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De nuestros antecedentes
Menassa
"Freud y Lacan -Hablados- 2"
El valor del psicoanálisis [p. 1]
El valor del psicoanálisis [p. 2]
Poesía y psicoanálisis [p. 1]
Poesía y psicoanálisis [p. 2]
Marx
Cap. 2 - "El proceso de cambio"
"El proceso de cambio" [p. 1]
"El proceso de cambio" [p. 2]
La Noche en Blanco
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MENASSA
FREUD Y LACAN -HABLADOS- 2

El valor del Psicoanálisis.
Madrid, 8 de octubre de 1981

Antes de comenzar, quiero decir que esta clase está de más, ya que el pacto era que yo daba la clase inaugural (la que considero dada) y luego tenían que hablar ustedes.

Voy a nombrar al azar -dentro de lo que pueda- algunas palabras. Espero que ustedes puedan encontrarles un sentido: Úlcera, vaginismo, asco y consecuentes náuseas matinales, esofagismo, angustia, impotencia genital, eyaculación precoz, cálculos biliares, granos, gordura, pedos, caca, pus, histeria, fobias y neurosis obsesiva.

Si ustedes no quisieran discutir conmigo aceptarían que eso es de lo que padecen los miembros fundadores de la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero o padecían. Por lo tanto el psicoanálisis actúa de manera convincente sobre ciertas enfermedades transformándolas en otra cosa. Por ejemplo, un conjunto de personas nerviosas que tendría que estar ocupando las salas de los hospitales, han fundado una Escuela de Psicoanálisis.

Esta clase se podría llamar: El valor del psicoanálisis.

Imaginamos que con estas palabras no se nos hace tanto haber dicho -en uno de los escritos que presentaremos a la realidad que la práctica psicoanalítica oscilaba en nosotros entre 0 y 15 años. Porque se dan cuenta que cuanto menos psicoanálisis, más de esas enfermedades que deben impedir que un psicoanalista escuche lo que un otro le dice.

El psicoanálisis cura la sordera y la ceguera. El otro día entró a mi consultorio una persona que me conoce hace 15 años y me dijo "¿Pusiste cortinas?" Yo tengo cortinas en mi consultorio desde que nací. El psicoanálisis cura la ceguera.

¿Por qué el grupo quería que ella llegara tarde? ¿Para interrumpir la maravillosa clase inaugural que yo estaba dando? Se ríen porque no se dan cuenta que era una clase maravillosa.

¿Tú no fuiste al psicoanálisis por ninguna enfermedad? ¿Taquicardia, mareos, náuseas, virginidad? Tenemos un caso de enfermedad nerviosa pura.

No sé si el camino que tienen que elegir es el de la brillantez, cada uno se tendría que poner un límite tal, que alcanzarlo no le cueste la muerte.

Previendo que una vez vencida la resistencia de ustedes a que yo enmudezca, voy a querer hablar de dos temas: el inconsciente y la transferencia, espero que sean lo suficientemente sagaces para crear un espacio diferente a éste, para que pueda hablar.

El modo en que yo elegí que dos candidatos dieran las primeras clases, no es un buen modo de elegir, ya que son dos personas que estaban estudiando esos temas antes. A veces es bueno que el que esté trabajando un tema lo exponga, pero también es bueno que alguien estudie otro tema alguna vez en su vida. Que tenga la posibilidad de volver a sentir que no sabe, que va a temblar su voz.

Si no aprenden rápido que el psicoanalista tiene que poder tener la capacidad de vivir ese otro mundo que le propone el descubrimiento del inconsciente, no podrán ser de una Escuela de Psicoanálisis porque transmitirían otra cosa, no podrán transmitir el concepto de inconsciente. Tendrán que poder llegar a abolir la razón, no para volverse tontamente locos. Ustedes son psicoanalistas que se supone están psicoanalizados como para crear un campo de pensamiento donde lo razonable no tenga que ver con lo verdadero y lo verdadero no tenga porqué ser lo real. Lacan murió, lo que hizo Lacan ya lo hizo, ahora hay que hacer otra cosa. Quiero decir que se tiene que entender lo que decimos. Es interesante darse cuenta que en el Colegio de Médicos no hay ninguno de nuestros psicoanalistas (digo, el conjunto de psicoanalistas de las sociedades) que se haya colegiado como psicoanalista, no han querido ser eso, se colegian como especializados en psiquiatría. Debemos suponer que no debe ser en vano tanta resistencia.


