Sumario

LAS CONSTRUCCIONES DEL ESPACIO CREATIVO
Buenos Aires, 1995

Las construcciones (I)
Las construcciones (II)
Las construcciones (III)
Las construcciones (IV)
Las construcciones (V)
 
Funcionamiento del sistema de protección del organismo contra agentes externos: Sistema Inmune
Un acercamiento psicoanalítico a los trastornos de la inmunidad
Deseamos deseos, no objetos
La transferencia
 
Sobre las relaciones de pareja
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FUNCIONAMIENTO DEL
SISTEMA DE PROTECCIÓN
DEL ORGANISMO CONTRA
AGENTES EXTERNOS:
SISTEMA INMUNE

El término inmunidad deriva de la palabra latina "inmunitas", que se refiere a la exención de diferentes deberes cívicos y procesos legales que se ofrecía a los senadores romanos mientras permanecían en sus cargos. En Medicina inmunidad significa protección frente a la enfermedad, más específicamente, frente a las enfermedades infecciosas.

El sistema inmune cuenta con diversos mecanismos para defenderse de las amenazas exteriores, estos incluyen:

- La inmunidad inespecífica, natural, innata o nativa: las barreras físicas (piel y mucosas), las células fagocitarias y los eosinófilos de la sangre y los tejidos, un tipo de linfocitos llamados "células agresoras naturales" (NK, natural killer) y diversas proteínas.

- La inmunidad adquirida o específica: Estos mecanismos son inducidos o estimulados por la exposición a sustancias extrañas (antígeno), son exquisitamente específicos y aumentan en magnitud o capacidad defensiva con cada nueva exposición al antígeno, es decir, tienen memoria. La célula clave de esta respuesta inmune es el linfocito T y B.

Cuando una sustancia extraña a nuestro organismo (antígeno) penetra en el mismo, el sistema inmune se encarga de detectarla y destruirla. Esta misión se lleva a cabo teniendo en cuenta que no se debe actuar contra aquello que le es propio a cada uno, fenómeno llamado de tolerancia.

Un sistema inmune competente, por tanto, se caracteriza:

- Por su capacidad tanto para reconocer y destruir sustancias extrañas, potencialmente nocivas.

- Por identificar como propios aquellos tejidos y células que le pertenecen, es decir la capacidad de discriminar lo propio y lo no propio, para no atacar lo propio (reconocimiento/discernimiento).

- Reconocer las células tumorales (células con una mutación que propicia el desarrollo de tumores) del propio sujeto y eliminarlas, fenómeno conocido como inmunovigilancia.

El desarrollo del sistema inmune es un proceso progresivo desde el período de recién nacido hasta el fin del período escolar. Durante los 3 a 5 primeros años de vida los niños pueden presentar infecciones bacterianas ocasionales y hasta 6 episodios anuales de infecciones respiratorias altas de etiología viral, lo que se puede incrementar aún más por la asistencia a la guardería o por la presencia de hermanos que acuden a la guardería o al colegio. El sistema inmune se produce, y lo hace en continua interacción con el mundo exterior.

La capacidad de reconocimiento-discernimiento se genera durante su formación como sistema, proceso que comienza en las células hematopoyéticas pluripotenciales de la médula ósea y continúa en órganos de maduración linfoide. Las células potencialmente reactivas frente a antígenos propios (linfocitos autorreactivos) son eliminadas y/o inactivadas durante fases tempranas del desarrollo.

No obstante en el adulto y en condiciones normales existen linfocitos autorreactivos en pequeñas cantidades. El sistema se encargaría de controlar y conseguir la falta de respuesta de estas células mediante mecanismos centrales (en el timo) y periféricos (en tejidos periféricos) que mantienen la tolerancia y que consisten en:

1. Mecanismos centrales, el más importante de ellos es:

La delección clonal: El mecanismo responsable de ésta es la apoptosis (o muerte celular) de los timocitos autorreactivos.

2. Mecanismos periféricos, entre los que se encuentra, por ejemplo:

La anergia clonal ocurre frecuentemente en los tejidos periféricos y consiste en la incapacidad de respuesta por parte del linfocito una vez este ha sido estimulado por su antígeno específico.

Cuando fallan estos mecanismos de regulación de las células autorreactivas, surgen fenómenos de autoinmunidad.

Alejandra Menassa de Lucia
Psicoanalista
Médico Especialista en Medicina Interna
653 903 233
alejandramenassa@live.com
www.alejandramenassa.com

UN ACERCAMIENTO
PSICOANALÍTICO
A LOS TRASTORNOS
DE LA INMUNIDAD

Las alteraciones de la inmunidad producen una gama muy amplia de enfermedades con afectación sistémica, desde las alergias, donde el sistema inmune responde inadecuadamente, reconociendo como nociva a una sustancia que no lo es y reaccionando exageradamente frente a ella, hasta el cáncer, donde el fallo de la inmunovigilancia tiene un impacto directo en el desarrollo de la enfermedad tumoral, pasando por la autoinmunidad, donde el sistema reacciona atacando lo propio, el propio cuerpo.

Además de la implicación del sistema inmune en las enfermedades autoinmunes, tanto sistémicas (lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoide, esclerodermia) como órgano-específicas (tiroiditis autoinmune, hepatitis auto inmune y otras), en las inmunodeficiencias congénitas y adquiridas (SIDA), en las reacciones alérgicas y en el cáncer, se está investigando el papel de este sistema en enfermedades que afectan a un porcentaje importante de la población, como el infarto de miocardio, donde se han aislado linfocitos activados y macrófagos en las placas inestables, que son las responsables del infarto o de la angina de pecho. Así podríamos seguir agregando una larga lista de enfermedades, como la diabetes tipo 1, entre otras.

