Sumario
Clase inaugural al
Seminario
Sigmund Freud
VII Convocatoria
Transmisión en psicoanálisis (I)
Transmisión en psicoanálisis (II)
Transmisión en psicoanálisis (III)
Transmisión en psicoanálisis (IV)
Transmisión en psicoanálisis (V)
 
Sobre las relaciones de pareja
 
Análisis de la fobia de un niño de cinco años. Caso "Juanito"
 

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TRANSMISIÓN EN PSICOANÁLISIS

Clase inaugural al
Seminario Sigmund Freud
VII Convocatoria

Hoy hablaré de algo que conocemos todos:
Cuando le quito mi amor es cuando más me ama.
Cuando ella sueña con otro es cuando la deseo.
Cuando estamos separados del todo, estamos juntos.

Hoy soy el áspero sentido de un hueco.
Aún, entre nosotros, amada, vive Dios.
Sus carnes esponjosas impiden que te bese.
Su boca abierta a tu mirada no me deja gozar.

Alégrate muchacha, hoy no confieso nada,
sólo vengo a cantar lo ya sabido, lo inútil,
de mis desesperados gestos de amor y tu belleza.

Nada diré de lo que nadie sabe.
Sólo hablaré de Dios, de Dios entre tus piernas,
adelantándose a tu goce, como si fuera de palabras.

Hoy era el día en que al levantarme tendría que consolidar, en mí, ciertas cuestiones sobre la formación de psicoanalistas y, antes de despertarme, me veía aparecer en el periódico con un gran titular que decía, más o menos, así: "Menassa es un valiente, hablará en Madrid de lo que todavía nadie habló, ¿cómo se forman los psicoanalistas?, ¿quién respalda y cómo la actividad de los psicoanalistas?, en fin, ¿cómo se transmite el psicoanálisis?

Mi primera sorpresa fue darme cuenta que en el diario ni siquiera había salido en convocatorias. Me dije, en principio, no será hoy, será otro día, en el que tanto tenga que arriesgar. Después ya más tranquilo, me dije, que no está mal pensar que a nadie podía interesar demasiado la transmisión del psicoanálisis a menos que estuviese comprometido en esa transmisión. Para qué sacar una noticia para enterar a quienes estaban ya previamente enterados. Cosa para iniciados: ¿A quién, se deben haber preguntado los periodistas, puede interesarle la capacidad de la mente, cuando de lo que se trata es que nadie pueda pensar cómo lo someten, como lo esclavizan?

Agradezco entonces el tono fascista en su particular modo de informar de cierta prensa, porque ahí donde debería haber habido eso, hubo goce, escritura.

Queremos agradecer, especialmente, con un pedo luminoso de futuro en pleno rostro al director del diario "El País", porque esa gente sí que nos ha ayudado a escribir y a gozar. Desde hace cinco años, más de una vez por día, allí donde debiera haber habido eso, hubo nada. Y ya, sin otra cosa más que agradecer, en tanto vuestra presencia más que halagarme me compromete, intentaré recorrer el sinuoso camino de esta conferencia que espero que no lo sea tanto como el propio proceso de transmisión, que en definitiva, nos reúne.

El Grupo Cero Madrid es, como ya lo dijimos hace más de ocho años, un territorio autónomo, y si alguien todavía no entendió qué quiere decir eso, hoy trataré de llevarlo al límite posible de comprensión; un territorio autónomo quiere decir, entre otras cosas, que no hemos sido ayudados por nadie para ser. Fue algo que nació entre nosotros, es decir, algo de nuestra vida, algo de nuestra sangre, no sólo nuestro dinero o nuestro tiempo se había puesto en juego. Estábamos en condiciones de decir: Somos el Grupo Cero, la Primera Internacional de Poesía y Psicoanálisis.

Un territorio autónomo quiere decir que pagamos los impuestos correspondientes para enseñar y practicar el psicoanálisis y difundir la cultura en todas sus manifestaciones y encontrar los modos de publicar toda la producción grupal, sea poética, científica o de ficción.

