ÍNDICE EXTENSIÓN UNIVERSITARIA Nº 85

PRESENTACIÓN DEL LIBRO
MEDICINA PSICOSOMÁTICA I
AGRADECIMIENTOS DE LAS AUTORAS LO PSICOSOMÁTICO EN FREUD
PALABRAS DE AMELIA DÍEZ GRUPO CERO EN LA RADIO ODONTOLOGÍA Y PSICOANÁLISIS
PALABRAS DE MIGUEL MARTÍNEZ ANGUSTIA, FOBIA (EN EL CASO JUANITO) ACERCA DE LO INCONSCIENTE
PALABRAS DE CARLOS FERNÁNDEZ SABER Y DINERO EN LA NOCHE 274 DE REPUESTO BUENOS AIRES MUESTRA DE PINTURA

PRESENTACIÓN DEL LIBRO
 MEDICINA
PSICOSOMÁTICA I
CUESTIONES PRELIMINARES

EN EL AULA RAMÓN Y CAJAL DEL
ILUSTRE COLEGIO OFICIAL DE MÉDICOS DE MADRID

PALABRAS DE AMELIA DÍEZ CUESTA,
Coordinadora del Seminario de Medicina Psicosomática
de la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero

Escribir un libro es una de las infinitas formas de amar que existen entre los seres humanos, una forma que genera, en sus autores, deuda simbólica, que a su vez es motor del deseo humano.

Hoy presentamos un libro que como libro es un sistema abierto, abierto en un doble sentido, puesto que abre una nueva manera de pensar lo impensado, en este caso, de lo psicosomático, y es también el comienzo de una serie, en tanto su título es Medicina Psicosomática I.

Las cuestiones que aportan aquí como cuestión preliminar a todo tratamiento posible de las enfermedades psicosomáticas tienen que ver con la medicina y el psicoanálisis.

Sus autoras, dos médicos psicoanalistas, muestran que han sido atravesadas por la medicina y el psicoanálisis, que su acercamiento al estudio de las enfermedades psicosomáticas les llevó a pensar que para que pudiera trabajarse lo psicosomático la medicina tuvo que alcanzar su status científico que no llega hasta finales del siglo XIX y tuvo que producirse el psicoanálisis que dota al ser humano de psiquismo, es decir de aparato psíquico, de aparato simbólico, en tanto es un sujeto que habla, que habita el lenguaje y en él toma la palabra, y nada acontecerá en el sujeto si no es en función del lenguaje.

Pilar Rojas Martínez, Miguel Oscar Menassa y Alejandra
Menassa de Lucia.


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En este libro podemos leer que el término psicosomático se produce en 1818, sin embargo, diez años después, 1828, se produce un deslizamiento significante hacia somatopsíquico, tal vez porque no existía todavía la noción de aparato psíquico, por eso que en el acercamiento a lo psicosomático no se piensa que el trabajo de enfermar es un proceso que da como resultado una enfermedad psicosomática, y tomando el efecto como causa se trabajan los efectos que produce en el sujeto su instalación en la enfermedad o bien los efectos de la enfermedad orgánica sobre el sujeto psíquico.

Para estas autoras lo primero que hay que diferenciar es la implicación de lo psicosomático en la enfermedad orgánica, en la neurosis histérica y en las denominadas enfermedades psicosomáticas, para delimitar la medicina psicosomática.

La medicina estudia las enfermedades y el psicoanálisis nos dice que el que enferma es un sujeto psíquico y que no hay nada, tampoco la enfermedad, que no sea un proceso de trabajo psíquico, un producto del aparato psíquico.

Público asistente.

Lo mismo que el médico sabe cuál es la enfermedad orgánica porque conoce las leyes del funcionamiento normal, el psicoanalista se pregunta por qué tuvo que enfermar ese sujeto y por qué elige una enfermedad y no otra, permitiendo distinguir la enfermedad orgánica, la histeria y la enfermedad psicosomática porque conoce las leyes del funcionamiento normal del aparato psíquico.

Esto permite que para el médico el psicoanálisis pueda ser un instrumento de diagnóstico.

Cualquier enfermedad es singular y llama la atención hasta cierto punto, pero cuando en un sujeto acontece que se repita la misma enfermedad produce una sorpresa que hace pensar que algo inconsciente del sujeto enfermo se ha puesto en juego, y las enfermedades denominadas psicosomáticas tienen en común la repetición.

En este libro nos dicen que la salud no es tanto una cuestión entre lo normal y lo patológico donde se trabaja la cuestión desde el objeto sino que la salud es producción y se trabaja la cuestión desde el sujeto.

Podemos leer “la salud es producción, no es sin trabajo y también tiene que ver con la producción de profesionales cualificados para su consecución”.

También leemos: “Freud nos dice que el verdadero descubrimiento del psicoanálisis es el tratamiento, que él no inventa las enfermedades, no inventa la histeria, inventa la teoría psicoanalítica, de la cual se desprende el método, y a su vez de éste se desprende la técnica.”

En este libro se muestra la importancia de la formación del médico y de la formación del psicoanalista, formación que en ambos campos tiene que ver con la fundación del campo, pues tanto la medicina como el psicoanálisis se caracterizan desde sus comienzos porque pensar la formación del médico y la formación del psicoanalista forma parte de su propia estructura.

Es admirable que en estos tiempos de cambios en que vivimos, cuando el ser humano tiende a caer en el pensamiento mágico en detrimento del pensamiento científico, hoy nos podamos reunir para celebrar la presentación de un libro de interés científico.

Yo por mi parte doy las gracias a estas autoras que no sólo han realizado un trabajo para producir este texto sino que lo han hecho público, se ha publicado, se ha entregado a la circulación de los libros, a la circulación de los lectores.

PALABRAS DE MIGUEL MARTÍNEZ FONDÓN,
Director del Departamento de Clínica de la
Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero

Buenas tardes, hoy presentamos el libro Medicina Psicosomática I, de las Doctoras Pilar Rojas y Alejandra Menassa, que tiene 150 páginas, esta dividido en tres secciones, la primera se llama Breve historia de la Medicina, señalando en su recorrido las teorías en las cuales se ha basado el
 

ejercicio de la Medicina en las distintas épocas, y el lugar que en la Medicina se le fue dando a lo psíquico. La segunda es un acercamiento a la Medicina Psicosomática, desde las distintas teorías que pensaron la relación entre el cuerpo y la mente. La tercera: Psicoanálisis y Medicina Psicosomática, es la piedra angular del libro, y es donde las autoras plantean los aportes que el psicoanálisis puede hacer, y de hecho está haciendo, al estudio y por tanto al tratamiento, de las enfermedades psicosomáticas.

