ÍNDICE EXTENSIÓN UNIVERSITARIA Nº 84

SEMINARIO SIGMUND FREUD
Lunes 17/10/05 CLASE INAUGURAL
YA QUE HAY QUE CAMBIAR... BRUXISMO
GRUPO CERO EN LA RADIO
"UNA CITA CON LA PALABRA"
EL PSICOANÁLISIS TIENE MUCHO PORVENIR CLÍNICA DENTAL GRUPO CERO
XII CONGRESO INTERNACIONAL GRUPO CERO DEPARTAMENTO DE CLÍNICA MEDICINA PSICOSOMÁTICA I
ESTUDIO COMPARATIVO DEL MARXISMO... ÚLCERA PÉPTICA: UNA DEMANDA DE AMOR ESCUELA DE PSICOANÁLISIS Y POESIA GRUPO CERO

MIGUEL OSCAR MENASSA: Ustedes me tienen que permitir algunas licencias, eso no quiere decir que no me tengan que preguntar por esas licencias sino que me las tienen que permitir, con vuestra actitud, luego ustedes pueden protestar, pero tienen que tener una actitud de poder recibir.

Es decir, yo les prometo que me voy a olvidar de todos los alumnos que tuve en mi vida, pero ustedes me tienen que hacer la promesa de olvidarse de todo lo que aprendieron por ahí. ¿Para qué? Para ver si nos podemos relacionar, para ver si yo me entero qué alumnos tengo, para ver si ustedes se enteran qué profesor tienen.

¿Qué les parece? Yo sé que no es tan fácil, pero lo vamos a intentar.

Si yo digo “Teoría psicoanalítica” según dónde esté parado formalmente, dónde esté detenido en el discurso científico, digamos, tengo que pensar en un trabajo.

Quisiera que al principio de todo, cuando no entienden me paran, me preguntan, hacen ruidos, no hagan mucho ruido porque te clasifican como neurótico.

Tengo que pensar que hubo un trabajo, porque si no, tendría que pensar esencia de las cosas, es decir, que la ciencia existe y entonces voy yo con una lupa o con una oración y ¡pum! descubro la ciencia.

No es así. Las disciplinas científicas no existen hasta después de ser producidas.

El número natural con el cual ahora nos manejamos perfectamente y nadie nos engaña. Pedimos tres patatas y nos dan tres patatas, no necesitamos hacerle así con los dedos. Además, la ley de esa operación, la operación formal, la suma es algo que está incorporado a nosotros, pero fue una teoría, antes de la operación formal de la suma, los números no tenían nombre, las cantidades no tenían números, para decir cinco yo tenía que mostrar cinco dedos, el ábaco, los nudillos. Pero después yo me daba cuenta si me daban cuatro vacas en lugar de cinco vacas, sabía lo que quería decir eso aunque no estaba registrado como número natural y la operación suma todavía no estaba a nuestro alcance.

Una vez que se produce el número natural, desde esa producción teórica-científica, nosotros podemos dar una mirada atrás, y decir: bueno, evidentemente lo que existía como matemáticas y como aritmética antes de la
creación del número natural era ideológico.

¿Por qué? Porque a partir de la ley de los números naturales, dan comienzo una serie de procesos... Los científicos de la época, el número natural todavía no podían entender que era teórico, estaba unido a la cosa, era como una bolsita, tres y aparecían tres manzanas, era pensado de una manera muy directa.

 

En cambio con la aparición de la fracción nace el número irracional, ¿irracional con respecto a qué? A la racionalidad de los números naturales, no quiere decir que sean números irracionales.

De la mujer se dice “es irracional”, es irracional respecto a la razón masculina, no que ella sea irracional. Es irracional el número comparado con el número racional. ¿Me siguen?

Todo esto es para mostrarles que tiene que haber un trabajo, porque si no, no les puedo explicar el tema de hoy que es la “Teoría del inconsciente”, tiene que haber un trabajo.

Dos mil años después de las matemáticas, que dan como sentido la agrimensura, la física crece como ciencia física a partir de las magnitudes geométricas. ¿Se acuerdan de las magnitudes geométricas? Rayita igual rayita
(-=-), esa será una magnitud geométrica vacía de contenido, entonces con la matriz vacía de las magnitudes geométricas comienza la ciencia física. ¿Antes qué era? Era un campo ideológico, nociones. Tenían noción de velocidad

Todo el misterio. Óleos sobre lienzo 73 x 60 cm. de
Miguel Oscar Menassa


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Indios Grises en concierto. Óleo sobre lienzo 146 x 114 cm de
Miguel Oscar Menassa

pero no había concepto de velocidad. El concepto de velocidad viene con la fórmula de la velocidad y para eso necesité recurrir a otra ciencia.

Las matemáticas, al forjarse como ciencia, lo hace, con tal vigor, con tal potencia que forman parte del inconsciente de todas las ciencias.

Las ciencias se producen exactamente como se produce el número natural. Es decir, había dos conjuntos reales, estaban las vacas y los dedos, y se intercambiaban. Para que existiera el intercambio dijimos que había una noción imaginaria. El sujeto (nosotros lo decimos con nuestro conocimiento actual) tenía que tener como condición imaginaria la cantidad. También tenemos que pensar que imaginariamente el sujeto tenía una noción de valor. ¿Por qué digo esto? Porque para que existiera ese intercambio desproporcionado, digamos, de cantidades no iguales (que eso lo da la noción de cantidad), tenía que haber una noción de valor, es decir, 14 ovejas tanto como 7 vacas, por ejemplo.

A esa condición imaginaria, la producción de los números naturales, lo que hace es ponerle un símbolo. Ahora lo que va a pasar es que se va a asesinar (los teóricos lo dicen así, se va a asesinar porque verdaderamente desaparece) uno de los objetos reales, no hay más dedos, la relación pasa a ser imaginaria, real, simbólica, el triángulo es imaginario-real-simbólico, simbólicoimaginario-real. Y ¿qué es este famoso símbolo? El número, 1, 2, 3, 4... Voy a comprar vacas ahora pero me meto las manos en los bolsillos y digo 5 vacas. Eso es la ley de los números naturales, aquello que me permite meterme las manos en los bolsillos y decir 5 peras, 3 dólares.

Condición real, para hacérselo rápido, el niño, la madre, y el falo imaginario, cuando acontece el símbolo en el niño, pasa exactamente lo mismo, la madre desaparece de la circulación, se hace inconsciente, el chico tiene ahora una relación entre el imaginario, la realidad y lo simbólico. Se produce exactamente como se produjo el número natural.

Las ciencias también tienen inconsciente, por eso no hay que echarle la culpa a los científicos. Freud era burgués ¿cómo va hacer una ciencia revolucionaria? o el otro era paralítico ¿cómo va a hacer una ciencia del deporte? La gente piensa así y no hay que pensar así, porque la ciencia tiene su historia y va tomando a los sujetos desprevenidos, agarra a Menassa, y le pone ahí. No es Menassa el que decide investigar el campo del psicoanálisis;
el campo del psicoanálisis es el que va utilizando a todo aquél que está cerca. Es como la especie, 3 hijos, a éste 2 hijos, a éste 4. Pero eso es la especie, no es ningún sujeto psíquico el que quiere tener hijos, y menos que menos criarlos, darles educación.

Todo eso es una cosa que se tiene que aprender en la cultura, entre otros hombres, en las bibliotecas, porque naciendo hombre, naciendo mujer, no sabemos nada de ser madre o padre, no tenemos ni noción, no entra en nuestro aparato psíquico, por lo tanto se tiene que aprender todo.

