Por eso
que los movimientos, esto es una alusión
a un cuento, los movimientos guerrilleros donde están
los cristianos luchando con el pueblo, en realidad
no están luchando con el pueblo, están
luchando contra el Dios ortodoxo, están tratando
de imponer al Dios cristiano. Es una lucha religiosa,
como la que llevan los palestinos y los judíos
en el Medio oriente. Aquí en Latinoamérica
se dieron los movimientos cristianos que hacían
la guerra contra el capitalismo. Era contra el Dios
ortodoxo, era para que volviera a primar el Dios cristiano.
Pregunta: ...
Dr. Menassa: Sí, no sé cómo cambió la
producción en serie. Bueno se vive mal, vi en
los diarios y en algunos jóvenes una idea acerca
de que las máquinas y las computadoras trabajen
por el hombre. Eso trae desempleo, cuando eso es mentira,
eso trae ocio, no desempleo. Sin embargo, todavía
hay una confusión.
Pregunta: Debería traer ocio.
Dr. Menassa: Bueno, pero si trae otra cosa que no debería
traer todavía hay una confusión, todavía
hay una mala utilización del pensamiento acerca
de lo que tendría que pasar.
Las lecturas hay que hacerlas en todos los sentidos,
por ejemplo, el Papa actual, he escuchado mil veces
que es reaccionario, es, algo es, no quiere que las
personas tengan amor, pero sin embargo en el Discurso
de Canadá, después de la caída
del muro de Berlín, dijo: el capitalismo, que
no crea que tiene todo el poder del mundo, porque está el
cristianismo para enfrentar al capitalismo. Ese discurso
hubiese sido imposible si no pasaba lo que pasaba.
La Historia se va produciendo en la medida que van
pasando ciertos sucesos, jamás hubiese dicho
el Discurso de Canadá si no hubiese caído
el muro de Berlín. O el desastre que está ocurriendo
en la Unión Soviética.
Pregunta:
O en Bosnia.
Dr. Menassa: O en Bosnia.
Pregunta: A mí me parece que hay una articulación
interesante entre lo que puede ser una creación
individual y lo social, porque creo que este punto
de Dios y Hegel, toda una ficción histórica
donde se presume que hay un sentido para el hombre,
que las cosas se van a dar de determinada manera, poco
tiene que ver con un espacio o con un tiempo, en el
cual no sepa qué va a pasar. Y creo que esto
se encarna en cuestiones individuales, seguridades
o certezas que uno compra también, y de alguna
manera eso inhibe lo creativo a nivel individual.
Dr. Menassa: Yo tengo una experiencia de muchos años
con pacientes, casi 30 años, donde los amantes
se separan cuando el amante le pide lo mismo, es decir,
cuando compra la certeza del amor, el amor se rompe,
y pasa en todos los casos. Que esos dos viejitos que
están juntos, aunque parezca mentira se pedían
cosas diferentes. Si se averigua por qué llevan
juntos más de 50 años, es porque se pedían
cosas diferentes. Cuando los amantes se piden siempre
lo mismo se termina rompiendo la pareja. En ese sentido,
cuando uno compra la certeza compra caca, porque no
hay adecuación, para el ser humano no hay adecuación,
yo tengo que amarte ahí donde no va a haber
armonía. Cuando busco la armonía, cuando
busco la adecuación lo termino torturando al
otro. Es lo que hace el neurótico obsesivo,
que generalmente es sádico porque tortura al
ser amado, porque lo que quiere de una manera, lo quiere
de una manera y lo quiere de una manera. Es un torturador,
por eso que las parejas del neurótico obsesivo
son la no pareja o son masoquistas.
No es torturador en el sentido del ritual sino que
quiere que el otro sea de una manera, por eso que cada
vez que el otro no es de esa manera hay un problema
gravísimo en la relación.
Uno no tiene que ir a las 8 de la mañana a ver
a fulano de tal, uno tiene que ir a su trabajo, porque
si va a ver a fulano de tal ya está esperando
a esa persona, bajita, sin dientes, mala o buena...
Yo tengo que ir a trabajar, cada vez que entra el paciente
tengo que ver qué me dice. Si los amantes hicieran
así no habría divorcios. Si cada vez
que llego a mi casa, en lugar de ir a encontrarme con
fulana de tal que me hace tal cosa, que cuando yo le
hablo del diario me va a protestar, me voy a encontrar
con una persona desconocida y veo qué quiere,
seguramente no me peleo más. Pero, es difícil.
Ahí el psicoanalista se ahorra un tiempo, veo
a María, a Josefina, ya sabe a quién
va a ver, sabe lo que le van a decir. Eso no lo digo
por decir, lo digo porque hay gente que lo dice: va
a venir fulano de tal, me va a contar no sé qué.
Yo le digo: pero eres tú el que quiere que te
cuente eso, porque si tú fueras más vacío,
por ahí el tipo dice: aprovecho que usted no
tiene nada en la cabeza y le hablo de esto nuevo.