El I que figura junto al título del libro, ya nos indica, que está dentro de una producción más extensa, que lleva a cabo la necesaria labor de mostrarnos lo producido hasta ahora en el campo de la Medicina Psicosomática y la radical diferencia que aporta el pensamiento freudiano a la manera de pensar estas enfermedades.

Otros dos títulos de próxima publicación, ya anunciados en esta edición, son: Diagnóstico diferencial de la histeria y la enfermedad psicosomática y La estructura Psicosomática.

Las autoras, Pilar Rojas y Alejandra Menassa, firmando libros después del acto.

Hemos de resaltar el exhaustivo rigor científico de las autoras, en la revisión bibliográfica de los textos. Como resultado, tenemos un libro que en ningún caso es efecto de un acúmulo de citas bibliográficas que se siguen unas a otras sin nexo, sino que es un texto logrado, estructurado, donde además de citar a las fuentes, ningún libro que se precie surge de la nada, también se han producido interesantes ideas nuevas, que no están referidas en ningún otro texto, y que pueden transformar la concepción de la enfermedad psicosomática.

Pero más allá del acercamiento teórico al problema de la psicosomática, como médicos y como psicoanalistas, y las autoras lo son, nuestra preocupación última es el bienestar de los pacientes.

El paciente psicosomático, enfermo de úlcera, asma, hipertensión arterial esencial, Lupus, artritis reumatoide, cáncer, SIDA..., está incompletamente tratado si no nos remitimos a las cuestiones psíquicas en juego y las atendemos con la misma intensidad que las complicaciones orgánicas.

¿A qué alude en el título el epígrafe cuestiones preliminares?. A que las autoras nos van a mostrar conceptos psicoanalíticos fundamentales, como son el concepto de pulsión y el concepto de transferencia, por ejemplo, que es necesario conocer, previamente al abordaje psicoanalítico de estas enfermedades.

Los conceptos de salud, diagnóstico, tratamiento son revisados en este libro a la luz del psicoanálisis y eso tiene consecuencias en la realidad de los pacientes. Por ejemplo, modifica el pronóstico, una enfermedad crónica y recidivante, "para toda la vida", se puede transformar en una enfermedad tratable y curable en análisis, se construye un nuevo sujeto que ya no necesita la enfermedad para hablar. Por ello, en el concepto de salud está incluida la producción de médicos y psicoanalistas formados en el diagnóstico y en el tratamiento de estas enfermedades. De ahí la importancia de un lugar de formación, como es el Seminario de Medicina Psicosomática, del que las autoras son docentes, y en el que se ha gestado este libro, y de un lugar de ejercicio de la clínica, como es el Departamento de Clínica de la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero, donde se atiende a este tipo de pacientes. Agradezco a las autoras este nuevo aporte que supone su libro.

PALABRAS DE CARLOS FERNÁNDEZ DEL GANSO,
Director del Departamento de Clínica de la
Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero

Buenas tardes, muchas gracias a todos por estar aquí.

Agradezco y felicito a las doctoras el trabajo realizado para la producción del libro Medicina Psicosomática I. Cuestiones preliminares.

Un libro enmarcado en la tarea que durante años ha realizado la Escuela de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero dentro del campo de la Medicina Psicosomática. Una preocupación teórica por estas cuestiones recorre muchos de los textos del Dr. Miguel Oscar Menassa, médico psicoanalista y Director de esta Institución desde 1981.


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Se trata de un libro que a lo largo de los distintos capítulos va desarrollando una tesis, hilo conductor del texto. Me atrevería a sugerir que la tesis de este libro es la siguiente: La enfermedad psicosomática, es una entidad clínica diferente de la histeria, de la depresión...

Para trabajar esta tesis, las doctoras Pilar Rojas y Alejandra Menassa van delimitando el término enfermedad psicosomática con gran pericia y precisión.

El enfermo psicosomático tiene una manera de enfermar diferente a la de la histeria y a la de la depresión, es otra enfermedad.

Las autoras, rescatando los textos de Freud, plantean que las enfermedades psicosomáticas tendrían que ver con las neurosis actuales, cuestión que trabajan más extensamente en el libro y de la que habría que destacar que en el enfermo psicosomático existe una imposibilidad de elaborar los estímulos somáticos por vía psíquica. La problemática del enfermo psicosomático es que no puede ponerle palabras a lo que le pasa frente a un estímulo orgánico, por ejemplo una caricia. Cualquier estímulo somático lo elabora por vía somática y en su insistencia puede
producir lesión de órgano.

Por último señalar un hecho importante enlazado a la publicación de este libro. Como las autoras nos recuerdan, ya Hipócrates, con su libro Epidemias nos señala la importancia de dejar por escrito el resultado de las investigaciones médicas para las generaciones venideras. El hecho de escribir el resultado de una investigación, es un acto generoso, porque tiene en cuenta a los lectores posibles, y además un hecho fundamental, ya que dependiendo de la teoría con la cual uno se acerque a la realidad, leerá una realidad u otra.

En este texto se trata de fundamentar teóricamente la posibilidad de curación de las enfermedades psicosomáticas mediante el tratamiento psicoanalítico, eso nos permite acercarnos al paciente psicosomático de otra manera, ya no lo consideraremos un enfermo crónico, al que sólo podemos aliviar sus síntomas, sino que lo podremos concebir como un paciente posible de ser curado. Ese es quizá el hallazgo más importante del libro que hoy presentamos.

Quiero expresar mi alegría por la realización de este acto en este nuestro Colegio, el lugar no está elegido al azar, ya que el director de la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero, las dos autoras y dos de los presentadores del libro somos médicos colegiados en Madrid.

Las autoras del libro, Pilar Rojas y Alejandra Menassa,
con los presentadores del acto. Amelia Díez, Carlos
Fernández y Miguel Martínez.


AGRADECIMIENTOS DE LAS AUTORAS:
PILAR ROJAS MARTÍNEZ,
ALEJANDRA MENASSA DE LUCIA
Directoras del Departamento de Clínica de la Escuela de
Psicoanálisis Grupo Cero
y docentes del Seminario de Medicina Psicosomática
de la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero

A.M.: Queremos agradecer la posibilidad de realizar este acto al Ilustre Colegio Oficial de Médicos, que nos ha cedido amablemente la sala, especialmente a su presidenta, la Dra. Fariña.

P.R.: A la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero, en la que nos formamos como psicoanalistas, especialmente al Director de la Escuela, el Dr. Miguel Oscar Menassa, también Director del Seminario de Medicina Psicosomática, desde donde se lleva a cabo toda la investigación que ha tenido como fruto este libro, que inaugura una serie, y a la Dra. Amelia Díez, coordinadora del mismo seminario y de inestimable ayuda en la corrección del texto. A los compañeros, entre ellos muchos médicos, del seminario, porque también han contribuido a su producción. A las Facultades de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid y de Alcalá de Henares, donde nos formamos como médicos, y al Hospital Doce de Octubre, donde nos especializamos.

