 |
EL ASMA Y LA ALERGIA, Y SU RELACIÓN
CON LOS OTROS Y
EL MUNDO |
El asma
es una enfermedad de las vías respiratorias que
se caracteriza por un aumento de la respuesta del árbol
traqueobronquial a múltiples estímulos,
produciéndose un estrechamiento generalizado de
las vías respiratorias, que clínicamente
cursa con paroxismos de disnea, tos y sibilancias. Después
de cada crisis hay una recuperación ad integrum.
Es más característica en la infancia y
tiene el doble de incidencia en varones que en hembras.
Muchos de los casos se curan con el crecimiento.
Los seres humanos, desde que nacemos, estamos expuestos
a millones de agentes externos que conviven con nosotros.
Hay millones de microorganismos, pero también,
las relaciones entre seres humanos, con los otros semejantes,
producen desde la infancia perturbaciones muy diferentes.
El niño, al nacer, lo hace prematuramente. Esto
quiere decir que, si no fuera asistido, cuidado y alimentado
por otro humano, moriría. La persona que ocupa
este lugar frente al bebé va a ser denominada
como función madre, que en ocasiones coincide
con la madre de ese bebé, pero otras veces no.
Lo importante es que, desde el comienzo, necesita del
otro para sobrevivir, otro que va a cubrir sus necesidades
y al cual va a atribuir un poder máximo, una completud
frente a su incapacidad. El nombre que recibe esta madre
todopoderosa en psicoanálisis es "madre fálica".
Pero la vida no termina ahí para el infantil sujeto,
este crecerá y, en ese crecimiento, se dará cuenta
de que la madre, además de desearlo a él,
desea a otras personas. Este sencillo proceso en el que
la madre le muestra al niño que, además
de ellos dos, hay otros, acompañado de la decepción
que sufre el niño frente a la madre, se llama
castración materna. Y no es que le tengamos que
castrar nada a la madre o al niño, es un hecho
que se produce a nivel del lenguaje. El padre, generalmente,
o cualquier persona que le muestre la ley al niño,
ocupará la función padre. Le dirá: "con
tu madre no". La decepción sufrida por el
niño, momento crucial y fundante en el desarrollo
de todo ser humano, está en relación con
el Complejo de Edipo/Complejo de Castración. Esta
situación edípica queda inaugurada en este
acto a través del complejo de castración
pero se realiza a nivel del lenguaje y se repetirá simbólicamente,
en el lenguaje, siempre que el sujeto tome una decisión,
se enfrente a un cambio en la vida, se enamore, se enferme,
etc.
El reconocimiento del otro humano, como otro, y la aceptación
o rechazo del mismo, son cuestiones que tienen que ver
con este proceso. El sujeto, en aquella situación
idílica donde el mundo eran mamá y él,
se sitúa frente al goce, pero en el crecimiento,
durante el desarrollo, ha de aprender a desear, a implicarse
en los acontecimientos que se le presenten en la vida.
La alergia se produce por un fallo del sistema inmunológico,
que activa la producción de anticuerpos, concretamente
de la inmunoglobulina E, ante la presencia de un elemento,
alergeno, que no es dañino para el organismo.
Se defiende de algo que no le ataca, pero que para él
es un enemigo.
El alérgico dice frases como: "Es que los
cambios me matan", y en cierto modo es así,
lo nuevo, lo ajeno, lo diferente, resulta una agresión
para el alérgico.
Las crisis alérgicas
son señal de su manera
de relacionarse con el mundo, por ejemplo, las alergias
estacionales se producen con el cambio de estación,
con el cambio, con lo diferente. De alguna manera el
mundo exterior es él, no hay mundo exterior cuando
aparece el síntoma. Si observamos al alérgico
crónico, cuando aparece la alergia todo en su
vida gira en torno a ella, dónde va, lo que come,
los medicamentos que toma, etc.
El síntoma protege al alérgico ante la
angustia de castración, ante la diferencia. Para
no sentir angustia aparece el síntoma como goce
autoerótico con la madre fálica, donde
la diferencia no existe, ya que él y ella son
uno, como sucede en la alergia, él y ella son
uno.
Magdalena Salamanca.
Psicoanalista
630 070 253
magdalenasalamanca@gmail.com
www.magdalenasalamanca.com
|
|
RECHAZO INMUNOLÓGICO
AL ÓRGANO TRASPLANTADO |
Una de
las causas más importantes de fracaso del trasplante
es el rechazo, este puede ser hiperagudo, agudo y crónico,
dependiendo del momento de su instauración. La
respuesta inmune del receptor hacia el órgano
o tejido transplantado es determinante en este rechazo.
Se intenta conseguir la máxima compatibilidad
de los injertos, sobre todo teniendo en cuenta el grupo
sanguíneo (AB0) y los antígenos HLA (complejo
mayor de histocompatibilidad: una serie de genes que
codifican proteínas que se expresan en la superficie
celular y que son como las "señas de identidad
de la célula", gracias a estas moléculas,
el sistema inmune reconoce como propio lo que lo es).
Con la optimización de la compatibilidad se minimiza
pero no se evita el rechazo, por lo que estos pacientes
precisan de tratamiento inmunosupresor para mantener
la viabilidad del injerto.
Dado que no todos los trasplantes sufren rechazo (con
inmunosupresión) y es tan extremadamente variable
la velocidad de instauración y la gravedad del
mismo, esto nos lleva a pensar que, además del
factor orgánico, debe existir un factor psíquico.
Si trabajamos el rechazo del trasplante como rechazo
psíquico, tenemos que el rechazo es la no aceptación
de la diferencia, una autoafirmación de lo que
denominamos narcisismo de las pequeñas diferencias.
El narcisismo de las pequeñas diferencias se da
cuando dentro de una gran semejanza, aparece una pequeña
diferencia, por ejemplo: entre poblaciones vecinas, entre
los hinchas de un equipo de fútbol y los de otro.
Es como si al ser tan semejantes, lo que el otro hace
diferente a uno, fuera vivido como una crítica.
Como si se concluyera de una manera diferente de hacer
o de pensar las cosas: "me está diciendo
que lo hago mal", esta situación genera agresividad.
Los pacientes transplantados, reciben un órgano
de características muy similares al propio, pero
diferente. Esto puede desencadenar, por un lado, el rechazo
biológico del que hemos hablado, pero también
hay un rechazo psíquico a recibir algo diferente,
a la diferencia.
Además, en el trasplante se juegan muchas otras
constelaciones psíquicas. Para traer un caso:
un paciente que había comenzado a presentar un
miedo pertinaz a entrar en los supermercados, como una
especie de fobia, después de haber sido trasplantado,
lo que estaba en juego, a nivel inconsciente, era el
miedo a que sonara la alarma del supermercado que suena
cuando se intenta salir con algún objeto robado.
El "objeto robado" era en este caso, el riñón
transplantado.
Alejandra
Menassa de Lucia.
Psicoanalista.
Médico Especialista en Medicina Interna
653 903 233
alejandramenassa@live.com
www.alejandramenassa.com

Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D2462)
|