Sumario
Cartas a mi mujer
Poética del exilio
Los secretos de un psicanalista

 

Medicina psicosomática (I)
Medicina psicosomática (II)
Miguel O. Menassa
Sobre las relaciones de pareja
Agenda
Departamento de Clínica Grupo Cero
Descargar nº 138
en PDF

MEDICINA PSICOSOMÁTICA

En el primer caso las alteraciones que se producen son el resultado de la inhibición o represión de impulsos defensivos u hostiles, con lo cual el comportamiento correspondiente, lucha o huida, no se produce nunca. Es decir, el organismo está fisiológicamente en un estado constante de preparación, de constante estimulación simpática, porque no se produce la descarga por la acción correspondiente. En un individuo normal estos cambios fisiológicos son temporales, duran sólo mientras persiste la necesidad de un esfuerzo incrementado, cuando se lleva a cabo la acción cesa la estimulación simpática. En este caso alguna de las respuestas vegetativas fisiológicas (aumento de la frecuencia cardiaca, aumento de la presión arterial, aumento del metabolismo) se cronifica. Así por ejemplo, la ira no descargada podría producir una hipertensión arterial (HTA), o en la diabetes la alteración del metabolismo de los carbohidratos.

En el segundo caso (apartamiento de la actividad dirigida hacia el exterior) la respuesta vegetativa sería paradójica, los sujetos reaccionan a la necesidad de un comportamiento defensivo no con una estimulación simpática sino con una estimulación parasimpática, lo que él llama “retirada vegetativa”, retirada porque se retiran de la acción. El primer impulso es pedir ayuda como lo hacían cuando eran niños indefensos, buscan seguridad y ayuda, desean ser cuidados. Este deseo de ser cuidado puede aparecer como deseo de ser alimentado, acariciado, elogiado, alentado, etc. y lo que hacen es reproducir respuestas corporales propias de la infancia. Así por ejemplo, los sujetos que tienen diarrea cuando están en peligro, en lugar de enfrentarlo reproducen una situación, la defecación, por la cual su madre los felicitaba en la infancia; o bien los ataques de asma estarían en relación a un impulso inconsciente suprimido de gritar por la ayuda materna.

En la misma línea estarían los postulados de Wolff, pero en relación con el estrés, el estrés produciría reacciones defensivas u ofensivas, adaptativas o protectoras.

La Escuela de Chicago plantea claramente que la enfermedad psicosomática está mediada por el sistema Nervioso Autónomo a diferencia de la histeria donde los síntomas están mediados por el Sistema Nervioso Somático, si bien su planteamiento de la enfermedad psicosomática nada tiene que ver con planteamientos psicoanalíticos. Consideran la personalidad como algo innato y determinante de la enfermedad, como si hubiera “formas de ser” dadas, mientras que para el psicoanálisis no se parte de lo dado, todo es a construir, incluido el sujeto.

Escuela Rusa

Su máximo exponente es Bykov (medicina córtico-visceral). Es una escuela de orientación reflexológica o enfoque fisiológico que tiene su punto de partida en la llamada Psicología objetiva rusa, que comienza con Ivan Mijailovich Sechenov (1829-1905), al que se le considera el fundador de la moderna fisiología rusa, estudió en los mejores laboratorios fisiológicos de Europa, cuyos métodos e ideas importó a Rusia a su vuelta.

Sechenov creía que la Psicología sólo podría ser científica si se basara por completo en la fisiología y adoptara los métodos objetivos de ésta, llega a plantear que la fisiología guarda la llave del análisis científico de los fenómenos psíquicos.

La obra más conocida de Sechenov se titula Reflejos del cerebro (1863), donde plantea que la causa de toda conducta reposa siempre, no en el pensamiento, sino en la estimulación sensorial externa y llega a afirmar que todos los movimientos conscientes y voluntarios son reflejos.

El objetivismo de Sechenov fue popularizado por Vladimir Mijailovitch Bechtrev (1867-1927), quien denominó a su sistema reflexología.