A.M.: A la Editorial Grupo Cero y a su gerente, Carmen Salamanca, por la publicación de este libro y de tantos otros.
 

A David Delfín, el diseñador responsable hoy de nuestra belleza.

Al Dr. Juan Carlos De Brasi, que nos ayudó pacientemente a corregir los alusiones a los distintos pensamientos filosóficos que aparecen en el libro.

A todos ustedes, ilustre público convocado para la presentación de este libro, porque sin los lectores no tendría sentido nuestro trabajo.

Y yo quiero saludar, especialmente y agradecer a mi compañera de publicación, la doctora Pilar Rojas, a quien respeto y admiro, trabajadora incansable, excelente clínica y fervorosa investigadora. Ha sido un placer trabajar con ella. Dicen que no es fácil que dos mujeres se pongan de acuerdo para hacer algo juntas, y este libro es la prueba de que lo hemos conseguido.

P.R.: Por supuesto, el agradecimiento es mutuo, Dra. Menassa, también para mí ha sido un placer trabajar con usted, su capacidad de trabajo, su rigor científico y su entusiasmo, son un aliciente para continuar.

Y para cerrar, nuestra lista de agradecimientos, agradecemos por encima de todo a la Medicina y al Psicoanálisis, sin los cuáles no podríamos haber llegado hasta aquí.


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ANGUSTIA, FOBIA
(en el caso Juanito)

Freud nos habla de una fobia instalada sobre un fondo de angustia, en el caso Juanito.

En un momento anterior a la etapa fóbica específicamente, en su etapa de angustia juega su relación edípica en un plano totalmente imaginario. El hacepipí con el que juega el niño no es un órgano genital masculino completo, le faltan los testículos, es para él una cuestión de dimensiones comparables, fantasea un hace pipi de mayores dimensiones en su madre pero homogéneo, ni equivalente ni diferenciable que sería necesario para ver la diferencia entre los dos órganos sexuales, masculino, femenino.

Así entra en el complejo edípico y desde allí va a jugar una rivalidad con su padre, que Freud, denomina fraterna y da como ejemplo un momento de intensa hostilidad con su progenitor en que Juanito lo golpea y en el mismo momento que lo golpea, besa el lugar del golpe.

Freud destaca que esta agresividad está jugada en el plano imaginario especular; el niño ofrece a su madre el objeto imaginario, ese falo; él está en ese momento de su investigación, tamaño, ausencia de tamaño, y que no se trata de su genital masculino, aún.

En la ofrenda que hace a su madre, Juanito debe producir la presencia de algo que hasta aquí no estaba en juego; en esa ofrenda debe producir Otro para hacerlo entrar realmente en el juego edípico y ganar. En ese juego, dice Freud, se gana cuando se pierde ese primer objeto de amor, la madre.
En el juego jugado con su padre, aquél donde quién pierde, gana, el niño conquista una primera inscripción de la ley.

Es a nivel imaginario donde podemos ver la significación del drama. Un drama encarnado en pensamientos dependientes de un guión con roles previamente fijados y antes de que Juanito tenga idea de nada, previamente repartidos.

Es la estructura misma de la relación imaginaria primitiva, donde el niño es introducido en ese más allá de su madre, en un tiempo de su vida donde ve, toca y experimenta, por ella, por medio de ella.

Freud dice que es donde podemos darnos cuenta de por qué un humano es un ser privado y abandonado.

Lo que comienza con esa "cosita de hacer pipí", proporcionadora de placer para el niño va a devenir lugar de satisfacción para la madre en las fantasías de ese investigador infantil. Al mismo tiempo devendrá una fantasía de supresión del padre y luego vendrá una fobia centrada en los caballos y en aquellos transportes que llevan mucha carga.

En este caso de Freud, verdadero ejemplo magistral, las fantasías producidas por la fobia van desplazándose en la conversación con su padre y en la intervención directa que hace Freud con el niño y con su padre. Así vamos penetrando con Juanito en el drama que juega y a través del cual, se constituye; además de con papá, también hay que compartir a mamá con Ana, la hermanita nacida recientemente.

Los diálogos a veces juguetones, a veces cariñosos, otras reveladores de las tensiones que puede padecer ese pequeño niño van mostrando la intensidad dramática del proceso de constitución psíquica en Juanito, su protagonista.

Se juega la castración desde el principio a través de una madre interdictora, una madre que le dice que no debe jugar con eso que le da placer, su cosita de hacer pipí.

Freud apunta que ella quizás lo sea excesivamente; y excesivamente antes de tiempo, pero también dice en este caso que la madre es el destino y que ella no tiene ninguna otra opción con Juanito más que la de jugar en ese momento y en ese lugar, esa interdicción.

Freud nos va mostrando los diversos pasajes en que se significa el crecimiento del niño. Desde los primeros momentos de intenso placer y juegos, antes de la amenaza, antes del peligro, donde los genitales no son más que fuentes de alegría sensual, fuentes erógenas, hasta el desencadenamiento de la angustia frente a esa amenaza materna temprana y aparentemente olvidada, que hace surgir las fantasías que luego Juanito cuenta a su padre.

La comparación del tamaño de su pene que aún no es para él órgano genital, sino falo, parte sobresaliente que el niño va a atribuir a todo ser viviente, también inanimado.

Éste es un caso donde la angustia deviene fobia; como dice Freud, la fobia es condensación, primero aparece la angustia y luego va a condensar en un objeto viviente, ese exceso de libido que no puede depositar en el verdadero objeto de amor, la madre rodeada de competidores, alejada de sus caricias por el padre. Al mismo tiempo le sucede también que ya no puede descargar ese exceso libidinal en tocamientos sustitutorios y
 

caricias con sus amiguitas, ni siquiera en esa parte de su cuerpo que
a él le da tanto placer tocar y acariciar, acciones que le calman
su deseo de irse a la cama con su madre, gozar de su proximidad.

Al mismo tiempo la interdicción y la angustia concomitante lo sumergen en el mundo de la curiosidad sexual, y Juanito se pregunta qué hacen los adultos cuando están solos. ¿Qué hacen papá y mamá cuando no están conmigo? El nacimiento de la hermanita le hace desarrollar ideas, fantasías sobre la reproducción.

No acepta la leyenda de la cigüeña que le cuenta su padre, se burla, hace ironías para que el padre se dé cuenta que no son suficientes y teoriza ¿dónde están los niños antes de llegar a la familia?

El vientre abultado de la madre le brinda la idea de que los niños vienen en cajones, en transportes muy cargados como los que ve en la calle, como aquel en el que un caballo se caía y luego, caído, pataleaba. Esta visión se le une a la sensación displaciente que suele tener cuando lo ponen a hacer caca y él tiene que dejar de jugar; para protestar, patalea como el caballo caído.