Hay un cuento erótico, el tipo le besa los genitales
a la chica, lo leí en una revista, y siempre
le besa en el lado izquierdo. Y se divorcian porque
ella quería en el lado derecho y él lo
hacía siempre en el lado izquierdo. Él
no puede modificar su conducta.
No solamente que tengo que creer que tú no tienes
ninguna personalidad sino que yo no tengo que tener
ninguna personalidad.
Con la creación lo mismo. El otro día
fuimos a escuchar poesía, jóvenes, todo
muy bonito, pero era gente que maneja el lenguaje,
que no se deja manejar por el lenguaje, entonces eran
poetas muy malos.
La intención de ellos era manejar el lenguaje,
ellos creían que el lenguaje ellos lo pueden
articular y no es así, uno se tiene que dejar
articular por el lenguaje, no hay que tener personalidad
para escribir. Le quiero hacer decir esto, no, a ver
qué me quiere decir. Con el paciente es así,
yo no pienso nada.
Pregunta: O sea, que en general tenemos que trabajar
con la sorpresa.
Dr. Menassa: Con la sorpresa en el sentido de Cesare
Pavese, el poema que escribo yo, dice Pavese, me tiene
que sorprender primero a mí. La interpretación
también me sorprende a mí. Uno escribe
un poema y tiene que decir, pero ¿quién
escribió este poema? Al leerlo me vuelve a conmover.
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Pregunta:
Eso tiene que ver con el estilo.
Dr. Menassa: Sí, con personalidad
no se puede tener estilo. En poesía, en psicoanálisis,
en creación. El estilo, además de ser
inconsciente no tolera la personalidad.
A veces me preguntan ¿usted
suele hacer cosas que no le gustan? Es que yo ni me
llego a preguntar si me gustan. No llego nunca a ese
lugar, si me gusta o no me gusta.
Yo creo que los psicoanalistas que
tienen pocos pacientes, aquí en Argentina hay
muchos psicoanalistas sin pacientes, muchos más
de los que ustedes se creen. Y psicólogos hay
como 20.000 parados o más. Porque eligen los
pacientes, yo no encuentro otro motivo, porque hay
una población de 2.500.000 personas sin atención
psicológica. Este sí, este no, esto no
lo puedo, esto no lo voy a conseguir.
Lo que pasa es que quieren atender
pacientes sin psicoanalizarse y sin supervisar. Si
se psicoanalizan no tienen por qué creer que
son ellos los que curan a los pacientes, es como si
yo creyera que soy yo el que escribe este poema. Para
que yo escriba este poema tuvieron que morir 8.000
poetas, se tuvieron que publicar 132 millones de libros,
entonces yo que soy un hombre culto...
Creer que al paciente lo voy a curar
yo, no puedo tener más de tres pacientes. Son
como novias.
Al paciente lo cura el discurso psicoanalítico,
por eso que uno no se tiene que deber al paciente,
tiene que deberse al discurso analítico, esa
es la mejor manera de curar al paciente. Por eso digo
que no hay que ir a ver al paciente, hay que ir a trabajar.
Yo no me levanto por nadie, si yo me tuviera que levantar
por María, no me levanto, yo me levanto porque
tengo que ir al trabajo. Por una persona no me levanto.
Los que no vinieron se tenían que levantar por
algo.
No es una distancia desafectivizada,
uno puede ser muy cariñoso, es la distancia
de la comprensión, la distancia está en
la comprensión. A mí me parece más
promiscuo hablarle al paciente de mi mamá que
el paciente me quiera dar una cachetada, me dé un
beso, me quiera ahorcar, me tire la taza encima, eso
me parece que no es promiscuo, eso es la transferencia.
Y cómo le hablo de mi madre,
diciéndole cosas, diciéndole de qué tiene
que hablar, dándole opiniones, dándole
consejos. Cuando uno hace esas cosas habla de su madre.
Habla su transferencia.
Decirle que vaya o no vaya a un seminario.
Si es mi paciente y quiere ir a un seminario de otro
psicoanalista, no tengo que decir que no, ese seminario
no. Si no, no soy psicoanalista, no tengo que decir
que no, ese seminario no. Si no, no soy psicoanalista.
Es como si cada vez que escribo un poema quisiera meterle
mi opinión, quién soy yo para cambiar
una decisión ideológica de un poema.
Hay poemas que critican mi posición en el grupo,
en la institución. No es para mí el poema,
es un mandato social.
Además con el psicoanálisis
tengan cuidado, vengo de afuera y muestro que el psicoanálisis
es exquisitamente comunitario, yo veo a los pacientes
por la calle y me doy cuenta cómo son los psicoanalistas.
No hace falta meterse dentro de la consulta del psicoanalista
para ver qué hace.
No es algo que estoy haciendo en
privado, es algo que estoy haciendo en la Plaza de
Mayo, con 200.000 personas que están mirando
lo que estoy haciendo. No puedo hacer cualquier cosa.
Cuando hago cualquier cosa no me doy cuenta que después
el paciente va a caminar por la calle.
Muchas gracias.
Publicado en El Indio del Jarama nº 23
a 26
(Septiembre 1995-Abril 1996)

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