Autorretrato de Miguel Oscar Menassa. Óleo sobre lienzo, 81x65 cm.

En la última reunión de dirección nadie quería que la Escuela tuviera más de 20 alumnos. Es decir, que nadie quería dejar de controlar el proceso que había comenzado a fundar. Como se suponía que el número era de 20, se podía controlar, en tanto estábamos haciendo una pequeña demostración en el grupo de los jueves, se intentaba controlar el proceso que se ayudaba a crear desde su comienzo. Se lo quería hacer humano, no grupal. Se inhibía con una concepción individual humanista. Se controlaba lo que se suponía una explosión del conjunto que era más que el conjunto por estar unido de una manera particular. Hay que aprender a decir que sí y hay que aprender a decir que no. A mí no me importa si ustedes soportan 2 pacientes cada uno y 20 alumnos. Aprenderán a decir que sí.

No salen los nombres en el cuadernillo porque ustedes no se animaron a ponerse límites. Sabemos (porque somos una Escuela de Psicoanálisis) que el que no tiene límites lo único que ambiciona es ser estrangulado por los cariñosos y armoniosos brazos de la madre.

Con su palabra cada uno hace lo que quiere. El que tiene gastritis la utilizará como alcalino para disminuir la acidez estomacal. Cada uno hace lo que puede con su enfermedad, que normalmente es lo que quiere. Por eso hay que dudar de lo que uno quiere porque quiere lo que puede y puede lo que deseó su madre y hace muchos años atrás porque ni siquiera era el deseo de su madre.

Puntadas al corazón, espasmos anales dolorosos, tos convulsa nocturna, eyaculación dolorosa, menstruación dolorosa, menstruación cada 15 días o cada 4 meses simulando embarazos, simulando tumores. Esto también lo cura el psicoanálisis.

Si ustedes no están decididos a fundar una Escuela de Psicoanálisis como se debe fundar, quiere decir que no están decididos a psicoanalizarse. Lo único que le van a preguntar a una escuela psicoanalítica fundada es por el psicoanálisis de sus integrantes. No le van a preguntar por ningún saber.

-¿Qué podría ser en la realidad la presencia de un tumor en el cuerpo?

Si ustedes me lo preguntan yo diría que un tumor en un grupo puede representar lo que el tumor representa: un cuerpo extraño. Y un cuerpo extraño en un grupo no sólo es un tumor sino también una nueva idea, una nueva concepción, una crítica acerca del funcionamiento. Habría que investigar porqué ese integrante señala el cuerpo extraño en forma de tumor y no en forma de idea. Porqué es más valiente ser capaz de poner su cuerpo al servicio de su protesta y no poner su sujeto, es decir, su discurso, al servicio de su protesta.

Les estoy diciendo que en una Escuela de Psicoanálisis no se pueden esconder los síntomas porque ese es el motivo por el cual las instituciones psicoanalíticas tienen que comenzar a dogmatizar y a transformar en doctrina lo que es descubrimiento. La desviación de la teoría al servicio de la resistencia. Vamos a tener que mostrar nuestros síntomas, nuestros actos fallidos, nuestros errores, para que alguien se anime a interpretarlos. Para que alguien entre nosotros tenga la idea de que una interpretación es un instrumento de transformación de lo real.

La próxima vez que a uno de ustedes le pregunten qué requisitos hay que tener para entrar en la Escuela, no contesten al azar que no nos interesan los títulos sino que, como nuestra manera de medir la capacidad de las personas es diferente a como se mide la capacidad de las personas, no nos interesan los títulos. No es que no esté bien tener un título o haber estudiado alguna disciplina, sino que eso no lo tenemos en cuenta en nuestra evaluación. Ya que la evaluación de la capacidad es psicoanalítica incluye dentro de lo que evalúa la posibilidad del psicoanálisis de transformar la inteligencia al desligarla de los afectos familiares. Por lo tanto, en la evaluación psicoanalítica no sólo se evalúa lo que se ve, sino lo que se ve como posibilidad de transformación en el sujeto.

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