Aunque es placentera la sensación que él siente al defecar, él intuye y decide que los niños son como cacas, que su hermanita es una caquita pequeña.

Así va construyendo Juanito la realidad en que vive, va sintiendo la diversidad de los sentimientos que se producen con los seres familiares, amor y odio, pulsando en la construcción de su mundo, infantil pero no tonto, como aclara Freud.

El tiempo del amor primordial ha quedado en otro tiempo, en otra escena. El padre va descubriendo las fantasías de amor y de muerte que tiene Juanito. El niño ayuda a la investigación de su padre que trata de que mejore, de que se alivie de sus síntomas.

A veces es hostil, otras tierno, la mayoría de las veces culpable por sus deseos extremos que aparecen en sus palabras, en las que revela ese mundo fantástico en que se ha refugiado, su soledad, su crecimiento. Es un niño y como dice Freud varias veces en el texto, es mucho más fácil llegar a las fantasías de los niños que atravesar los prejuicios de los adultos.

Cuando se le marca que los órganos femeninos y masculinos son así de diferentes, el niega, aparta esa realidad y se afirma en la etapa anterior, porque es demasiado complejo lo que le está ocurriendo.

¿Qué salida tiene el final donde el padre le escribe a Freud la fantasía de Juanito en la cual él se casa con su madre y su padre lo hace con su abuela paterna.?

La exposición de este caso da a Freud la oportunidad de hallar una prueba más directa, más adecuada, de aquellos impulsos y deseos sexuales que con tanto trabajo se pueden traer a la luz en los tratamiento con adultos y confirmar sus teorías de que tales deseos sexuales son comunes a la constitución psíquica de los seres humanos y a la vez intensificados en los neuróticos.

María Chévez. Psicoanalista
Madrid: 91 541 75 13


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XII CONGRESO INTERNACIONAL GRUPO CERO
40 años de la escritura Grupo Cero

Carmen Salamanca Gallego
Gerente de la Editorial Grupo Cero
Secretaria de Redacción
de Las 2001 Noches
Madrid: 91 758 19 40

SABER Y DINERO EN LA NOCHE
274 DE REPUESTO

(del libro Las 2001Noches y 393 noches de repuesto)


Noche 374 de repuesto: Hoy estuve en el ojo de luz de la montaña mágica y algo aprendí.

PRIMERA ENSEÑANZA

El dinero que falta para dar un paso necesario para todos, en principio, lo pongo yo. Y si yo no lo tengo o no lo puedo conseguir rápidamente, no hubo enseñanza.

SEGUNDA ENSEÑANZA

El dinero que falta para dar un paso necesario para todos, lo pongo yo y algunos otros. Y si no hay algunos otros, no hubo enseñanza.

TERCERA ENSEÑANZA

El que no pueda o no quiera pagar, no quiere pagar. Nadie debe reclamárselo. El que no paga, hará según su propia ideología, pero si no es capaz de rectificar, irá a parar a donde llegue su ideología. Es decir, hasta su propia imagen en el espejo, que no es poco, pero nadie paga por eso.

CUARTA ENSEÑANZA

El que paga no tiene asegurado el resultado, sino que tiene asegurado que habrá partida.

QUINTA ENSEÑANZA

Ganar la partida no asegura aprobar el examen.

Oscar Wilde decía: "El camino de la paradoja es el camino de la verdad.

Para probar la verdad de las cosas hay que verlas en la cuerda floja. Cuando las verdades se hacen acróbatas, entonces podemos juzgarlas."

Así que nos preguntamos ¿Qué o quién es el ojo de luz de la montaña mágica, poseedor de un saber tal que puede ser transmitido? ¿Porqué ese comienzo mítico-mágico para hablar de cuestiones tan importantes? ¿Porqué ese contraste entre la claridad con que se expresa en las tres primeras enseñanzas, cuando habla de pagar, y la enigmática metáfora de las dos últimas? ¿Cuál es el juego en el que ganar o perder no cuenta, a la hora de ser examinados?

Después de tantas interrogaciones, una curiosidad verdadera: ¿Por qué se detiene justo ahí, en pleno examen, sin decirnos si es posible aprobar o suspender o si después hay otra prueba igual o diferente o, al menos, si la cadena tiene un final o si cada día hay que nacer y morir de nuevo?

"Soy el que no da respuesta a nada, y eso es un saber", leo en Salto mortal, de 1976. Casi al mismo tiempo, Antonio Machado me advierte: "Concepto mondo y lirondo/suele ser cáscara hueca;/puede ser caldera al rojo". Así que, vayamos por partes.

En nuestra sociedad, el dinero cumple la función de equivalente general, permite el intercambio. Es del orden estructural.

El capitalismo genera un proceso de socialización universal, es decir, la irrupción del capitalismo como modo de producción en nuestras civilizaciones, produce, como resultado, un efecto humanizador, un efecto civilizador.

En Las 2001 Noches, (noche 1249), leemos: "Los colores abiertos, de noche, vuelven a mirarse en el espejo que concibo como propio del alma de las cosas. Quiero decir, en esta cultura el dinero es el alma de las cosas. Si es posible hacer, de las cosas, dinero, las cosas son valiosas; si no es posible hacerlas dinero, no son cosas valiosas."

Para el psicoanálisis, el dinero es equivalente simbólico de la caca y, por lo tanto, de regalo, de pene y de niño. Tanto el dinero como la caca o el pene pueden retenerse, pueden permanecer ocultos y pueden aparecer.

Ganar o perder dinero puede ser todavía una elaboración de la envidia al pene o de la amenaza de castración. Ahorrar o despilfarrar dinero, ser coleccionista o no serlo, ser muy estudioso o nada estudioso pueden ser, tranquilamente, intentos frustrados de elaboración de aquella angustia de castración.

"El dinero, su falta, mucho tiene que ver con la anomia que produce la no aceptación de la castración, de la muerte", nos dirá también en Las 2001 Noches (noche 1292).

"PRIMERA ENSEÑANZA: El dinero que falta para dar un paso necesario para todos, en principio, lo pongo yo. Y si yo no lo tengo o no lo puedo conseguir rápidamente, no hubo enseñanza".

La idea de grupalidad aparece en primer plano, "un paso necesario para todos". Junto con Marx, Menassa sabe que la riqueza de un hombre es la riqueza de sus relaciones sociales.

Llevará esta idea de grupo hasta sus últimas consecuencias.

"Me uniré a mil cuerpos, si es preciso, para que su voz, señora, disponga de la carne suficiente para lanzarse, sin más, en busca del vacío de la muerte, la mano negra del futuro". (1º congreso de poesía y psicoanálisis, 1987).

