Sumario
Poesía y Psicoanálisis (1971-1991)
Psicoanálisis del amor
Siete conferencias de psicoanálisis en La Habana, Cuba
 
Bulimia y obesidad
Anorexia
Miguel O. Menassa
Sobre las relaciones de pareja
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Cursos de Verano
Julio 2013
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BULIMIA Y OBESIDAD

Un caso clínico

La pulsión de muerte en la obesidad: Uno de los problemas frecuentes que refieren los pacientes obesos, es que no pueden parar, no saben parar, poner el punto y final, levantarse de la mesa. El goce humano es un Goce finito, se goza de comer y se goza de interrumpir el comer. Eso que interrumpe el comer, es la pulsión de muerte. Parece que en el obeso la pulsión de muerte tuviera una entrada tardía. Como si no se supiera disfrutar del Goce de la renuncia. Hay un goce en comer, que es efímero y que cuando se acompaña de un exceso, alimenta, no sólo el organismo, sino también el sentimiento de culpa del sujeto, y hay un goce de la renuncia, donde se goza de la interrupción, es mucho más duradero, y produce una satisfacción de otra índole, un aumento de la autoestimación por haber conseguido renunciar a aquello que sé que, aun siendo necesario, en su exceso, me lleva a la enfermedad.

La obesidad y la fantasía de embarazo.

La investigación sexual infantil es comandada por la pregunta ¿de dónde vienen los niños? Dependiendo de la fase de constitución libidinal en la que se halle el niño, intentará unas u otras respuestas. Tenemos que tener en cuenta que hay un momento donde desconoce la diferencia sexual y el acto del coito, así como la relación de este acto con la procreación. Si está en la fase oral de su constitución psíquica, una de las teorías sexuales infantiles que desarrolla es la de que los niños se producen comiendo: "mamá ha quedado embarazada por algo que ha comido". La importancia de la boca como zona erógena en esta fase, determina el contenido de las teorías sexuales del infante para explicar la procedencia de los niños. Además, algunos de los cambios del embarazo son similares a las modificaciones corporales que produce la obesidad. Como ya sabemos, en la obesidad del adulto y en la bulimia hay una regresión a la fase oral del desarrollo pulsional y, por tanto, una vuelta a estas fantasías inconscientes, de tal manera que engordar puede ser para algunas mujeres adultas un sustituto inconsciente del embarazo.

Ilustraremos algunas de las cuestiones expuestas con un caso clínico de bulimia.

CASO CLÍNICO DE BULIMIA

Se trata de una paciente mujer, de 35 años, consulta por sus dificultades en relacionarse con el sexo opuesto, desde el primer día plantea también un problema de sobrepeso. Refiere haber estado siempre a dieta por su tendencia a engordar. Conoce perfectamente las características de una dieta sana, que es la que realiza habitualmente. Con frecuencia esta dieta se ve interrumpida por ataques de bulimia, en los que come desaforadamente hasta el hartazgo. En ocasiones vomita, pero no siempre que comete un exceso de este tipo.

Después de unas cuantas sesiones se vislumbra la mecánica de los ataques. Son pequeñas venganzas. Los ataques, que consisten en la ingesta de alimentos hipercalóricos como chocolate, patatas fritas, bollos; desterrados de su dieta en toda otra ocasión, se preceden siempre de una discusión o de una decepción con una persona cercana. La rabia hacia esa persona se revela en el "banquete totémico", en lugar de vengarse de aquel hacia quien siente hostilidad, se venga sobre sí misma. No es comida lo que come, sino que "se come al otro", "me lo comía" es una expresión que puede hablar de hostilidad o de amor. Esta venganza, como sucede en la estructura melancólica, se dirige al objeto, pero recae sobre el sujeto.

Esta paciente tiene la particularidad de que estos ataques son a la vez sustitutivos del coito, no sólo realiza en ellos su venganza, sino que siente intenso placer en la ingesta, aunque después venga sin piedad, la culpa. El síntoma tiene esa doble vertiente amorosa y hostil. Su jefe, que la corteja, es el objeto muchas veces tanto de su hostilidad como de su amor, y una discusión o disgusto con él está implicado en numerosas ocasiones como desencadenante de los ataques.

Podemos añadir que, además, la dificultad de la paciente para mantener relaciones con el sexo opuesto, tiene mucho que ver con esa detención en la oralidad. Una satisfacción sexual oral que sustituye a una satisfacción sexual genital.

Uno de estos ataques de bulimia ocurre de la siguiente manera: Un día la paciente llega a sesión diciendo: "hoy estoy mal físicamente, me he caído". El psicoanalista escucha esta caída como significante. ¿Cómo sucedió?, se le pregunta.

Todo se desarrolló de la siguiente manera: La paciente se enfada con una de las compañeras de trabajo, porque ella murmura con los otros compañeros acerca de la existencia de posibles relaciones sexuales entre ella y su jefe (eso le molesta especialmente, dada su dificultad precisamente para ello). Sale del trabajo y se dirige a hacer la compra. Compra patatas fritas, chocolate, todos los alimentos prohibidos, y mientras los compra, piensa (esto sólo lo recuerda en la sesión, lo había olvidado): "Pues ahora te jodes, que yo me voy a dar un homenaje" (piensa en su compañera de trabajo). Saliendo del supermercado, se resbala y se golpea muy fuerte una rodilla, la cual le duele mucho ahora.