No quiero molestarlos, en mis épocas de médico, no hace mucho, en el siglo pasado, evidentemente a veces teníamos que tratar a la madre para que el niño comiera, y teníamos que tratar a la madre para que el niño caminara, veíamos niños en hospitales de 7 años que venían en brazos de la madre y se iban caminando. Esas diabólicas estenosis pilóriperocas que son mortales, que los médicos mandan a cirugía...

Bueno, el psicoanálisis urgente de la madre, hecho por 3 ó 4 psicoanalistas a la vez, detuvo, por lo menos en mi experiencia, 2 ó 3 estenosis pilóricas sin que fueran a cirugía, cosa que es algo novedoso.

¿Entendemos? Que hay que aprender todo, a ser madre, a ser padre y a ser hijo. ¿Qué escuela para padres? Hay que poner una escuela para hijos para que puedan aprovechar la herencia de los padres, cultural o económica, para que puedan aprovechar la herencia social, aunque no sea de los padres. La Biblioteca Nacional no es de mi papá pero tiene unos libros maravillosos y yo, como ciudadano madrileño, heredo la Biblioteca Nacional, pero me lo tienen que enseñar. ¿Alguna vez les dijo alguien que ustedes eran herederos de la Biblioteca Nacional? Nada, hay alguno que no sabe ni dónde está. No importa porque ahora esas cosas están en Internet, pero digo, uno tiene que capturar eso.

Uno se pone a hacer algo, cualquier cosa que haga y no puede empezar todo de nuevo, no, se tiene que montar en el lugar al que se llegó, no hay que desconfiar tanto de la gente.

Si el maestro me llevó hasta el quinto escalón, para qué voy a empezar por el primero de nuevo, si ya a él le costó 35 años subir del escalón número 1 al escalón número 5, yo ahora voy a hacer la prueba, bueno, o yo soy más inteligente que el maestro.

Me voy a pasar 35 años para subir al quinto escalón. En cambio, reconozco que tengo ese maestro y empiezo por el escalón número 6.

Para cualquier trabajo, para el trabajo teórico también, se necesitan: materia prima, instrumentos y trabajador. El objeto producido no se puede parecer ni a los instrumentos, ni a la materia prima ni al trabajador. Un banco de carpintero que se
parezca al carpintero va a la Bienal de Venecia pero no sirve para banco de carpintero. Y el banco de carpintero que se parezca a una gubia tampoco, tampoco. Una gubia es aquello con lo que yo limpié la madera para hacer el banco bien hecho. No se puede parecer a ninguno de los instrumentos.

El paciente, producto efecto del trabajo psicoanalítico, primero de todo, no se puede parecer al psicoanalista, porque el psicoanalista es el trabajador. No se puede parecer a la teoría psicoanalítica, que es el instrumento con el cual se trabaja. Y no se puede parecer, de ninguna manera, a la materia prima, que son sus propios sueños, su propia vida. Porque, si él se sigue pareciendo a lo que contó, quiere decir que no hubo interpretación.

Usted llega: “soy huérfano, no me quiere nadie”, después de 4 ó 5 años de análisis no puede decir “soy huérfano, no me quiere nadie”. Ya no soy lo que vine a plantear. Ya hubo un cambio, si no, no hubo trabajo psicoanalítico. Por eso, con el psicoanálisis no se puede engañar a nadie, a nadie, porque el psicoanálisis es muy evidente, muy público.

Usted viene aquí sin ninguna responsabilidad, pero viene, le gusta, viene, discute conmigo, viene, lee, entonces, en la esfera social, ya lo empiezan a responsabilizar, ya no puede seguir siendo el mismo, ya no puede seguir diciendo las mismas cosas que decía ayer. Te lo van a exigir, ¿cómo, hace tres años que hablas con Menassa y todavía no te pasó nada?

Yo empecé a hacer cine así, la gente me decía ¿cómo, hace cuatro años que conoces a Antonia San Juan y todavía no haces cine? Y yo agarré y me puse a hacer cine, para que no hablaran mal de ella.

Por ejemplo, los jóvenes tendrán que empezar a luchar verdaderamente por su dignidad, y eso vamos a ver qué quiere decir.

A mí me gustaría tenerla ¿a ustedes también? La dignidad no la venden en el supermercado y tampoco se puede producir en soledad. La dignidad es algo que se produce comunitariamente entre varios que respetan las leyes preestablecidas por ellos mismos para poder funcionar en la realidad.

Yo creo que ustedes se dieron cuenta que el mundo cambió y eso quiere decir que cada vez están más estrechos los caminos de la libertad, se trate de cualquier libertad. Y para no molestar a nadie, la libertad sexual, la libertad en el amor, la libertad en la escritura, vamos a hablar de eso: no hay ni esa libertad.

El control sobre el ciudadano tiene que ser extremo porque si le dejo librar su sexualidad al azar de los acontecimientos, su sexualidad puede ser muy creativa y entonces ¿qué le pasa a una sexualidad creativa? no que vaya inventando poses sexuales, no hay más inventos, ya se inventaron todas, sino que la sexualidad creativa quiere decir que, haciendo el amor con las personas, relacionándome con las personas surgen proyectos que en mi casa sentado en una silla no pueden surgir jamás. Por lo tanto, hasta la mujer puede querer liberarse cuando está entre amigas.

El hombre quiere ser el patrón de la situación cuando está entre sus compañeros mercantiles u obreros. Es muy loable que sea así pero, claro, hay que hacer algún trabajo.

No es que me guste Martí especialmente, porque cuando uno dice una frase de un autor parece que lo recomendara. Él dice: hay un camino hacia la felicidad y es por el camino del trabajo. Antes del comunismo, antes del marxismo, antes de la religión, él la vio clara, por lo menos en esa frase. Hay un camino para la felicidad y es el camino del trabajo.


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Yo se lo voy a explicar conmigo. Yo, como trabajador, pensaba que no había felicidad atribuible a los trabajadores, pero resulta que viene Martí a decirme: no muchacho, la felicidad sólo se puede alcanzar por el camino del trabajo, por lo tanto, si es verdad que trabajas de eso que dices que trabajas, en ese camino hay felicidad. Y, si no hay felicidad en ese camino, es porque no estás trabajando de lo que dices que estás trabajando.

Primer problema que plantea Freud a la ciencia contemporánea, dice: la materia prima de mi investigación es el sueño contado, entonces empezaron a aparecer un montón de críticas. Por ejemplo, su compañero Janet le dijo pero cómo puede ser, el sueño contado, esa imperfección, una materia prima. Una materia prima tiene que consolidarse como materia prima. Podemos decir, la madera fue la materia prima, puedo reconstruir un árbol, pero cómo voy a construir un sueño si el sueño me lo da fragmentado, me lo cuenta mal, no me puede contar lo que soñó, aunque quisiera. Cuando le voy a contar al psicoanalista, le cuento cualquier cosa, no le cuento el sueño soñado, no le cuento el polvo vivido, no le cuento la malasangre que me hice
con mi marido, con el patrón. Cuando le cuento ya transformé todo, le cuento otra cosa. ¿Por qué? Porque el hombre es incapaz (la mujer también) de poder relatar la vida que hace, esa es la imposibilidad humana, por eso que se generan tantos líos. No puedo transportar al habla lo vivido sino de una mala manera, en un maldecir, en un permanente maldecir voy contando lo que me pasó, que ya es otra cosa.

Podemos hacer pruebas. No puedo dar un paso más si no entienden esto porque no van a entender nada. Hacemos ahora mismo la prueba.