Y como no hay idea vigorosa sin una infraestructura económica, poderosa, Menassa acepta el reto o, lo que es lo mismo, sus consecuencias: "Yo soy ese psicoanalista presente que hubo, para que fuera posible la construcción de lo psíquico." (El deseo en Freud y la transmisión en psicoanálisis, 1989).

Por eso, el dinero que falta para dar un paso necesario para todos, en principio, lo pone él.

"SEGUNDA ENSEÑANZA: El dinero necesario para dar un paso necesario para todos, lo pongo yo y algunos otros. Y si no hay algunos otros, no hubo enseñanza."

No es posible la articulación de ningún nuevo pensamiento ni ningún pasaje a la práctica transformadora fuera del tiempo grupal.

Es el integrante el que, para ser, necesita del grupo, por eso deberá cuidar su infraestructura, es decir, la Institución a la que está unido.

Es decir, "tanto el psicoanalista como la Institución deberán producir más pacientes y más candidatos de los necesarios para funcionar. Una producción más allá de lo necesario permite al psicoanalista desear (única forma de la interpretación) y a la Institución pensar nuevas formas de convivencia, sin las cuales sería imposible la creación en una institución." (noche 1958).

En Perversión o la muerte de la palabra, de 197... leemos: "Habrá narcisismo, es decir, fuerza creadora, donde haya soporte material que soporte semejante pasión. Y cuando digo soporte material, no digo tamaño de nuestros genitales, ni siquiera digo presencia o ausencia de tamaño. Digo, un grupo capaz de soportar los deseos de todos sus integrantes. Una
máquina que pueda superarse hasta el paroxismo."

Es por eso que, si no hay algunos otros, no hubo enseñanza. "TERCERA ENSEÑANZA: El que no pueda o no quiera pagar, no quiere pagar. Nadie debe reclamárselo. El que no paga, hará según su ideología pero, si no es capaz de rectificar, irá a parar a donde llegue su ideología. Es decir, hasta su propia imagen en el espejo, que no es poco, pero nadie paga por eso."

“Cuando alguien no consigue el dinero para hacer lo que dice querer, no quiere. Y esto es una noción estructural. Se debería respetar una decisión tan fundamental del sujeto. Si no paga, está diciendo, a gritos, que no le den bajo ningún concepto lo que dice querer y no puede pagar.”

Y, si se lo dan y no lo paga con dinero, acabará pagándolo con la vida. "Las buenas intenciones para con el candidato exigen más que la exigencia", nos advierte Menassa.

En 1982, Declaración de principios, el Grupo Cero establecía, como norma, la diferencia: "Uno no es igual a sí mismo. Si uno no puede cambiar, pretende ser igual a sí mismo, habrá que sancionarle."

En 1989 (El deseo en Freud y la transmisión en psicoanálisis), Menassa da ejemplo: "Han tratado de averiguar si algo en mí se ha transformado esta última década y entonces os diría: el "Todo para todos" de hace diez años se ha transformado en "Algo para quien sea capaz de producirlo" y así, estaremos todos mucho más cerca de la enseñanza freudiana."
 


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Por eso, "el que tenga algún deseo de cambios fundamentales en su manera de pensar, aquél que tenga la valentía de enfrentarse con sus propios procesos de creación, ése podrá subir al tren si lo desea. El resto tendrá que seguir ensayando con las palabras cruzadas, pensando que en esa soledad encontrará alguna verdad." (La transmisión y la grupalidad, 1989).

"CUARTA ENSEÑANZA: El que paga no tiene asegurado el resultado, sino que tiene asegurado que habrá partida."

Lo que asegura la circulación del dinero es el pago, no el cobro. El dinero sólo lo es, en tanto circula. Lo que pago, entonces, es la posibilidad de participar en el juego. En Las 2001 Noches (599) nos damos cuenta de que es un aprendizaje importante: "Yo creía que se trataba de escribir bien. Yo pensaba que se trataba de estudiar algunas cosas. Yo pensaba que se trataba del amor. Yo llegué a pensar que se trataba del goce. Yo pensaba demasiadas cosas que no fueron. Yo creía que alguien me devolvería lo puesto y lo puesto era para poder entrar en el juego de la vida. Así fue como perdí las primeras partidas, esperando que me devolvieran el dinero de la entrada."

"QUINTA ENSEÑANZA: Ganar la partida no asegura aprobar el examen."

En el juego de la vida, se arriesga la propia vida, y es conveniente saber que ganar o perder dependen del trabajo. En el límite, hacer el trabajo es, directamente, ganar la partida a la muerte.

Desde el psicoanálisis, la poesía es la simpleza de haber sustituido, eficazmente, la posibilidad de jugar del niño por la posibilidad de fantasear del adulto. La vida se construye jugando con palabras: "¿Cómo atrapar un sentido? alguien se preguntará, y ¿cómo decirle a la víctima, me pregunto yo, que la vida no tiene sentido sino aquel, sencillo, de buscar lo imposible? Lo que no se puede tener aunque se encuentre."

Y, en esta Escuela, el examen pasa por la escritura: "Por ahora, psicoanálisis y poesía, dos grandes y corpulentos valles de lágrimas. Por ahora todo es dolor, todo crítica punzante. Por ahora, debemos decirlo, nadie aprueba los exámenes."

Porque, desde 1988 (Poesía y psicoanálisis nº 4) queda, en todo el territorio Grupo Cero, no permitido "hacerse el poeta, hacerse el psicoanalista. Y no está permitido, en ningún caso, separar el símbolo del cuerpo. No está permitida ninguna sexualidad fuera de la palabra y ésa será nuestra ideología."

Todo pensamiento, todo proceso creativo comienza en el vacío: "El poeta habrá de someterse al lenguaje hasta el límite de desintegrarse entre las palabras, literalmente, dejar de ser para que la poesía pueda articular una vida todavía no vivida por nadie, ni siquiera por el poeta en su desaparición."

Es ahora, suspendidos en la cuerda floja del punto final, cuando necesitamos saber a qué nos referimos con "saber". No se trata de sabiduría respecto al dinero, si fuera así, deberíamos tener en cuenta a Woody Allen, cuando dice: "El dinero es mejor que la pobreza, aún cuando sólo sea por razones financieras."

Nos interesa otra dimensión del saber, también ligado a cuestiones económicas, pero de otro tipo. (Noche 381) "Están los que quieren psicoanalizarse, al lado mío se harán ricos y, algunos, hasta sabios. Y, también, están los que no quieren psicoanalizarse, al lado mío se volverán pobres y, algunos, hasta imbéciles."

El psicoanálisis abre un nuevo campo ideológico donde existe un ser que posee un saber imposible. En tanto, cada vez que quiere saber algo acerca de ese saber, lo transforma en realidad objetiva. Ese saber, que es el inconsciente, es imposible de realidad porque cuando se transforma en realidad, se transforma en conocimiento operativo.

