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De nuestros antecedentes
Menassa
"Freud y Lacan -Hablados- 2"
El valor del psicoanálisis [p. 1]
El valor del psicoanálisis [p. 2]
Poesía y psicoanálisis [p. 1]
Poesía y psicoanálisis [p. 2]
Marx
Cap. 2 - "El proceso de cambio"
"El proceso de cambio" [p. 1]
"El proceso de cambio" [p. 2]
La Noche en Blanco
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MENASSA
FREUD Y LACAN -HABLADOS- 2

Poesía y Psicoanálisis
Buenos Aires, 1985

Poesía y Psicoanálisis, una renovada perplejidad ante lo irracional. Una vara de mimbre quebrada por un viento que no fue. Un parece que te encuentro, pero nada.

El primer resultado, por lo menos para Heidegger, fue que el reino de acción de la poesía es el lenguaje. Por lo tanto, la esencia de la poesía debe ser concebida por la esencia del lenguaje. Pero en segundo lugar, nos dice Heidegger, se puso en claro que la poesía, el nombrar que instaura el ser y la esencia de las cosas, no es un decir caprichoso, sino aquél por el que se hace público todo cuanto después hablamos y tratamos en el lenguaje cotidiano. Por lo tanto la poesía no toma el lenguaje como un material ya existente, sino que la poesía misma hace posible el lenguaje. La poesía es el lenguaje primitivo de un pueblo histórico. Al contrario, entonces, es preciso entender la esencia del lenguaje por la esencia de la poesía.

El fundamento de la existencia humana es el diálogo con el propio acontecer del lenguaje (el inconsciente está estructurado como un lenguaje) pero el lenguaje primordial es la poesía como instauración del ser. Algo que sólo será luego, determina cómo tuvo que ser antes.

¡Cuántas veces! me pregunté a mí mismo si era posible el mundo.

¡Cuántas veces! me respondí sonriendo.

¡Cuántas veces! me respondí gritando: mundo altivo y grotesco, te podremos.

En principio, nos aconsejamos tomar distancia de los recuerdos infantiles; conocer el amor, hablar, leer algunos libros, escribir algún verso. Y eso fue todo.

Después, el tiempo nos llevó de la mano, escribiendo, por el camino de la muerte. A los sobrevivientes, más allá de modos y modales, nos otorgó un sexo, una palabra. Somos esas caricias provenientes de las noches más negras. Un incalculable amor en medio del desastre.

Aprendimos rápidamente que sin mencionar a Dios es absolutamente imposible saber de quién es el tiempo. ¿A quién pertenecen las horas? los recuerdos de las horas pasadas, la ilusión de las horas por venir. ¿A quién las horas del amor? los vericuetos del tiempo del amor. ¿A quién pertenecen?

Espero saber acogerme sin vergüenza a mi destino. Viví entre ellos, soy un grupo, varias personas, tengo las palabras de todas las clases sociales posibles en este tiempo. Fui todas las enfermedades. Toda la peste y toda la gloria posible. Soy el más indicado para decir, para empezar a juntar lo que las dictaduras, en su afán de reproducirse, han separado.

Pretendemos una página en blanco permanente. Ese ha de ser nuestro lecho de amor y, también, nuestro campo de guerra.

Y para que a nadie, en principio, se le ocurra pensar sobre lo que es, digo: El hombre es escritura. El resto, sin violencia, ganado taciturno esperando morir en alguna quietud.

GRUPO CERO
BUENOS AIRES

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Letras de fuego de Miguel Oscar Menassa. Óleo sobre lienzo, 81x65 cm.

Escribiendo, robándole esas horas a la vida, así hemos vivido nuestra vida.

Os invitamos a vivir con nosotros en una página entre palabras combinadas por muchos.

La poderosa muerte unida a los vocablos más sutiles.
El cruel espanto, el dolor más extremo, besados por la luz.
El verso más antiguo bordado en tus cabellos.
Entre palabras, por túneles secretos, hacia lo no sabido.
¿Transmitir el psicoanálisis?
¿Amar definitivamente la poesía?
Sólo después sabré, sólo después sabremos
cuando lo irremediable pregunte por sí mismo
cuando la muerte venga anudada en un punto
cuando el baile sonoro de los días detenga su mirada,
vendrán de nuestra vida los saberes y, ahí,
ya no seremos éstos, sino lo escrito.

No vengo por nadie en especial, vengo por todos. Hablar y amar fue todo mi pasado. París mi prehistoria, donde Lacan y hablar estuvieron de moda. Muerto Lacan porque hablar no era suficiente, nadie podrá pasar, soy el que escribe, el que vertiginosamente se adelanta en las sombras.

Llegamos a decir que toda escritura es producto efecto de haber elaborado una lectura, como dos cosas separadas: se elaboraba una lectura y se producía un escrito. Aquí se nos vuelve a plantear que una vez transformado el tiempo en el cual observo los fenómenos, no puedo abandonar el método propuesto. Es decir, no es que leo, elaboro lectura y ahora tengo la escritura, sino que tengo la escritura y en lo que la escritura no me dice por decir, porque ahí donde me dice algo, me oculta una otra cosa, reconstruyo en ese silencio los supuestos, las ausencias y las preguntas.

Se conversa generalmente acerca de la "imposibilidad", de la dificultad de que el propio sujeto que elaboraba la ciencia o que trabajaba y producía la ciencia o el ensayo o la novela, difícilmente podía, también, hablar con exactitud del proceso de producción de esa ciencia o del proceso de producción de la obra de arte. En el caso de la ciencia, la epistemología; en el caso de las artes, su poética.

En el momento donde la ciencia, en los avatares de su inscripción social se dogmatiza, es en el imaginario universal de la poesía donde, si de casualidad la poesía toca ese campo, lo iluminará más allá del dogma de que se trate.

Lectura como producción también quiere decir que llevemos las cosas hasta sus últimos extremos, es decir, los extremos posibles. Se dice que la mujer está fuera de la dialéctica del falo y de la dialéctica del valor.

Si esto es así, sería ella Otra del Otro inconsciente y del otro de las relaciones sociales, como habíamos dicho de la escritura.

Habíamos dicho que el hombre navegaba sujeto a leyes que, por otro lado, eran inviolables, en tanto la violación de estas leyes terminaba con el sistema sobredeterminante y que estas leyes eran la ley instituida por el falo y la ley instituida por el valor. Que únicamente no le pasaba esto cuando era capaz de producir la escritura.

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