Sumario
1974 - Buenos Aires
Editorial Revista “Grupo Cero” Nº 0
 
Poesía y Psicoanálisis
(1971-1991)
20 años de la historia del Grupo Cero
El objeto en psicoanálisis
de Freud a Lacan (I)
Nº 529 - jueves 13 de junio - Año 2013
"Freud y Lacan -hablado- 3. Duelo y melancolía (I)
"Freud y Lacan -hablado- 3. Duelo y melancolía (II)
 
Notas sobre la neurastenia
Las resistencias contra el psicoanálisis
 
Sobre las relaciones de pareja
1988 - Madrid
el Grupo Cero Buenos Aires paseando por la comunidad psicoanalítica de Madrid
Descargar nº 146
en PDF

EL OBJETO EN PSICOANÁLISIS
DE FREUD A LACAN (I)

Es en La Interpretación de los Sueños donde podemos ubicar el comienzo del Psicoanálisis, ya que allí el Inconsciente toma estatuto de concepto y abre el campo donde se desarrollará toda la teoría. Es allí donde la diferencia entre el sueño soñado y el sueño contado hará caer lo natural y abrirá la brecha entre lo biológico y lo psíquico.

A partir de aquí una cosa será la saciedad de la necesidad y otra cosa será la experiencia de satisfacción, la separación entre estas dos experiencias abrirá un campo deseante marcado por la realización del deseo inconsciente. De esta manera se inicia también la búsqueda interminable de lo nunca encontrado, introduciendo por lo tanto el tiempo de la repetición, que iniciará la búsqueda de la primera percepción, imposible ya que no se puede volver porque la primera percepción es perdida y sólo se encontrará una diferencia.

La diferencia entre lo buscado y lo hallado se instala con el tiempo de la repetición, porque en realidad no se encuentra el objeto que satisfacerá ninguna necesidad, sino que será un encuentro en términos de re-encontrado, en el sentido de vuelto a encontrar nuevo, porque el primer objeto es perdido.

Ese encuentro entre el sujeto y el objeto de la satisfacción, se realiza alucinatoriamente, en el decir de Freud.

En el esquema del primer aparato psíquico, la corriente de excitación que hasta allí tendía a la descarga, toma una marcha regresiva, instalando un tiempo anterior, hasta la investidura de la primera huella que sólo puede ser traducida por un grito, también anterioridad de la palabra. Este grito o llamado instala la demanda, o sea la interrogación sobre el otro que es llamado, para que acuda a realizar el acto que el sujeto, en su primera indefensión no puede realizar, y aquí el acto reflejo de la descarga motriz se transforma en el inicio de la subjetividad, siendo la subjetividad la que separará la satisfacción de la necesidad y la realización de un deseo.

El objeto lo será en tanto huella y será objeto del deseo, por lo tanto, en desconocimiento, pero instalará una nueva realidad que será la realidad psíquica. El objeto no entra en ninguna complementariedad con el sujeto, desde el inicio hay des-adaptación, entra como inalcanzable, como perdido e inseparable del deseo de desear.

Hasta aquí sería el recorrido por el objeto en relación con la experiencia de satisfacción, pero hay otro recorrido, el del polo opuesto de la satisfacción, el dolor. Tenemos entonces el bien y el mal reunidos en el objeto.

El dolor dejará sus huellas de hostilidad ya que está ligado a la pulsión de muerte que dejará sus signos, los que no tomarán ningún camino hacia la descarga, porque la pulsión tiene una fuerza constante y no habrá manera de fugar a través de la motricidad, no podrá escapar y se quedará en el cuerpo como afecto, afectándolo. La fuerza motriz de la fuga será reemplazada por la represión, que logra la descarga a través del desplazamiento.

El grito de dolor aquí no pide nada a nadie, como en el caso de la demanda, aquí el grito es del propio cuerpo, y por lo tanto él mismo se convierte en objeto.

Quedan entonces dos tipos de huellas, la primera vinculada con el placer, es el desear. La segunda vinculada con el dolor, es el afecto. Ambas comparten el carácter de recuerdo, de memoria, con mecanismos diferentes. Alucinación en el primer caso, el deseo. Afectación en el segundo, el afecto.

