PATOLOGÍAS DE FIN DE SIGLO
Buenos Aires, 1998 |
Estos días previos al Congreso VII del Grupo Cero, Clínica Psicoanalítica, "Patologías de fin de siglo", estoy viendo caer todos los mitos.
Los casos de los que tengo que escribir necesitan el máximo secreto, ya que investigar seriamente estas enfermedades muestra claramente la vida íntima del enfermo que, en la mayoría de los casos, estos pacientes prefieren la enfermedad a la verdad.
Esta vez tengo que hablar del SIDA, del Cáncer, de la Vejez, de la Muerte, de la Decadencia.
Todos nosotros éramos inmortales, yo también, recuerdo en dos oportunidades, toda la comunidad donde vivía se vacunó y yo no. Algunos de la comunidad cayeron enfermos de aquello que se prevenían con la vacuna y yo que no me había vacunado, no había tampoco contraído la enfermedad.
Si hubiera sido más valiente, más arriesgado, algo hubiera demostrado en esa oportunidad.
De cualquier manera sin escribir de eso y sin decirle nada a nadie dediqué toda mi vida a esa investigación: ¿por qué en iguales circunstancias unos enferman y otros no?
Lo primero que se me ocurrió pensar en ese momento fue que para enfermar, también, era necesaria una capacidad.
No cualquiera, como se creía y se sigue creyendo actualmente, puede enfermar de cualquier enfermedad.
En verdad, en el sentido propio del enfermarse, el sujeto que no enferma de gripe en una ciudad donde todo el mundo está contagiado de gripe, es un incapaz.
Y en este sentido, puedo decirlo sin exagerar, me encontré a lo largo de mi experiencia clínica con casi todas las situaciones.
|

La barca de los olvidos de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo, 80x80 cm.
Desde lagartos empequeñecidos por el sol hasta saltimbanquis alegres pero desesperados.
Un fin de siglo, en realidad, donde todos nos parecemos en algo. La drogodependencia es extrema, toca todos los niveles de la sociedad, en una realidad donde sólo pueden triunfar los superhombres, la gente busca desesperadamente ayuda, algo que les permita sentirse más normales, con más energía, con más imaginación, más, más, más... y así cae en los brazos de la heroína, cocaína, alcohol, marihuana, genioles, antidepresivos, pastillas para comer, pastillas para no comer, sustancias para activar la capacidad sexual, pastillas para tranquilizar los nervios, los juegos de cartas, el tute cabrero, las máquinas tragamonedas, los caballos todos los días y seis quinielas diarias, el quini, el loto y luego están los que se drogan con las personas. No aman a nadie, no desean a nadie, pero están todo el día acompañados y hay, todavía, algunos que para darse importancia hacen escenas de celos aunque no exista ningún amante y llegan a creer que las personas se pueden tener o no tener.
(sigue...) |