Para algunos autores psicoanalíticos el sistema inmune es el sustrato de representación de lo psíquico en el cuerpo. Como ejemplo bastaría señalar que es excepcional que exista una depresión psíquica que no se acompañe de depresión inmunológica.

Para expresar esta interacción psiquis-sistema inmune, el Psicólogo Robert Ader acuñó el término psiconeuroinmunología a fines de la década del 70, y en la década de 1980, aparece en el horizonte médico esta nueva rama de la Inmunología como campo multidisciplinario.

El sistema inmune es un complejo sistema formado por diversas estructuras y células dispersas por todo el organismo. Su función principal consiste en protegerlo de sustancias extrañas potencialmente dañinas. Veremos a continuación algunas de las funciones de este sistema, después sus alteraciones más comunes, y finalmente un enfoque psicoanalítico de estas alteraciones.

Pero antes de proseguir, creemos necesaria una aclaración. Cuando planteamos la interacción psique-soma, la planteamos desde un enfoque psicosomático y psicoanalítico, que debe distinguirse de otro somatopsíquico. El enfoque somatopsíquico está en relación con el pensamiento de que las alteraciones psíquicas son secundarias a una enfermedad somática, a un padecimiento corporal.

Describir los fenómenos psicosomáticos fuera de la transferencia analítica es quedarse en la descripción fisiológica o en la manifestación de sus efectos, es decir, en el modo de comportamiento al que el sujeto es llevado por la presión de la enfermedad, enmascarando la presión que se ejerce desde lo psíquico.

Cuando hablamos de psicosomático hablamos de lo psíquico determinando lo somático. Por ejemplo: no es que el paciente con cáncer está deprimido (efecto psíquico) por el diagnóstico de cáncer (padecimiento somático), sino que lo que planteamos es que la depresión es previa y está en juego en la etiología, en la causa, del cáncer. Lo psíquico estaría aquí determinando lo somático.

Pilar Rojas Martínez
Psicoanalista
Médico Especialista en Reumatología y
en Medicina Familiar y Comunitaria
696 194 259
pilar.rojas@wanadoo.es
www.pilarrojas.com

DESEAMOS DESEOS,
NO OBJETOS

Generalmente se cree que nuestro deseo, para satisfacerse, busca objetos, metas, propósitos. Sin embargo, siempre que alcanzamos algo, lo hacemos para descubrir que nuestro deseo no se satisface con nada. Siempre que conseguimos algo que deseábamos, una cuota de tristeza empaña nuestro logro, revelándonos que no era eso o que no lo era del todo; que hay que seguir buscando; que hay que seguir trabajando. El deseo parece desear algo más que objetos de satisfacción.

Desde el psicoanálisis se dice que sólo nos hacemos humanos si hay uno que, previamente humanizado, nos permite humanizarnos. La entrada del sujeto en el lenguaje, el paso que supone renunciar a esa relación privilegiada con la madre, implica que la madre desee algo más que al pequeño cachorro humano. Para que el niño a su vez se convierta en sujeto deseante, la madre tiene que desear a otro objeto diferente del niño, es decir, al padre, al mundo. Si no desea algo más que al niño que tiembla en sus brazos, el niño no se hará sujeto del lenguaje, esto es, no se hará deseante. La ley es la causa del deseo. La ley del lenguaje es la causa del deseo inconsciente.

Que el psicoanálisis se ocupa del paso que el cachorro animal debe dar hacia la humanidad, significa que se ocupa del sujeto deseante, del sujeto del lenguaje, en tanto que la humanización no es otra cosa que su ingreso en el lenguaje, en el orden simbólico, del Otro.

Por eso, podemos decir que sólo nos hacemos sujetos deseantes si hay uno que previamente desea y me permite desear. No deseamos objetos, porque nuestro ingreso en el orden simbólico implica que se desean deseos, en tanto que la manera en que se constituye mi deseo es a través del deseo de otro.

Así como no podemos confundir la palabra con la cosa que nombra, ni los productos del inconsciente con lo inconsciente, tampoco podemos confundir el deseo con sus objetos. El deseo no se reduce a sus objetos, sino que se articula en una historia de deseos: por su estructura de lenguaje, un significante representa a un sujeto para otro significante.

Un profesor, uno que enseña o que pretende enseñar, no transmite sólo conocimientos, sino que transmite principalmente deseo. Para transmitir algún conocimiento, primero debe transmitir deseo. Sin deseo, los conocimientos adquiridos se diluyen en el caudal incesante de lo que no llega a hacerse significante. Sólo aquello que se hace significante para el sujeto, perdura en él constituyéndolo. Una vez que el sujeto ingresa en el deseo, puede adquirir cualquier conocimiento.

En "La pregunta por la cosa" Heidegger dice que "el verdadero maestro se diferencia del alumno únicamente porque puede aprender mejor, y porque quiere aprender con más propiedad. En todo enseñar quien más aprende es el que enseña", es decir, que el maestro es aquel que tiene puesto su deseo de antemano en la tarea que se propone.

Cuando el alumno simplemente adopta aquello que el profesor le ofrece como conocimiento, no aprende. Si el estudiante no pone en juego su deseo, si el educador no le ha transmitido el deseo de tomar por sí mismo lo que estudia, no puede aprender. Enseñar, añade Heidegger, "no es otra cosa que dejar aprender a los otros, es decir, inducirse mutuamente a aprender. Aprender es más difícil que enseñar; pues sólo quien verdaderamente puede aprender -y sólo mientras puede- es el que verdaderamente puede enseñar."

Ruy Henríquez
Psicoanalista
618 596 582
ruyhenriquez@hotmail.com
www.ruyhenriquez.com

«No podemos terminar
con el alma,
sólo podemos curarla»

 

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