Alumno: ¿Por qué no se puede?

M.O.M.: Primero de todo, no se puede porque lo que recuerdo no es lo vivido. Yo recibo el impacto de lo vivido, pero los aparatos de percepción son limitados y para poder seguir percibiendo eso, ya lo mandé a la memoria, ya no lo tengo, lo tengo que ir a buscar a la memoria. Pero el gesto que encuentro no es el gesto que usted hizo, ni siquiera el gesto que yo registré. ¿Por qué? Porque de la percepción hay que llevarlo a la memoria y eso es un tránsito, en ese tránsito se transforma lo vivido, lo tocado, se transforma para ser recordado como otra cosa que lo que pasó, porque lo que pasó está en el sentir y cuando quiero ir al sentir ¿qué hago? Tengo una alucinación. Cuando no quiero recordar de manera diferente a lo vivido y quiero ir a buscar en el recuerdo lo vivido, me encuentro con el sentir, es decir, me encuentro con la alucinación.

El asunto es que la memoria ésta es un tránsito, así como lo digo, ustedes piensen un tránsito que va desde lo que percibo a lo que memorizo, bueno ahí cambia la situación. Esto es un superparéntesis. El niño, cuando recibe su educación, no la recibe como nos la enseñan en el colegio: nos dicen maestra y aparece una señora más o menos gordita debajo de la palabra maestra, árbol y debajo un árbol, mujer una mujer. Eso es la educación pero al niño ¿cómo le entra el lenguaje? Le entra así: conozco a Antonia San Juan el mismo día que conozco la palabra tomate y el mismo día que conozco la palabra mamá y el día que a mi papá se le cae la botella de Coca-cola y se le rompe, entonces me entra todo junto. No tengo debajo de la palabra Antonia San Juan, por ejemplo, una actriz de cine, no, tengo el tomate. Después abajo tengo a mi mamá y mi papá que se le cae la botella de Coca-cola. Entonces estoy en el hipódromo y a un señor se le cae una botella de Coca-cola y hago un ataque de depresión que me muero, cuando mi padre realmente murió hace veinte años. Puedo dar más ejemplos, hasta aturdirlos verdaderamente.

Y además, es muy importante porque no es que me enseñaron eso mal o bien, me lo enseñaron de una manera atroz: dándome la teta. Generalmente te dan la teta en una posición rara, muy cómoda para el bebé, y ahí le va diciendo cositas, le va diciendo “la vida es mala” “tu padre me hace renegar” “qué dolor de cabeza tengo”. Va experimentando esas sensaciones de una manera abrupta, de una manera brutal, porque el chico es chiquitito, una matriz sensible, y la madre es una pasión llena de deseos entrecortados, como toda madre, deseo fuerte y entrecortado, como shock eléctricos que van cayendo sobre el pequeño niño. No vayan a creer que estoy defendiendo la niñez.

Es cierto que, después, uno hace lo que puede con la educación, porque con iguales padres salen personalidades diferentes, con igual educación salen educados distintos y con igual entrenamiento sale un jugador diferente.

Si al niño, en lugar de empezar a molestarlo al año, le empiezan a molestar a los cuatro años, seríamos hombres más fuertes.

Pero claro, al año y medio ya tienes que empezar a defenderte y, ahora, con los métodos superespecialistas que tienen, ya antes de nacer saben el defecto que tendrá el niño, ya lo empiezan a curar antes de que aparezca el defecto, por lo tanto te generan el defecto.

Todo se tiene que administrar y comprarme el saber tampoco serviría porque después hay que administrarlo. ¡Venga el saber!

Decimos, pero el saber se fabrica, se construye, como la riqueza, como el amor. Si no viviéramos en sociedades tan injustas, pensarían seriamente junto conmigo que el trabajo es un don, una virtud, porque puede modificar la realidad, puedo unirme a otros trabajadores y modificar la cultura que se cierne sobre nosotros.


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XII CONGRESO INTERNACIONAL GRUPO CERO
20 años de la fundación de la Escuela de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero

Carlos Fernández del Ganso
Psicoanalista.
Madrid 91 883 02 13

ESTUDIO COMPARATIVO DE LOS
MANIFIESTOS DEL MARXISMO,
SURREALISMO Y GRUPO CERO

Aquella mañana había escuchado atentamente cuatro ponencias sobre Psicoanálisis y Medicina. El congreso era un transcurso, un proceso de continuas tesis. Tras un breve descanso, recordé el sueño que había tenido esa misma noche: André Breton llegaba a la consulta de Miguel Oscar Menassa, un gran salón con maderas nobles, cuadros, libros y ordenadores de alta definición serían testigos del encuentro. Breton y Menassa conversaban de marxismo, de poesía, del hombre. Yo presente en la escena, tomaba notas para confeccionar mi trabajo del congreso.

Comenzó hablando el firmante de los manifiestos del surrealismo: Tanto va la fe a la vida, a lo que en la vida hay de más precario, me refiero a la vida real, que finalmente esa fe se pierde.

La carencia de cualquier rigor conocido, le otorga la perspectiva de vivir varias vidas simultáneas, se arraiga en esta ilusión y sólo quiere saber de la facilidad instantánea y extrema de todas las cosas. Cuando con el andar del tiempo, el hombre quiera intentar una reacción, ya no podrá tener éxito, faltará a sus gestos amplitud y a sus ideas envergadura. Exclamando en voz alta ¡querida imaginación! Lo que más quiero de ti es que no perdonas. Todos saben que los locos sólo deben su internación a una pequeña cantidad de actos reprimidos por las leyes y que, a no mediar tales actos, su libertad no estaría en juego. Me pasaría la vida provocando las confidencias de los locos. No ha de ser el miedo a la locura el que nos obligue a poner a media asta la bandera de la imaginación.

Menassa sentado en un gran escritorio intervino: La diferencia entre la escritura y lo que el hombre que escribe puede con su vida, es un drama que hasta ahora sólo pudo ser solucionado con la muerte, la locura o la terrible enfermedad, en todos los malditos o en aquellos que sin llegar a serlo lo ambicionaban. La vida de la escritura es la vida de la escritura y la vida del escritor es un mínimo inconveniente que la escritura supera en todos los casos. Breton levantando la voz: tengo una idea demasiado inestable de la continuidad de la vida para dar a los momentos de debilidad y depresión el valor de mis mejores minutos.

Pretendo que se callen cuando han dejado de experimentar sentimientos.

La irritante manía que consiste en reducir lo desconocido a lo conocido y clasificarlo, adormece los cerebros.

Se hizo un silencio indescriptible, Breton miraba a Menassa como pidiéndole que interviniera y como no lo hizo continuó, en un francés solemne: Todavía vivimos bajo el reinado de la lógica, justamente a esto quería llegar.

Dejando de dibujar rostros, Menassa con voz suave: de ninguna manera el tiempo de matar puede ser el tiempo de la creación y no me venga a preguntar de dónde sacamos esto, porque como usted sabe o debería saber, la fantasía se constituye por aprèscoup.

Si la cultura dice que no a nuestros actos vitales, si la contracultura nos acusa, estamos frente a un fenómeno especial: En las pareces sí, pero con buena letra. Entre la sabiduría y la ciencia prosiguió Menassa, hemos elegido la sabiduría, único territorio donde se agolpan, tanto los problemas como las soluciones del vivir. El hombre vive desgarrado en su ser, pero nunca
 

sabremos ni las dimensiones ni la geografía donde anida dicho desgarro. Por eso, preferimos que nuestra palabra esté más cerca de la sangre que de las palabras. Tendremos que saltar mil veces hacia el vacío, hasta darnos cuenta que en el vacío no nos espera nadie. Es hora podemos comenzar a hablar.

