ceguera como reacción psicosomática, como fenómeno psicosomático donde aunque se mantiene el campo de la visión no tiene mirada. Freud escribe "los atacados de ceguera histérica sólo son ciegos para la conciencia, en el inconsciente continúan viendo", "su idea de no ver es la expresión exacta de la situación psíquica y no la causa de la situación". Mientras que en lo psicosomático no hay situación psíquica, sino que está abolida.

Freud diferencia esta complacencia orgánica, este modo de satisfacción pulsional, donde los órganos funcionan como zonas erógenas, zonas histerógenas, donde queda afectada la fisiología del órgano, del fenómeno psicosomático donde hay modificación del órgano. Las modificaciones de la visión son a las disfunciones visuales lo que las neurosis actuales son a las psiconeurosis.

Freud las denomina de transferencia porque se trata de una historia de significantes reprimidos, mientras que en las actuales no hay historia, hay ataque, descarga, goce autoerótico.

El enfermo psicosomático tiene una relación con el mundo, con lo real y no con el objeto. En la somatización histérica se trata de la demanda del objeto del deseo del Otro, de significantes 

GRUPO CERO
ZARAGOZA
Departamento de Clínica
Tel. 976 25 25 17
Previa petición de hora

reprimidos y su insistencia, mientras que en los fenómenos psicosomáticos se trata de un cortacircuito.

Hay un circuito simbólico exterior al sujeto y ligado a un grupo de soportes, de agentes humanos, en el cual el sujeto, el pequeño círculo que llamamos su destino, está indefinidamente incluido.

El análisis está destinado a que preste oído en qué círculo del discurso se encuentra apresado y al mismo tiempo en qué otro círculo tiene que entrar.

La máquina de soñar está unida a esa máquina que es el discurso del otro, por eso decimos que el inconsciente es los efectos que ejerce la palabra sobre el sujeto, por lo que no hay otra realidad que no sea la de la constitución del sujeto.

Somos en función del lenguaje y no hay otra realidad para el ser humano que no pase por esta función que le es propia. La poca realidad que llega al sujeto es por su deseo o bien por el deseo de otro, pues nada es significante si no es marcado como tal por el deseo.

Sólo en el surco que abre su deseo se puede constituir una realidad cualquiera, por eso que al ser atacada la función deseante es atacada la producción de realidad.

El fenómeno psicosomático no es entonces un retorno de lo reprimido en el lenguaje ni un retorno en lo real de lo forcluido del lenguaje, que sólo necesita de la transferencia para salir del museo y ponerse en juego y pasar a ser susceptible de interpretación, sino que el trabajo del análisis va a permitir que se instale tanto la función narcisista, que se instaura por el solo hecho de entrar en un análisis, como la función del deseo.

Función del yo o sitio estructurante que da la dimensión de espacialidad donde entra en juego la función narcisista y la agresividad como su correlato y la función del deseo, también estructural, que da la dimensión de temporalidad y tiene la angustia de castración como correlato.

El lugar que ocupo en el lenguaje como significante me da el lugar que ocupo en el mundo, esto hace surgir la función del deseo como tensión temporal que impulsa al sujeto siempre hacia la muerte por el camino más largo, por los rodeos de la producción de realidad que le impone la pulsión como exigencia de trabajo psíquico.

Podríamos decir que el enfermo psicosomático es aquel que evita el trabajo psíquico, el trabajo del lenguaje.

Este suicidio de la función que acontece en el psicosomático, esta identificación a la función sexual para eliminarla, este no estar de acuerdo con la reproducción sexual y por tanto con la condición de mortales nos hace preguntarnos si no es demasiado costoso el ahorro de gasto psíquico que se impone.

Este defenderse de lo que le defiende nos muestra otra manera posible de operar con el lenguaje.

El cuerpo en función del lenguaje es un cuerpo significante, en su constitución pasa por el fantasma de cuerpo fragmentado que le permite hacer significante cada parte de su cuerpo, por eso que el cuerpo es un cuerpo de órganos significantes. La relación al significante del sujeto va a determinar su relación con los órganos, así decimos que el psicótico tiene un cuerpo sin órganos, porque al estar forcluido el nombre del padre, significante mayor que organiza el sistema significante, quedan forcluidos los significantes. Así como el neurótico goza de manera inconsciente del cuerpo significante o el psicótico goza de un cuerpo transcorporal, el psicosomático goza de la función corporal.

