INSTITUTO SUPERIOR DE CIENCIAS
AGROPECUARIAS DE LA HABANA
Cuarta Conferencia (5 de abril de 1995)

(Viene del nº 103)
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-¿Puedo hacerle una pregunta derivada de esa misma, es en un plano personal, usted cree en dios?

-Bueno, yo sé que últimamente todo el mundo cree en Dios. Es una moda, además han aparecido los místicos. Veo a los profesores de psicoanálisis cuando hablan, hablan de Sileisius..., pero no puedo decirle que creo en Dios. Ya plantearme que Dios exista o que Dios no exista es un problema de los crédulos, no de los incrédulos. Pienso que, por ejemplo, en Italia, existe Dios, porque existe un sindicato católico que es más fuerte que el sindicato comunista. Entonces en Italia existe Dios. Pero en otros países no sé.

Existe el sentimiento oceánico, del que hablaba Einstein, por ejemplo, yo, a veces, cuando miro el mar, siento un sentimiento como de inmensidad inabarcable. A veces, me siento solo, y veo las estrellas y digo, ¿qué es mi soledad comparada con la soledad de las estrellas? pero no me pregunto qué estará haciendo dios, me quiere o no me quiere...

Di una conferencia, está en un libro que les voy a mandar, psicoanálisis de la sexualidad, donde lo menciono, el comienzo de la conferencia hablo de Dios, y entonces digo, si en el mismo momento que trato de hablar del hombre, tengo que pronunciar la palabra Dios, es que Dios está ahí con nosotros. Si usted lo pronunció ahora está con nosotros acá, pero fue porque usted lo pronunció. Creo en que hay personas que al pronunciar la palabra Dios le dan una vida como tienen todas las palabras.

Usted me dice que a lo mejor pienso igual que los religiosos, que no quiero que la gente se muera.

-Aceptado que somos mortales, no estamos de acuerdo con la eutanasia...

-Y no hay cielo, cuando te mueres, te mueres, te comen los gusanos...

-Yo me preguntaba si Dios existiera, entonces sería, podemos poner eutanasia activa por cuenta propia, porque hay seres que mueren prácticamente sin descubrir la enfermedad, quitar la vida, sin utilizar nada artificial, se lo preguntaba en ese sentido. He reflexionado sobre eso y quería compartirlo con usted.

-Yo le contesto como se contesta hoy día, porque todo el mundo, es una moda y queda muy mal no creer en Dios, por eso que contesto a la pregunta con todos mis reparos. Creo en el hombre, creo en la palabra. Creo que el Dios es ahí. No es el hombre a imagen y semejanta de Dios, es Dios a imagen y semejanza del hombre, como claramente se ve.

Me parece bárbaro, que hay una inmortalidad posible para el hombre, que es la escritura. Acá, en este pueblo es clarísimo. José Martí vive con nosotros permanentemente, en la mañana, en la noche, en el café con leche, en la noche, en la cena, cuando hacemos el amor, cuando trabajamos..., porque escribió estos libros que escribió. Cinco tomos del epistolario, las obras escogidas son tres tomos de cuatrocientas páginas, consiguió la inmortalidad que puede conseguir el hombre, que no la consigue el hombre que la consigue su obra. No el hombre, el hombre no consigue nada, el hombre vive y muere. Es una especie perdurable, estamos hablando de eso. Por eso digo que la salud es aceptar que soy un punto minúsculo en la gran extensión de lo que es el ser humano, que le va a corresponder vivir un trozo de la historia, y que si dejo una muesca en la historia, bueno eso vivirá de mí. Pero no yo, eso. Ese libro, esa pintura.

Es un poco lo que le contesta Diótima a Sócrates, “pobre inmortalidad la que dan los hijos”, Diótima era una especie rara, era una prostituta griega, que era muy difícil eso, y vieja. Entonces, Sócrates le pregunta a Diótima sobre el amor. Entonces dice que pobre inmortalidad la que el hombre consigue con su prole, con sus hijos, que había una inmortalidad que es la inmortalidad de las ciencias, de las artes.

-Yo quería saber si alguna de sus obras artes, como la pintura, la poesía ha estado condicionado o influenciando por la teoría del inconsciente.

- Bueno, yo diría que toda mi obra, como todos mis amores, como todos mis movimientos han estado condicionados por mi pensamiento inconsciente, sí. Nosotros ahora, últimamente, estamos estudiando el sujeto de las ciencias, y nosotros vemos que en el momento de dar el salto, de lo precientífico a lo científico, hay un salto que nadie se puede explicar, y que sólo se puede explicar porque las cosas están funcionando en un pensamiento inconsciente, que no se puede explicar porque ni el sujeto de la ciencia es capaz de decir cómo es que se produjo el salto de lo precientífico a lo científico. Entonces, sí, el sujeto de las ciencias también está dominado por su pensamiento inconsciente. Pero no quiero ser exagerado, mi pensamiento inconsciente y además, por ejemplo, todos los poetas que leí, todas las personas que influyeron.