Breton se levantó, giró dos veces el cuello sobre sí mismo y dirigiéndose a una habitación contigua se tumbó en un diván de piel y como balbuceando se preguntó ¿cuándo habrá lógicos y filósofos durmientes? Quisiera dormir para poder entregarme a los que duermen, del mismo modo que me entrego a los que me leen, con los ojos bien abiertos, para acabar con el predominio del ritmo consciente de mi pensamiento en este asunto. Yo creo firmemente en la fusión futura de esos dos estados, aparentemente
tan contradictorios: el sueño y la realidad. Yo creo en una especie de realidad absoluta, de superrealidad.

De pronto Breton escuchó, tras él, la voz de Menassa, que sentado en un sillón de cuero negro le decía: no se trata de ennoblecerse, se trata de sobrevivir a cualquier precio. Las ideas vigorosas no bastan.

Breton se levantó de golpe y mirando por los ventanales que daban al jardín, exclamó: el acto surrealista más simple consiste en salir a la calle empuñando revólveres y tirar sobre la multitud al azar cuantas veces sea posible. Intento de resplandor que el surrealismo busca en el fondo de cada uno de nosotros. En cuestión de rebeldía los surrealistas no necesitamos antepasados.

Y ustedes, mirándome de soslayo, ¿los del Grupo Cero qué dicen? Por primera vez en el sueño, intervine, tomando el segundo manifiesto y leyendo: No queremos abolir la justicia, queremos agregarle a la justicia la capacidad de detectar las diferencias. El hombre siempre es una encrucijada que se resuelve con un asesinato: la justicia debe saberlo. La precisión de un acto (aunque en sí mismo sea un acto salvaje) debe tener siempre el perdón de la justicia, si es un acto perfecto no volverá a repetirse. Las imprecisiones habrá que castigarlas severamente, ellas anuncian la repetición inútil y ciega de una realidad infantil sin sentido social.

Levanté los ojos del manifiesto y le pregunté a Menassa sobre los miserables y los traidores, él me respondió. Los miserables son los que se comen siempre el pan que no les corresponde.

Los que nunca están dispuestos a hornear el pan que comemos.

Y los que se aburren por las cosas chicas y por las cosas grandes, los que se aburren en general son los traidores. Y ¿el goce? Maestro. El goce será el encuentro con lo que no soy ni me pertenece, el goce será el goce de las diferencias.

Yo proseguía tomando notas para preparar la ponencia y recordaba el primer manifiesto internacional Grupo Cero fechado en 1977 en Madrid y publicado en la revista Grupo Cero número 3: Sabemos que hay una historia que no perdona. La historia del conocimiento. Ahora le toca a las ciencias, en general del hombre, esas, que casi no existen, tan conjeturales, ellas, tan parecidas a las conversaciones entre amigos.

Breton se incluyó en la conversación: la virtud de la palabra y más aún la de la escritura, me parece residir en la facultad de abreviar, de modo sorprendente, la exposición de un número de hechos poéticos o de otra índole de los que el yo constituye la substancia. No había trampa de mi parte, sino afán de violentar.

Entonces le pregunté a Breton de dónde la palabra surrealismo, él me respondió: Sólo por mala fe se nos podría discutir el derecho de emplear la palabra surrealismo, resulta evidente que antes de nosotros no había conocido fortuna. Combatimos la indiferencia poética en todas sus formas, el arte como distracción.

La investigación erudita, la especulación pura, no queriendo nada con los pequeños o grandes ahorradores del espíritu. Se trata de la necesidad de acabar con el idealismo propiamente dicho, para lo cual sólo la creación de la palabra surrealismo significa una garantía.

Yo recordaba haber leído que el surrealismo se considera indisolublemente ligado a la marcha del pensamiento marxista y que a cada momento retoma la discusión de sus premisas originales.

Consideraban la escritura automática y los relatos de sueños como dos operaciones. “El lenguaje ha sido dado al hombre para que lo utilice de modo surrealista”. Exaltado y canturreando Breton proseguía: el surrealismo es el rayo invisible que nos permitirá un día triunfar de nuestros adversarios: “No tiembles Adefesio”.


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XII CONGRESO INTERNACIONAL GRUPO CERO
20 años de la fundación de la Escuela de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero

 Este verano las rosas son azules, la madera es vidrio,  la tierra envuelta en su verdor me impresiona tan poco como un aparecido. Vivir y dejar vivir son soluciones imaginarias.

Aquel sueño era muy productivo y las notas que tomaba iban confeccionando ellas solas, la ponencia. Les pregunté a los poetas por una nueva manera de vivir y Menassa mirándome a los ojos: la fe, hechos, ciega acción, transformándose en pasiva carne, destinada, a la reproducción de los sentidos. La comprensión, actos, donde los hechos, fueron transformados por las palabras, ordenados, en una relación social y son ahora herramienta, para leer, en las ideologías, instrumento para la construcción, de nuevos modelos ideológicos, en general, nuevas maneras de vivir. Escúcheme doctor, me dijo Menassa: El hombre que transforme su fe en comprensión (y comprenderán sólo aquellos decididos a vivir en un mundo poblado de otros hombres, además, de él mismo y sus quimeras) robará a su ceguera fugaces estallidos de colores. Dejará de ver la parcialidad que sus circunstancias históricas le imponen, para ver, el resplandor de la universalidad de su ser. Que las mismas circunstancias históricas le permiten.

En el sueño apareció un rayo de luz pintando sombras y recordé aquel poema que comenzaba así: Hoy hablaré de algo que conocemos todos: cuando le quito mi amor es cuando más me ama. Cuando ella sueña con otro es cuando la deseo. Cuando estamos separados del todo, estamos juntos.

Como había trabajado el manifiesto marxista, empecé a leer: la historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases. Opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, lucha que terminó con las transformaciones revolucionarias de toda la sociedad o el hundimiento de las clases en pugna. El poder estatal no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa y la burguesía no puede existir sino a condición de revolucionar incesantemente los instrumentos de producción y por consiguiente las relaciones de producción y con ello todas las relaciones sociales. Escúcheme me dijo Menassa: En esta época, el campo donde acontecen las relaciones sociales, determinadas y determinantes, que no por estar sometidas a las transformaciones de su propio tiempo, el futuro anterior, que no por eso, quiero decir son menos sexuales. Relaciones sexuales, que no por ser producto del trabajo inconsciente, y por ello, estar sometidas a transformaciones, discontinuas de su propio tiempo, el futuro anterior, que no por todo eso, quiero decir, son menos sociales.

Por ahora, prosiguió el maestro, pongamos marxismo y psicoanálisis y las dos palabras en cuestión “valor”, “falo” que como sabemos son dos conceptos y como tales, objetos suprasensibles, materiales, pero no corpóreos. Invariantes sistémicas que ocupan, como todo dios, el vértice del triángulo que dominan y que por no formar parte del cuerpo de aquello que regulan, toda relación en la base del triángulo, se transforman, en objeto del
deseo de todo el sistema.