Aquí se ve claramente que el acto de comer es un acto prohibido (en su doble vertiente de sexual y hostil), que merece ser castigado. Es como si la paciente hubiese pensado: "Si me castigo antes de realizar el acto prohibido, luego podré realizarlo sin culpa".

Esta paciente ha conseguido en psicoanálisis, no sólo reconocer los determinantes inconscientes de sus ataques, sino que estos hayan prácticamente desaparecido, cuando alguien le produce hostilidad, busca otras maneras de arreglárselas con eso. Está comenzando un acercamiento al sexo opuesto impensable para ella hace unos meses.

Alejandra Menassa de Lucia
Psicoanalista
Médico Especialista en Medicina Interna
653 903 233
alejandramenassa@live.com
www.alejandramenassa.com


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D2970)


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D2971)


ANOREXIA

Un caso clínico

La anorexia no es un "no comer" sino un "comer nada" y "nada" es algo que existe en el plano simbólico, por eso que en la anorexia el sujeto "come nada" que no es lo mismo que la falta de actividad. La actividad no puede faltar, la pulsión no puede faltar.

El niño frente a lo que tiene delante, la madre de quien depende, hace uso de esa ausencia que saborea. Gracias a esa nada, consigue que ella dependa de él.

Separar el placer de la boca de la comida, separar la fábrica de leche del cuerpo de la madre, separarse del pecho de la madre porque eso ya no es nada para él, ya no es su punto de sostén, es algo a lo que se niega el sujeto que está en posición anoréxica. Esta separación la posibilita la operación de frustración.

Sólo si se instala la pulsión oral como placer de la boca es que el alimento es alimento, sólo cuando la necesidad de comer se instala como deseo de comer, sólo cuando la necesidad de comer se humaniza.

La anorexia no se sitúa a cualquier nivel, compromete una función ineludible para la vida. Si no como, muero. Por eso esta enfermedad tiene mucho que ver con la propia producción de la mortalidad.

Provenimos del sexo y vamos hacia la muerte, por eso que sexo y muerte se anudan irremediablemente para siempre y ese nudo nos sostiene.

Así como el amor es lo que sostiene a la especie, el hambre es lo que sostiene al individuo, siendo los trastornos del hambre y del amor cuestiones que se juegan en la constitución de la mortalidad en el ser humano.

El ser humano no se desembarazó del sexo y de la muerte, sin embargo imaginó un truco absolutamente formidable: la huida en las enfermedades imposibles. Y como humano que es, siempre se las arregla para que todos sus trucos recaigan sobre su propia cabeza. Uno de esos trucos es la anorexia-bulimia y sólo el psicoanálisis es capaz de desanudar cosa semejante.

A continuación, traemos un caso de anorexia infantil tratado y resuelto con psicoanálisis de la madre y una breve intervención puntual con la niña.

CASO CLÍNICO DE ANOREXIA INFANTIL

Se trata de una paciente que nos consulta porque su hija de dos años, ha sido diagnosticada de anorexia por el pediatra. Dice que se niega a comer, que en ocasiones necesitan dos o tres horas, para que jugando, consigan darle de comer algo. Al parecer, en la guardería come algo mejor que en casa. Cuando se enfada con los padres, vomita con pasmosa facilidad la comida. Vemos una vez a la niña, está por debajo del peso esperado para su edad, pero es muy despierta y activa. Se encarama con destreza a la silla, toma un lápiz y un cuaderno de encima del escritorio y comienza a dibujar círculos. La psicoanalista le pregunta: ¿qué son esos círculos? ¿bocas?, ríe como descubierta. La niña se encuentra en plena fase oral.

Se mantienen algunas entrevistas conjuntas con los padres, en una de ellas, traen a la pequeña, cuando la madre se queda en la sala de espera con la niña, y el padre pasa al despacho con la psicoanalista, la niña comienza a llorar desesperadamente, me acerco, le acaricio la cara y le digo: no me lo voy a comer a papá, tranquila, solo vamos a hablar.

Los fantasmas de devoración característicos de la fase oral están en plena efervescencia.

Se tranquiliza y deja de llorar.

Se le indica a la madre que dado que la niña es tan pequeña, debe ser ella la que se psicoanalice. Accede a ello y nos cuenta que durante el embarazo tuvo problemas varios y que después del parto, tuvo una mastitis y grietas en los pezones, que le impedían dar de mamar a la niña. Parece que todo esto nos habla de un rechazo inconsciente a alimentarla.

Desde que ha tenido la hija, ha dejado de trabajar, y se pasa el día en casa con ella. Está muy asustada por el diagnóstico de anorexia. Habla de la niña como si fuera un monstruo de inteligencia superior que los manipula a su marido y a ella con la comida. Es frecuente esta inversión de la dependencia en los casos de anorexia, donde los padres terminan dependiendo del hijo. En análisis se observó que el rechazo a alimentarse de la niña en realidad es sólo el reflejo a un rechazo a alimentarla de la madre.

Pilar Rojas Martínez
Psicoanalista
Médico Especialista en Reumatología y
en Medicina Familiar y Comunitaria
696 194 259
pilar.rojas@wanadoo.es
www.pilarrojas.com

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