Sumario
Por Amelia Díez Cuesta
Por Norma Menassa
Por Alejandra Menassa
Medicina Psicosomática
Breve historia de la medicina
 
El cuidado de los enfermos
Periodismo de investigación
De nuestros antecedentes: La re-evolución freudiana
Miguel O. Menassa
Sobre las relaciones de pareja
Sigmund Freud
Inhibición, Síntoma y Angustia (1925-6) (IV)
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EL CUIDADO DE LOS ENFERMOS

Atender a un enfermo requiere una preparación cualificada y, cuando se precisa la presencia de un familiar en el tratamiento de ciertas enfermedades invalidantes, recae en el "acompañante-auxiliar" una función que puede dañar la singular relación de parentesco. Es un hecho que la asistencia prolongada (meses o años) en cualquier afección cuyo desenlace no conlleva mejoría alguna, puede socavar el particular vínculo entre el asistido y el asistente.

Y más allá de la complejidad de cada caso y la política sanitaria que asesora a los familiares poniendo los medios posibles a su alcance, además de todo el apoyo de amigos, sabemos que la implicación de algunos familiares en el cuidado personal del enfermo, repercute sobre el estado anímico del "enfermero".

La persona cuyo pensamiento se haya absorbido, durante largos periodos de tiempo, por los mil y un cuidados que impone esta tarea terapéutica, se habitúa en primer lugar a "reprimir" todas las manifestaciones de su propia emoción, y además aparta la atención de todas sus impresiones personales, alegando falta de tiempo y energía para lo más cotidiano.

De este modo "almacena el enfermero" una multitud de impresiones susceptibles de afecto, apenas percibido por su razón, pero sí por el corazón inconsciente y sistema de defensa del cuidador. Se crea así un caldo de cultivo (emociones censuradas, sentimientos parentizados y conversaciones reprimidas) que sin la elaboración adecuada por vía psíquica, pueden alcanzar una resolución somática o rebosamiento psíquico, afectándose en ambas circunstancias tanto la salud física como la psíquica del cuidador.

Si el enfermo sana, queda todo este material desvalorizado; pero si muere puede sobrevenir un periodo de tristeza y duelo, durante el cual sólo aquello que se relaciona con el desaparecido posee un valor para el superviviente. Entonces llega la hora de las impresiones retenidas, que esperan una derivación, y después de un intervalo de agotamiento puede surgir en el familiar, que atendió a pie de cama al enfermo, una dolencia o sensación de bienestar injusto.

Bien cierto es que ninguna de estas afecciones presenta, una relación casual ni causal, con la dolencia del ser querido. Pudiéndose afirmar que situaciones similares o en aquellos casos que fueron atendidos por varios familiares turnándose en la función, puede alguno de ellos ser más susceptible que otro, presentando una tolerancia diferente al dolor, la angustia y la culpa como límites del cuerpo y la mente que son.

Ya la medicina antigua procuraba lugares y acompañantes para los enfermos que se han ido perfeccionando, así como los medios empleados en la terapéutica, pero no es hasta principios del siglo XX cuando el psicoanálisis descubre la relación del sujeto con aquello que le sucede. En todo sufrimiento y en cada placer el sujeto está implicado, se dice que el dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional.

Otro ejemplo encontramos en el sentimiento de culpa inconsciente (diferente de la culpa consciente o remordimiento) como ambivalencia afectiva de amor y odio en el proceso civilizador de todo Complejo de Edipo.

Culpa inconsciente que se caracteriza por la necesidad de castigo (inconsciente) que pide el implicado para amortiguar los malos pensamientos y deseos de muerte que pueden acompañar a los familiares que atienden a enfermos durante años.

Y no hay acuerdo posible universal sobre lo familiar, no hay concordancia, no existe armonía entre dicho y hecho, no hay media naranja, de ahí la infinidad de dioses que se construyó la humanidad y la imposible relación simétrica de cada amante con lo amado.

Carlos Fernández
Psicoanalista
676 24 28 44
www.carlosfernandezdelganso.com

PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN


De nuestros antecedentes:
LA RE-EVOLUCIÓN FREUDIANA

En el siglo 20, a Sigmund Freud, le han atribuido más de una revolución científica y cultural. Y, también, algo muy destacable: generó una nueva actividad profesional. Una cuestión muy importante en la calidad de vida de las personas, que significó el despliegue de una posibilidad terapéutica.