El cuerpo como i(a), como distribución libidinal, y como objeto a, como imaginario, como simbólico y como real imposible. El falo no es representable ni especularizable por tanto queda fuera del cuerpo imaginario, como resto de la operación, mientras que el objeto a va a ser el resto de la operación de división del sujeto, por eso que el fantasma es la respuesta a no saber del deseo.

El psicoanálisis nos dice que el lenguaje es el aparato del goce, por eso decimos que es por medio del goce que va a tener acceso a la realidad. Y es por el lenguaje que llega el goce al cuerpo. Cuerpo imaginario, real y simbólico, se anudan topológicamente no siendo sino en esa triplicidad, siendo desde ésta que podemos hablar del cuerpo. Cuerpo imaginario, cuerpo libidinal y cuerpo pulsional, donde el goce pulsional comanda y determina la distribución libidinal y la función imaginaria, por eso que en psicoanálisis se trata de la transformación del goce pulsional.

La pulsión es irreductible, no es susceptible de ser reprimida, se estructura como montaje de cuatro lugares para la fuente, cuatro lugares para el objeto, cuatro modos de alcanzar la satisfacción, y un empuje constante y sus reversiones. La pulsión siempre alcanza la satisfacción, aunque el sujeto sufra, aunque se angustie, aunque goce de un goce neurótico, perverso o psicótico, que en definitiva no son sino maneras de gozar del Otro, gozar del falo o bien gozar del cuerpo, lugares de la constitución normal del sujeto.

GRUPO CERO
ALCALÁ DE HENARES 
Departamento de Clínica
Tel. 91 883 02 13
Previa petición de hora

 


Índice - Página Principal 


El psicótico nos muestra que lo raro es que no estemos todos locos, en tanto todos somos más hablados que hablantes, aunque en el psicótico algo habla, su i(a) habla, oye voces, de las cuales no se reconoce como sujeto.

Lo simbólico agujerea al ser humano y es en esos agujeros, en los orificios que se engancha la pulsión, podríamos decir que nuestro verdadero cuerpo son los orificios que sostienen su vestimenta significante.

Erogeneidad, erotismo y belleza como funciones del cuerpo pulsional, libidinal y narcisista, donde la identificación significante, inaugura la demanda al Otro surgiendo la pulsión, donde para llegar al cuerpo del deseo habrá que ir más allá de la barrera de la belleza, de i(a), más allá de lo que la libido me marque como significante, más allá de la libido como instrumento, es decir la libido como órgano, por eso decimos que el cuerpo en la estructuración del deseo es un cuerpo gozante.

El verbo es un decir menos tonto, como la poesía, por eso que en los infinitivos, en los verbos está el deseante.

El goce de la palabra hace estallar los marcos referenciales y racionales, en tanto sabemos que el significante pervierte la cosa, hace que se separe la cosa del nombre que la nombra, por eso que imaginario, real y simbólico son más lugares que contenidos, siendo lo importante cómo se piensa su forma de relación. Si se piensan anudados borromeicamente, es decir antes del nudo no existían, sólo son en esta relación de tripicidad, o bien se piensan como relaciones duales.

El psicoanálisis al paciente psicosomático le permitirá acceder a la función significante, donde no hay represión o forclusión del significante como en las psiconeurosis o la psicosis sino que la represión cae sobre la función misma, no sobre la acción del verbo, sino sobre el acto, no sólo una inhibición de la función o un síntoma donde alguna satisfacción hay, sino que encuentra el goce en la represión del aparato del goce mismo, del aparato del lenguaje.

Si el goce no está en lo buscado ni en lo conseguido sino en la repetición, es decir el goce de buscar, no está ni en el camino ni en lo caminado sino en el goce de caminar, la escucha estará en relación al sujeto del verbo, al sujeto de la enunciación.

El significante que me hace responder como deseante me representa para un representante de la pulsión que ha caído en el olvido, bajo la operación de represión, es decir que me tocan aquellos significantes que toquen algún significante para mí, inconsciente, reprimido. Sin embargo la lesión psicosomática, la lesión de órgano es significante, no es síntoma pero es significante, me representa como sujeto para otro significante.

En lugar de que S 1 me represente para S 2 , se holofrasea, ya está dividido antes de empezar, pero la operación de división no ha caído sobre el sujeto como significante en menos sino sobre el cuerpo significante.

