Sumario

NEUROSIS Y PSICOSIS
21 de mayo de 1984

Neurosis y psicosis (I)
Neurosis y psicosis (II)
Neurosis y psicosis (III)
 
Sobre las relaciones de pareja
Psicoanálisis y mujer

Cuando el enemigo es uno mismo
Enfermedades autoinmunes

Inmunodeficiencias. Hiporrespuesta inmune o déficit de respuesta inmune
Una historia de deseos
Periodismo de investigación
De nuestros antecedentes.
1.- Viena en guerra
Muammar Al-Gaddafi, la oportunidad de un imperio en decadencia
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Tanto en una u otra forma dice Freud, tienen la característica de sufrir la influencia del Superyo.

En la unión con el Superyo fuerte generó la neurosis, cuando reprimo un contenido inconsciente que al tener que usar una vía fuera del poder del Yo, produce como transacción del deseo y su renuncia el síntoma neurótico.

Aprovechando o padeciendo la debilidad de constitución del Superyó o su desorden, el Yo no cae en brazos del Ello, porque lo que perturba es la realidad pero ordenado por sus principios, por los principios del Ello.

Se puede hacer una reflexión de que el Superyó tendrá que ser considerado a partir del año 1923 en toda la psicopatología.

Nos dice que hay un conflicto directamente entre el Yo y el Superyó, que genera una forma particular de enfermedad que está clasificada como psicosis, y que Freud califica en este trabajo como una neurosis narcisista, no psicosis.

Entonces tenemos la psicosis que es un conflicto entre el Yo y la realidad; la neurosis que es un conflicto entre el Yo y el Ello y las neurosis de transferencia que es un conflicto entre el Yo y el Ello y las neurosis narcisistas que es un conflicto entre el Yo y el Superyó.

En este trabajo se trata de mostrar cómo este nuevo aparato psíquico, fundado en el escrito de El Yo y el Ello, es más complejo y completo a la vez para dar fundamento a las ocurrencias de lo psíquico. Es decir, cuando digo el alcance histórico de la segunda tópica, digo: cambia la concepción filosófica de la enfermedad con la segunda tópica, en tanto, toda enfermedad es social porque toda la enfermedad es el producto de una desavenencia del Yo frente a la realidad, en todos los casos a pedido del Superyó que le dice que la acepte, o a pedido del Ello que le pide que la rechace.

Las defensas del Yo se establecen cuando el Yo ve amenazada su integridad, y esto ocurre cada vez que no puede acudir prontamente a un reclamo del Superyó, del Ello o de la realidad.

Freud se pregunta ¿quién puede atravesar estas situaciones sano? Y dice, eso lo dejamos para otra oportunidad.

Cuando se dice que el psicótico confunde la cosa con la palabra, quiere decir exactamente que su aparato psíquico en el lugar donde corresponde estar la palabra "mesa", él no tiene la palabra "mesa", tiene una mesa. La confusión de la palabra con la cosa quiere decir que si el sujeto llegara a decir, a pensar, a imaginar que tiene odio, alguien moriría por ese odio.

Pero digamos que una confusión de la palabra con la cosa también la puede tener la señorita o el señor que creen que cuando yo les hablo de los deseos inconscientes, les estoy haciendo insinuaciones sexuales. Ese es un grado desplazado de la confusión entre la palabra y la cosa, y eso sabemos ocurre en cualquier neurótico, en cualquier persona normal.

La confusión entre categorías, la asimilación de una categoría a otra, por ejemplo: lo bueno es lo bello, lo bello es lo divino, es una producción delirante y el sujeto que pronuncia la frase padece de una confusión entre la cosa y la palabra.

No está mal diría yo, la tendencia freudiana a equiparar las enfermedades mentales, a pesar de su confusión primera, pero cuando Freud describe la psicosis como formación del inconsciente, tiende a equiparar estos estados del sujeto psíquico, la neurosis y la psicosis.

Eso iría indicando una corriente terapéutica a mi entender, de ir equiparando también el tratamiento psicoanalítico de las neurosis al tratamiento psicoanalítico de las psicosis. Primero, por la pequeña diferencia en la vida de cada persona, por lo pequeña que es la diferencia en la producción de la psicosis y la neurosis, y fundamentalmente porque las neurosis están plagadas de cortes psicóticos, como por ejemplo confundir lo bello con lo bueno, lo bello con lo divino, o una explicación con una insinuación, una seducción con una hostilidad, o confundir al psicoanalista con la madre.

Niveles de perturbación del proceso simbólico; se dice, los procesos psicóticos tienen alterado el lenguaje, pero a mi entender no se ha explicado bien qué es ese trastorno del lenguaje. Porque un verdadero trastorno del lenguaje, por ejemplo, por qué está respirando tan fuerte cuando en realidad el ruido que escucho es el ruido del viento en el tejado. Eso podría ser un trastorno del lenguaje.

Creo que el lenguaje está trastornado cada vez que cometo un acto fallido, porque trastornado el lenguaje quiere decir que en el lenguaje donde normalmente no se ve o pasa desapercibido que hablo yo y habla el Otro, se percibe, se ve, se hace visible que hablo yo y habla el Otro; bueno pero eso es un lapsus, no hace falta delirar para darse cuenta que el discurso donde hablo, hablo yo y habla el Otro. Eso es un trastorno del lenguaje.

