Sumario

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MIGUEL MENASSA

Los secretos de un psicoanalista
Poética del exilio
Tu cuerpo es el amor
Medicina Psicosomática
Breve historia de la medicina
Introducción
Medicina Prehistórica
Medicina Primitiva
Medicina Precolombina
 
El complejo de Edipo y su relación con la personalidad.
III. Masculinidad y femineidad
La importancia del psicoanálisis en el diagnóstico y tratamiento de la depresión
Periodismo de investigación
De nuestros antecedentes: ¿Qué hacer con las enfermedades mentales?
Miguel O. Menassa
Sobre las relaciones de pareja
Sigmund Freud
Inhibición, Síntoma y Angustia (1925-6)
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PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN


DE NUESTROS ANTECEDENTES:
¿QUÉ HACER CON LAS
ENFERMEDADES MENTALES?

La pregunta es antigua y sugerente. Me remonta desde la extracción de la piedra de la locura, pasando por los monstruos de la razón y el cóma insulínico, hasta "La Interpretación de los Sueños" de Sigmund Freud.

Para comenzar en algún hito de la historia, destaquemos que la enfermedad mental estuvo librada a su propia destrucción hasta mediados del siglo XIX.

En ese momento, la medicina europea se apropia de dicho campo de investigación y trabajo. Hasta entonces, los "locos" estaban recluidos en hospicios que se encontraban bajo el control de administradores públicos. Los escasos médicos que allí servían gozaban de una posición subordinada.

La locura, si era peligrosa, resultaba para los estamentos oficiales, una cuestión policial; en caso contrario estaba sujeta a los tratamientos previstos por las instituciones de la religión, el curanderismo o la medicina. Los conocimientos que uno u otro grupo tenían sobre la cuestión, eran igualmente frágiles y competían entre ellos por el mercado, vale decir, por el favor de los pacientes y sus familias.

En realidad, el auge de la medicina en los hospicios no se produjo porque disponía de medios más adecuados para tratar a los internos, sino como una resultante de su prestigio y poder. El supuesto avance científico, le otorgaba mayor autoridad a la profesión en los tratamientos de dichas dolencias, donde sus teoría no tenían mayores fundamentos. Sin embargo, que la medicina se apropiara de la enfermedad mental, en complicidad con los poderosos laboratorios, le permitió desarrollar una especialidad que fue tomando vida propia: la psiquiatría. Durante la segunda mitad del siglo XIX, dicha práctica desarrolló bases "científicas", técnicas terapéuticas sofisticadas y llegó a ampliar su radio de acción a las neurosis. Aun así, tenía escaso prestigio dentro de la corporación médica, tanto por la fragilidad de sus conocimientos y terapéuticas, como por ser una rama aplicada y administrativa.

Al aparecer en escena el Psicoanálisis, planteó entre otras cuestiones, una ruptura respecto a la poderosa teoría de la degeneración; un trabajo que condujo por caminos diferentes de la correlación de variaciones atribuidas a la sexualidad y su relación con la herencia. La hipótesis de la degeneración, sostenía que una herencia cargada de diversas enfermedades, orgánicas, funcionales o bien psíquicas, producía un perverso sexual. Se indicaba, buscar y encontrar, en la genealogía de un exhibicionista o de un homosexual, un antepasado hemipléjico, un padre tísico o un tío con demencia senil. También sostenía dicha postura, que una perversión sexual, repercutía en el agotamiento de la descendencia, induciendo al raquitismo infantil y la esterilidad entre los males imaginarios, atribuidos a las dinastías venideras.


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D2678)

Es decir, en muchos casos se llegó a afirmar como peligrosos, los hábitos furtivos de los tímidos y las pequeñas manías de los solitarios. Este discurso se ligó a una práctica médica insistente e indiscreta, locuaz para proclamar sus repugnancias, lista para acudir en socorro de la "ley" y la opinión más servil con los poderes establecidos. Involuntariamente ingenua en el mejor de los casos, y en los más frecuentes voluntariamente mentirosa, cómplice de lo que denuncia, altanera instauró una indecencia de lo mórbido, característica además del último tramo del siglo XIX en Occidente. Una mirada que se definía como instancia soberana de los imperativos de higiene, uniendo los viejos temores al mal venéreo con los nuevos temas de la asepsia y los mitos evolucionistas con las instituciones de salud pública. Se llegó a hablar de asegurar el vigor físico y la limpieza moral del cuerpo social, eliminando a los titulares de taras, a los desviados, y en nombre de una urgencia biológica e histórica, se justificaban los racismos de Estado en nombre de la ciencia y la verdad.

Psiquiatría, jurisprudencia, medicina legal y forense, son instancias de control social y vigilancia de sujetos supuestamente peligrosos, y de niños en situación de riesgo, que funcionan con arreglo a las teorías que la economía política dicta en referencia a las pasiones humanas.

De modo tal que, el sistema perversión-herencia-degeneración, constituyó el sólido núcleo de nuevas tecnologías de la administración científica del sexo y la sexualidad entroncados con la salud mental. No se trataba solamente de una teoría médica, científicamente insuficiente y abusivamente moralizadora; su superficie de dispersión fue amplia y profunda su implantación.

La posición del Psicoanálisis, en la que la clínica, es el tiempo del concepto como señala Miguel Menassa, fue desde sus comienzos de oposición rigurosa a los efectos políticos e institucionales de dicho sistema. De allí se puede leer mejor aquella famosa frase de S. Freud al pasar por la estatua de la libertad: "No saben que les traemos la peste"-

Jaime Kozak
Psicoanalista
607 955 762
jaimekozak@grupocero.org
www.jaimekozak.com

 


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D2674)

 

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