"El sujeto del psicoanálisis busca lo que no se encuentra porque, lo que se tiene que encontrar, no existió nunca. Es un saber

que certifica un conocimiento del cual el sujeto nada sabe. Este saber implica conocimiento, pero el sujeto poseedor nada sabe de ello."

Es el propio deseo del psicoanalista quien pone en funcionamiento, no sólo la fundación de una ciencia, sino su inscripción social, en tanto sin deseo del psicoanalista no hay psicoanálisis. Es un deseo que deja de serlo para transformarse en instrumento de una transformación, por lo tanto, tiene que ser rectificado permanentemente porque ya no es más un deseo humano. El deseo sólo se hace presente frente a la fórmula de psicoanalista
presente, porque el deseo inconsciente es la interpretación psicoanalítica.

Menassa habla así del deseo:"Más que metáfora radiante de lo Otro, desviación primordial, pedacito volante que no busca su lugar ni ser hallado, sino sencillamente desplazar el sentido para que no lo haya."

En definitiva, podemos decir que el deseo, en Freud, es la transmisión del psicoanálisis, por eso "hay una transmisión posible en psicoanálisis: es el deseo lo que se transmite. Para desear y transmitir, no ha de alcanzar la sencillez del habla ya que, si bien por ésta entramos en el juego, el habla no es historia a menos que la escriba y ella misma, por serlo, ya estaba escrita." (1989). Porque "así como sin asociación libre no hay posibilidad de interpretación, sin escritura no hay posibilidad de transmisión." (Poesía y psicoanálisis, 1985).

T.S. Eliot escribió: "Para llegar a lo que no sabes, tienes que ir por un camino que es el camino de la ignorancia. Para poseer lo que no posees, tienes que ir por el camino del desposeimiento.

Para llegar a lo que no eres, tienes que ir por el camino en que no eres. Y lo que no sabes es lo único que sabes y lo que posees es lo que no posees. Y donde estás es donde no estás."

En este poema, también Elliot nos habla de un saber, pero sólo nos indica los caminos que llevan a él, no la certeza de su consecución.

Por eso, es necesario que alguien nos convenza de que estará en Roma, esperándonos, para llegar a darnos cuenta, algún día, de que Roma no existe aunque más allá, aún, quizá la encontraría.

Es necesario que alguien haya escrito la historia para que, hoy, nosotros, podamos caminar. 40 años de escritura parecen indicar que esa responsabilidad recayó en Menassa.

"Caer es errar y errar, a veces como un vagabundo, es cuestión del deseo inconsciente y yo, si algo tengo que ver con eso, tengo que estar ahí errando, poniendo mi propio cuerpo como límite al goce todo del simple hablar, que no deja de ser otra enfermedad.

Y si yo mismo estoy aquí, cayendo en la trampa de cuya única salida, la interpretación, se me ha hecho responsable, habrá de querer decir que más allá, donde cada uno de ustedes, para recorrer en buen estado el camino, se vaya consiguiendo un psicoanalista personal y que, por otra parte, la Escuela tendrá sus propios psicoanalistas, el psicoanalista de la cuestión Cero soy yo."

En 1977, Primer Manifiesto Internacional Grupo Cero, encontramos algo que podemos aplicar hoy, aquí, tal cual se escribió hace 25 años: "Y si todo está ocurriendo en España/ (novísima esperanza para el decadentismo europeo)/ y no/ en las orillas sangrantes/ de algún río del sur,/ se debe,/ simplemente,/ a las combinaciones de las palabras/ que,/como ustedes saben,/son infinitas."

Y porque las combinaciones de las palabras son infinitas, les invito a un pequeño juego que, quizá, conteste a la última pregunta del principio, ¿porqué el escrito termina en la palabra examen?

En 1989, MOM escribe: "Y no habrá escuela. Habrá estilo y un estilo no transmite nada, sólo se desarrolla. Para todo aquél que participe de su desarrollo se abre una posibilidad de estilo.

Esa apertura es lo que se transmite. Y la transmisión, en estos casos, es autogestionaria."


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Autogestionaria, también quiere decir que todo depende de una decisión del candidato: sólo si paga lo que corresponde, para que ese estilo se desarrolle, podrá participar en el diálogo de la transmisión. En ese sentido, también debemos tomar una decisión frente a la palabra examen. Se me ocurren dos cortes que nos llevarán por caminos muy diferentes.

Por un lado: EX, prefijo latino que antepuesto a una palabra indica "ha dejado de ser" lo que aquella significa. AMEN, imperativo del verbo amar, 3ª persona del plural.

Es decir, convertir el examen en la EXCUSA de los que han dejado de amar. O, lo que es lo mismo, los que eligen el silencio y, por lo tanto, cierran la puerta a la escritura. Porque sabemos que hablar, escribir y amar son, en realidad, el mismo acto.

Existe una simultaneidad, un tiempo diferente donde un acto concebido como generado en esa triple articulación, es lo que se ha dado en llamar, desde antaño, acto poético."

Seguramente, Almafuerte no estaría de acuerdo con quien tomara este rumbo: "No hagas como aquellos que se mutilan por miedo a los hijos; sé padre de algo."

Pero también, gracias a la homofonía y a Lacan, tenemos otra opción: HEXA, seis. MEN, plural de la palabra hombre, en inglés. Seis hombres en cada examen o, también, la posibilidad de saber que soy un grupo, (hablar), o de multiplicarme para producir aquello que no disfrutaré (amar), o de vivir varias vidas que, por estar escritas, pueden ser mi vida.

Quizá Borges se refiere a esto cuando dice: "Nada se edifica sobre la piedra, todo sobre la arena, pero nuestro deber es edificar, como si fuera piedra, la arena."

Puesto que sólo disponemos de arena, de palabras, debemos saber que la construcción, nuestra propia vida, es una tarea interminable, porque en la cadena significante el sujeto es, no lo que recorre la cadena, sino el que con su propia vida como sujeto, la funda. "Y sé que nunca sabré el significado de las palabras que pronuncié si no soy capaz, si no me atrevo a pronunciar otra palabra y otra y aún otra más, porque como humano debo saber que, para lo humano, no hay último sentido."

"Palabra a palabra construiré un imperio" escribe Menassa en 1987.

En 1999, en la apertura del congreso internacional sobre las patologías de fin de siglo, Menassa afirma: "Para Freud, el fundamento de la existencia científica del psicoanálisis es la poesía, es decir, que la poesía también es un concepto." Vemos que Machado tenía razón: el significante que sobredetermina al Grupo Cero, Psicoanálisis y Poesía, resultó ser una caldera, de pasiones, al rojo vivo de las palabras.