Con respecto al objeto de deseo, Freud va a introducir la noción de Juicio, y va a hacer recaer su función primaria sobre lo que llama el complejo del semejante o prójimo (Nebenmensch). El prójimo es la fuente común al objeto del deseo y al objeto hostil, en ambos objetos existe un punto que es la Cosa y otro que puede ser manejado por el sujeto, que es el atributo.

La Cosa viene a marcar la dimensión irrecuperable del objeto perdido del deseo, objeto al que los atributos, esos signos que la alucinación recupera, permiten re-conocer. Así la dimensión sensible del objeto de conocimiento, que es en realidad de re-conocimiento, lleva en su centro la función de lo perdido, de la Cosa. Esta queda fuera del sujeto, marcando un primer exterior, verdadero extranjero que nunca formará parte de lo cognoscible, una realidad a la que no podrá tener acceso sino a través de la negación y esta es la posibilidad del no y su inteligencia.

En cuanto al objeto de la pulsión: La pulsión parcial da cuenta de la sexualidad infantil perversa y polimorfa y es inseparable de ella. Se organiza vinculando el autoerotismo con el placer de órgano de la zona erógena y lo variable del objeto. El objeto de la pulsión parcial es contingente y autoerótico y lo encontramos en vías de resolverse la elección de objeto sexual definitivo. El autoerotismo es condición del narcisismo, en éste se integra al Yo el autoerotismo y hay organización en el Yo, donde las pulsiones del Yo son domeñadas.

Norma Menassa
Psicoanalista
normenassa@hotmail.com

 


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D3178)

INDIO GRIS

Revista semanal por Internet INDIO GRIS

Nº 529 - jueves 13 de junio - Año 2013
FUSIONA - DIRIGE - ESCRIBE Y CORRESPONDE:
MENASSA 2014

NO SABEMOS HABLAR
PERO LO HACEMOS EN VARIOS IDIOMAS

CASTELLANO... ITALIANO... PORTUGUÉS... FRANCÉS... INGLÉS... ALEMÁN...

INDIO GRIS ES PRODUCTO
DE UNA FUSIÓN

EL BRILLO DE LO GRIS
Y
EL INDIO DEL JARAMA

LA FUSIÓN CON MÁS FUTURO
DEL SIGLO XXI

¿Todos los hombres son iguales, todas las mujeres son iguales?

Los Estados más poderosos, no tanto en inteligencia sino en armas, tienden a igualar a todos los habitantes del planeta para que nadie se oponga a sus planes, que siempre son planes militares que pretenden por la fuerza cambiar las características que a ese ciudadano de ese lugar lo sostienen en vida.

Es por eso, me imagino, que las resistencias de los pueblos son cada vez más grandes y las muertes que producen los poderosos más numerosas.

En los finales del siglo XX comenzó a crecer de manera exponencial la desconfianza. Y nadie quiere darse cuenta de que la confianza, en el sistema capitalista de producción, es el sentimiento que permite el desarrollo y el crecimiento. Quiero decir que sin confianza no se puede crecer ni desarrollarse.

La desconfianza no permite abrir nuevos caminos, aumenta la depresión, en todas las clases sociales, aumenta la pobreza. Y se deterioran la educación y la salud. Y para colmo, disminuye el consumo interno.

Con lo que la recuperación es mucho más lenta.

Torturan a los trabajadores y a los parados, disuelven la clase media, empobrecen a los profesionales, que ya no pueden pagar las hipotecas. Y a los intelectuales los ingresan en el reino del silencio.

Y todo esto lo hacen con la excusa de la deuda soberana.

Pero, por el camino que han tomado, están destruyendo a todo un pueblo, y os aseguro que ése no es el modo para poder pagar y parar dicha deuda.

Además por gobernantes corruptos. No sé si esto tiene alguna solución.

Hasta la próxima.

Indio Gris

www.indiogris.com

 


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D3169)
LA REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE MAYOR TIRADA DEL MUNDO