Sumario

POESÍA, PSICOANÁLISIS, LOCURA
Cali, Colombia, 1979
M. O. Menassa

Poesía, Psicoanálisis,
Locura (I)
Poesía, Psicoanálisis,
Locura (II)
Poesía, Psicoanálisis,
Locura (III)
 
La escritura como posibilidad de revolución femenina (I)
La escritura como posibilidad de revolución femenina (II)
La función de la mujer
La psoriasis. Fenómeno psicosomático
Periodismo de investigación
De nuestros antecedentes. El mundo en el diván
Sobre las relaciones de pareja
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LA FUNCIÓN DE LA MUJER

La función de la mujer es lo que le preocupa al mundo.

No sólo a las mujeres.

Sin embargo, ante una pregunta de una periodista, que recibió esta respuesta de mi parte me he visto en la necesidad de decirme, de decir algo más.

Decir, siempre decir, función del escritor... Mis relaciones grupales, mis relaciones familiares, mis relaciones profesionales, me hacen ver con amplitud que la mujer, hoy por hoy, se preocupa por todo y en particular le preocupa la distribución de las funciones, tanto masculinas como femeninas.

Le preocupa, por ejemplo, el uso y abuso de lo que aprendimos en el seno familiar que lo social ha consagrado.
Le preocupan los nombres y los emblemas y la peculiar distribución de esos nombres y de esos emblemas en el discurso social.

Comenzamos a atisbar que los efectos distributivos del sistema universal, tiene los síntomas de la distribución de los síntomas en el discurso familiar.

Porque un hombre es lo que su novela familiar quiso que sea, acceder a la disputa de la condena por la otra determinación, llamémosla por ahora social, es acceder a otro escalón de lo humano.

Inútil para este ser es debatirse en el problema de la lucha de clases, sin entender que a la clase que pertenece, accede en el momento de nacer en el seno de una familia determinada.

A veces es posible una desviación de la determinación social, pero en ese desvío mantiene los síntomas de la función que le tocó en su grupo familiar.

Guardiana de aquel orden familiar, una muchacha andaluza mata a su hijo recién nacido. (Noticia publicada en un periódico de Madrid, en el mes de marzo).

Esto ocurrió en Francia durante las últimas cosechas de los viñedos franceses.

En el próximo vino de la producción vitivinícola francesa además de la sangre de la producción mal pagada, seguramente, del obrero campesino francés, podemos agregar la del obrero campesino español, aún peor pagada.
Y aunque resulte arduo de escribir, en el balance anual, las empresas del vino, pueden incluir, por qué no, el niño muerto de la joven española.

Vuelvo a decir, la función de la mujer le preocupa al mundo, no sólo a las mujeres. Un sistema, ni nuevo ni antiguo, terco. Allí donde el individuo se detiene en su narcisismo, para no ser.

El fantasma permanente para la mujer que ha visto desleída su función entre palabras de una historia que no escribió pero que la determina, el fantasma, repito, es el temor.

Temor a la soledad, temor al otro de sí que no le pertenece.

Su drama: ser sacerdotisa de instituciones que no concibió.

Pieza fija de sistemas fijos, lo que le está permitido es ser lo que ya fue.

Su posibilidad: permitirse a sí misma lo que el sistema concede.

Y así entre las aguas borrascosas de un discurso familiar que cuenta con ella para sostenerse, la mujer está tratando de ampliar los límites de ese discurso.

Nombres y emblemas le preocupan como parte sintomática de un discurso que no quisiera seguir repitiendo.

Porque lo único es máscara de una dialéctica insuficiente: el silencio; la mujer contemporánea trata de zarpar de esas costas seguras y tibias.

Está creando para sí un espacio de la palabra que comience por sostenerla.

Se atreve a crear además de hijos, nuevas palabras que hablen al mundo de su deseo.

Teniendo en cuenta que lo social le exige ser más inteligente que armónica, más productora que contemplativa.

