PSICOANÁLISIS
CONTRA LOCURA
Entrevista a Miguel Oscar Menassa por el Dr. Alfredo Moles
en la sección REPORTAJES el 23 de noviembre de 1982.
Soñar sin cura de sueño
- Más de una veintena de casos graves reintegrados
a sus familias.
- Los que sueñan tienen menos posibilidades de volverse
locos.
- Un argentino explora nuevos caminos terapéuticos.
Exactamente frente por frente con el Templo de Debod,
en la madrileña zona del Cuartel de la Montaña,
calle de Ferraz número 22, en una casa como tantas
se encuentra la Escuela de Psicoanálisis del Grupo
Cero.*
Nada la distingue de otras tantas semejantes en el barrio
de Argüelles, ni tan siquiera la expectativa de encontrar
un movimiento inusitado, habida cuenta de que aquí parece
estar curándose la locura.
Gente sentada o paseando por los pasillos, pero tranquila,
nada de esa imagen que uno ha ido conociendo por viejos
cuadros o informativos de la televisión.
En todo caos, si hay locos, o están curados o se
han tranquilizado lo suficiente como para que no se lo
notemos.
VIBRACIÓN PSÍQUICA
Miguel Oscar Menassa es un médico de 42 años,
psicoanalista que se ha perfeccionado en Italia, Israel,
Argentina, Colombia y España, padre de seis hijos
y "poeta", "ponga allí poeta que
es más importante que ser médico o psicoanalista".
Con una mirada entre penetrante y libidinosa, pelo entrecano,
nariz que parece husmear alguna extraña vibración
psíquica o querer captar algún mecanismo
oculto de la mente, como si nos buceara entre los vericuetos
del cerebro, nos dice que nació en Argentina, hijo
de padre árabe; "un emigrante libanés,
un campesino con esa sabiduría que sólo tiene
la gente del campo, la gente de La Mancha que se parece
mucho a la gente sencilla, modesta y sabiamente popular
de mi tierra".
Casi no nos creemos que se pueda curar la locura y la respuesta
se hace nítida "porque la locura pienso que
es un producto del trabajo inconsciente, como los sueños".
¿Y qué es el inconsciente?
"Son los aspectos, situaciones, vivencias que al no
poder ser soportadas por la conciencia o la moral de los
sujetos, están dentro de nosotros, como reprimidos".
Nos entra la duda pues ignoramos por qué se vuelve
locura, por qué nuestro hijo o nuestra esposa comienzan
un día a desvariar.
"Quizá sea difícil de explicar, pero
voy a intentarlo. Se vuelve locura de la misma manera que
una sensación nocturna, un deseo nocturno al no
poder encontrar su camino normal de derivación porque
el sujeto está durmiendo, se vuelve sueño.
En la locura, al no poder derivar por los caminos apropiados,
se vuelve enfermedad."
LOS BUENOS SUEÑOS
Todo indicaría que los que sueñan no se vuelven
locos nunca, eso se le ocurre al periodista-médico
y la respuesta del médico es bastante concreta.
"No es tan así, pero los que sueñan,
y llamo soñar a recordar un sueño y poder
contarlo, tienen menos posibilidades de volverse locos
que aquellos que con orgullo dicen no soñar nunca".

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¿Pero los locos entonces no sueñan?
"No, mira -afirma Menassa- no es
que no sueñen; los locos deliran y el delirio en
el fondo es confundir el sueño con la realidad."
Como para el periodista son muchos descubrimientos
en un día, surge la pregunta sobre si es posible
curar la locura con costosas curas de sueño.
"Parece que tú me quisieras
llevar a que yo te responda sobre la idea que tenías
de la locura antes, aunque seas médico. Y te diré -se
reafirma con vehemencia- que sí, que soñando
es como se cura la locura, siempre que llamemos soñar
a la posibilidad que le brinda el psicoanálisis
al paciente loco, porque le brindamos la posibilidad de
poder hablar de sus deseos reprimidos. Claro que eso no
es una cura de sueño. Esto es psicoanálisis
y aquí nadie duerme, aquí se está bien
despierto y se habla."
EL PAPEL DE LA PALABRA
Igual le quedan a uno algunas dudas,
porque de toda la vida se le habló al amigo o al
cura.
"Sí, claro, pero el amigo
no tiene los conocimientos científicos que da la
medicina, que da el psicoanálisis, que da la teoría
psicoanalítica, porque el amigo tenderá a
creer que el delirio es como la realidad. Yo como psicoanalista
tengo que saber que eso que expresa el paciente es un efecto
deformado de lo que realmente ocurre."
Claro uno puede comprender, porque es
médico, pero la obligación del otro yo del
periodista es transmitir exactamente lo que quiere decir
el entrevistado y pedimos una aclaración, unas palabras
que profundicen. ¿Eso qué significado tiene?
"Es como el delirio. Te diré,
porque la verdad en los labios de doña María
es ésta: el dinero que olvidé en la mesa
fue porque antes de ir al mercado pensé en gastarme
ese dinero en una falda nueva. Falda que aumentaría
mis atractivos en mis encuentros matinales con mis vecinos
y vecinas. Ese deseo es el que produce el olvido y no,
como pensaba doña María, la distracción.
Y ese puede ser el comienzo del mecanismo de la locura.
Bueno, en realidad en términos médicos eso
es la locura, igual que los gritos que doña María
da en casa a sus hijos o a su marido en vez de ser afectuosa."
De todo esto parece deducirse que si
la gente habla, si el loco logra hablar y el médico
lo analiza e interpreta hay allí un principio de
curación.
"Sí, si la familia del paciente
soporta la curación, podemos asegurar que en la
continuidad de esos encuentros se realiza la curación
y es por ese motivo que la terapéutica se debe llevar
siempre a cabo tratando al grupo familiar."
RESULTADOS CONCRETOS
Pero como en la ciencia los éxitos
se miden con los resultados le preguntamos al doctor Menassa
sobre la cantidad de gente curada en los últimos
tiempos.
"Veinticinco pacientes en el último
año. Sin considerar a los neuróticos, en
esta cifra entran los muy enfermos. El 100 por ciento se
ha reintegrado al medio familiar y laboral. Pero eso no
quiere decir que haya concluido para estos pacientes el
tratamiento, porque seguirán su tratamiento psicoanalítico.
Se curan pero seguirán concurriendo a la consulta."
No sabemos si este colega que está en
un nuevo camino de curar la locura quiere transmitir sus
conocimientos a otros profesionales del campo de la salud
y él mismo nos responde:
"Ya he enseñado y seguiré haciéndolo
porque no tengo nada que ocultar. Además no trabajo
solo. Por supuesto que la disposición de enseñar
no alcanza, aunque a mí me interesa que ATS, psicólogos,
enfermeras, auxiliares de clínica, médicos,
asistentes sociales, o simplemente estudiantes, todos ellos
deben tener una disposición científica, estar
dispuestos a estudiar muchos años, perseverancia,
vocación y una profunda inclinación a ayudar
al prójimo, a aliviarle su dolor moral."
*Actualmente en: c/Duque de Osuna, 4
Tel.: 91 758 19 40


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