SUMARIO
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De nuestros antecedentes
Menassa
"Freud y Lacan -Hablados- 2"
El valor del psicoanálisis [p. 1]
El valor del psicoanálisis [p. 2]
Poesía y psicoanálisis [p. 1]
Poesía y psicoanálisis [p. 2]
Marx
Cap. 2 - "El proceso de cambio"
"El proceso de cambio" [p. 1]
"El proceso de cambio" [p. 2]
La Noche en Blanco
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Tanto esto es así que ya estamos todos de acuerdo (todos son algunas escuelas de psicoanálisis y otras escuelas que no son tanto de psicoanálisis) que la escritura adviene en posición femenina, pero nunca nadie quiso saber cuáles eran las consecuencias de esta frase.

Así, cuando se libera la poesía de las leyes que ella infringe por ser modelos ideológicos, ella es un instrumento de conocimiento, ella es una manera diferente de leer los fenómenos que acontecen en el mundo, en el universo. ¿Esto no querrá decir que si se libera a la mujer de lo que ella infringe por ser, es decir, los modelos ideológicos, la dialéctica fálica, ella también sería una nueva concepción del universo, incluyendo en el universo la realidad y lo real?

Entre esta conferencia y la otra hemos fundado la Primera Internacional de Poesía y Psicoanálisis.

En el poder de fundar, hemos sabido que lo exiliado queda, también, exiliado del hombre. Lo exiliado, por lo tanto, no se puede besar.

Así, nena, que vos me besaste a mí.
Besaste una carne creyendo que besabas un fantasma.
Tu vida, me imagino, habrá quedado comprometida en
movimientos, más allá de tus pequeños deseos sexuales
[infantiles.
Besaste en una carne la historia de otros cuerpos.
Creyendo que besabas un fantasma, besaste la telaraña
[de un poema.

En tu delirio, tocaste la cuerda de algún canto.
El horror, el verdadero horror, permanecer escondida en
[mis versos.
Ser caliente metáfora de metáforas,
una parábola que más que indicar un camino lo
[subvierta.
Y soy americano y soy de América. Mi voz es una voz
[americana.
Mis lujurias, mis locas ambiciones de volar, son
[americanas.
El tiempo no es el ser,
pero el ser no puede ser fuera del tiempo.

Y tiempo es una lengua, una escritura.

Un vuelo de decir sería que así como sin asociación libre no hay posibilidad de interpretación, sin escritura no hay posibilidad de transmisión.

La transmisión del psicoanálisis es un acto inherente a la propia producción del inconsciente.

Terminaré diciendo que todos los caminos que llevan a Roma, llevan a Roma. Sobre todo cuando el que me mira caminar de mí está en Roma. Sin deseo del psicoanalista no hay psicoanálisis, es tan verdadero como decir: sin psicoanalista no hay inconsciente. Si alguien no nos convence que estará en Roma esperándonos, aunque no lo esté, no llegaremos nunca a Roma.

Develar a nadie lo que será de nadie.

Un existente de lo que no hay, un imposible pone las piezas en movimiento. Un saber que no será sino bajo la regla de no saberlo. Un poder que sólo sostendré si rechazo utilizarlo.

Un deseo de ser de la carencia la cintura del alba. Rozar, rozar, sin tocar nunca y sin detenerse frente a cada fracaso, porque es de eso de lo que se hablará en el diálogo de transmisión: EL FRACASO DEL SER EN SERLO. Ya que todo intento será determinado desde la errancia del deseo.

Desear deseos, objetos nunca sidos.

Un ojo que no ve sino los restos que le permite su mirada. Una palabra que mira del Otro pasa en mi interior. Lo esencial de mí, y eso es lo que no sé, pasa fuera de mí.

Las piezas que se ponen en juego disparadas por la carencia son reales, imaginarias y simbólicas, y los discursos posibles hasta este momento de nuestra formación son cuatro: LA MUERTE (el punto, la interpretación), LO SEXUAL (el nada, el desencuentro), LA NO (la insatisfacción, el nuevo decir), EL ESTADO (la universidad, el capitalismo), DIOS (la palabra divina, el amo Absoluto).

