Sumario

POESÍA, PSICOANÁLISIS, LOCURA (II)
Cali, Colombia, 1979
M. O. Menassa

Poesía, Psicoanálisis,
Locura (I)
Poesía, Psicoanálisis,
Locura (II)
Poesía, Psicoanálisis,
Locura (III)
Poesía, Psicoanálisis,
Locura (IV)
 
El lenguaje son las leyes del lenguaje
La mujer hoy
El deseo como corazón del sujeto
Sobre las relaciones de pareja
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Quiero decir que si nos metemos todos en la realidad -como decíamos ayer- que la realidad era la metáfora de todo lo posible, si nos metiéramos dentro de esa realidad, está claro que la ciencia no puede con la ideología y que la ideología no puede con la ciencia y que tanto una como otra mirada son miradas parciales del fenómeno de la realidad que, vuelvo a insistir, es la metáfora de todo lo posible.

Pero en el lugar donde ustedes y yo nos permitimos una reducción, y decimos que el psicoanálisis como tal, determina dentro del campo de lo posible su objeto propio, al que denomina de una propia manera, al que rodea de conceptos de sostén, entonces, podremos decir que en ese lugar, el psicoanálisis será ciencia de una ideología. Es decir de una ideología previa a su acontecimiento, en el mismo campo donde él acontece.

Llamamos ideología en el campo freudiano, a todos los intentos de Freud previos a La Interpretación de los Sueños. Sus contactos con la hipnosis, sus contactos con la histeria, sus contactos con la neurología o las leyes físicas de la época. Llamamos técnica ideológica a la que Freud desarrollaba con sus pacientes antes de La Interpretación de los Sueños, y la llamamos ideológica porque era una técnica que se iba modificando según las modificaciones y las transformaciones de sus pacientes, según las indicaciones de los pacientes. Es decir, según las modificaciones de lo real. Y el objeto real no es el objeto científico.

Si el momento de la producción teórica es un momento diferente al momento de producción técnica, tenemos que suponer en la producción teórica una especie de salto. No un cambio de nivel como habitualmente se dice, sino algo más que eso. Un cambio de mundo, un cambio de registro, donde ya no es el inconsciente de fulano de tal, no es el inconsciente de ella o de él, sino que es El Inconsciente, y ahora, no tiene nombre ni apellido. Mientras que el inconsciente de fulano de tal está articulado por las palabras, los discursos que lo formaron desde su nacimiento, El Inconsciente está sostenido por un conjunto de nociones que al articularse en él, como concepto, forman la teoría del inconsciente, que no tiene que ver ya con la mamá de nadie.

La ideología también tiene trabajo teórico, también tiene práctica técnica, lo que pasa es que es una práctica regulada desde lo real. La práctica teórica precisa estar regulada desde el aparato teórico. Es decir, si hay un obstáculo en la realidad, cambia la técnica, si mi discurso es ideológico. Si hay un obstáculo en la realidad y si la técnica es científica, cambia la teoría y no la técnica.

El psicoanálisis tiene la complejidad de que el método asienta sobre ese sujeto, sobre un sujeto del inconsciente, el psicoanalista. Entonces habría un lugar donde no solamente estaría la teoría psicoanalítica que el psicoanalista tiene en él, que puede, también, no ser la teoría psicoanalítica, por esas cosas del inconsciente que estamos tratando de explicar. Si yo soy capaz de mirarla a Usted y llegar a sentir en ciertas oportunidades de mi vida, cuando soy un hombre grande, que Usted es mi mamá, se da cuenta que Usted puede leer represión y en lugar de leer represión puede leer, apelación, y en el supuesto caso que Usted no se equivoque cuando lee, cuando eso entre en su imaginario, puede combinarse con lo que le corresponde o con lo que no le corresponde.

Generalmente se tiene una teoría del lenguaje donde a la palabra siempre le sigue y muy fluidamente, su imagen, casi como en los libros, la imagen gráficamente representada. Es decir, cuando yo pronuncio la palabra árbol, estoy acostumbrado a ver debajo de la palabra árbol, un árbol. Esa no es la teoría del lenguaje que el psicoanálisis precia tener. Esa es una teoría del lenguaje donde lo que separa el significante de su significado, es permeable. Cuando pronuncio la palabra árbol, caigo en la imagen de un árbol.