Un territorio autónomo significa tener una escritura que nos sostenga y que nos permita saber que, para nosotros, habrá futuro. Un territorio autónomo quiere decir, en definitiva, que alguien nos escucha en Madrid. El Grupo Cero tiene su auditorio, construido a lo largo de diez años de largas e intensas jornadas de trabajo; por lo tanto, el Grupo Cero tiene derecho a seguir hablando. Parado en ese lugar donde mis obligaciones y mi deseo se combinan en esa aparente paradoja de tener que hablarles para algún día poder escucharlos. No sólo se supone en esta paradoja que yo hable, sino, también, que ustedes hablarán.

Y si nadie habla de la formación de los psicoanalistas debe ser, me digo, que nadie ha formado nunca a ningún psicoanalista. El hecho de verme rodeado, cuando me denomino Grupo Cero, de más de veinte psicoanalistas en ejercicio, entre los que me cuento, y más de treinta candidatos a serlo, me respalda y garantiza que parte de lo que hoy diré ya pasó de alguna manera y parte de lo que os diga ya habrá de pasar de alguna manera.

Si hay psicoanalistas hay inconsciente, es decir: psicoanálisis, y eso el Grupo Cero ya lo ha demostrado. En el Grupo Cero, podemos confirmar, hubo transmisión, hay psicoanalistas.

Y hoy, por qué no decir que me da una satisfacción, vuestra presencia asegura que habrá transmisión. En este discurso de hoy, que bien podría llamarse el DISCURSO DE MADRID, hablará el futuro para algunos y para otros hablará el proceso de producción acontecido.

Hay en la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero, a la vista de quien se anime a mirar, una formación académica y una formación psicoanalítica.

La formación académica consiste en la lectura de los textos de Freud y Lacan como punto de partida. Ahí, contrariamente a lo que se cree, durante su formación académica, el candidato, y no porque no estudie, sino porque es imposible, sólo se encuentra con la noción de inconsciente. Ya fueron el trabajo grupal (de ahí la importancia de organizarnos en pequeños grupos para enfrentarnos con la palabra) y el psicoanálisis del propio candidato, los que enfrentarán al sujeto con el concepto inconsciente, en tanto no habrá de haberlo, sino como interpretación.


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D3296)

 


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D3297)

Estas dos coordenadas, que son en realidad cuatro: lo académico, lo psicoanalítico, lo grupal, lo poético, se entrecruzan ahora en infinitas combinaciones, tantas como sujetos puestos en juego sobre el campo del psicoanalizado o sobre el campo del psicoanalista, según sea la dirección del síntoma o bien la dirección del deseo.

Y como del psicoanálisis se trata lo que se transmite, si comanda el síntoma, habrá transformaciones de la vida del sujeto. Habrá transferencia y dilución de la transferencia, es decir, la repetición será el motor de la experiencia y el habla el lugar de producción. Si comanda el deseo, habrá máquina y eso no tiene ni dilución ni final, las transformaciones se operarán en la teoría psicoanalítica, el motor de la experiencia será la pulsión de muerte, y el lugar de producción la escritura.
Por último, antes de entrar en la conferencia propiamente dicha, quiero recordarles que veinte son los años que marcan este discurso y que es mi deseo que otros veinte años lo remarquen.

¿Transmitir el psicoanálisis?

Sólo después sabré, sólo después sabremos.
Cuando lo irremediable pregunte por sí mismo.
Cuando la muerte venga anudada en un punto,
cuando el baile sonoro de los días detenga su mirada,
vendrán de vuestra vida los saberes y ahí,
ya no seremos éstos, sino lo escrito.

Un vuelo del decir sería que así como sin asociación libre no hay posibilidad de interpretación, sin escritura no hay posibilidad de transmisión.

La transmisión del psicoanálisis es un acto inherente a la propia producción del inconsciente.

Empezaré diciendo que todos los caminos que llevan a ROMA, llevan a Roma. Sobre todo cuando el que me mira caminar de mí, está en Roma. Sin deseo del psicoanalista no hay psicoanálisis, es tan verdadero como decir: sin psicoanalista, no hay inconsciente. Si alguien no nos convence que estará en Roma esperándonos, aunque no lo esté, no llegaremos nunca a Roma.

