Quiero
decir que si nos metemos todos en la realidad -como
decíamos ayer- que la realidad era la metáfora
de todo lo posible, si nos metiéramos dentro
de esa realidad, está claro que la ciencia no
puede con la ideología y que la ideología
no puede con la ciencia y que tanto una como otra mirada
son miradas parciales del fenómeno de la realidad
que, vuelvo a insistir, es la metáfora de todo
lo posible.
Pero en el lugar donde ustedes y yo nos permitimos
una reducción, y decimos que el psicoanálisis
como tal, determina dentro del campo de lo posible su
objeto propio, al que denomina de una propia manera,
al que rodea de conceptos de sostén, entonces,
podremos decir que en ese lugar, el psicoanálisis
será ciencia de una ideología. Es decir
de una ideología previa a su acontecimiento, en
el mismo campo donde él acontece.
Llamamos ideología en el campo freudiano, a todos
los intentos de Freud previos a La Interpretación
de los Sueños. Sus contactos con la hipnosis,
sus contactos con la histeria, sus contactos con la neurología
o las leyes físicas de la época. Llamamos
técnica ideológica a la que Freud desarrollaba
con sus pacientes antes de La Interpretación de
los Sueños, y la llamamos ideológica porque
era una técnica que se iba modificando según
las modificaciones y las transformaciones de sus pacientes,
según las indicaciones de los pacientes. Es decir,
según las modificaciones de lo real. Y el objeto
real no es el objeto científico.
Si el momento de la producción teórica
es un momento diferente al momento de producción
técnica, tenemos que suponer en la producción
teórica una especie de salto. No un cambio de
nivel como habitualmente se dice, sino algo más
que eso. Un cambio de mundo, un cambio de registro, donde
ya no es el inconsciente de fulano de tal, no es el inconsciente
de ella o de él, sino que es El Inconsciente,
y ahora, no tiene nombre ni apellido. Mientras que el
inconsciente de fulano de tal está articulado
por las palabras, los discursos que lo formaron desde
su nacimiento, El Inconsciente está sostenido
por un conjunto de nociones que al articularse en él,
como concepto, forman la teoría del inconsciente,
que no tiene que ver ya con la mamá de nadie.
La ideología también tiene trabajo teórico,
también tiene práctica técnica,
lo que pasa es que es una práctica regulada desde
lo real. La práctica teórica precisa estar
regulada desde el aparato teórico. Es decir, si
hay un obstáculo en la realidad, cambia la técnica,
si mi discurso es ideológico. Si hay un obstáculo
en la realidad y si la técnica es científica,
cambia la teoría y no la técnica.
El psicoanálisis tiene la complejidad de que el
método asienta sobre ese sujeto, sobre un sujeto
del inconsciente, el psicoanalista. Entonces habría
un lugar donde no solamente estaría la teoría
psicoanalítica que el psicoanalista tiene en él,
que puede, también, no ser la teoría psicoanalítica,
por esas cosas del inconsciente que estamos tratando
de explicar. Si yo soy capaz de mirarla a Usted y llegar
a sentir en ciertas oportunidades de mi vida, cuando
soy un hombre grande, que Usted es mi mamá, se
da cuenta que Usted puede leer represión y en
lugar de leer represión puede leer, apelación,
y en el supuesto caso que Usted no se equivoque cuando
lee, cuando eso entre en su imaginario, puede combinarse
con lo que le corresponde o con lo que no le corresponde.
Generalmente se tiene una teoría del lenguaje
donde a la palabra siempre le sigue y muy fluidamente,
su imagen, casi como en los libros, la imagen gráficamente
representada. Es decir, cuando yo pronuncio la palabra árbol,
estoy acostumbrado a ver debajo de la palabra árbol,
un árbol. Esa no es la teoría del lenguaje
que el psicoanálisis precia tener. Esa es una
teoría del lenguaje donde lo que separa el significante
de su significado, es permeable. Cuando pronuncio la
palabra árbol, caigo en la imagen de un árbol.
La teoría del lenguaje que
utilizaría el psicoanálisis sería
una teoría tal, donde la barra que separa el
significante del significado, no es permeable. Que
debajo de cualquier palabra que pronuncie, jamás
encontraremos el significado, sino que el significado,
la significación, se va a encontrar en la unión
de significantes. Cuando yo aprendo las palabras, no
las aprendo bajo ningún tipo de regla, es decir
que para el inconsciente, metáfora de cualquier
palabra puede ser, cualquier palabra. Porque en el
lugar donde la barra que separa la palabra de lo que
la palabra significa, es permeable, es en el campo
de la conciencia. Esa barra en el inconsciente es impermeable.

Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D2578)
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Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D2577)
En la lingüística estructural
(que nace más o menos alrededor de La Interpretación
de los Sueños, unos años después,
1905-1907) donde como categoría implícita
aparece el símbolo, formado por significante
y significado y la barra es permeable. Pero esta teoría
del lenguaje no nos alcanza para explicar la Represión
en psicoanálisis, porque lo que no deja pasar
la significación entre significante y significado,
es la barra de la represión, es decir, que lo
que no permite encontrarme con lo que significa lo
que hablo, es lo real, es el espacio de lo real. Siempre
opaco, siempre diferente.
Hay algo en la palabra por sí misma,
que le da a cualquier palabra la posibilidad de sugerir
otro sentido, en tanto, no podemos con ninguna palabra
capturar el objeto que nombramos. Cuando yo digo tiza,
no puedo decir blanca, no puedo decir cortada por la
mitad, no puedo decir cónica. No puedo capturar
el objeto éste que capturo con mi mano, con
la palabra que corresponde para nombrarlo. Por lo tanto
cada vez que pronuncio una palabra, por esta característica
del lenguaje humano, soy atrapado por un plus de sentido.
No por la magia, sino por esta característica
del lenguaje humano, de no poder capturar lo que la
palabra nombra. Entonces, cada vez que nombro una palabra,
entro en el campo de la sugerencia de todo lo que tendría
que decir para capturar el objeto nombrado. Por lo
tanto, una vez pronunciada la palabra, voy a ser atrapado
en un sentido que yo no dije en mi palabra. Por eso
se dice que el inconsciente está estructurado
como un lenguaje, en tanto cada vez que él se
exprese, mostrará en su manifestación
un algo menos de lo que es. Tampoco podrá el
deseo capturar su objeto, en tanto es de lo que carece,
y los más arriesgados llegan a decir que la
captura del objeto del deseo es la muerte. Que cuando
el deseo captura su objeto, lo que captura es su propia
muerte como deseo.
Antes de entrar todavía en
el tema de hoy, me gustaría decir dos o tres
palabritas que dije ayer acerca de la palabra trabajo.
Llamamos trabajo del inconsciente al mecanismo por
el cual se transforma el deseo, como tal, para aparecer
como verdad y hacer posible su expresión, habíamos
dicho que la verdad en este caso, eran los síntomas,
los actos fallidos, los sueños, y llegamos a
mencionar a la locura, a la poesía y a las ciencias,
es decir, lo que comúnmente se llama formaciones
del inconsciente, que no son otra cosa que los efectos,
producto del trabajo inconsciente. La categoría
de trabajo, lleva implícita que el producto
ha de tener una diferencia con aquello que fue utilizado
para producirlo.
En el campo de la investigación
psicoanalítica, podríamos decir que cuando
se produce el objeto teórico, la materia prima
son los sueños y los discursos de los pacientes,
que el instrumental teórico con el cual Freud
trabajó esa materia prima fueron las ciencias
de la época, fundamentalmente las leyes de la
física y las nociones, todavía ideológicas
de sus últimos escritos. Que el producto de
ese trabajo teórico es el objeto teórico
inconsciente, que ya no es el inconsciente de ninguno
de los soñantes, ni es los instrumentos aplicados,
sino otra cosa. Objeto desde el cual, ahora no ya como
efecto producto de un trabajo, sino como instrumento,
podré trabajar la materia prima que son los
sueños o los relatos de los pacientes y producir
conocimiento y transformación en el paciente.
Cuando se psicoanaliza un sueño,
lo primero que ocurre es que las asociaciones del paciente
nos van llevando a una red, formada por recuerdos cercanos
y recuerdos lejanos. Esos recuerdos cercanos y lejanos,
pertenecen a lo que el psicoanálisis llama preconsciente.
No estaban en la conciencia pero eran posibles de ella.
En tanto que, cuando el paciente comienza a recordar,
los recuerda. Muchas son las causas que se nos aparecen
en estas asociaciones como posibles de haber producido
el sueño.
Por eso, que a este estado de la interpretación,
podemos decir que corresponde el concepto de múltiple
determinación, donde, en apariencia, todavía
hay varias causas -que acabamos de construir mediante
las asociaciones del paciente- que hubiesen podido
determinar al sueño tal cual es. La transferencia
como concepto, ocuparía el campo de lo que podríamos
llamar sobredeterminación, o lo que es más
conocido por otras ciencias, como determinación
en última instancia.
(sigue...) |