La teoría del lenguaje que utilizaría el psicoanálisis sería una teoría tal, donde la barra que separa el significante del significado, no es permeable. Que debajo de cualquier palabra que pronuncie, jamás encontraremos el significado, sino que el significado, la significación, se va a encontrar en la unión de significantes. Cuando yo aprendo las palabras, no las aprendo bajo ningún tipo de regla, es decir que para el inconsciente, metáfora de cualquier palabra puede ser, cualquier palabra. Porque en el lugar donde la barra que separa la palabra de lo que la palabra significa, es permeable, es en el campo de la conciencia. Esa barra en el inconsciente es impermeable.


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D2578)


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D2577)

En la lingüística estructural (que nace más o menos alrededor de La Interpretación de los Sueños, unos años después, 1905-1907) donde como categoría implícita aparece el símbolo, formado por significante y significado y la barra es permeable. Pero esta teoría del lenguaje no nos alcanza para explicar la Represión en psicoanálisis, porque lo que no deja pasar la significación entre significante y significado, es la barra de la represión, es decir, que lo que no permite encontrarme con lo que significa lo que hablo, es lo real, es el espacio de lo real. Siempre opaco, siempre diferente.

Hay algo en la palabra por sí misma, que le da a cualquier palabra la posibilidad de sugerir otro sentido, en tanto, no podemos con ninguna palabra capturar el objeto que nombramos. Cuando yo digo tiza, no puedo decir blanca, no puedo decir cortada por la mitad, no puedo decir cónica. No puedo capturar el objeto éste que capturo con mi mano, con la palabra que corresponde para nombrarlo. Por lo tanto cada vez que pronuncio una palabra, por esta característica del lenguaje humano, soy atrapado por un plus de sentido. No por la magia, sino por esta característica del lenguaje humano, de no poder capturar lo que la palabra nombra. Entonces, cada vez que nombro una palabra, entro en el campo de la sugerencia de todo lo que tendría que decir para capturar el objeto nombrado. Por lo tanto, una vez pronunciada la palabra, voy a ser atrapado en un sentido que yo no dije en mi palabra. Por eso se dice que el inconsciente está estructurado como un lenguaje, en tanto cada vez que él se exprese, mostrará en su manifestación un algo menos de lo que es. Tampoco podrá el deseo capturar su objeto, en tanto es de lo que carece, y los más arriesgados llegan a decir que la captura del objeto del deseo es la muerte. Que cuando el deseo captura su objeto, lo que captura es su propia muerte como deseo.

Antes de entrar todavía en el tema de hoy, me gustaría decir dos o tres palabritas que dije ayer acerca de la palabra trabajo. Llamamos trabajo del inconsciente al mecanismo por el cual se transforma el deseo, como tal, para aparecer como verdad y hacer posible su expresión, habíamos dicho que la verdad en este caso, eran los síntomas, los actos fallidos, los sueños, y llegamos a mencionar a la locura, a la poesía y a las ciencias, es decir, lo que comúnmente se llama formaciones del inconsciente, que no son otra cosa que los efectos, producto del trabajo inconsciente. La categoría de trabajo, lleva implícita que el producto ha de tener una diferencia con aquello que fue utilizado para producirlo.

En el campo de la investigación psicoanalítica, podríamos decir que cuando se produce el objeto teórico, la materia prima son los sueños y los discursos de los pacientes, que el instrumental teórico con el cual Freud trabajó esa materia prima fueron las ciencias de la época, fundamentalmente las leyes de la física y las nociones, todavía ideológicas de sus últimos escritos. Que el producto de ese trabajo teórico es el objeto teórico inconsciente, que ya no es el inconsciente de ninguno de los soñantes, ni es los instrumentos aplicados, sino otra cosa. Objeto desde el cual, ahora no ya como efecto producto de un trabajo, sino como instrumento, podré trabajar la materia prima que son los sueños o los relatos de los pacientes y producir conocimiento y transformación en el paciente.

Cuando se psicoanaliza un sueño, lo primero que ocurre es que las asociaciones del paciente nos van llevando a una red, formada por recuerdos cercanos y recuerdos lejanos. Esos recuerdos cercanos y lejanos, pertenecen a lo que el psicoanálisis llama preconsciente. No estaban en la conciencia pero eran posibles de ella. En tanto que, cuando el paciente comienza a recordar, los recuerda. Muchas son las causas que se nos aparecen en estas asociaciones como posibles de haber producido el sueño.

Por eso, que a este estado de la interpretación, podemos decir que corresponde el concepto de múltiple determinación, donde, en apariencia, todavía hay varias causas -que acabamos de construir mediante las asociaciones del paciente- que hubiesen podido determinar al sueño tal cual es. La transferencia como concepto, ocuparía el campo de lo que podríamos llamar sobredeterminación, o lo que es más conocido por otras ciencias, como determinación en última instancia.

(sigue...)

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