Yo recordaba de las clases en la Escuela de Psicoanálisis que las armas de las que se sirvió la burguesía para derribar el feudalismo, se volvieron contra la propia burguesía y no solamente forjó las armas que le darían la muerte, sino que produjo también a los hombres que empuñarían esas armas, los proletarios. Marx nos dejó escrito que el precio de todo trabajo, como el de toda mercancía, es igual a los gastos de producción, por consiguiente, cuanto más fastidioso resulta el trabajo, más bajan los salarios y cuanto más se incrementa la maquinaria y la división del trabajo, más aumenta la cantidad de trabajo. Y por lo que respecta a la clase obrera, las diferencias de edad y sexo pierden toda significación social. El capital no es una fuerza personal, es una fuerza social. De modo que cuando el capital es transformado en propiedad colectiva, perteneciente a todos los miembros de la sociedad, no es la propiedad personal la que se transforma en propiedad social. Sólo cambia el carácter social de la propiedad. En la sociedad burguesa el pasado domina sobre el presente, en la sociedad marxista es el presente el que domina sobre el pasado.

Menassa mientras yo hablaba se había puesto a pintar un óleo para la nueva sede de la Escuela en la calle Duque de Osuna.

edificio de tres plantas y dos locales a 100 metros de la Plaza de España. Dejando los pinceles sobre el caballete y atusándose el pelo: vivimos y morimos, tras el vacío perfume de dos ilusiones: tener el valor, tener el falo. Revolucionar este estado de cosas, tendrá que ver con alguna toma de poder, no quiero poner en duda semejante verdad, sólo quiero decir: que más allá de la verdad, el poder, no existe. Que tomar el poder no debe alcanzar, estoy casi seguro, para que el hombre pueda, participar en la elección, del destino para el producto de su trabajo.

Para que el hombre pueda gozar de lo producido, por la realización de sus propios deseos. Decimos en el Grupo Cero que la desalienación no tendrá que ver, con devolverle nada a nadie.

Habrá por el contrario que extirpar del hombre, todo aquello que por impuesto, le restaba humanidad. Sin importarnos si las imposiciones, fueron sociales o sexuales. Yo llevado por mil frases que me acompañaban le pregunté ¿Podríamos pensar entonces el psicoanálisis como la única arma, por ahora, contra el verdadero poder del estado burgués? Como si supiera que le iba a preguntar, como si nuestras vidas fueran lo escrito, prosiguió: Sus modelos ideológicos: la familia, la religión, la creación, la medicina, las formas del ocio, todo aquello que nos forma para ser dominados, es producto de una filosofía de la conciencia, una filosofía que como sabemos no ve más allá de sus propios ojos, que no ve, más allá de su propio pedazo de tierra.

Psicoanálisis y marxismo, detonantes históricos cuyo destino, es, simplemente, levantar los velos, abrir los ojos, terminar con la ceguera o bien, psicoanálisis y marxismo dos prácticas endemoniadas que en su torbellino se llevan por delante la propia vida del practicante, su propia ideología. Psicoanálisis y marxismo, intentos destinados a subvertir el estado burgués y su filosofía de sostén. Lo que no querrá decir en ningún caso, como dicen algunos que el próximo paso, tenga que ver exactamente
con la dictadura del proletariado o bien con la dictadura de la locura.

En este momento busqué con la mirada a Breton que se había vuelto a tumbar en el diván y pensé que el movimiento surrealista nunca había sido grupal, que si bien sin el psicoanálisis no se hubiera producido el surrealismo, los surrealistas nunca se dejaron manejar por el concepto de Pulsión, el surrealismo en su intento por representar una concepción del mundo y la lucha por la afirmación de una ética, sin embargo había caído en juicios que si bien no fueron dirigidos contra las personas, sí sobre sus conductas.

Freud nos dejó escrito que es muy posible que el resto diurno represente en la formación del sueño el papel de socio industrial.

El socio industrial posee una idea y quiere explotarla, pero no puede hacer nada sin capital y necesita un socio capitalista que corra con los gastos. En el sueño el socio que corre con el gasto psíquico necesario para la formación del sueño es siempre un deseo de lo inconsciente.

Aparecieron en ese momento del sueño, poetas y psicoanalistas del Cero que se sumaban a la conversación, entre ellos el Master que con un micrófono y dirigiéndose a todos nosotros: Quisiera pensar, si ustedes me permiten, que el proletariado como la locura, existen como tales en presencia de sus respectivos polos dialécticos. En un caso, la burguesía, en el otro, la razón. Subvertir el estado burgués, subvertir la razón, querrá decir, entonces, modificarle definitivamente, el destino al hombre, ya, que ser proletariado o ser loco, perderá, su “razón” de ser. Quiero imaginarme, que cambiarle definitivamente el destino al hombre no tendrá que ver con ninguna dictadura. Ni ciencias, ni fusiles, ni poesía, ni amor. Lo que necesitamos es, lo digo simplemente, una transformación. El cuerpo, como vimos, no existe. La palabra, tampoco. Se trata, de una combinación, somos: un grupo.


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XII CONGRESO INTERNACIONAL GRUPO CERO
20 años de la fundación de la Escuela de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero

Aparece otra escena en el sueño: muchos libros apilados por todos lados y yo supervisando con el director de la Escuela, que con voz firme: Y ahora Fernández juéguese, se tiene que definir.

Entonces le hablé de la ponencia. Los manifiestos del Surrealismo, no manejan lo grupal ni el concepto de pulsión de muerte, la historia para ellos es casi sólo una crónica de su ascender de rodillas, del primer al segundo manifiesto e incluso los prolegómenos de un tercer manifiesto representan una novedosa concepción del mundo y en esa concepción son los valores vitales del hombre los que se jerarquizan en más alto grado y entre estos la imaginación, con sus resultantes, la acción creadora y el amor. Existe, en ellos, una honda preocupación por el destino del hombre, pero no lo resuelven. Sin embargo el Grupo Cero es un movimiento significante porque consideramos que es el grupo el que constituye sujetos, nombres propios donde ya no son lo que dicen sino lo escrito, una doble alteridad, una cosa nostra donde el dinero, el amor, el trabajo, son conceptos que están sobredeterminados de manera grupal. El dinero para un sujeto Cero es un objeto de estudio y un objeto de estudio lo sabemos no se puede poseer. El realismo Cero, no es tal realismo, porque su nivel de objetividad es la escritura, que sabemos tiene como función desrealizar, en cuanto a la verdad no existe sino para ser transformada. Todo integrante del Cero sabe que la igualdad no existirá en ningún caso a menos que se trate de una convención, todo integrante del Cero tiene que hablar, escribir, amar. Sabiendo que hablar, escribir y amar son en realidad el mismo acto. La insistencia en la escritura y el psicoanálisis es el modo de dar cuenta de una repetición social histórica, sin interpretación no hay transformación.

Es diferente cambiar que transformar. Cambiar lo puede cualquier disciplina, transformar es privativo de lo científico, proceso en el que se produce lo nunca sido: una ley.

Psicoanálisis para todos.

La ley como el lenguaje es anterior al sujeto, pero el lenguaje necesita del sujeto para ser escrita y la historia del sujeto de la ciencia necesita de una Escuela de Psicoanálisis y Poesía. En cuanto al marxismo, aún no estudiado, tal vez estemos construyendo los instrumentos de una lectura productiva de esta obra, tal vez ese instrumento sea, poesía y psicoanálisis, como un tajo en la nieve. El manifiesto marxista es un programa teórico y práctico destinado a su publicación, en el que la aplicación práctica de sus principios dependerá siempre y en todas partes de las circunstancias. Un documento histórico que tenemos el derecho de leer.

Habrá que analizar, entonces el marxismo inconsciente de todos los partidos políticos de derechas, habrá que analizar el fanatismo ideológico inconsciente de todos los partidos políticos de izquierdas, quiero decir habrá que analizar, ya que partido, dividido es el sujeto y político es económico, digo pulsional.

