Sumario

MIGUEL MENASSA
14 de marzo de 1984

Aportaciones a la psicología de la vida amorosa (I)
Aportaciones a la psicología de la vida amorosa (II)
Aportaciones a la psicología de la vida amorosa (III)
Medicina Psicosomática
Breve historia de la medicina
Medicina histórica
Medicina griega
Medicina hipocrática
Periodismo de investigación
De nuestros antecedentes: Los nervios y la profesión liberal
Miguel O. Menassa
Sobre las relaciones de pareja
Sigmund Freud
Inhibición, Síntoma y Angustia (1925-6) (II)
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MEDICINA PSICOSOMÁTICA

BREVE HISTORIA DE LA MEDICINA

Viene de Extensión Universitaria nº 131

MEDICINA HISTÓRICA

La historia de la medicina propiamente dicha, desde que hay escritura de la época sobre la misma, nace con la Medicina Mesopotámica, 2.000 a.C., donde la clase médica era ilustrada y literaria y su aprendizaje al lado del maestro se completaba con la lectura y la escritura de tabletas que trataban de su profesión. El ejercicio médico estaba guiado por la ley del talión, de tal manera que si el médico abría un absceso ocular y se conservaba el ojo del enfermo, recibía diez siclos de plata, sólo cinco si el enfermo era esclavo liberto y dos si era esclavo. Si en la operación moría el enfermo o se perdía el ojo se amputaba al médico las manos, y si era un esclavo el que moría, se entregaba otro a cambio.

Con la Medicina Egipcia se hicieron progresos quirúrgicos, se practicó la técnica del embalsamamiento, se implantaron medidas de higiene, como la limpieza del cuerpo y de la ropa, se fue haciendo una transición entre una medicina mágica y una medicina empírica (observaciones causales llevaron a la utilización de ciertas hierbas, o ciertas maniobras hemostásicas, como por ejemplo torniquetes para parar la hemorragia...).

MEDICINA GRIEGA

La Medicina Griega se suele dividir en un periodo prehipocrático que incluye la Medicina Homérica, la Medicina Teúrgica y las Escuelas Prehipocráticas y un periodo hipocrático. Comienza en torno al 1.400 a.C.

Se llama Medicina Homérica a los aspectos quirúrgicos y médicos de los poemas épicos de Homero, la Iliada y la Odisea. Se mencionan por primera vez en los escritos de Homero algunas palabras que indican la función fisiológica del cuerpo humano, como la propia función o naturaleza de las cosas: Physis, el aliento vital: psykhé, el sentimiento de las cosas: timos, el sueño: hypnos, los sueños: oneiroi, de las cuales procede la actual terminología psicológica.

La Medicina Teúrgica griega se basaba en las creencias mitológicas. El centro de esta medicina estaba constituída por los templos de Asclepio. Los sacerdotes que regían el templo recibían al enfermo con un relato de las curaciones principales allí conseguidas, el enfermo realizaba la ofrenda y el sacrificio a Asclepio y pasaba por un ritual de abstinencia, baños, masajes, unciones y ejercicios gimnásticos (son los balnearios de hoy día en 1.400 a.C.), esto le preparaba para el descanso de la noche. Al llegar ésta dormía en el abatón (patio) del templo, cerca de la estatua de Asclepio y pasaba por el incubatio, sueño en el que se lñe aparecía el Asclepiades que le recomendaba el remedio para su mal. Al obtener la curación, era costumbre que el enfermo dedicara un anatema representado en metal o en cera del órgano afectado y dejara además una tablilla votiva describiendo su caso.

Escuelas Prehipocráticas: La doctrina de los cuatro elementos, postulada por Empédocles, fue elaborada por Platón y Aristóteles y también tuvo gran influencia en la medicina. Sirvió de base a las doctrinas que explicarían durante siglos el mecanismo de la enfermedad y las pautas para su tratamiento. Gracias a las leyes de analogía y polaridad, correspondientes a los cuatro elementos: tierra, aire, fuego y agua, se describían cuatro cualidades o temperamentos: seco, húmedo, frío y caliente. Esto se aplicó por analogía a los cuatro humores: surgió el esquema humoral básico de que la sangre era caliente y húmeda, la flema fría y húmeda, la bilis amarilla caliente y seca, la bilis negra fría y seca.