Un sujeto supuesto del saber esgrime como bandera su deseo. Un sujeto que supone ese deseo que lo sostiene en su suposición, como saber.

Un saber paradójico que sólo se produce en acto y que al querer determinarlo como ocurrido se desvanece como tal. ¿La repetición, la transferencia, la pulsión, no son acaso muescas de este fracaso: el inconsciente? El ojo no desea sino su propia mirada que lo constituye mirándolo desde el Otro.

Estoy aquí, dice el candidato, porque quiero ser psicoanalista. Y esto inmediatamente, a menos que uno sea indiferente a las cuestiones sociales en desarrollo, plantea una pregunta que, de no contestarla, el candidato (por el simple hecho de haberlo pronunciado) se quedaría sin camino.


La miseria de Miguel Oscar Menassa. Óleo sobre lienzo, 81x65 cm.

¿Quién está cuando estoy? y ¿dónde estoy cuando estoy aquí? Y si esto fuera poco para mantenerme callado, la frase: quiero ser psicoanalista, puede ser simplemente, no una inversión pero sí un deslizamiento: quiero psicoanalizarme ya que usted lo desea.

En esa especularidad: Quiero ser como usted, entero, es su propia imagen lo que se le anticipa como disfraz de la única verdad posible en el diálogo de transmisión. A usted le pasa lo mismo que a mí. Otro nos reúne bajo la faz de no saber. Carencia anterior y futura a todo ser, aun al de la imagen. Así que difícilmente el Falo pueda ser imagen de nada y menos del pene. El Falo, concepto positivo de lo imposible de la apertura al campo del Otro, Uno de la carencia que permite pensar que, justamente, ese otro que no está en el sistema sino como nunca sido, sea causa.

Quiero decir simplemente que si en la primera entrevista quiere serlo, más adelante querrá tenerlo y luego querrá matarme. Al llegar a Roma no sólo no me encontrará, sino que percibirá sólo de sesgo, porque más allá, aún, sólo se puede gozar o morir, que nadie nunca ha estado en Roma. Concluido el psicoanálisis, si es que alguna vez concluye, nadie estará en condición de asegurar que se trate de Roma. La conclusión no deja de ser bonita: ROMA NO EXISTE, aunque más allá, aún, tal vez, la encontraría.

En cuerpo, en el goce del Otro, en lo Uno del Amor, en la Muerte. Y nadie conseguirá nada, ya que el Inconsciente freudiano y, por qué no decirlo, el Inconsciente lacaniano aunque sea otro, es Saber no Sabido o Poesía y aquí, la cuestión. Todo lo otro, aun los maternas o los mate-a-mamá, son los intentos desesperados del símbolo de obturar la carencia, única puerta posible para el deseo. Su causa.

El fin del psicoanálisis es su no fin y vamos a ver cómo aceptan esto los fanáticos de la carencia. Ser carente pero tener algún final, aunque más no sea simbólico; una fórmula que reemplace con su imaginería el conocimiento inconsciente que se sostiene sólo si alguien queda en condiciones de poder interpretar el pensamiento. No hay nada que nadie le diga a nadie, sino hay lo que las palabras se dicen entre sí.

Poesía y Psicoanálisis tienen que ver con esa irregularidad que se produce en el ser de la palabra. Creyendo que dice las palabras, nada sabe que es dicho para el otro, por lo que sus palabras pronunciadas se dicen entre ellas.

No es la simple alienación en el Otro en tanto que habla, no son precisamente las palabras del otro, sino lo que las palabras del otro se dicen entre ellas de mí.

Tanto poeta como psicoanalista tienen como función dejar de ser para que en esa fisura de ser nazca lo Otro. No es una hiancia que recuerde algún misterioso vacío, sino que es apertura al campo del Otro. Y esto no se cierra ni se desvanece. Sólo la muerte o el rechazo de la pulsión como tal, anulando las funciones que lo nombran, es decir, cerrando la boca.

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