El punto de inflexión en el desarrollo de la psicoterapia en Europa central, fue la guerra mundial; momento en que los psiquiatras fueron llamados a combatir las neurosis de guerra, y posteriormente, en los años de crisis económica, comenzaron a centrarse en la práctica privada. Recordemos que ningún estado subvenciona la felicidad, ni el desarrollo personal; se trata de una decisión fundamental del sujeto.

Características como la intimidad que permite la relación analítica, el descentramiento del analista y su abstención ante las demandas puntuales del paciente y de su familia, eran elementos que aconsejaban la experiencia en un ambiente apropiado, como el despacho de un psicoanalista.

Las muchas dolencias somáticas y psíquicas, que la clínica médica no sabía o no podía tratar, encontraban una alternativa en la derivación al tratamiento psicoanalítico.

Otra cuestión diferencial y de principio, es que el candidato a psicoanalista, practica dos modos: sobre otros y sobre sí mismo. Cuando se aísla la práctica técnica de esos dos soportes, es decir, el soporte teórico y el psicoanálisis personal; encontramos los desvíos de la práctica y los riesgos que conllevan: se fijan los conceptos; se dogmatizan las articulaciones, de modo que el fundamento deja de ser la teoría psicoanalítica, para ceder el lugar a los modelos ideológicos del Estado, que son los que rigen la producción del sentido, también, en las corporaciones psicoanalíticas. Así es como el deseo inconsciente pierde consistencia, quiere decir: no existe al quedar descartada la articulación teórica que lo produce y la interpretación, dejan de ser psicoanalítica ya que recae sobre el quehacer del sujeto, olvidando la sobredeterminación inconsciente que como el efecto del trabajo inconsciente, el sujeto padece.

En cuanto a la manera en que creció la influencia del psicoanálisis; Freud optó desde los días de su amistad con Fliess, por un modelo de las asociaciones médicas profesionales. Sus encuentros para consolidar el movimiento eran los "congresos"; mientras que las reuniones de los miércoles con sus colegas y candidatos en su casa en Viena, eran nombrado como una "sociedad de psicología". En pocos años, las asociaciones locales organizaron congresos internacionales, fundaron la Asociación Internacional y editaron revistas especializadas. La aparición de los institutos de formación en la década de 1920, fue el paso inicial y significativo para consolidar su autonomía como profesión liberal. El movimiento psicoanalítico, se constituía dentro del modelo de las asociaciones científicas, como lo eran las de especialidades médicas, pero con un sistema propio de formación bajo su control. Sin embargo, la segregación de la medicina oficial, limitaba la legítima ambición de conseguir un estatus jurídico a las titulaciones otorgadas por las asociaciones.

La implantación del psicoanálisis, fue más acelerada en los Estados Unidos que en Europa, ya que existía un movimiento a favor de la psicoterapia médica. La enseñanza de la medicina en ese país, se había renovado por las reformas impulsadas en la segunda década de ese siglo, al incorporar la psicoterapia proveniente del psicoanálisis, cuando muchos médicos y educadores viajaron a estudiar a Alemania. De modo que con esos modernos medios, la psiquiatría tenía algo importante para ofrecer a la clínica médica, en un clima menos sujeto a los debates entre "materialistas" y "humanistas".

En los mismos años en que Freud y el psicoanálisis ganaban un lugar importante en Viena; por otro lado, adquirían notoriedad los tratamientos químicos de la enfermedad mental con la malarioterapia y el shock insulínico para tratar la esquizofrenia.

La psiquiatría francesa era más renuente a aceptar la psicoterapia y el psicoanálisis. La moda psicoanalítica en el campo literario y cultural de la posguerra, tuvo efectos contrarios en Francia, ya que la psiquiatría, a la búsqueda de prestigio científico, no deseaba mezclarse con el movimiento surrealista. Francia saldría de ese retraso relativo recién en los años 60.
La medicina como profesión liberal en avance, se había abocado a la creación de una psiquiatría científica, que a su vez le permitió ampliar su área de intervención al tratamiento de las neurosis, ya que buscaba, por una parte "fundamentos" científicos; y por otro lado, el desarrollo de un mercado profesional.

La psicoterapia y el psicoanálisis, representaban opciones posibles que en algunos países se integraban como prácticas alternativas, mientras que en otras geografías tuvieron un desarrollo paralelo, a veces, convergente y otras no tanto, con la psiquiatría.

Jaime Kozak
Psicoanalista
607 955 762
jaimekozak@grupocero.org
www.jaimekozak.com


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D2763)

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