Habrá que analizar la ignorancia, el asco, las inhibiciones, los celos, la envidia, en especial de los médicos, los políticos, los periodistas, los abogados, los profesores, los psicólogos, los obreros, los empresarios, los parados, los que van de mujeres, los que no pueden ir de hombres, los que sueñan, porque el Grupo es el Uno, rasgo unario donde por significante, el Grupo Cero, da cuenta de que hubo un corte, un salto mortal, somos ese renglón bien escrito en la historia de la escritura.

Estudio comparativo de los manifiestos como un tiempo lógico, tres momentos históricos: un instante de ver el Surrealismo, un tiempo de comprender el Marxismo, un momento de concluir el Grupo Cero.

En ese momento el doctor Menassa, extendiendo sus manos y sonriendo como lo hace, cuando se encuentra con un discípulo trabajando me dijo: doctor Fernández, continuamos la próxima.


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YA QUE HAY
QUE CAMBIAR...

QUE CAMBIE EL CLIMA

La afluencia e influencia de los medios informativos va formando en nosotros una cierta corriente de opinión. Luego la corriente sigue su destino en cada uno de nosotros, produce sus propios efectos...

Hoy asistimos a la vigencia de un mundo miedoso, un auge de fieras acorraladas, pertrechadas, recelosas, en diferentes tonalidades según su nación, su continente, su región.

Mientras en el primer mundo la gente llega a construir y vender refugios blindados que los ponga a salvo de la tan mentada amenaza nuclear, donde acantona alimentos y armas para un tiempo de sobrevivencia en un mundo futuro totalmente destruido; fantasía que ha inspirado películas, dramaturgia, u otras obras y producciones humanas, esto es una evidencia fácil de comprobar; en el mundo pauperizado la sobrevivencia no es una fantasía pesimista sino un ejercicio intensivo que cada humano tiene que llevar adelante, también antes de nacer.

La vida y el tiempo en que vivimos como podemos ver, son verdaderamente
paradojales.

El tema del que estamos hablando no es la deficiente distribución de la riqueza en el globo, ése no es el interés que me guía.

Quisiera referirme a lo que hoy me preocupa, algo que se distribuye a toneladas por todo el globo. Algo de lo que nadie se podrá salvar porque no hay evitación posible, algo de lo cual ni el más paupérrimo desamparado podrá decir que de eso no hay para él, pues es algo de lo que hay para todos. Se trata de la Información, diosa y asesina, que nos llega a todos, por los oídos, por la boca, por los ojos, hay entre nosotros además de mercancía, mercados, y demás, algo que también nos enlaza y nos une, nos hace verdaderos terráqueos, una deidad que nos lo da todo y aparentemente nos pide muy poco, apenas que aguantemos la publicidad que nos sostiene y nos recubre que nos ayuda a elegir nuestras compras y también y por qué no nuestra amada posición social: dime qué producto consumes y sabré en qué posición social estás acantonado.

Consumir para consumir no es malo, lo malo es consumirse consumiendo. En este tiempo que vivimos donde todo sobra, también la gente, nos vemos en situaciones inesperadas por intentar algún grado de libertad.

Hoy en día nadie aguanta a nadie es la época de la pareja nuclear o especular, como queramos decirle, según los campos, que además de monogámica, infiel y celosa, le echa de cualquier cosa que pase la culpa al contrario, al otro término de cualquier relación.

Estas han sido las Conclusiones del Congreso Patologías de Fin de Siglo, celebrado en Buenos Aires, en 1998 donde ésta y no otra fue la patología que alcanzó el consenso unánime de ser “la del fin del siglo”: “Hoy día nadie soporta a nadie como un semejante.

Cada uno de los seres humanos somos para los otros seres humanos como cuerpos extraños. La enfermedad, la más grave patología de fin de siglo sería entonces, que no aguantamos a nadie.”. Y esto entre otras hondas protagonistas de dicho congreso como la violencia, el estrés, la droga, la fobia, la depresión, el cáncer, el Sida, o el miedo a la soledad. Nadie aguanta a nadie, está en la raíz de todas ellas.

Todo está preparado para no cambiar, para no perder el control que nunca tuvimos.

En los últimos veinte años la Información nos advierte, al comienzo algo desganadamente, luego esto se volvió continuo y por ahora se repite a todas horas con saña feroz, del “cambio climático”, que según esas fuentes advendrá irremisiblemente si los humanos continuamos talando los bosques, vertiendo veneno en los cauces de agua, etc.

Sin embargo la historia de las civilizaciones nos muestra un hombre frágil ante la Naturaleza la cual, a su vez para hacer sus cambios más novedosos necesita millones de años (esto también nos lo dicta la Información.). Este tipo de noticias está animada de ideas de inmutabilidad, unidad, eternidad, en un mundo de humanos donde la realidad es lo mutable y transformable por excelencia, donde lo que reina es una diversidad cada vez más compleja, y un intercambio desfalleciente e indispensable.

Todo circula en el habla, la pasión, la enfermedad, la pobreza, la riqueza, los mercados, la humanidad; como dice el poeta, son sólo palabras.

Ahora bien, ¿a qué se debe esta imprecisión de la información, de las noticias amenazantes de este tipo?

Me respondo que al miedo, en general, que tampoco tiene objeto, podemos en este caso agregarle un contenido que salvó por años a la psicología madrileña: el cambio. Todos oímos hablar de él, la gente lo recibe con unanimidad, todos, dicen lo han sentido en sus propias conciencias, recurramos pues al comodín: Miedo al cambio.

Por supuesto somos psicoanalistas, somos poetas y no nos quedaremos
allí. Sabemos desde tiempo inmemorial que todo cambio por ligero que sea es a partir de un punto. Una detención más o menos perceptible. ¿Hasta allí hemos llegado y nos preguntamos qué hay después? El camino sigue o me detengo aquí y transformo el punto y seguido en un punto final, en una detención claramente mortal o sigo. ¿Me callo o continúo hablando?

El hombre no tiene ninguna representación para su propia muerte, cuenta con las palabras y “la muerte es siempre lo que le acontece a otros”como decía Valery.

Ante el miedo hay recursos, por ejemplo la huida, adonde sea como le pasa a la Información con los cambios climáticos.

Por lo tanto hubo muchos desplazamientos, muchas negaciones, muchos eufemismos pero, hoy por hoy está claro, la Información nos lo dice: Si somos malos nos echarán también de “este” paraíso, por lo tanto: Si hay que cambiar, que cambie otro, el clima, por ejemplo.

María Chévez. Psicoanalisa
Madrid: 91 541 75 13

EL PSICOANÁLISIS
TIENE MUCHO
PORVENIR

Algunas corrientes psicológicas, humanistas, teológicas y mágico-animistas siguen sin entender —por ignorancia—, la utilidad del método psicoanalítico como instrumento de curación y mejora en más del 99% de las dolencias psíquicas.

Aluden a ello, el considerarlo como una terapia anticuada, excesivamente cara y de larga duración.

Es evidente que la ignorancia, nunca es la mejor consejera del ser humano. Por norma general, se tiende a opinar sobre el psicoanálisis sin haberlo estudiado y sin haber profundizado en el complejo y extenso campo de la teoría psicoanalítica. Y la opinión, ya se sabe, es como el culo, todo el mundo tiene. Por lo tanto a aquellos ingenuos detractores u opinantes del psicoanálisis les quiero comentar, que confundir la opinión con una crítica basada en fundamentos, habla un poco más a favor de la estupidez humana.