La concepción del estado de salud partía del equilibrio entre los humores. Finalmente, el esquema humoral señaló las normas racionales para tratar la enfermedad. Las drogas utilizadas para cada enfermedad también se clasificaron en secas, húmedas frías y calientes. Se empleó la sangría para eliminar el excesivo humor pecante, así como los purgantes, con el mismo fin.

MEDICINA HIPOCRÁTICA

La Medicina Hipocrática representa un paso en el conocimiento con respecto a todos sus predecesores y contemporáneos y dio una orientación decisiva separando a la medicina de la práctica mágica, religiosa y empírica (basada en la observación de los fenómenos y en el método de ensayo y error, más ocupada en las aplicaciones prácticas que en la teorización médica) y de la filosofía, estableciéndola como un conocimiento técnico. La Medicina Hipocrática constituye el origen de una concepción científica de la medicina universal. Surge en el siglo V a.C.

Hipócrates nos enseña que no hay enfermedades, pero tampoco nos sirve la frase tan extendida actualmente de que no hay enfermedades sino enfermos, se trata de procesos de enfermar. Las enfermedades como tales son entidades nosológicas teóricas.

Sus bases descansaban en una observación meticulosa del hombre y su medio, un razonamiento que trataba de explicar los efectos por sus causas y la apreciación de fenómenos similares y opuestos (analogía y polaridad), lo que dio a la medicina una base racional.

Hipócrates ser sirvió de sus sentidos y su razón como los únicos instrumentos diagnósticos, inició la práctica clínica junto al lecho (Clina) del enfermo y repitió una y otra vez las observaciones hasta conocer los signos distintivos de cada síndrome. Hipócrates ha sido llamado padre de la medicina y el mejor de los médicos.

Fue contemporáneo de Sófocles y Eurípides, conocidos por sus tragedias, Aristófanes, por sus comedias, y de Sócrates y Platón, entre otros.

Se han atribuido a Hipócrates 53 libros, escritos entre finales del siglo V y principio del IV a.C., parecen, más que la obra de un autor, el trabajo de una escuela médica en diferentes épocas. La colección de sus obras se conoce como el corpus Hipocraticum.

En uno de los libros, titulado Epidemias, describe varias enfermedades epidémicas con sus complicaciones, y ofrece una serie de 42 historias clínicas, de las cuales 25 fueron fatales. Hipócrates las relató con ejemplar honestidad para que otros señalaran las causas de su fracaso y aprendieran de sus datos. En una época donde se tendía a historizar las grandes hazañas, llevando las descripciones al límite de lo heroico, el primer paso hacia una concepción científica tenía que pasar por describir tanto los éxitos como los fracasos terapéuticos.

Los aforismos hipocráticos están agrupados en ocho libros, han sido recordados como la síntesis de la experiencia clínica de Hipócrates. Hemos elegido uno que señala la importancia de factores dependientes del enfermo en la evolución de la enfermedad: “La vida es breve, el arte largo, la ocasión es fugaz, la experiencia falaz y el juicio difícil. No basta que el médico haga por su parte lo que debe hacer, si por la suya no concurren al mismo objeto el enfermo, los asistentes y demás circunstancias externas”.

Su tratado sobre una enfermedad sagrada, la epilepsia, es el que se señala como el de mejor calidad clínica. Allí rechaza el origen divino de la epilepsia, indica su carácter hereditario, asegura que su causa está en el cerebro y hace una relación precisa de sus síntomas y evolución en jóvenes y adultos.

Agrupa como frenitis las enfermedades nerviosas con delirio, que explica por alteraciones de la flema en el cerebro y además menciona la melancolía, la hipocondría, el letargo y la apoplejía. En los escritos hipocráticos las manifestaciones nerviosas de la histeria se explican por desplazamientos del útero (hystera).