Formar un psicoanalista para otro psicoanalista es la forma más pura del amor. Develar a nadie lo que será de nadie.

Un existente de lo que no hay, un imposible pone las piezas en movimiento. Un saber que no será sino bajo la regla de no saberlo. Un poder que sólo sostendré si rechazo utilizarlo.

Un deseo de ser de la carencia la cintura del alba. Rozar, rozar, sin tocar nunca y sin detenerse frente a cada fracaso, porque es de eso de lo que se hablará en el diálogo de transmisión: EL FRACASO DEL SER EN SERLO. Ya que todo intento será determinado desde la errancia del deseo. Desear deseos, objetos nunca sidos.

Un ojo que no ve sino los restos que le permite su mirada. Una palabra que mira del Otro pasa en mi interior. Lo esencial de mí, y eso es lo que no sé, pasa fuera de mí.

Las piezas que se ponen en juego disparadas por la carencia, son reales, imaginarias y simbólicas, y los discursos posibles hasta ese momento de nuestra formación son cuatro: LA MUERTE (el punto, la interpretación), LO SEXUAL (el nada, el desencuentro, la insatisfacción, LA NO), EL ESTADO (la universidad, el capitalismo), DIOS (la palabra divina, el amo Absoluto).

Un sujeto supuesto saber esgrime como bandera su deseo. Un sujeto que supone ese deseo que lo sostiene en su suposición, como un saber.

Un saber paradójico que sólo se produce en acto y que al querer determinarlo como ocurrido se desvanece como tal. ¿La repetición, la transferencia, la pulsión, no son acaso muescas de este fracaso? El ojo no desea sino su propia mirada que lo constituye mirándolo desde el Otro.

Estoy aquí, dice el candidato, porque quiero ser psicoanalista. Y esto inmediatamente, a menos que uno sea indiferente a las cuestiones sociales en desarrollo, plantea una pregunta que, de no contestarla, el candidato (por el simple hecho de haberlo pronunciado) se quedaría sin camino.

¿Quién está cuando estoy?, y ¿dónde estoy cuando estoy aquí? Y si esto fuera poco para mantenerme callado, la frase: quiero ser psicoanalista, puede ser simplemente, no una inversión, pero sí un deslizamiento; quiero psicoanalizarme, ya que usted lo desea.

En esa especularidad: quiero ser como usted, entero, es su propia imagen lo que se le anticipa como disfraz de la única verdad posible en el diálogo de transmisión. A usted le pasa lo mismo que a mí. Otro nos reúne bajo la faz de no saber. Carencia anterior y futura a todo ser, aun al de la imagen. Así que difícilmente el falo pueda ser imagen de nada y menos del pene. El Falo, concepto positivo de lo imposible de la Apertura al campo del Otro, uno de la carencia, que permite pensar que, justamente, ese otro que no está en el sistema, sino como nunca sido, sea causa.

Quiero decir simplemente que si en la primera entrevista quiere serlo, más adelante querrá tenerlo y luego querrá matarme. Al llegar a Roma no sólo no me encontrará, sino que percibirá sólo de sesgo, porque más allá, aún, sólo se puede gozar o morir, que nadie nunca ha estado en ROMA. Concluido el psicoanálisis, si es que alguna vez concluye, nadie estará en condición de asegurar que se trate de Roma. Y la conclusión no deja de ser bonita: ROMA NO EXISTE, aunque más allá, aún, tal vez, la encontraría.

En cuerpo, en el goce del Otro, en lo Uno del Amor, en la Muerte. Y nadie conseguirá nada. Ya que el Inconsciente Freudiano y, por qué no decirlo, el inconsciente Lacaniano, aunque otro, es Saber No Sabido o Poesía, y aquí, la cuestión. Todo lo otro, aun los maternas o los mate-a-mamá, son los intentos desesperados del símbolo de obturar la carencia, única puerta posible para el deseo. Su causa.

(sigue...)

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