Hoy en día, el psicoanálisis es la terapia menos cara que podemos encontrar en el mercado. Su relación velocidad de curación- tiempo y dinero guarda una íntima relación. El psicoanálisis cura en mucho menos tiempo de lo que el sujeto espera, por lo tanto, el tiempo de tratamiento y el precio del mismo, comparando tiempo, beneficios y dinero es menos de lo que siempre se espera, porque DESDE LA PRIMERA SESIÓN, LA PERSONA YA ENCUENTRA UN ALIVIO.

La pregunta que nos debemos hacer y es a lo que yo invito a reflexionar es lo siguiente: ¿nos hemos preguntado alguna vez los beneficios secundarios que obtenemos por estar enfermos? Si analizamos la cuestión,
vamos a descubrir que muchas personas, con su depresión, consiguen someter a toda la familia. Un problema sexual sirve de excusa para llevar a cabo una infidelidad. Un accidente “casual” sirve para cobrar un seguro.

La angustia la utilizamos de excusa para no relacionarnos con el mundo, etc… Es decir, que LA PERSONA CUANDO SE ENFERMA DE LOS NERVIOS, SIEMPRE SE ENFERMA PARAALGO O PARAALGUIEN. Por lo tanto hay un beneficio.

No quiero que nadie piense que estas actitudes son decisiones conscientes del sujeto, todo lo contrario. Tanto la enfermedad como la obtención del beneficio secundario, podríamos decir que es una actitud inconsciente de la persona.

Esta es la causa por lo que muchas personas NO SE QUIEREN CURAR. Si me curo de la depresión, mi familia dejaría de prestarme atención. Si supero mi asco a las personas, me tendría que relacionar con el mundo. Si me curo de la angustia, tendría que volver a mi puesto de trabajo. Si supero mi problema con mi padre, dejaría de pelearme con los hombres. Si supero el enamoramiento que tengo con mi madre, dejaría de fracasar en mi relación con las mujeres…. Etc.

El psicoanálisis viene a mostrar una verdad que no todo el mundo quiere conocer, porque MUCHAS PERSONAS PREFIEREN SER IGNORANTES. Y es totalmente cierto, la gente prefiere ser pobre, estar sola y enferma antes que abandonar su manera de pensar. Porque todos tenemos exceso de personalidad.

Todos nos creemos que nuestra manera de pensar es la mejor pero debes pensar que CUANDO LAS COSAS NO TE VAN COMO TÚ QUIERES ES PORQUE TU PERSONALIDAD ESTA EQUIVOCADA, te guste o no te guste, pero es así.

¿Todo el mundo está dispuesto a reconocer que se equivoca o


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que comete errores? Para nada. Es evidente que la gente prefiere quedarse sola e insatisfecha a reconocer que el otro tiene razón. La mayoría de las parejas, se rompen por una cuestión de soberbia. Como ninguno quiere reconocer sus equivocaciones, prefieren romper a dar su brazo a torcer, sobre todo cuando se está equivocado.

El psicoanálisis es una maravilla, señores, porque libra al hombre del sufrimiento que él mismo se proporciona, es decir, TODOS TENEMOS PERSONALIDAD MASOQUISTA. Y cuando somos muy masoquistas, no queremos renunciar al goce que nos da quejarnos porque a todos NOS GUSTA DAR LÁSTIMA.

Es evidente que si uno quiere cambiar de personalidad tiene que renunciar a todas estas cuestiones, pero dile tú a un masoquista que cambie su manera de ser!!! . Al que le gusta sufrir, quejarse y dar pena a los demás salvo que quiera cambiar, a ése, no lo cambia ni su mamá… Por lo tanto, ser una persona nerviosa, triste, un solitario o un depresivo, es en el fondo UNA DECISIÓN DE LA PERSONA. De la depresión, sólo se curan los que quieren salir de ella. Los que le han encontrado un beneficio secundario, nunca van a querer salir de ella. Así es la vida. Viendo como se enferma el mundo y como la gente sufre cada día más, hoy por hoy, el psicoanálisis es la única alternativa.

Tiempo al tiempo, solo es una cuestión de paciencia. El que quiera, se curará pero el que no quiera, ese, arruinará su vida. Por lo tanto, el psicoanálisis tiene porvenir y mucho.

Miguel Martínez Fondón. Médico-Psicoanalista
Getafe: 91 682 18 95

DEPARTAMENTO DE CLÍNICA
«No podemos terminar con el alma, sólo podemos curarla».
 

ÚLCERA PÉPTICA:
UNA DEMANDA
DE AMOR

 

La úlcera péptica, comprende las localizaciones gástrica y duodenal, y consiste en una pérdida de sustancia en la mucosa que se encuentra bañada por la secreción gástrica que penetra hasta la capa muscular.

Se instala en forma aguda o crónica, y suele evolucionar por brotes, su frecuencia de aparición es en promedio de alrededor de un 10% de la población y si bien puede aparecer en cualquier edad, la mayor incidencia se da entre los 30 y los 50 años.

En los últimos años, el descubrimiento de una bacteria presente en el jugo gástrico llamada Helicobacter pilory, ha sugerido que se la considere enfermedad infecciosa, pero si bien el germen tiene importancia en el desarrollo y evolución de la úlcera, no es suficiente para explicarla, dado que la infección está presente en más de la mitad de los sujetos de más de 60 años y sin embargo la incidencia de la patología es mucho más alta en personas más jóvenes, que no son portadoras del helicobacter.

Por otra parte, de los portadores de la bacteria, sólo 1 de cada 6 desarrolla úlcera, lo cual permite establecer con certeza que la presencia del germen por sí mismo no determina el desarrollo de la enfermedad: hará falta algo más.

Históricamente, se ha relacionado la úlcera con el aumento de la secreción de ácido clorhidropéptido en el tubo digestivo, pero esto es válido sólo para la localización duodenal.

Las mucosas del estómago y duodeno están preparadas para no sufrir los efectos de las secreciones, cuentan con factores defensivos frente a la agresión. Cuando este equilibrio entre dos fuerzas antagónicas se ve alterado a favor de la agresión, sobreviene la ulceración. La secreción gástrica es estimulada por muchas sustancias, pero el estímulo más poderoso es la comida.

Hay diversos factores que se mencionan como favoreciendo la aparición de una úlcera, como el tabaco, el alcohol, la alimentación, ciertos medicamentos como los antiinflamatorios, factores genéticos, pero ninguno de ellos explica satisfactoriamente la enfermedad.

El síntoma predominante en la úlcera es el dolor en el epigastrio, que en el caso de la duodenal calma con la ingesta y reaparece a las dos o tres horas.

El dolor es ocasionado por el exceso de ácido no neutralizado, que estimula receptores al dolor o bien provoca espasmos dolorosos.

La participación de factores emocionales y, sobre todo, el “stress”, en la presentación de una úlcera es aceptada universalmente.

Hay líneas de trabajo que parten de la conversión histérica, pero nosotros adherimos a la inclusión de esta patología dentro del marco de la psicosomática.

Pichon Rivière consideraba que la enfermedad psicosomática es la expresión de un afecto y no de una frase. Son sujetos que cargan algún órgano o sistema con energía no ligada, energía libre no ligada a ninguna palabra.

El psicosomático es un especialista en interrumpir funciones, la función del órgano afectado sufre una regresión, en el caso de la úlcera el estómago regresa a la etapa del lactante.