En general, se puede decir que Hipócrates recogió en sus escritos la doctrina de los filósofos presocráticos y mantuvo que todas las cosas tienen una Physis o naturaleza propia, universal en su distribución, pero particular para cada ser, en especial para cada hombre. De esta Physis o Naturaleza surge el estado de armonía o salud. La enfermedad es un desorden de la Physis. Ésta puede ser alterada por obra del hombre, de ahí que Hpócrates considerara que la función primordial del médico era conocer técnicamente la naturaleza de los enfermos y mediante el dominio del arte ayudarla a que restablezca su armonía. Para ello habría de utilizar los sentidos, razonar con inteligencia sobre los hechos observados y emplear con destreza los recursos terapéuticos.

Un clínico en 1768, Guindant, escribía: Administrado demasiado pronto, con una intención polémica, el remedio contradice y enreda la esencia de la enfermedad, le impide acceder a su verdadera naturaleza, y al hacerla irregular la hace intratable. En el periodo de invasión el médico debe únicamente retener su aliento, porque los comienzos de la enfermedad están hechos para conocer su clase, su género, su especie, cuando los síntomas aumentan y toman amplitud, basta disminuir su violencia y la de los dolores, en el periodo de establecimiento es preciso seguir paso a paso los caminos que toma la naturaleza, reforzarla si es demasiado débil, pero disminuirla si se aplica demasiado vigorosamente a destruir lo que la incomoda.

Hipócrates fue el que pensó por primera vez el tiempo del proceso de enfermar, oponiéndose a las teorías por entonces vigentes, más intervencionistas. Aún hoy día persiste en muchos casos la disensión entre una corriente médica más intervencionista y otra más expectante.


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D2707)

En cuanto al tratamiento de las enfermedades, Hipócrates siempre insistió que la curación es obra de la Naturaleza (Physis), pues ella encuentra la vía curativa a seguir sin necesidad de maestro. La función primordial del médico es conocer su modo de acción para ayudarla y no interferir en sus mecanismos, procurando que el enfermo contribuya a la acción curativa de su propia Physis. El tratamiento debe ser deductivo, observando los hechos presentes de la enfermedad y obrando de un modo semejante a como actúa la naturaleza.

Surgieron así los princpios terapéuticos de inducir en el enfermo reacciones de analogía con los síntomas que produce la enfermedad, en el que se funda la hopeopatía. Junto a esta concepción terapéutica por analogía existe otra de polaridad frente al agente causal del desarreglo humoral: lo cálido ha de curarse con lo frío, lo seco con lo húmedo, así en todos los textos se ve la recomendación de tratar la plétora con las evacuaciones y las excesivas evacuaciones con la plenitud, fundamento de la alopatía. Homeopatía, o tratamiento por lo igual, y alopatía o tratamiento por lo diferente, por lo contrario.

La terapéutica hipocrática trató siempre de favorecer sin perjudicar, siguiendo la premisa hipocrática de primun non nocere, e iba dirigida a todo el cuerpo enfermo y no a sus partes. Aparece la idea de evitar en lo posible la iatrogenia, curiosamente la palabra griega pharmakon tiene la doble acepción de medicamento y veneno, quizá indicando que los efectos beneficiosos del medicamento pueden acompañarse de efectos secundarios, y en todo caso, justifica la frase argüida por algunos pacientes para no tomarse la medicación: “Los medicamentos son veneno”, y es muy probable que esta idea sea responsable de la aparición de un número no despreciable de efectos secundarios.

Los fármacos enumerados en los escritos hipocráticos son más de 300, en su mayoría de origen vegetal y con propiedades de ser evacuantes de los humores. Era frecuente el uso de ventosas de vidrio y metal para derivar los humores, con igual fin se recurría a la sangría, aunque Hipócrates la recomendó menos que la Escuela de Knidos.

Hipócrates también habla del alma o Psykhe, como lo hacían los filósofos de su época, el alma para Hipócrates era parte consustancial del cuerpo. La función de las distintas partes del cuerpo se debía a la actividad de los humores. Los cuatro humores de la Escuela de Kos fueron: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra. La sangre procedía del corazón, la flema del cerebro, la bilis amarilla del hígado y la bilis negra del bazo. Estos mismos humores sirvieron a Hipócrates para describir los tipos fisiológicos constitucionales, según el dominio de uno de los temperamentos: el sanguíneo o apasionado, el flemático o frío, el bilioso o irascible y el melancólico, que aún hoy día están vigentes.

