Sumario
Siete conferencias de psicoanálisis en La Habana, Cuba (I)
Siete conferencias de psicoanálisis en La Habana, Cuba (II)
 
Medicina Psicosomática (I)
Medicina Psicosomática (II)
Miguel Oscar Menassa
Sobre las relaciones de pareja (I)
Sobre las relaciones de pareja (II)
Agenda
Poesía y Flamenco: Todos los domingos
Descargar nº 142
en PDF

2. El cuerpo, también es una producción, no está dado.

Lacan nos va a decir en Psicoanálisis y Medicina que habría dos cuestiones fundamentales que el psicoanálisis podría aportar a la medicina en lo que se refiere a una producción de salud, nunca a una restitución, ya que no se trata de reconstruir un estado anterior, sino de producir uno nuevo. Estas dos cuestiones que el psicoanálisis puede aportar a la medicina son, por un lado la discordancia de la demanda del paciente y el deseo, y por otro el goce del cuerpo.

Ese cuerpo que la medicina fotografía, radiografía, calibra, diagrama... ese cuerpo no se caracteriza únicamente por la dimensión de la extensión (para atenernos a la dicotomía cartesiana de res cogitans, res extensa) sino que un cuerpo es algo que está hecho para gozar, gozar de sí mismo (res gozante). La dimensión del goce está excluida completamente de la relación epistemo-somática que plantea la medicina, pues la ciencia no es incapaz de saber qué puede, pero es incapaz, igual que el sujeto que engendra, de saber qué quiere (no da cuenta del deseo del sujeto que la habita). Este goce del cuerpo no debe confundirse con el placer.

El placer sería la menor excitación, lo que hace desaparecer la tensión, por lo tanto, el placer es aquello que nos detiene en un punto de alejamiento, de distancia muy respetuosa del goce. Pues lo que aquí llamamos goce en el sentido en que el cuerpo se experimenta, es siempre del orden de la tensión, del forzamiento, del gasto, incluso de la hazaña. Incontestablemente hay goce en ese nivel donde comienza a aparecer el dolor. Miguel Oscar Menassa nos lo dice así: “Había sido generado para el goce y gocé. Gocé con mis primeras relaciones amorosas y gocé con mis primeros versos. A partir de ese momento, ya nada tiene arreglo en mi vida y mi salud ya no es espléndida, porque si bien no padezco de ninguna enfermedad, me acosan todas las enfermedades, desde que escribo, desde que hago el amor, mil demonios de dudas me persiguen, porque la muerte en aquel goce hubo de haber realizado su primera movida”. Es decir, que el goce humano es el goce de un sujeto mortal, y mortal no quiere decir que vaya a morir, sino que mortal quiere decir que sabe que va a morir. Su goce es un goce con Ley, un goce interdicto.

Cuando el enfermo es remitido al médico, o cuando lo aborda, espera del médico la curación, coloca al médido ante la prueba de sacarlo de su condición de enfermo. La mayoría de los textos de medicina plantean en estos términos la relación médico-paciente. Pero al pensar esto no tenemos en cuenta que el enfermo generalmente está atado a la idea de conservar su enfermedad. Viene a veces a demandarnos que lo autentifiquemos como enfermo y en muchos otros casos viene, de manera más manifiesta, a que lo traten de modo que le permitan seguir siendo un enfermo bien instalado en su enfermedad. Entre demanda y deseo siempre hay una falla, cuando alguien nos pide algo, esto no es para nada idéntico, y a veces es diametralmente opuesto, a aquello que desea.

Todo médico es capaz de darse cuenta de que el paciente, más allá de toda apariencia, puede no querer curarse. Intuición, todavía ideológica, con desconocimiento de la teoría que la sustenta. Lo puede intuir porque el psicoanálisis ha sido producido como ciencia, lo que permite distinguir demanda de deseo.

Hay pacientes que sufren, por ejemplo, múltiples dolores musculares que les resultan intolerables. Después de recorrer numerosos especialistas y ensayar diversos tratamientos, todos ineficaces, uno de estos médicos concluye que el paciente no quiere curarse. Aparentemente el paciente quería curarse y eso era lo que demandaba a los múltiples especialistas que visitó, pero su deseo era otro que su demanda. El médico se limita a comunicarle al paciente su hallazgo: a usted lo que le pasa es que no quiere curarse. Para sorpresa del médico el paciente se revela contra esta apreciación, señalándole que lo único que desea en el mundo es curarse.