¿Qué mundo hubieran creado las mujeres?

¿Qué mundo estamos colaborando a crear?

Un campo más amplio hará seguramente, crecer la dimensión de su deseo.

Por ahora me inclino a pensar que un deseo más adulto es, después de haber zanjado el de la reproducción que nos iguala, el deseo de la creación en lo social, en formas del arte y del pensamiento que nos diferencia, porque allí, están privilegiados los deseos de lo humano, que las organizaciones familiares contemporáneas tratan de aniquilar.

Nos preocupan los nombres y los emblemas, su utilización y su abuso.

Porque en tanto miembros de una familia, aún luchamos por no ser solamente lo nombrado.

Y en tanto esperamos que el tiempo transcurra lo más lentamente posible, vivimos confiando en que una multitud de hombres y mujeres, padres y madres, pueden abolir cualquier despotismo, también el despotismo del discurso familiar.


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D2556)

Discurso estereotipado entre funciones, que ocultan e inhiben el devenir del pensamiento entre hombres y mujeres.

María Chévez
Psicoanalista
91 541 75 13
mariachevez@grupocero.org

LA PSORIASIS.
FENÓMENO PSICOSOMÁTICO

La piel es un órgano que no sólo regula la relación del cuerpo con lo que le es exterior, sino que también se ve afectada por las excitaciones que provienen de su interior. Desde antiguo es sabido que la piel pone de manifiesto los estados anímicos del sujeto. El rubor o la palidez, son algunos de los efectos más reconocibles que los procesos psíquicos pueden llegar a tener en la superficie cutánea de nuestro rostro, como signos de vergüenza, excitación, rabia, etc.

El estudio de las enfermedades psicosomáticas desde el punto de vista psicoanalítico, revela que no son productos del inconsciente, esto es, síntomas de la misma categoría que los síntomas histéricos, en las que hay un retorno de lo reprimido, sino que son fenómenos psicosomáticos.

Los fenómenos psicosomáticos se presentan en los sujetos que poseen una determinada incapacidad de simbolización, de elaboración psíquica de la pulsión. En ellos puede rastrearse un antecedente de neurosis actual, por cuanto no interviene mecanismo psíquico alguno en la producción de síntomas, es decir, no hay ni condensación ni desplazamiento.
Ello significa que en el fenómeno psicosomático no hay una realización de deseos, sino que se plantea una cuestión con el Goce. Y no es que el psicosomático goce con la enfermedad, como ocurre en el síntoma histérico, en el que hay erotización de órgano, sino que la enfermedad psicosomática es una manera de gozar con el cuerpo.

Para el enfermo psicosomático sólo hay cuerpo biológico, por cuanto para él es doloroso pensar. No tiene palabras para describir; de ahí la dificultad que los pacientes psicosomáticos tienen al tratar de hablar de su afección.

Ante cualquier estímulo, interno o externo, un sujeto normal debe ser capaz de procesar tanto psíquica como físicamente su excitación. El psicosomático, frente cualquier excitación orgánica, resuelve siempre somáticamente. Si toda excitación somática se transforma, una vez alcanzado cierto nivel, en excitación psíquica, podríamos decir que en la enfermedad psicosomática hay un intento de negar la composición indisoluble de lo somático y lo psíquico en el hombre. La ambición de ser sólo cuerpo se entendería entonces como el propósito de no saber nada de la propia sexualidad.

Aunque la psoriasis es una enfermedad considerada psicosomática, los actuales tratamientos son esencialmente sintomáticos, es decir, tratamientos que sólo pretenden paliar la exacerbación de los síntomas. La concepción crónica de la enfermedad, por otra parte, hace que se abandone todo intento de curación y sólo se pretenda paliar sus distintas manifestaciones.