En lugar de S 1 S 2 se holofrasea como S 2 S 1 .

El cuerpo erógeno o pulsional, el cuerpo en su complejidad, su tópica, su dinámica y su económica. Cuerpo no solamente viviente sino mortal. Cuerpo imaginario, realmente viviente y simbólicamente mortal.

Los fenómenos psicosomáticos son a los psiconeuróticos lo que las neurosis actuales son a las psiconeurosis, nos dice Freud, por eso que tal vez habría que pensar las enfermedades psicosomáticas con las mismas fuentes que las neurosis actuales, donde la represión está fuera de lugar, en la función sexual, en lugar de en la represión de los significantes, como modo de apropiarse de la cadena significante, como memoria que no olvida.

No cualquier manera de introducirse al lenguaje es igualmente eficaz.

Si no hay nada previo al lenguaje, si no hay realidad prediscursiva, cuando queremos abordar la cuestión de qué es un cuerpo, tenemos que ponerlo en relación al Otro, como lugar del significante, y también en relación al deseo del Otro, es decir identificarse como deseante. Entre la identificación primordial al rasgo unario, identificarse como significante y la identificación como deseante, es necesario que acontezca la identificación a la imagen del cuerpo propio, que da al sujeto su estructuración imaginaria.

No soy el Otro y el Otro no es ningún sujeto, no hay omnipotencia del Otro ni en el Otro ni en mí, la verdad no está en el Otro ni está en mí, hay que realizarla y nace transformada, siempre Otra cosa, en tanto nuestro deseo no es sino metonimia de nuestro ser.

No somos sino deseantes que como los ciegos de Breugel cada uno va de la mano de los otros sin saber adonde van, porque lo importante es estudiar, escribir, amar, y eso trae beneficios extraordinarios, ahí donde el sujeto pone su deseo, su pulsión, hay exigencia de trabajo psíquico, hay consecuencias. Porque el imaginario siempre nos da una utilidad pobre, frente a los efectos del trabajo pulsional.

El objeto a o resto metonímico de la operación de causación del sujeto en el campo del lenguaje, en el campo del deseo del Otro, instala el deseo como metonimia.

Al sujeto sólo le queda una respuesta: responder como deseante, en tanto el objeto a como objeto del deseo no responde tanto a propiedades que el objeto tiene en propiedad sino a ocupar el lugar de objeto causa del deseo, causa del sujeto deseante.

Podemos decir que en lo psicosomático queda afectada la realidad de la constitución del sujeto.

El psicoanálisis nos permite una escucha del sujeto de la enunciación, aún cuando hable en tercera o segunda persona, aluda o afirme, e incluso cuando niega es cuando más presente está.

Amelia Díez Cuesta. Psicoanalista
Madrid: 91 402 61 93

GRUPO CERO
MADRID
Departamento de Clínica
TRATAMIENTOS INDIVIDUALES Y
GRUPOS TERAPÉUTICOS
Tel . 91 541 47 60
Previa petición de hora

GRUPO CERO
BUENOS AIRES
Departamento de Clínica
TRATAMIENTOS INDIVIDUALES Y
GRUPOS TERAPÉUTICOS
Informes
: Mansilla, 2686 PB 2
(C1425 BPD) Bs As
Teléfonos: 4966-1710/1713 (De 10 a 19 hs.)
grupocero@sinectis.com.ar 
www.grupocero.org
www.grupocerobuenosaires.com

GRUPO CERO
BUENOS AIRES
Lic. Lucía Serrano
Tel. 4749 61 27
Previa petición de hora

GRUPO CERO
BRASIL
Departamento de Clínica
Tel. (51) 3333-4394
MARCAR HORA
GRUPO CERO

GRUPO CERO
GETAFE
Departamento de Clínica
Tel. 91 682 18 95
Previa petición de hora

BUENOS AIRES
VISITE NUESTRA PÁGINA
www.grupocerobuenosaires.com

www.grupocero.org



Índice - Página Principal 


FERIA DEL LIBRO DE MADRID

Cada cual representa un papel en este escenario privilegiado que es la Feria del Libro de Madrid. La misión de algunos es hacer de la mirada la curiosa herramienta que se acerca al libro para encontrarse con el humano producto de sus páginas impresas. Palabras, palabras encadenadas a ideas, para todos los gustos; las ideas de la Editorial Grupo Cero: Psicoanálisis y Poesía.