El puente colgante de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo, 80x80 cm.

Porque parece que si está influida su obra por el pensamiento inconsciente es como si la obra saliese de dentro de uno, y la obra no sale de dentro de uno. Es el procesamiento inconsciente que hago de todo lo que leí, de todo lo que me dijeron. Es uno de los instrumentos.

Aunque el poeta crea que se evade de su propia vida para escribir, su vida no es otra cosa que una materia prima, como la madera con la cual aplicando instrumentos de trabajo fabrico una mesa que no estaba en la madera. El poema no estaba en la vida del poeta, si no que su vida funcionó como materia prima, como materia natural, porque materia prima son los poemas de los otros poetas. La vivencia del poeta es materia natural que trabajada por los poemas de otros se transforma así en materia prima.

Es decir, que yo planteo la creación como un trabajo, por lo tanto, el instrumento inconsciente es uno de los instrumentos. En un trabajo mío sobre escritura, planteo la escritura como trabajo, entonces hay materia, instrumentos, y hay producto-efecto del trabajo, que es la obra de arte.

Por lo tanto, planteada la obra de arte de esa manera, todos podemos ser artistas, si el estado lo soporta, todos podríamos ser poetas. No les estoy poniendo una complicación, les estoy diciendo que el ser humano, como tal tiene la capacidad, porque la virtud del ser humano es el trabajo, es transformar con su fuerza de trabajo, una materia en otra materia, esa es la virtud. La virtud no es escribir, no es pintar, la virtud es el trabajo. Entonces aplico ese trabajo, en vez de aplicarlo a la madera, lo aplico a los poemas de los otros, a mi propia experiencia vivida, con los instrumentos apropiados, la ideología inconsciente, el pensamiento inconsciente y hago transformación de la materia literaria y hago un poema.

Yo sé que es más fácil pensar que hay genios, y que el resto somos personas normales destinadas a desaparecer, pero también es interesante pensar que si no somos genios es porque no queremos.

Si no somos escritores es porque no queremos, y que si no somos científicos es porque no queremos. No, porque está permitido, y no sólo está permitido, sino que es posible, que no lo queramos hacer, es otra cosa.

No hay excusas, porque en los cuentos de Borges, ustedes me dicen, es literatura, bueno, pero la literatura es la vida de los hombres, en los cuentos de Borges siempre hay un ignorante. Siempre hay un campesino, siempre hay un estúpido que tiene la clave del saber. En todos los cuentos de Borges, uno se da cuenta, siempre hay un ignorante, siempre hay un campesino, siempre hay un desclasado que tiene las claves del saber, por lo tanto, no hay excusas.

Son excusas neuróticas, no puedo esto, no puedo aquello, porque es interesante, porque mientras no puedo esto y no puedo aquello, vivo con la ilusión de que algún día podré. Entonces vivo de la ilusión.

En cambio, cuando puedo esto y puedo aquello, ya no puedo vivir más de la ilusión.

La enfermedad da un rango, la posibilidad de curarse, la posibilidad de ser “como”, “no tengo salud”, ¿qué ambiciono?, “tener salud como tienen otros”. No tengo dinero, ¿qué ambiciono?, tener dinero como. No tengo una novia, ambiciono tener una novia. Pero bueno, cuando tengo dinero, la novia y el trabajo, me tengo que dar cuenta que igual no soy completo, que igual soy un ser carente, igual me voy a morir, igual voy a envejecer. Lo único que puedo hacer con la vejez es no ser idiota, un viejo idiota, pero lo que no puede es no ser viejo. Viejo va a tener que ser. Lo único que va a poder evitar es ser un idiota. Sin embargo, a pesar de que es lo único que puedo evitar, hay muchos viejos que son unos viejos idiotas. No sé si te he contestado.

No sé, por las dos o tras preguntas que me hicieron, y arriesgándome a equivocarme, pues siempre es mejor arriesgarse a equivocarse que no arriesgarse, yo podría decir que la transferencia establecida es que ustedes todavía no quieren pensar como yo pienso, que me están pidiendo más garantías, me piden garantías. Lo que pasa es que la garantía que me piden yo no se la puedo dar, se la tienen que dar ustedes mismos, pero eso sería la transferencia.

Esto nos gusta mucho, estamos muy entusiasmados, pero necesitamos más garantías.

Miguel Oscar Menassa
Del libro “Siete Conferencias de Psicoanálisis
en La Habana, Cuba"