Sumario

POESÍA, PSICOANÁLISIS, LOCURA
Cali, Colombia, 1979
M. O. Menassa

Poesía, Psicoanálisis,
Locura (I)
Poesía, Psicoanálisis,
Locura (II)
Poesía, Psicoanálisis,
Locura (III)
 
La escritura como posibilidad de revolución femenina (I)
La escritura como posibilidad de revolución femenina (II)
La función de la mujer
La psoriasis. Fenómeno psicosomático
Periodismo de investigación
De nuestros antecedentes. El mundo en el diván
Sobre las relaciones de pareja
Descargar nº 125
en PDF

LA ESCRITURA
COMO POSIBILIDAD
DE REVOLUCIÓN FEMENINA

Una mujer tiene que perder un poco de desprecio por su cuerpo,
un hombre un poco de aprecio por su órgano.

"La escritura de la mujer como posibilidad de revolución femenina" es un título que requiere ser trabajado. En primer lugar la primera parte del título "La escritura de la mujer", es una frase que puede ser pensada desde el "de" como genitivo subjetivo donde la escritura es el sujeto y se trata de la escritura que inaugura la palabra "mujer", más allá del sentido "madre", porque madre no es una mujer sino una función, y donde la escritura puede provenir tanto de un escritor como de una escritora, o bien "La escritura de la mujer" como genitivo objetivo, donde el sujeto es la mujer, podríamos decir que habla de las mujeres que escriben, que por hacerlo participan en que haya además de madre, mujer.

Madre como función de la especie o madre como función significante en cada sujeto, o madre como significante metafórico, no habla todavía de una mujer.

La escritura es la base material del pensamiento, se trate del pensamiento religioso o del pensamiento científico, y la escritura es, también, la que sostiene el pensamiento que permitió pensar la mujer tal cual se la ha pensado a través de las épocas, desde los griegos, pasando por los romanos, los cristianos, la Edad Media, o bien la denominada Edad Moderna, y también por el postmodernismo. La diferencia queda marcada por un antes y un después del pensamiento psicoanalítico. Los aportes del psicoanálisis al pensamiento sobre la mujer y el hombre han sido pasos inimaginables antes de su acontecimiento. El acontecimiento Freud no sólo transformó los modos de pensar la ciencia, el amor y el arte, sino los modos de relación de los humanos entre humanos, incluido los modos de relación entre hombres y mujeres.

La escritura es la máquina que transforma la historia de la Humanidad y la historia de cada humano, también la historia de la mujer, es necesario para que ello ocurra que la mujer se entregue a la escritura de otros y escribir, y escribir será para ella la única vía de transformación, como lo es para cualquier transformación, se trate de la cuestión que se trate.

Conquistar lo heredado, entrar en lo abierto, cerrar lo cerrado, no cesar de no hacer y no cesar de hacer, habitar lo imposible, lo contingente, lo necesario y lo posible, no abandonar viejas ideas sino aprender a abandonarse en nuevas ideas, alcanzar del amor su dimensión histórica, porque sabemos que hubo otros y habrá otros, romper los espejos para que la discontinuidad amanezca entre nosotras, para que además de madre, haya padre, hombre y mujer, porque sólo así llegará la mortalidad y con ella el goce. "Más que la búsqueda de poder, lo que necesitamos, jóvenes y mujeres, es un poco de goce", ir más allá del placer y sus ilusiones de eternidad continua, sin interrupción, sin discontinuidad.

Pensar es poner en marcha lo que hay que pensar y aún no ha sido pensado, una región desde cuyo espacio de juego del tiempo, lo no pensado, reclama un pensar.

Andar por los caminos del pensar, hacerse caminante, estar en camino permanentemente sin llegar, sin huir ni arremeter, aprender desde dónde pensamos, desde qué discurso vamos a pensar, porque saber desde dónde hablamos, a qué decir pertenece nuestro habla, en qué escucha estamos, es más importante que lo que hablamos o lo que oímos hablar.


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D2554)

Cuanto más se huye del significante más atrapado se queda en él, más se entra en la cadena significante de la que se huye convirtiéndose en un signo de dicha cadena. Cuando el sujeto está muerto se vuelve signo eterno para los demás. La vida aspira a lo inanimado, al más bajo nivel de la tensión y del reposo. Sólo el dolor de ser, el dolor de existir nos liga a la existencia misma del ser viviente. Dolor de ser que no se detiene, porque el ser viviente es ardiente y explosivo, pero no puede decir no quiero ser un elemento de la cadena, rehusarse a pagar una deuda que no ha contraído, porque se perpetúa en sus sucesivos rechazos, atándose cada vez más a esa cadena rechazada. Sólo será posible hacer el trabajo de atarse a otras cadenas, hacerse deseante en otra cadena significante. Porque si no es así, pasamos a ser el mensaje, somos la reproducción sintomática de nuestra problemática. Cuando una mujer rechaza ser una mujer más se sumerge, más signo es de lo que rechaza, más reproduce lo rechazado.

La organización humana está hecha desde su determinación como especie y desde su determinación social, económica-política, esto quiere decir que su economía como especie y su economía política, son más fuertes que su economía libidinal, o mejor dicho, ellas forman parte de su economía libidinal, de manera que si su doble renuncia edípica no es llevada a cabo de manera sublime no dispondrá de la energía necesaria para conquistar lo que le ha sido dado heredar como ser humano, y si no puede lo único que puede ser, un ser humano semejante a otros y diferente entre otros, tendrá que pagar un peaje, un diezmo, un impuesto en forma de enfermedad, ya sea afectando al cuerpo físico, al cuerpo psíquico o al cuerpo social.