El psicoanálisis es el tratamiento más adecuado para la psoriasis, ya que es la única disciplina que tiene en cuenta la complejidad psíquica del sujeto que la padece. Su cometido es hacer que el sujeto afectado tenga acceso a la palabra, a la elaboración simbólica, de modo que pueda hablar con algo que no sea su cuerpo, es decir, alcanzando una elaboración psíquica de aquello que por ahora sólo encuentra expresión a nivel somático.

Lo que el psicoanálisis ofrece a los enfermos psicosomáticos es la posibilidad de gozar de un modo diferente, por cuanto el verdadero goce del sujeto es psíquico. No se goza con los órganos, se goza con el lenguaje. Si la estructura es el lenguaje y el órgano es la libido, las palabras son cuerpo sutil. El cuerpo humano es un cuerpo pulsional, libidinal, un cuerpo hecho de palabras.

Ruy Henríquez
Psicoanalista
618 596 582
ruyhenriquez@hotmail.com
www.ruyhenriquez.com

PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN

DE NUESTROS ANTECEDENTES
El mundo en el diván

Recuerdo un titular del diario "EL PAÍS", de Madrid, en su edición del 5 de diciembre de 1989, con motivo de la vuelta a España de Ángel Garma, que decía: "Ángel Garma: el español que tumbó a Argentina en el diván".

Me pareció, digamos curioso el titular y por ello, evocador. Me llevó a pensar en el movimiento psicoanalítico internacional, sus cambios de escenario y de residencia geográfica, tal vez porque la demanda humana oscila, se desplaza.

El nombre de A. Garma, me recordó el texto del Primer Manifiesto del Grupo Cero, es decir Buenos Aires 1971. Manifiesto de Adhesión al Grupo Plataforma. Escrito, que me sugiere la fundación de un discurso que inaugura un proyecto y, una "interpretación psicoanalítica", de la ruptura que se produjo en el intento de producir el psicoanálisis en la Argentina.

Dice el Manifiesto: " no podemos olvidar que la posibilidad de esta ruptura que hoy se produce en la APA (Asociación Psicoanalítica Argentina), marcando tal vez el comienzo de una nueva historia teórico-práctica para el psicoanálisis en la Argentina, estaba puesta en el mismo momento de su fundación".

Y, aquí surge otra vez el diván de Garma; nos recuerda el Manifiesto que cuando Enrique Pichón Riviére, uno de los fundadores se somete a la propuesta de psicoanalizarse con otro de los fundadores, el Dr. Ángel Garma, dijo: "Yo me voy a psicoanalizar con él, pero él va a tener que aprender muchas cosas de mí".

Al poco tiempo, se produjo el fin de dicha relación terapéutica, y el comienzo de una rajadura en la APA, que provocó una separación en dos grupos diferentes e irreconciliables.

Un grupo que piensa y determina, su líder: E. Pichón Riviére, sus vicisitudes, la lucha contra la represión. Y, otro grupo que crea la falsa ilusión de ser el único, su líder: A. Garma, sus vicisitudes, no pensar, reprimir, ocultar.

Y, si consideramos, que en 1976, al llegar el Dr. Miguel O. Menassa, Fundador y redactor del Primer Manifiesto del Grupo Cero a España, los periódicos escribían con errores la palabra Psicoanálisis; sin juzgar la veracidad, el oportunismo o la pretensión o el alcance del titular de prensa señalado al comenzar, podríamos hacer un sencillo juego de palabras cruzadas y decir: Sigmund Freud tumbó al mundo en el diván.

Y después, acercando la frase a nuestros días, año 2011 y coincidiendo con los 30 años de la Fundación de la Escuela de Poesía y Psicoanálisis Grupo Cero en Madrid y de su Editorial Grupo Cero, se me ocurre otro titular: Miguel Menassa: el argentino que tumbó a España en el diván.

Jaime Kozak
Psicoanalista
607955762
jaimekozak@grupocero.org
www.jaimekozak.com

LA REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE MAYOR TIRADA DEL MUNDO