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Encuentro-Coloquio con Miguel Oscar Menassa
Amor, trabajo, sexualidad, poesía y psicoanálisis (I)
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Encuentro-Coloquio con Miguel Oscar Menassa:
“AMOR, TRABAJO, SEXUALIDAD, POESÍA Y PSICOANÁLISIS”
Sala de Grados de la Facultad de Derecho
Universidad de Alcalá de Henares el 5 de mayo de 2010

MOM: Amor, trabajo, sexo, poesía y psicoanálisis. Yo hago una pequeña introducción a estos temas, muy pequeña, y ustedes me preguntan.

Ustedes saben que somos mortales, ¿saben qué significa eso? Que la señorita va a morir, que el señor se va a morir, y que yo me voy a morir, que todos los hombres se mueren. No hay manera de sostener la especie humana sino por el camino de la reproducción. Y para la reproducción es necesario que haya un macho y una hembra.

Somos una especie sexuada. Es necesario que el macho y la hembra se junten para que exista la reproducción. Entonces, el sentimiento del amor es lo que permite el acoplamiento, podríamos decir, de las bestias, en el sentido técnico, si ustedes quieren. Que macho y hembra deben juntarse, deben acoplarse, para que haya reproducción. Sin amor no habría quien quisiera acoplarse a nadie.

Ustedes pueden comprobarlo en vuestras vidas, cuando sienten algo raro por una persona o un cierto desprecio o un pequeño odio o un resquemor o una desconfianza, ni se imaginan haciendo el amor con esa persona. Lo que pasa es que la especie no respeta nada, lo único que le interesa es que haya reproducción, por eso que hay personas feas, como yo, que han tenido una mujer hermosa, por eso hay niños que nacen deformes y a nadie le importa eso, y menos que menos a la especie, por eso es que hay acoplamientos indeseables.
Todo esto que gestiona el amor, lo hace por mandato de la especie humana. Es decir, sin amor no hay familia, aunque la familia se lleve muy mal y que los casos de mujeres muertas en manos de sus amantes sea numeroso, pero sin amor no hay familia.

Y la familia, como ustedes saben o deberían saberlo, es una estructura presimbólica, es decir, antes de que el hombre hablara había familia porque la familia es una estructura animal que los animales utilizan para reproducir y cuidar la especie.

Podríamos decir que muchas familias actuales no respetan esa ley animal, en tanto pervierten a los hijos, no los dejan crecer, los mantienen en su seno hasta más allá de los 60 años... Entonces, no cumplen con la regla fundamental de la familia que es reproducir la especie y cuidarla para después poner a ese sujeto cuidado en el mundo, ya hecho hombre, hecho mujer. Esto con respecto al amor.

Sobre el trabajo hay una frase en el libro que traje para leerles: "En una sociedad justa, el trabajo es un don". Es cierto que no vivimos en sociedades justas, vivimos en sociedades injustas, por lo tanto hay gente a la que no le gusta trabajar, hay gente que no comprende la dimensión del trabajo, hay jóvenes que no consiguen trabajar, hay gente mayor que se jubila antes de la época de la jubilación porque está harta de trabajar, pero todo esto es producto de la sociedad injusta, no del trabajo.

El trabajo es un verdadero don, con el trabajo se puede modificar la naturaleza, se puede modificar la vida del hombre, se pueden modificar los sueños del hombre, se pueden modificar los sentimientos del hombre y, evidentemente, sin trabajo no sería posible ninguno de los actos humanos.

Volviendo al amor, no hay amor posible sin trabajo, el amor sin trabajo se acaba a los cuatro días, hay que hacer un trabajo para mantener las expectativas amorosas, hay que hacer un trabajo para graduarse en algo de verdad, para tener algún conocimiento hay que hacer un trabajo, para la amistad hay que hacer un trabajo.

Hay un verso de un tango que dice que los amigos, como los jueces, han nacido para fallar pero, evidentemente, si sigue existiendo la amistad, a pesar de que los amigos han nacido para fallar, quiere decir que se ha realizado un trabajo, que hay un trabajo que hace posible y perdurable la amistad.