El más importante seguidor de Sechenov fue Pavlov (1849-1936), médico fisiólogo ruso que obtuvo el premio Nobel de Medicina en 1904 por sus estudios sobre la digestión. Ideó y practicó un método de producir una físcula en el estómago del perro (fístula de Pavlov) para observar las condiciones en las que se desarrollaba la digestión. Descubrió que otros estímulos, además del alimento, podían producir la salivación. Realizó un experimento en el que observó que un perro comenzaba a secretar saliva si se hacía sonar un timbre cuyo sonido había acompañado ya a otras comidas del animal. Pavlov denominó al fenómeno reflejo condicionado, porque el perro respondía a la campana sola de igual modo que antes había respondido al alimento.

El punto de partida sería la existencia de un reflejo (estímulo-respuesta) evocado por algún estímulo innato, por ejemplo la salivación producida por la presentación del alimento, el estímulo sería incondicionado y la respuesta incondicional. A continuación, al tiempo que se presenta el estímulo incondicionado, se presenta algún otro estímulo que no produce el reflejo, por ejemplo el sonido de la campana, este estímulo se llama condicionado, porque tras varios emparejamientos con el estímulo incondicionado provocará la misma respuesta que el estímulo incondicionado y esta respuesta se llama respuesta condicionada.

También descubrió que era posible hacer que un animal produjera una respuesta condicionada a un estímulo pero no a otro parecido, lo que se llama discriminación. Por ejemplo, si la figura de una elipse era el estímulo condicionado que producía salivación, un perro presentará salivación ante la elipse pero no ante una circunferencia, pero si ambas figuras se hacían muy semejantes, de manera que casi no se diferenciaran, el perro experimentaba “cambios de conducta” en forma de excitación, ladridos, gemidos, temblores, así como reacciones viscerales, como aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, aumento de la tensión arterial, que podían llevar incluso a la lesión somática: infarto de miocardio, úlcera, etc., lo que se denomina conducta neurótica en el perro o en el animal de que se trate.

Bykov y sus discípulos consiguieron crear reflejos condicionados a partir de todos los órganos del cuerpo. Correlacionan experimenalmente estímulos ambientales (fundamentalmente estímulos estresantes), respuesta del sistema nervioso neuroendocrino y determinadas lesiones orgánicas.

En estas premisas también están basadas las teorías del aprendizaje (condicionamiento operante), por ejemplo las reacciones por éxitos fortuitos: las ratas encerradas en una caja donde por azar al apretar una palanca cae comida aprenden a pulsar la palanca, (reflejos producidos al azar y reforzados por el éxito).

Pavlov era médico, hizo con sus experiementos interesantes aportes a la fisiología del aparato digestivo, motivo por el cual le dieron el Premio Nobel de Medicina. Extrapolar el funcionamiento del aparato digestivo del perro al del hombre, es posible y no induce a grandes errores fisiológicos, pero es más grave suponer que el aprendizaje humano tiene algo que ver con el aprendizaje animal, por el simple hecho de que el humano es un hablante, y como tal, un deseante, cosa de la que el animal está excluido. El psicoanálisis se ocuparía más en estos experimentos del deseo del investigador.

Como vemos el planteamiento de la enfermedad psicosomática de la Escuela Rusa está muy alejado de la teoría analítica.

Escuela Francesa

Pierre Marty, psiquiatra, fundador del Instituto de Psicosomática de París en 1978, toma el modelo de la neurosis para trabajar la psicosomática, aunque es una neurosis que nada tiene que ver con la teoría freudiana porque todo lo trabaja a nivel preconsciente.

Plantea que la enfermedad psicosomática “es un fracaso del psiquismo”. En estos pacientes existiría una insuficiencia de los mecanismos neuróticos de defensa del yo, que califica de fallo en la mentalización, que se acompañaría de trastornos somáticos.

La mentalización corresponde a la calidad y cantidad de las representaciones psíquicas de los individuos, que consisten en la evocación de las primeras percepciones que dejan huellas mnémicas. La inscripción de las percepciones y su posterior evocación se acompaña, la mayoría de las veces, de tonalidades afectivas agradables o desagradables. El lugar donde esas representaciones establecen sus ligaduras es el preconsciente.

La insuficiencia de las representaciones presente en estos sujetos se acompaña de trastornos somáticos, lo que llama la defensa somática que suple a ese defecto de los “mecanismos neuróticos de defensa”.