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D3047)

 


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D3065)

El diagnóstico de enfermedad psicosomática puede producir una enorme ansiedad al profesional, porque ante la comunicación al paciente de la ausencia de patología orgánica siendo su enfermedad consecuencia de la somatización de ciertas cuestiones psíquicas, el paciente podría decir ante ese diagnóstico ¿y ahora qué? y el médico no sabría qué responder. Sólo si pensamos al enfermo como un sujeto con procesos inconscientes podemos escucharlo más allá de lo que manifiesta. No se trata de concienciar a nadie. Cada proceso tiene su tiempo lógico, no se puede hacer en una hora lo que sólo sabemos cuando comienza, cada sujeto tiene su paso.

Desde la producción del concepto de inconsciente en la obra de Freud, producción de concepto que se sitúa en La interpretación de los sueños, la conciencia pierde su hegemonía, pierde su lugar central. Lo psíquico toma otra dimensión. Previamente a la producción del concepto de inconsciente freudiano, psíquico y consciente eran la misma cosa.

Es con esta concepción de psíquico como una compleja articulación, donde la conciencia deja de ser el centro para ser un especial aparato perceptual, y el inconsciente no sólo la sobredetermina, sino que la genera, que tenemos que leer el fenómeno psicosomático. Freud podría decir: Observaciones psicoanalíticas sobre la psicosomática. Como el psicoanálisis no es una psicopatología, es decir, no se limita al estudio de las enfermedades, sino que, bajo la ley de que los mecanismos son los mismos en los sanos que en los enfermos, nos enseña, cuando trabaja cada una de las estructuras (neurosis, perversión, psicosis), lo que aporta el estudio de cada una de ellas a la comprensión del funcionamiento normal del aparato psíquico. El psicosomático nos enseña que psique y soma no se pueden separar aunque se distingan. Cuerpo y psiquismo son como una banda de Moebius. El psicosomático es el ejemplo vivo de que separarlos, enferma.

En condiciones normales, debido a esta imposibilidad de separar lo psíquico de lo somático, todo estímulo que llegue al aparato, sea este psíquico o somático, debe ser elaborado por ambas vías: psíquica y somática. El psicosomático padece de una dificultad de elaborar por vía psíquica, para él pensar es doloroso. En este sentido, a pesar de que se afirma que Freud no se preocupó de lo psicosomático, creemos que hace aportes fundamentales al estudio de esta estructura cuando se ocupa de las neurosis actuales y de su diagnóstico diferencial con las neurosis de transferencia.

En La neurastenia y la neurosis de angustia podemos leer:

“El mecanismo de la neurosis de angustia ha de ser buscado en la desviación de la excitación sexual somática de lo psíquico, y en un consiguiente aprovechamiento anormal de la excitación”. Es precisamente de lo que es incapaz el psicosomático, de simbolizar, de transformar en psíquico lo somático, tiende a resolver lo somático por vía somática.

En textos previos a La interpretación de los sueños: Neuropsicosis de defensa, Nuevas observaciones sobre las neuropsicosis de defensa, Obsesiones y fobias, etc, está trabajando en orden de separar las neurosis de transferencia (fobia, histeria y neurosis obsesiva) de las neurosis actuales (hipocondría, neurastenia, neurosis de angustia). Trabajo que no finaliza ahí.

Los síntomas neuróticos y los psicóticos se pueden estudiar con el modelo del trabajo del sueño, hay mecanismo psíquico: condensación, desplazamiento. Se puede plantear que hay realización de deseos en el síntoma, igual que en el sueño (“como” realización, en el sentido de que la realización es en la realidad psíquica y no en la realidad objetiva). Para el estudio de las neurosis actuales no sirve el modelo del sueño, en tanto que tendrían más que ver con una historia de encuentros con el goce. No hay mecanismo psíquico, en el sentido de que se procesa por vía somática, como si se hubiera conseguido una taxativa separación entre lo somático y lo psíquico.

 

www.momgallery.com

1 dibujo diario

1 cuadro semanal

 

LA REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE MAYOR TIRADA DEL MUNDO