Recordemos un ciclo fundamental, vital, en el sujeto en los primeros tiempos de la vida que es hambre-llanto-alimentosatisfacción- sueño-hambre-llanto...

El ritmo hambre-doloroso y satisfacción en el ulceroso remeda esta etapa en el lactante, y las dietas lácteas son también muy ilustrativas al respecto.
La enfermedad surge del conflicto entre un órgano que regresa a una etapa temprana y los demás que permanecen en niveles adultos.

El órgano que enferma nunca es el más débil sino el más fuerte, en el sentido de que metafóricamente es la residencia del Yo.

El Yo está “atrincherado” en un órgano.

Lo primero que se establece en el niño es la relación entre el deseo de ser amado y las funciones de la nutrición.

Posteriormente, el deseo de ser alimentado sustituye al deseo reprimido de ser amado, y así se cronifica como estímulo específico de la disfunción. El estómago se comporta como si todo el tiempo fuese a alimentarse.

Son enfermos que pueden melancolizarse o producir una úlcera, ambos caminos tendientes a recuperar el objeto perdido. El melancólico resuelve psíquicamente la situación, mientras que el ulceroso la juega dentro del estómago.

Hay una situación ambivalente, de amor-odio, anhelante y de rechazo a la madre, que conduce al sujeto a una gran hostilidad que se vuelve contra él.

En el análisis de un ulceroso se detecta que esa voracidad del estómago que se come a sí mismo, es una demanda amorosa.

Que detrás de todo ulceroso hay un niño des-amorado y abandonado, que deberá aceptar que creció, abandonar la pasividad y disponerse a amar.

Dra. Inés Barrio. Médica-Psicoanalista
Buenos Aires: 4706 2669

BRUXISMO: ALGO MÁS
QUE APRETAR LOS DIENTES

A veces estamos “enfrascados “en una tarea que nos demanda mucha atención o bien torturándonos con las exigencias de nuestro angelito de la guarda y de pronto notamos que estamos fatigados, que nos duelen todos los dientes, los músculos de la mandíbula, del cuello, nos cuesta girar la cabeza y hasta nos duele “el pelo”, solemos comentar. A veces, no caemos en la cuenta, que hemos estado apretando los dientes.

Si pudiéramos darnos una idea de la fuerza que pueden llegar a ejercer los músculos, sobre todo los de la masticación, entenderíamos que puedan incidir muy notablemente sobre los huesos a los que traccionan, sobre la dirección de sus trabéculas óseas, sobre los desplazamientos o rotaciones que producen asimetrías, sobre la compresión de nervios y de vasos sanguíneos o linfáticos que dificultan el riego sanguíneo y por ende el acúmulo de sustancias tóxicas para los tejidos, sobre músculos que se fibrosan o sobre los ligamentos que cambian su estructura, se induran o calcifican y duelen.


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Estas fuerzas sobre el o los dientes, producen desgaste del esmalte y contribuyen a la movilidad de los dientes, por sobrecarga sobre el tejido de sostén de los mismos.

Os comentaré que el músculo más potente del cuerpo es un músculo de la masticación, que puede ejercer una fuerza de 400 Kg por cm2.

Os invito a que pongáis las yemas de los dedos a ambos lados de la cara, por debajo y delante de la oreja y notéis el volumen del músculo que estáis tocando. Luego apretad con fuerza los dientes y comprobaréis el cambio de volumen y la potencia del músculo masetero, a causa de su contracción. Podemos experimentar algo parecido repitiendo la operación, pero ahora poniendo los dedos sobre las sienes: notamos el aumento de volumen del músculo temporal. Estas fuerzas se trasmiten sobre la articulación de la mandíbula, sobre el oído que está indirecta pero estrechamente relacionado, sobre los huesos de cráneo y cara, sobre los tejidos de sostén de los dientes, sobre los dientes mismos.

Por otra parte el mantenimiento postural de la cabeza, por estar la cara fuera del centro de gravedad del cuerpo exige un trabajo especial para sostenerla, un trabajo constante y sincronizado de la musculatura craneofacial y cervical.

Los huesos no son columnas griegas, son tejidos vivos en continua remodelación, las tracciones modifican algo su forma y su posición en el espacio.

El apretamiento puede ser diurno o nocturno, durante el día podríamos controlar el hábito haciéndolo consciente, y mandándonos a relajar la mandíbula pero durante la noche no podemos controlar el hábito y hasta nos dirán que hacemos ruido con los dientes. Más de una vez nos despertaremos con fuertes molestias sin llegar a tener conciencia de lo que nos despierta, que suele ser el dolor.

Bruxar no puede por tanto ser algo normal aunque sea muy frecuente. El 95% de la enfermedad de la articulación se debe a un problema miofuncional o mejor dicho miofascial que termina lesionando la articulación. Sólo en la dentadura infantil hay un bruxismo fisiológico pero el límite entre salud o enfermedad requiere el diagnóstico del dentista. Hay niños que tienen problemas de oclusión, de articulación y padecen de dolores de cabeza por desarmonías oclusales.

¿Qué es lo que desencadena el bruxismo?

Hay dos causas claras, una es una mala oclusión (llamamos maloclusión cuando hay desarmonía entre la posición de la articulación y la relación de ésta con las arcadas dentarias). El mal contacto dentario desencadenaría el proceso de frotar los dientes como si fuera posible desgastar ese contacto. Pero también hay un componente emocional que disparan las emociones.

Emociones y sentimientos que no pueden ser concientes porque no son aceptados por nosotros mismos, por vergüenza o miedo y derivan a la motilidad estimulando las trasmisiones nerviosas que actúan aumentando la tensión de grupos musculares, que tienen que ver con la expresión de algún sentimiento.

Sentimientos relacionados generalmente con la agresividad o el odio no manifestado.

El caminar es automático no pensamos que caminamos pero lo podemos hacer consciente si reparamos en ello, pero los afectos no los podemos controlar. ¿Quien puede evitar ponerse rojo de vergüenza o apretar los dientes para no hablar o no pegarle a la persona que nos ha molestado demás? En lugar de hablar apretamos los dientes, que es una manera de triturar al enemigo pero cuidado, porque nos estamos triturando nosotros
mismos.

Como hemos dicho no podemos controlar el hábito de apretar, pues no somos conscientes de nuestros actos, pero sí podemos conseguir que la musculatura se relaje, que la circulación mejore, que se alivien las molestias o desaparezcan la dificultad de abrir la boca, el dolor al masticar, el dolor de oído y de cabeza frecuente, el insomnio o el despertar por la noche varias veces y levantarse con la sensación de fatiga en la cara.

Podemos hacer que los ruidos de la articulación disminuyan o desaparezcan, los mareos, zumbidos o acúfenos y el desgaste de las superficies oclusales de las piezas dentarias.

Los tratamientos que se han demostrado como eficaces y que se complementan en el tratamiento local de esta patología son: Férulas oclusales, realizadas con toma de arco facial, no con una simple cera de mordida. La prescripción la hace el dentista y son especiales para cada caso y el otro tratamiento que recomendamos es: Fisioterapia manual trabajando sobre estos músculos y sus fascias. Ambos se complementan y estabilizan la situación.

En cuanto a las emociones o afectos inconscientes sólo podemos modificarlos si podemos conocerlos y la única forma de conocerlos es si nos psicoanalizamos ya que nosotros seríamos los primeros en oponernos a su emergencia conciente.

Interpretar el sentido del síntoma es tarea de los psicoanalistas.

Olga de Lucia Vicente. Odontóloga
Madrid: 91 548 01 65 - olgadelucia@yahoo.es

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