Para Marty podría existir una insuficiencia de las representaciones debido a: alteraciones de las funciones sensitivo-motoras del niño (dificultades auditivas, motoras, visuales), deficiencias funcionales de la madre, del mismo tipo que las anteriores (una madre sorda o ciega) o a un exceso, una carencia o una disarmonía en los acompañamientos afectivos de la madre al niño.

Diferencia representaciones de cosas y representaciones de palabras. Las representaciones de cosas recuerdan realidades vividas, de orden sensorio-perceptivo. Pueden estar ligadas a afectos pero no se prestan por sí solas a las asociaciones de ideas. Las representaciones de palabras se producen mediante la percepción del lenguaje con los otros. Nacen de las comunicaciones con la madre y luego mantienen y organizan las comunicaciones con los otros individuos. Constituyen la base fundamental de las asociaciones de ideas.

En general, las representaciones de palabras se ligan a las representaciones de cosas para formar el sistema preconsciente. Por ejemplo: Una muñeca que para el bebé inicialmente es algo visible y palpable va tomando progresivamente el valor afectivo de un niño y más tarde en el adolescente y en el adulto el sentido metafórico de una mujer sexuada. El conjunto es inscripto en el preconsciente.

Pueden producirse desorganizaciones del preconsciente: la representación de palabra se reduce a representación de cosa. En el ejemplo anterior, sería el caso del sujeto para el que la palabra muñeca evoca sólo un juguete infantil.

Puede existir también una indisponibilidad de las representaciones psíquicas consecuencia de evitaciones o supresiones.

Existen dos mecanismos involucrados en la lucha contra el sufrimiento conflictual: la represión relacionada con las psiconeurosis y la supresión con las neurosis de angustia. La supresión es un trabajo que se realiza a nivel del yo consciente, sería un esfuerzo voluntario y deliberado de apartar representaciones conscientes y preconscientes desagradables, que produciría una separación entre la representación y el afecto a nivel preconsciente, la representación desligada del afecto puede llegar a la conciencia como neutra.


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D2932)

¿Cuál sería la relación entre mentalización y proceso de somatización?

La economía humana se puede dividir artificialmente en tres sectores: el del pensamiento, el de la acción y el de la vía somática. Los acontecimientos que soportamos o las situaciones en las que nos vemos implicados suscitan en nosotros excitaciones internas que se derivan por dos vías: la de la actividad mental y la de la actividad sensorio-motora, que correspondería a los comportamientos. Si son muy intensas, repetidas y excesivas, se acumulan y conducen a estados de tensión que son insoportables para los sistemas funcionales que las reciben, y los desorganizan impidiéndoles funcionar.

Cuando estas dos vías no están disponibles, son los aparatos somáticos los que responden a las excitaciones.

La actividad mental lleva a la elaboración mental de la excitación. Un ejemplo de elaboración mental sería el trabajo de duelo ante la pérdida de un ser querido.

Los comportamientos corresponden a la manera de actuar del sujeto, las actividades físicas. Están modulados por la educación en la infancia.

En esta relación entre excitación y manera de descargar la excitación se pueden presentar tres situaciones:

1. La de acuerdo final: Si las excitaciones no son demasiado intensas frente a los medios disponibles para resolverlas, son “absorbidas” en un plazo variable y no se presenta una patología somática.

2. Una desorganización limitada y de corta duración: excitaciones excesivas para las posibilidades de derivación conducen a enfermedades reversibles a partir de las cuales el conjunto vital del individuo puede reconstruirse.

3. Si no hay posibilidad de de derivación de la excitación por elaboración mental ni por comportamiento ni existe posibilidad de regresión se producen desorganizaciones progresivas que dan lugar a enfermedades graves y evolutivas.

Como podemos observar en lo anteriormente descrito el acercamiento que plantea Marty a la enfermedad psicosomática nada tiene que ver con la teoría analítica, el modelo de neurosis no se corresponde con la estructura freudiana, trabaja con lo que denomina mecanismos neuróticos de defensa del yo, es decir un mecanismo específico de la neurosis, a diferencia de Freud que en sus Estudios sobre la histeria nos habla del mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos (es decir que lo patológico sería el fenómeno histérico y no el mecanismo, que es un mecanismo normal del aparato). Los mecanismos son psíquicos, son los fenómenos los que pueden ser histéricos, psicóticos, etc. Para Freud no hay mecanismos de defensa sino que toda la enfermedad es la defensa como indica el título.