El reto, el de siempre, que los libros se hagan uno más entre nosotros, que deje de ser extraño encontrarse a alguien leyendo un libro de poesía en el metro, o un libro sobre la depresión en el autobús, o Las 2001 Noches en el banco del parque.

Nuestra editorial puede presumir de calidad y piensa de sus lectores que se merecen lo mejor: La mujer y yo, el último libro de Miguel Oscar Menassa, la estrella de la feria, record de ventas.

Comenzó con buen pie pues Su Majestad la Reina lo tomó en sus manos; reina y mujer, la poesía se acompaña en La mujer y yo de dos CD’s, uno audio y otro para poder disfrutar en el ordenador de la magia del color de la pintura de Menassa, la poesía vibrante en la voz del autor, acompañado de la música de Fernando Samalea.

Somos muchos los que disfrutamos entre sus versos.

Este año fue así, los madrileños preferimos la poesía, una poesía fresca, innovadora, libre, resuelta, dispuesta a ofrecer combinaciones imposibles, llenas de vida. Estamos dispuestos a descubrir que la poesía está al alcance de todos, que es el trabajo con la letra, los talleres de poesía lo que nos capacita para entregarnos a los poemas.

La mujer y yo, La poesía no se enamora nunca, los seis premios de poesía que concedió la Asociación Pablo Menassa de Lucia, versos como la vida en casa, estallidos del deseo, fuego de palabras que a golpe de lluvia generan la cortina de humo que nos brinda la intimidad de la lectura, la verdadera reunión con lo humano, golpes de realidad sobre papel barato, la mejor compañía, la poesía.

Y para los momentos donde la poesía no alcance, psicoanálisis para todos, libros para quienes quieren emprender el viaje por el inconsciente: La Identificación en psicoanálisis, Freud y Lacan hablados, Siete Conferencias de psicoanálisis en La Habana, Cuba; Psicoanálisis y Medicina, ... Cursos gratuitos de psicoanálisis y Clínica psicoanalítica al alcance de cualquier bolsillo.

Psicoanálisis y Poesía, la Editorial Grupo Cero os quiere agradecer este encuentro con el libro: a los compañeros de profesión, a los libreros, incansables vendedores de sueños; a la organización de la Feria, a todos los que nos visitaron, a los nuevos y a los de siempre, en especial a vosotros, que nos ayudasteis a superarnos un año más, un afectuoso saludo y ¡que disfrutéis de nuestros libros, que ahora son vuestros!

Seguiremos trabajando para vosotros, hasta el año que viene, mientras tanto, estaremos en las mejores librerías.

Eva Méndez Erranz
Vendedora de la Caseta nº 15
Editorial Grupo Cero

                     

                 

                 

                     

 

 

BEST SELLER 2003

LA MUJER Y YO

Un libro de película: Amor, sexo, lujuria, infidelidad, celos, envidia, amistad. Viajes increíbles donde el poema, la música y la pintura hacen cine.

Autor: Miguel Oscar Menassa
120 PÁGS.
Libro+CD
12 Euros; 14 $


Índice - Página Principal 


1 dibujo por día
1 cuadro por semana

momgallery 

Vea catálogos de las exposiciones

"MENASSA 2002" 

"POR BULERÍAS"

"MENASSA 2003" 

www.momgallery.com

CONOZCA LA OBRA DE

MIGUEL OSCAR MENASSA

CON FOTOGRAFÍAS Y VÍDEOS
www.miguelmenassa.com

PSICOANÁLISIS PARA TODOS

ATENCIÓN CLÍNICA

4 sesiones semanales  $ 100 
La atención clínica estará a cargo de Lucía Serrano

ENCISO 1363 – TIGRE
Teléfono: 4749 61 27
luserr@hotmail.com

BUENOS AIRES

PSICOANÁLISIS PARA TODOS

ATENCIÓN CLÍNICA

4 sesiones semanales  $ 100 

La atención clínica estará a cargo
de psicoanalistas de la Escuela
Mansilla, 2686 PB 2 - (C 1425BPD) Bs. As.
Teléfono: 4966-1710/1713