Un trastorno común del lenguaje, por ejemplo en un grupo, un paciente que le pregunta a uno de los psicoanalistas: “y ¿yo qué dije la vez anterior?”, y el psicoanalista le dice: “usted dijo las dos cosas”, y el paciente lo mira y le dice: “usted siempre queriendo quedar bien con todo el mundo”. Eso es un trastorno del lenguaje, a mi entender psicótico, aunque se haya producido en una persona totalmente normal, que trabaja, tiene novio, va a la fábrica, estudia.

Estas son las situaciones psicoanalíticas. Pasen ahora a la vida y se darán cuenta de cómo hay una profusión de escenas donde pierden el control de vuestro propio lenguaje, es decir, hay alteración del lenguaje, hay alteración psicótica.


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D2537)


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D2539)

Hay ciertos trastornos funcionales que son un trastorno del lenguaje. Veo a una persona deseada y cuando la voy a abrazar, me desmayo. El vaginismo es un trastorno del lenguaje porque la tendencia del sujeto con vaginismo es que siente el deseo, es un lapsus, en el momento que tengo que tener la vagina lubricada porque tengo deseo, no está lubricada y está contraída en lugar de estar relajada, es un destiempo, un lapsus.

Digo que es un lapsus porque la corriente del deseo es hacia la realización del acto sexual. El impotente tiene tendencias continuas, permanentes al acto sexual, entonces comete un lapsus cuando aparece eso que él desea y tiene un destiempo, en lugar de producir vasodilatación, produce vasoconstricción. Trastornos funcionales, problemas del lenguaje.

Además, como ya pasaron sesenta años desde este escrito de Freud, es interesante ver en la práctica clínica como si se tuviera una tendencia ideológica, podría demostrar cómo el psicótico se transforma más rapidamente en un humano a nuestro decir, que un enfermo psicosomático o, a veces, un neurótico. Entonces, aquellas enfermedades que en 1900 no se podían tratar porque no establecían transferencia, ochenta años después, y una vez sometido a tratamiento psicoanalítico, se evidencian mayores progresos, en el sentido que estamos hablando, en una psicosis que en una enfermedad psicosomática.

Nuestros profesores van a presentar una ponencia donde intentan poner como tesis a demostrar que la enfermedad renal es una enfermedad psicosomática.

Estos pacientes son muy resistentes al tratamiento; eso que ellos quieren mostrar en la enfermedad renal, que es más complejo porque es novedosa la presencia de la visión psicoanalítica en el campo, en otras enfermedades se ha demostrado.

Es más fácil reducirle el delirio productivo a un chico de dieciocho años, que reducir un episodio de úlcera aguda a los dieciocho años. Lo que pasa es que si me traen al psicótico con treinta años de proceso, ya no sé si está psicótico, o está hospitalizado, psiquiatrizado.

En las escuelas de psiquiatría dinámica todavía tratan con electro-shock la melancolía, porque suponen que tienen mucha tendencia al suicidio porque hay también una causa orgánica de deterioro. Bueno, el psicoanálisis puede más con estos pacientes que con el paciente canceroso, que ni siquiera es una psicosis, porque aunque digamos que es un proceso psicótico celular, aún hay que demostrarlo, lo que está demostrado es que es una enfermedad psicosomática en el sentido que hay derivaciones de la libido que producen un cáncer, detienen un cáncer, agravan, mejoran un cáncer.

La psicosis es un problema del Yo con la realidad, pero esto no quiere decir que sea más grave que un conflicto entre el Yo y el Superyó, o un conflicto entre el Yo y el Ello. Eso no se desprende de la teoría freudiana, tal vez se desprenda de la doctrina psicoanalítica.

La teoría freudiana muestra los caminos posibles; como venía estudiando las neurosis narcisístas, las neurosis transferenciales, la psicosis, cuando se encuentra con el aparato de 1923, Freud tiene un punto de tranquilidad teórica porque el aparato de 1923 le explica las causas, los motivos, le da indicaciones teóricas de producción.


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D2527)

Si la enfermedad no se hace aún más patente, ello depende de que en el cuadro patológico de la psicosis, quedan a veces encubiertos los fenómenos del proceso patógeno por los de una tentativa de curación o de reconstrucción. Esto es interesante porque esta frase ha servido para grandes teorías, grandes derroteros clínicos, en donde se llegó a pensar que el mismo brote psicótico era un intento de reestructurar la realidad perdida; es decir, se llegó a pensar que el brote psicótico durante el tratamiento psicoanalítico era absolutamente imprescindible.

Se decía que era el momento donde el sujeto perdía el control de la situación anterior y entraba en una nueva situación, y que el fenómeno de la psicosis en realidad, a otros ojos menos nocivos, sería el producto de una transición.

Si tenemos en cuenta lo que dijimos acerca de que el trastorno de lenguaje que hacía la psicosis se podía ver en variadas formas de las enfermedades normales comunes -neurosis, enfermedades psicosomáticas-, este pensamiento no era tan descabellado, en el sentido de que planteaba que el paciente hiciera una condensación de todos esos micro-procesos psicóticos en el gran brote que se llegó a llamar, Freud decía neurosis de transferencia, y los psicoanalistas del 30 en adelante psicosis de transferencia.

(sigue...)

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