Hipócrates señala como causas etiológicas: los alimentos, el aire, el agua, los excesos en el ejercicio y en el reposo, los agentes traumáticos, los parásitos y las emociones violentas.

Otro texto clave de Hipócrates es Pronósticos. Hipócrates introdujo el documento de la historia clínica que presentaba el cuadro clínico reseñando especialmente los factores pronósticos. Los signos pronósticos estaban estrechamente relacionados con los diagnósticos, cuya observación repetida permite emitir un juicio, de ahí que Hipócrates afirmara que no predecía, como los adivinos, el futuro del enfermo sino que se limitaba a describir los signos por los cuales se podía hacer la conjetura de qué enfermos sanarían y cuáles morirían. Pronóstico es juicio previo. Los más conocidos signos de gravedad descritos por Hipócrates son los que conforman la facies hipocrática: la nariz afilada, los ojos hundidos, las orejas frías, el color de la faz lívido. Hipócrates indicó en este tratado que el médico sería más estimado cuanto mejor pudiera predecir el pronóstico de la enfermedad, anunciando quiénes vivirán y los que habrán de morir. En sus tratados de enfermedades y epidemias Hipócrates diferenció las enfermedades internas de los síndromes quirúrgicos de origen traumático, y en aquellas distinguió las agudas de las de evolución crónica, considerando a estas últimas las de mayor gravedad y más difícil pronóstico.

Se dice de Hipócrates que introdujo la ética en la profesión médica. El Juramento Hipocrático presenta importantes aspectos al respecto, esta ética regula las relaciones del alumno con su maestro, lo inserta en una cadena de transmisión, en tanto tiene la obligación de formar a otros médicos, e indica ciertas actitudes médicas hacia el enfermo, como el secreto profesional.

Juramento Hipocrático:

“Juro por Apolo, médico, por Asclepio, por Higea y Panacea, por todos los dioses y todas las diosas a cuyo testamento apelo que yo con todas mis fuerzas y con pleno conocimiento, cumpliré enteramente mi juramento: que respetaré a mi maestro en este arte como a mis progenitores, que compartiré con él mi sustento y le daré todo aquello de que tuviese necesidad, que consideraré a sus descendientes como a mis hermanos y que a mi vez les enseñaré sin compensación y sin condiciones ese arte; que dejaré participar en las doctrinas e instrucciones de toda la disciplina, en primer lugar a mis hijos, luego a los hijos de mi maestro y luego a aquellos que con escrituras y juramentos se declaren escolares míos, y a ninguno más fuera de éstos. Por lo que respecta a la curación de los enfermos, ordenaré la dieta según mi mejor juicio y mantendré alejado de ellos todo daño y todo inconveniente. No me dejaré inducir por las súplicas de nadie, sea quien fuere, a propinar un veneno o a dar mi consejo en semejante contingencia y cuando entre en una casa entraré solamente para el bien de los enfermos y no cometeré ninguna acción injusta y no me mancharé por voluptuosidad con contacto de mujeres ni de hombres, de libertos o de esclavos. Todo lo que haya visto y oído en la cura o fuera de ella en la vida común, lo callaré y conservaré siempre como secreto. Si mantengo perfecta e intacta fe a este juramento, que me sea concedida una vida afortunada y la futura felicidad en el ejercicio del arte, de modo que mi fama sea alabada en todos los tiempos, pero si faltara al juramento o lo hubiera jurado en falso, que ocurra lo contrario.

(Continuará)

Pilar Rojas Martínez
Psicoanalista
Médico Especialista
en Reumatología y
en Medicina Familiar
y Comunitaria
696 194 259
pilar.rojas@wanadoo.es
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Alejandra Menassa de Lucia
Psicoanalista
Médico Especialista en Medicina Interna
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