BUENOS AIRES

GRUPO CERO
BUENOS
AIRES
VISITE NUESTRA PÁGINA
www.grupocerobuenosaires.com

ASOCIACIÓN PABLO MENASSA DE LUCIA AULA DE POESÍA Y PSICOANÁLISIS

Soy lo que vuela
encadenadme y seré lo encadenado que vuela
matadme y seré lo encadenado, muerto, que

www.aulapablomenassa.com

ESTE ESPACIO PERTENECE A LA 
ASOCIACIÓN PABLO MENASSA DE LUCIA 

AULA DE POESÍA Y PSICOANÁLISIS

LA ASOCIACIÓN PABLO MENASSA DE LUCIA TAMBIÉN TIENE SU COLUMNA

PREMIO DE POESÍA Y PSICOANÁLISIS
PABLO MENASSA DE LUCIA

5ª CONVOCATORIA
BASES PARA LOS CONCURSOS DE POESÍA Y PSICOANÁLISIS

1 -Para socios de la Asociación Pablo Menassa de Lucia.

2. Podrán optar a estos premios obras originales e inéditas, escritas en lengua castellana. (Para la modalidad Poesía: con libertad de tema y rima).

3. Deberán presentarse tres copias del libro, mecanografiadas a doble espacio, en hojas de tamaño DIN-A4. Para la modalidad de Poesía, el máximo será de 800 versos y cada poema debe ser presentado en hoja separada. Para la modalidad Psicoanálisis, los originales tendrán un máximo de 80 páginas.

4. Junto con las copias del libro, que irán firmadas con seudónimo, deberá presentarse un sobre cerrado en cuyo exterior figure el título de la obra y el seudónimo. En el interior deberán figurar los datos del autor: nombre, apellidos, dirección completa y teléfono.

5. Los premios, tanto para la modalidad de poesía como para la modalidad de psicoanálisis, consistirán en la suma de 900 € y la publicación de 1.000 ejemplares en Madrid y 1.000 ejemplares en Buenos Aires.

6. El plazo de presentación de originales termina a las 19:00 horas del día 31 de julio de 2003.

7. Los originales se deberán remitir a:
Asociación Pablo Menassa de Lucia.
Aula de Poesía y Psicoanálisis.
Premio Pablo Menassa de Lucia.
Modalidad: Poesía y Psicoanálisis.
c/ Duque de Osuna 4 - Locales
28015 Madrid

8. Caso de no presentarse a concurso un mínimo de diez trabajos para cualquiera de las dos modalidades, los premios quedarán desiertos.

9. El incumplimiento de alguna de las bases, elimina automáticamente del concurso.

10. No se devuelven los originales no premiados.

VISITE
NUESTRA
PÁGINA

www.aulapablomenassa.com

ÚLTIMO AVISO
¡FECHA LÍMITE!
para entrega de originales
31 de julio de 2003

ASÓCIATE
SOCIOS
DESDE
6 EUROS AL MES
91 758 19 40


Índice - Página Principal 


BUENOS AIRES 

EN EL CENTRO CULTURAL GENERAL SAN MARTÍN

SALA 1

DEL 5 AL 31 DE AGOSTO DE 2003

ÓLEOS DE MIGUEL OSCAR MENASSA

Informes:
Escuela de Psicoanálisis GRUPO CERO
Mansilla 2686 PB 2 –Bs.As. Tel/Fax: 4966-1710/1713
grupocero@sinectis.com.ar-www.grupsocerobuenosaires.com

LOS DIENTES SON  EL ALMA DE 
TU SONRISA 

¡CUÍDALOS! 

CLÍNICA DENTAL GRUPO CERO

EN MADRID

METRO PLAZA DE ESPAÑA

C/ DUQUE DE OSUNA, 4
28015 MADRID

PEDIR HORA
Teléfono:
91 548 01 65

 REVISIONES PERIÓDICAS
PARA EL CUIDADO
DE SU BOCA

- Limpieza bucal
- Empastes
- Extracciones
- Ortodoncia
- Prótesis
- Rayos 

MENASSA 2003
Cierre de la muestra

Miércoles 16 de julio de 2003 a las 20.00 horas

El día del cierre, todos los cuadros tendrán un 40 % de descuento (pagando al contado) por gentileza de la Escuela de psicoanálisis Grupo Cero, no del pintor.

C/ Duque de Osuna, 4 - 91 758 19 40


Índice - Página Principal