Escuela Argentina

Luis Chiozza, médico y trabajador del campo de la psicosomática plantea que todas las enfermedades corporales son manifestaciones de fantasías inconscientes, lo que no implica afirmar que las fantasías inconscientes son la causa de las enfermedades corporales.

Toda estructura o proceso corporal constituye una fuente somática de un impulso cualitativamente diferenciado. Este impulso es al mismo tiempo una fantasía inconsciente propia y particular, específica, con respecto a esa estructura o proceso. La estructura o proceso corporal y la fantasía inconsciente específica de aquél son una y la misma cosa vista desde dos puntos de vista diferentes. Procesos corporales diferentes corresponden a fantasías inconscientes diferentes específicas para cada uno de ellos.

Para Chiozza cuerpo y alma son manifestaciones en la conciencia de una misma existencia inconsciente. La conciencia cualifica como psíquica o somática a esta existencia inconsciente según la modalidad del acto cognitivo. Lo verdaderamente psíquico es el significado de un proceso. Lo verdaderamente somático es su cualidad de aparecer a la conciencia percipiente como un existente material.

En la conciencia se constituyen dos organizaciones distintas del conocimiento de sí mismo: las representaciones de los órganos y sus funciones constituyen el grupo de representaciones que se refieren a aquello que denominamos cuerpo; y las representaciones de los deseos, impulsos, afectos e ideas que configuran las fantasías conscientes (e inconscientes) constituyen el grupo de representaciones que se refieren a aquello que denominamos psiquis. Ambas organizaciones mantienen en la conciencia relaciones entre sí.

Cada trozo de la realidad corporal material, en cuanto forma una parte de lo inconsciente y posee un sentido, es también una fantasía, inconsciente y específica, y como tal constituye la fuente inconsciente de una parte determinada del conjunto de derivados o representaciones que integran nuestra conciencia.

Así, por ejemplo, la progresión de la bilis a través del coledoco es al mismo tiempo y desde otro punto de vista una fantasía inconsciente específica, compuesta por un afecto, una idea, un mecanismo, una intención igualmente específicos, para cuya denominación usa la palabra envidia por ser la más adecuada a su sentido. Inversamente, la envidia como significado, como sentimiento, como impulso y como actividad del yo, posee un aspecto, o coexistencia corporal que, entre todas aquellas representaciones que constituyen el conocimiento del cuerpo en la conciencia, parece corresponder más acabadamente con aquellas que configuran el conjunto que se denomina proceso biliar.

Las representaciones y afectos que corresponden a órganos y funciones corporales pueden ser “parasitadas” por otras, reprimidas, y se produce un síntoma corporal. Dentro de este esquema, el que la representación del órgano sea parasitada (que es precisamente aquello que lo afecta) corresponde a la influencia que sobre él ejerce aquel otro órgano que es la fuente primitiva de la fantasía reprimida, pero lo fundamental consiste en que esta influencia es atraída por la representación parasitada, que participa así de una manera dominante en la fantasía inconsciente que corresponde al síntoma.

Podríamos decir que Chiozza aborda la psicosomática desde la estructura de la neurosis de transferencia en tanto relaciona la enfermedad con fantasías inconscientes, más propias de la histeria que de la enfermedad psicosomática. Precisamente una de las tareas que se abren ante nosotros es la de diferenciar la histeria de la enfermedad psicosomática, las dos tienen participación somática, pero no se trata de las mismas estructuras.

Pilar Rojas Martínez
Psicoanalista
Médico Especialista
en Reumatología y
en Medicina Familiar
y Comunitaria
696 194 259
pilar.rojas@wanadoo.es
www.pilarrojas.com
Alejandra Menassa de Lucia
Psicoanalista
Médico Especialista en Medicina Interna
653 903 233
alejandramenassa@live.com
www.alejandramenassa.com


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D2942)

www.momgallery.com

1 dibujo diario

1 cuadro semanal

LA REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE MAYOR TIRADA DEL MUNDO