POESÍA, PSICOANÁLISIS, LOCURA
Cali, Colombia, 1979
Miguel Oscar Menassa
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Viene
de Extensión Universitaria nº 125
II
Si alguien quiere hacer una pregunta para comenzar...
Para comenzar de alguna manera, recuerdo. Ayer
habíamos dicho que deberíamos,
de tener tiempo, en nuestro primer encuentro,
poder ver, sino demostrar, el psicoanálisis
como ciencia. Esto nos permitiría, habíamos
dicho, establecer como mínimo, una de
las posibles lecturas de la locura y de la poesía.
La segunda charla trataría de discrimar
el campo de la necesidad, del campo de la demanda
amorosa, del campo del deseo inconsciente. En
el campo de la necesidad es donde se daba la
psicosis, y hoy agregaría que cuando se
establece la psicosis, la dominancia es la dominancia
del campo de lo real. La neurosis se establecía
en el campo de la demanda amorosa y hoy podríamos
decir, que cuando se establece la neurosis, se
establece bajo la dominancia del campo de la
demanda amorosa. La poesía o el acontecimiento
de la poesía daba, de por sí, la
dominancia al campo de lo simbólico, al
campo del deseo, y acabo de decir que sin deseo
no hay símbolo, o viceversa. Parece que
el campo específicamente humano es el
campo del deseo.
Cuando dije que podíamos empezar hoy con
una pregunta de ustedes, es para mí eso,
una verdad, ya que ciertas preguntas que me hicieron
al terminar la conferencia de ayer, me dejaban
entrever que no había quedado claro aquello
que les había tratado de decir. Una de
las preguntas acerca de cómo era que yo,
hablaba en favor de la locura, o bien, que le
hacía una apología, o un elogio
a la locura, desde la razón. Y yo, en
ese momento contesté que no era lo que
yo había querido hacer ese día,
elogiar la locura, sino que, precisamente, había
querido elogiar el psicoanálisis. Era
el día del psicoanálisis.
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Deformación onírica de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo, 60x60 cm.
En mi casa me pareció superficial
la respuesta, en tanto me hubiera gustado contestarles
que no sé si se puede hablar de locura. No sé si
la locura es un saber. No sé dónde la
locura puede ser vista como una nosa, dentro de lo
esencial del hombre, su cordura. O bien, que el hombre
viviría permanentemente en dos mundos, en dos
dimensiones. La dimensión de su razón
y la dimensión de su locura. Me hubiera gustado
contestar -cosa que después contesté en
una reunión más íntima- acerca
de que no existen muchas diferencias psicoanalíticas
entre el delirio de un paciente que ha de ser internado
y el delirio de cualquier proyecto de vida. Que los
proyectos de vida, tenían el poder de haber
sido determinados por los poderosos, pero eso no les
quitaba, frente al psicoanálisis, condición
de delirio.
(sigue...) |