Freud se duele y cada uno y cada una puede dolerse con él, de la energía absorbida por la enfermedad en lugar de trabajar para lo exquisitamente humano.

P: ¿Qué sería lo exquisitamente humano?

Amelia Díez: Lo exquisitamente humano hacer cualquier cosa por la humanidad, futura y...

AM: ¿De la escritura estás hablando, por ejemplo?

AD: La escritura o trabajar...

Miguel Oscar Menassa: Ser semejante pero diferente...

AD: Lo exquisitamente humano en el sentido de que la neurosis sólo trabaja para sí mísma para mantenerse, el ser humano atrapado por la neurosis no hace nada más, le lleva toda su energía, o al menos una parte de su energía que podría disponer de ella...


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D2548)

MOM: No puede amar porque está relacionado con fantasmas, la energía que tendría que tener para amar la tiene ligada a fantasmas y no puede trabajar por el mismo motivo, porque su energía está unida a fantasmas. Entonces trabaja lo mínimo, ama lo mínimo, se queja siempre de que trabaja mucho, de que ama mucho...

AD: Interrumpe mucho el tiempo de trabajo, el tiempo del amor.

Porque cuando se entrega a los mandatos de la especie o a los de la sociedad a expensas de su ser histórico no lo logrará.

Y no es que el psicoanálisis le pida sacrificar la familia y lo social sino que le indica que sólo si incluye lo histórico, la escritura, lo que va más allá de la sobredeterminación como madre y como clase, podrá con la función madre y con la función social. Se trata, escribe Menassa en PSICOANÁLISIS Y VIDA COTIDIANA, "de la articulación compleja entre la situación de clase del sujeto, la posición inconsciente del sujeto y los modelos ideo-lógicos del Estado", algo que sólo puede ser subvertido, transformado, desde la escritura.

Cuando Menassa plantea que la escritura es un trabajo no es algo simple y sencillo sino que lo aleja de esta articulación compleja y sitúa al sujeto más allá de sus sobredeterminaciones, diferenciando la lectura como producción y la escritura como base material de lo existente, sea ciencia, religión, psicoanálisis.

Si diferenciamos el tiempo de investigación, donde la lectura es el escrito, y el tiempo de exposición, donde en el escrito vemos que se produce la lectura, la escritura y la poética, si diferenciamos esos tiempos en la producción y formación de un sujeto, en este caso de una mujer atravesada por la función poética, podemos decir, con ayuda de Menassa, en cuya escritura podemos encontrar las claves para esta revolución femenina, una revolución que comienza con una mujer, una mujer más allá del sentido de la madre, más allá del culto a la familia y del culto a las instituciones.

Si escribir es un trabajo, las vivencias del poeta son materia natural que, trabajada por los poemas de otros poetas, se transforma en materia prima, donde los instrumentos de trabajo son inconscientes.

La escritura de la mujer, como frase de doble vertiente, donde la escritura es el sujeto y donde cada mujer es el sujeto, trabajará a favor de una posibilidad de revolución femenina, donde la revolución será incluir lo femenino, la diferencia, lo nuevo, un nuevo discurso, un nuevo amor, en lo humano y sus producciones.

Freud nos habla de la relación del sujeto con su deseo constituyente por medio de varias tragedias, incluida Edipo Rey de Sófocles y Hamlet de Shakespeare, como distintas formas de tratar una misma materia, mostrándonos la diferencia espiritual de ambos períodos de civilización. En Edipo Rey queda exteriorizada y realizada, como en el sueño, el deseo sexual infantil, base de la tragedia, mientras que en Hamlet permanece reprimido, y sólo por los efectos nos enteramos de su existencia.

Después de Hamlet nuestro cielo cambia, porque en Hamlet se muestra nuestra propia relación con nuestro propio deseo, un deseo que ignoramos, ignorancia no en sentido negativo sino como presencia del inconsciente.

Unos dicen que él no quiere jugar a ser viviente, él dice que no puede. Más bien se trata de que él no puede querer. Problemática de la mujer, problemática de todos aquellos que no llegan a la acción, a jugarse a vivir, porque vivir es lo diferente.

Y si Hamlet no puede entregarse a su destino de vengar la muerte del padre porque él mismo ha cometido el crimen que se trata de vengar, nos tenemos que preguntar por qué la mujer, en general y en particular, no puede querer estar a la altura de sus humanos pies. ¿Por qué no quiere ser andante, caminante, aunque caballero no sea sino a nivel significante?

Si a Hamlet le detiene el recuerdo de su deseo infantil, su deseo edípico del asesinato del padre, en tanto se encuentra cómplice del asesino, que él no puede atacar sin atacarse a sí mismo, o bien es la separación de la madre y su deseo edípico hacia ella lo que se pone en juego y le impide defenderla. Esta doble vertiente del Edipo es propia de cada quien, por eso que ahora ya no es la sexualidad infantil de la infancia la que se pone en juego sino el deseo de su madre, el deseo de su madre por su padre.


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D2552)

¿Cuál es la relación de la mujer con el deseo de su madre por su padre?

Mientras la madre de Hamlet le dice: "¿Es que vas a matarme?", el espectro del padre aparece en la conversación y le dice a Hamlet: "Deslízate entre ella y su alma, que está a punto de ceder", y Hamlet termina su conversación con la madre diciendo que sabe que diga lo que diga la madre terminará en la cama con Claudio.

(sigue...)

LA REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE MAYOR TIRADA DEL MUNDO