Felicito a todos los presentes, ya que, al haber pagado la entrada, han mostrado su deseo de participar en este juego: un viaje por la escritura tras un saber que nunca conoceremos.

ACERCA DE LO
INCONSCIENTE

Todo lo reprimido tiene que permanecer inconsciente; pero no forma todo lo que abarca lo Inconsciente. Al leer esta fórmula, no debemos apresurarnos a entenderla. Lo Inconsciente y su sujeto, no preexisten a su interpretación, y hasta que ésta se produce nada podemos saber de ello. Lo inconsciente tiene un alcance más amplio y sólo lo conocemos, como formación consciente, esto es, después que ha experimentado una transformación.

El Inconsciente, es un concepto presentado por Sigmund Freud en el año 1900, en la obra La Interpretación de los Sueños; forma parte del Aparato Psíquico integrado por la Consciencia, el Preconsciente y el Inconsciente.

Se trata de una hipótesis necesaria y exacta.

Necesaria, porque los datos de la conciencia son altamente incompletos y engañosos y esta hipótesis, aporta una ganancia de sentido, que constituye por sí misma un motivo para trasponer los límites de la experiencia directa. Quiero decir: en los humanos encontramos muy frecuentemente, actos psíquicos cuya explicación supone condiciones de las que la conciencia no nos ofrece ningún testimonio. Actos de este género son no sólo los fallidos y los sueños, sino también todos aquellos actos que calificamos de síntoma psíquico; como también una obsesión o miedos injustificados. Nuestra experiencia cotidiana y personal nos muestra ocurrencias cuyo origen desconocemos y conclusiones intelectuales cuya elaboración ignoramos. Estos actos conscientes resultarán faltos de sentido y coherencia si mantenemos la idea de que todos nuestros actos psíquicos han de sernos dados a conocer por nuestra conciencia. En cambio, quedarán ordenados dentro de un conjunto inteligible si interpolamos la lectura de los actos inconscientes.

Luego al comprobar, que trabajando con la hipótesis de un psiquismo inconsciente, podemos estructurar un procedimiento de gran eficacia que permite influir adecuadamente sobre el curso de los procesos conscientes, ésta es una prueba de exactitud.

Dicho lo cual, estos argumentos nos sitúan en un punto de vista donde es una pretensión insostenible, el creer que todo lo que sucede en lo psíquico haya de ser conocido por la conciencia.

También podemos recordar, en apoyo de la existencia de un estado psíquico inconsciente, el hecho de que la conciencia integra en un momento dado un limitado contenido, de manera que la mayor parte de aquello que denominamos conocimiento consciente, tiene que hallarse de todos modos durante largos períodos de tiempo, en estado de latencia; esto es en estado de inconsciencia psíquica.

La negación de lo inconsciente, resulta incomprensible en cuanto volvemos la vista a nuestros recuerdos latentes.

Lo psíquico no puede ya asimilarse a lo consciente, porque en tal caso se destruyen las continuidades psíquicas y se exagera sin fundamento la función de la consciencia. En psicoanálisis, la consciencia es considerada como órgano de percepción, que percibe con el mismo desconocimiento, tanto la realidad interior como la exterior. Es más, la consciencia es generada por el inconsciente, que es el verdadero y real psíquismo.

La hipótesis psicoanalítica de la actividad psíquica inconsciente, constituye también una extensión de la rectificación, llevada a cabo por Kant de la teoría de la percepción externa. Del mismo modo en que Kant nos invitó a no desatender la condicionalidad subjetiva de nuestra percepción y a no considerar nuestra percepción idéntica a lo percibido incognoscible, nos invita el psicoanálisis, a no confundir, la percepción de la consciencia con los procesos psíquicos inconscientes, objeto de la misma.

Tampoco lo psíquico tal como lo físico, necesita ser en realidad tal como lo percibimos. El psicoanálisis nos abre la posibilidad de esperar que la rectificación de la percepción interna no oponga tan grandes dificultades, como la de la externa y que los objetos interiores sean menos incognoscibles que el mundo exterior.

Jaime I. Kozak. Psicoanalista
Madrid: 91 447 02 84
 

 


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II

Para estudiar los fenómenos psicosomáticos tomamos las estructuras descritas por Freud como neurosis actuales, entre las que se cuentan, la neurosis de angustia, la hipocondría y la neurastenia.

Como las estructuras más conocidas y estudiadas por el psicoanálisis eran las neurosis de transferencia (fobia, neurosis obsesiva e histeria), se comparan las neurosis actuales con las neurosis de transferencia para facilitar la investigación de estas últimas.

Se trata en este caso de comparar la histeria con la neurastenia, para distinguirlas y para reconocerlas.

Freud nos dice que hay representaciones con las cuales se halla enlazado un afecto expectante, y son de dos órdenes: representaciones de que haremos esto o aquello, o sea propósitos (lo que pensamos hacer, lo que pensamos "darle al mundo"), y representaciones de que nos sucederá algo determinado, o sea expectaciones (lo que esperamos del mundo). El afecto a ellas enlazado depende de dos factores: en primer lugar, de la importancia que el suceso pueda tener para nosotros, y en segundo, del grado de inseguridad que entraña la expectación del mismo. La inseguridad subjetiva, la «contraexpectación», aparece representada por una serie de representaciones a las que damos el nombre de representaciones contrastantes penosas. Cuando se trata de un propósito, dichas representaciones contrastantes son las de que no conseguiremos llevarlo a cabo. En el caso de la expectación, la contraexpectación reposa en la reflexión de todas las posibilidades con que podemos tropezar en lugar de la deseada. Por ahora permaneceremos en la primera categoría, o sea en los propósitos.

Las representaciones contrastantes habitualmente quedan inhibidas, coartadas y excluidas de la asociación, a veces hasta tal extremo, que su existencia no se hace evidente casi nunca, siendo únicamente el estudio de las neurosis el que nos las descubre.

Es decir, que frente a todo nuevo acto, frente a toda decisión, siempre hay un titubeo, una duda.

En la neurosis, que nos muestran lo normal exagerado, como si lo miráramos a través de un microscopio, presentan gran importancia estas representaciones contrastantes con el propósito, por adaptarse muy bien su contenido al estado de ánimo propio de esta afección o quizá porque la neurosis hace surgir representaciones de este orden, que sin ella no se hubieran constituido.

Esta intensificación de las representaciones contrastantes se nos muestra de dos posibles formas:

- en las neurosis actuales y referida a la expectación, como una general tendencia pesimista.

- en la neurastenia en concreto, asociada a las múltiples fobias de los neurasténicos.

Transferido a los propósitos, crea este factor aquellas perturbaciones que pueden ser reunidas bajo el nombre de folie de doute (locura de duda), y cuyo contenido es la desconfianza del sujeto con respecto al propio rendimiento.