Entonces, el trabajo es un don, el amor es un sentimiento precario que sirve y que es fundamental para la procreación de la especie. El trabajo es un don, mal evaluado por las sociedades actuales, que son injustas, con el cual el hombre puede modificar no sólo la naturaleza natural sino la naturaleza humana.

El sexo, para el hombre, no es corporal o no es sólo corporal, el sexo para el hombre es todo aquello que el hombre toca con su palabra, es sexual desde las relaciones amorosas comunes o vulgares hasta el hambre, hasta la naturaleza.

Se puede tener un buen orgasmo con una buena pareja, con un buen partenaire, ustedes sabrán bien si se puede tener un orgasmo. Pero se puede tener un orgasmo frente a una obra de arte, frente a un gran poema, frente a una exquisita música.
Y el sexo es lo verdaderamente inconsciente en el hombre, porque depende de la palabra. Todo aquello que dependa de la palabra en el hombre es inconsciente, es decir, que no es que esté oculto sino que el hombre no lo maneja.



Encuentro de Miguel Oscar Menassa. Óleo sobre lienzo, 73x60 cm.

Hay algo del sexo que el hombre jamás comprenderá y jamás manejará, hay algo en lo sexual que el hombre jamás entenderá, esos casos patológicos, si se quiere, ese dolor que tuve cuando comprendí la fórmula del tiempo en Einstein, yo tuve varios pacientes de ese tipo. Esa fórmula matemática que no comprendía, que no comprendía y llegué a comprender, me volvió loca. Y, también, ese poema que nunca pensaba publicar, al verlo publicado en una revista de Grupo Cero, me volvió loca, al ver publicado el poema ése que nunca esperaba publicar me trastornó.

Quiere decir que todo lo sexual actúa en el hombre de manera inconsciente, es decir, que nada de lo que la palabra toque es consciente para el hombre. La gente cree que habla porque determina hablar, la gente cree que decide porque... Es lo mismo que la ideología, la ideología como se está viendo actualmente, para nombrar dos términos obsoletos para mí que son derecha e izquierda, pero para que nos entendamos, los izquierdistas son derechistas, los derechistas son izquierdistas, los centrales son ambidiestros.

La ideología política es inconsciente, por eso que grandes revolucionarios traicionaron la revolución y por eso que grandes protectores de las sociedades civiles fueron después revolucionarios. Porque la ideología actúa de manera inconsciente. Precisamente Luporini en 1925 escribe un prólogo a El Capital donde dice que sólo podrá haber una teoría de las ideologías (que todavía no la hay) una vez que el marxismo se decida a importar desde el psicoanálisis el concepto de inconsciente. 1.924 ó 1928, en un prólogo a El Capital.

Yo pienso lo mismo, porque la ideología es de trasfondo inconsciente... Porque la ideología es no cómo pienso sino cómo vivo, cómo actúo, ahí está la ideología, no cómo pienso.
En el cómo actúo en el cómo vivo se diferencia, se ve qué ideología tengo, es decir que para saber qué ideología tiene fulano o mengano necesito un estudio, necesito que el sujeto hable, necesito que el sujeto diga, necesito que el sujeto actúe.

Después, yo diría que la poesía es el único instrumento que posee el hombre para contar la verdadera historia del hombre, es decir, que la poesía es la verdadera historia del hombre, que la historia que nosotros encontramos en los libros de historia está escrita por los vencedores, ésa no es la verdadera historia de los pueblos sino que ésa es la historia de los vencedores. Entonces en la poesía vamos a encontrar la verdadera historia de la humanidad.

Por otro lado, la poesía es un instrumento de conocimiento. Saint John Perse cuando recibe el Premio Nobel lo expresa claramente, poesía y ciencia deben estar unidas porque así como la poesía, la ciencia devela los misterios para el hombre, levanta la venda de los ojos del hombre. Si no, no es una ciencia. Las matemáticas son una ciencia, sí es verdad, son una ciencia por varios motivos, principalmente porque rompieron el círculo imaginario que el hombre tenía con Dios, es decir, que el hombre, antes, se relacionaba imaginariamente con Dios. A partir de las matemáticas, hay dos eventos simbólicos: Dios y las matemáticas, por lo tanto el hombre va a tener dos relaciones ahora, con Dios y con las matemáticas.

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