Precisamente en este punto se conducen las dos grandes neurosis

-la neurastenia y la histeria- de un modo por completo distinto y característico para cada una. En la neurastenia, la representación contrastante, contraria a la realización del propósito y patológicamente intensificada se une a la representación de la realización del propósito para formar un solo acto de conciencia, y sustrayéndose de ella da origen a aquella falta de voluntad de los neurasténicos, de la cual se dan perfecta cuenta estos  enfermos (es consciente para ellos , a diferencia de lo que ocurre en los pacientes histéricos). Por ejemplo: tomemos una madre a la cual una perturbación nerviosa impide amamantar a su hijo, una neurasténica se hubiera conducido en la forma siguiente: hubiera sentido graves temores ante la labor maternal que se le planteaba y dado infinitas vueltas en su pensamiento a todos los accidentes y peligros posibles, acabando, sin embargo, por criar a su hijo perfectamente, aunque atormentada por constantes dudas y temores, a menos que la representación contrastante resultara victoriosa, en cuyo caso habría abandonado la sujeto su propósito, considerándose incapaz de llevarlo a cabo.

 En la histeria, la representación contrastante penosa, aparentemente coartada, es disociada del propósito y perdura, inconsciente para el enfermo, en calidad de representación aislada. Es característico de la histeria el hecho de que esta representación coartada se manifiesta luego como inervación somática, cuando llega el momento de realizar el propósito, estorbándolo. La representación contrastante se constituye, por decir así, en una «voluntad contraria», y el enfermo se percata con asombro de que toda su voluntad positiva permanece impotente. En nuestro ejemplo, la paciente histérica se conduciría de forma muy distinta a la neurasténica. La histérica, no tiene, quizá, conciencia de sus temores (son inconscientes), abriga la firme intención de llevar a cabo su propósito y emprende, sin vacilación alguna, el camino para lograrlo.

Ella asegura que su deseo es amamantar a su hijo, pero a partir de este momento se comporta como si abrigase la firme voluntad de no amamantar al niño, y esta voluntad provoca en ella todos aquellos síntomas subjetivos necesarios para eludir el cumplimiento de sus obligaciones maternas, o sea la falta de apetito, la repugnancia a todo alimento y la imposibilidad de dar el pecho al niño a causa de los terribles dolores que ello le origina.

Miguel Oscar Menassa

 En contraposición a la falta de voluntad de la neurastenia, existe aquí una "perversión" de la voluntad, y en vez de la resignada indecisión de la neurasténica, muestra la histérica asombro e indignación ante esta dualidad para ella incomprensible (ante la discordancia entre lo que enuncia como deseo y su deseo inconsciente, que se realiza en el síntoma).

Alejandra Menassa de Lucia. Psicoanalista-Médico
especialista en Medicina Interna

Madrid: 91 758 19 40


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INTRODUCCIÓN

Últimas investigaciones en el campo de la teoría psicoanalítica nos muestran que a algunos hombres y mujeres les gusta tener la boca podrida.

En relación al tema, odontología y psicoanálisis, iremos desglosando algunos de los secretos de la personalidad y ciertos conceptos de vital importancia para el entendimiento de dichos procesos, que después de 1900, sabemos, el yo, no sabe nada.

No es extraño encontrarse con personas que nunca en su vida han pisado el consultorio de un dentista. Según datos publicados por la Federación Dental Española uno de cada 10 españoles no se lava ni se ha lavado nunca los dientes y según la Sociedad Española de Periodoncia el porcentaje de desdentados parciales es del 52% a los 40 años de edad y el de desdentados totales es del 41% a los 60 años de edad.

Si les preguntamos por el motivo de su descuido de la salud nos encontraremos con frases como las siguientes:

- Me dan pánico los dentistas.

- Es demasiado caro para mis posibilidades.

- No tengo tiempo.

- Bueno, se me están cayendo los dientes, pero como no me duele...

- Para qué me voy a someter al tratamiento si al final, igual, se me van a caer todos los dientes.

Una vez incluso el padre de una paciente de corta edad con los dientes muy dañados, nos relataba: "nunca en mi vida he pisado la consulta de un dentista. Una vez que el dolor no me dejaba ni vivir tomé unas tenazas y me
saqué, yo mismo, la muela de la que provenía dicho dolor".

El dolor es el primer motivo de consulta al dentista. Hay una multitud de pacientes que esperan siempre a no poder más con el dolor para visitarnos y parecen no darse cuenta que cuando se llegó a tal límite, los tratamientos son siempre más agresivos y además suelen producir más dolor durante el mismo, aunque el alivio sintomático es muy rápido.

Aunque iremos analizando las frases, cada una, por separado, pareciera que en todas hay puesto un “no” en algún sitio.

Una escucha atenta, tocada por el psicoanálisis y la poesía, nos permitirá, a partir de éstas y otras frases, dilucidar el motivo y la proveniencia de las mismas y desenmascarar el proceso desde el cual, son posibles estas frases, que parecieran estar en contra del cuidado personal de la salud de cada uno.

El hombre, por ser sujeto del Lenguaje es que desea todo el tiempo. Mientras dormimos el sueño es el que mantiene vivo el deseo inconsciente, si no hay deseo, no hay vida.

Entonces nuestro objetivo en esta serie de trabajos que aquí presentamos es el de encontrar cuál es el deseo inconsciente del sujeto, ya que podemos ver claramente que no será el de poder acceder a una mejor salud, a una mejor calidad de vida.

Señores, el hombre funciona movido por necesidades. Si yo necesito agua, voy y la compro, hablo para que el vendedor me dé, a cambio de dinero, eso que necesito.

Si lo que necesito es un poco de salud bucodental voy a acudir a un dentista para que me solucione esa necesidad. Cuándo padezco alguna enfermedad, o cuando sabiendo que un plan preventivo de tratamiento me va a evitar la aparición de la misma y sin embargo no voy a tratarme, a prevenir la enfermedad, me tengo que preguntar qué necesidad será la que me hace actuar así, cuál es el deseo que satisfago descuidando mi salud, que pulsión interior, por así decirlo, trabaja en mí cuando me alejo de la protección de mi propia salud.

Cuando tenemos problemas para amarnos a nosotros mismos y amar al mundo, nos buscamos todo tipo de justificaciones. Es decir, decido tener la boca podrida para que nadie me bese y para que me rechacen, porque ¿a quien le gusta besar una boca que huele a podrido.? A nadie, entonces, en vez de aceptar que tenemos problemas con el mundo y con nosotros mismos, preferimos pensar que es el mundo quien está en mi contra. El día
que decidas cuidarte la boca, habrás dado un paso importante en el amor: hacia ti mismo y hacia el mundo.

Fabián Menassa de Lucia. Odontólogo, implantólogo
Madrid: 91 548 01 65

 


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