|
INMUNODEFICIENCIAS.
HIPORRESPUESTA
INMUNE O DÉFICIT
DE RESPUESTA INMUNE |
La inmunodeficiencia es una hipofunción
del sistema inmune, es decir una situación en
la que el sistema inmune funciona insuficientemente.
Esta hipofunción puede ser congénita
o adquirida, entre las adquiridas, la más frecuente
y paradigmática es el SIDA (síndrome
de inmunodeficiencia adquirida), relacionada con la
infección por el HIV (virus de la inmunodeficiencia
humana), por eso tomaremos esta patología como
ejemplo.
La infección por HIV produce una destrucción
progresiva de linfocitos T, que condicionan una inmunodepresión
severa, por lo que estos pacientes inicialmente solían
fallecer de infecciones oportunistas (por gérmenes
que no producen enfermedad en sujetos inmunocompetentes).
Pero además, ha de existir algún grado
de inmunodepresión previa para contraer la infección
y que ésta progrese a enfermedad, dado que no
todos los pacientes que tienen contacto con el virus
(incluso a cargas elevadas y reiteradamente) se infectan
y no todos los infectados desarrollan la enfermedad.
Por tanto, en el paciente HIV podríamos hablar
de una inmunodepresión como causa inicial de
la infección. En muchos de los pacientes con
HIV se observan antecedentes de depresión psíquica,
que como hemos visto, se acompaña de una depresión
inmunológica.
También es interesante observar que cierto grupo
de pacientes HIV (adictos a drogas intravenosas: ADVP,
por ejemplo) son sujetos con muchas "relaciones
parasitarias", podríamos hablar de un estado
de inmunosupresión relativa. Si el sujeto es
producto de sus relaciones, podemos decir que las relaciones
del paciente con HIV "superan" a su sistema
inmune, es un sistema excedido en su función
por las innumerables relaciones parasitarias del sujeto
(por ejemplo, las que mantienen los pacientes ADVP).
Por otra parte, en la depresión se puede dar
el mayor grado de "autolesión" de
que el sujeto es capaz: su propia muerte (en el suicidio).
Entrecomillamos "autolesión" porque
nadie es capaz de dañarse directamente a sí mismo,
si no es por intermedio del otro, el suicida mata en él
al otro (al objeto perdido, ya que la depresión
sobreviene siempre frente a una pérdida de objeto
al que se odia por el abandono sufrido). El suicida
es, como nos dice Pavese en El oficio de vivir, un "asesino
tímido". Podríamos pensar que el
SIDA, sería, cuando lleva a la muerte del paciente,
un suicidio encubierto: ha decidido inconscientemente
morir/matar.
Además, la actitud del paciente una vez contraída
la enfermedad es similar a la que le llevó a
adquirirla, podemos observar una conducta depresiva
del paciente previa al contagio de la enfermedad, que
se muestra en la compulsión a la realización
de actos con daño personal (actitudes suicidas
o suicidios encubiertos que ponen en riesgo su vida:
compartir jeringuillas o mantener relaciones sexuales
sin preservativo, con sujetos potencialmente infectados,
etc.).
Una vez contraída la enfermedad o la infección,
el incumplimiento terapéutico, que es la primera
causa de fracaso del tratamiento antirretroviral, tratamiento
que requiere para su eficacia cumplimientos del 90%
(mucho más que cualquier otra medicación),
es otra manifestación de esta tendencia a la "autolesión",
ya que el paciente conoce la importancia de la adherencia
al mismo y, a pesar de eso, no la cumple.
Los deseos de muerte sobre el otro (el objeto perdido),
siempre inconscientes en el deprimido, generan un sentimiento
de culpa, también inconsciente, que se expresa
por la necesidad de castigo, en este sentido, la enfermedad
orgánica potencialmente mortal, es el castigo
que atenúa la culpa. Esto refuerza el incumplimiento
terapéutico, ya que para el sujeto es más
tolerable la enfermedad que la culpa.
Por tanto, es muy importante tener en cuenta estos
procesos psíquicos que llevan a la producción
y mantenimiento de la enfermedad, cuyo conocimiento
nos permite el psicoanálisis en el tratamiento
de estos pacientes para mejorar su adherencia al tratamiento
farmacológico y, de este modo, mejorar su supervivencia
y su calidad de vida. Si no tratamos la depresión
de base, el paciente no hará nada que le procure
un beneficio, tampoco seguir su tratamiento pero, además,
podríamos añadir que el tratamiento de
la depresión, mejorando la respuesta inmune,
previene al sujeto del desarrollo de enfermedades infecciosas
y, sobre todo, le previene de adoptar conductas de
riesgo, que van dirigidas más o menos manifiestamente,
contra su vida (suicidio encubierto).
Pilar
Rojas Martínez
Psicoanalista.
Médico Especialista en Reumatología y
en Medicina Familiar y Comunitaria
696 194 259
pilar.rojas@wanadoo.es
www.pilarrojas.com
El psicoanálisis construye,
para el sujeto en análisis, una historia de
deseos. Un sujeto sin psicoanálisis padece los
efectos de lo inconsciente, no puede gozar de ello,
sólo puede sufrir sus consecuencias. Para que
una persona pueda hacerse sujeto de deseo, tendrá que
averiguar cuál es el deseo que la habita, es
decir, en qué posición está ella
misma frente al deseo, frente a la ley, y ello sólo
es posible con psicoanálisis.
|
A veces se escucha que alguien dice frases como: "No
sé cómo me ha podido ocurrir esto a mí";
o "Nunca quise trabajar en esto"; o "Yo
nunca quise ser esto o aquello"; o "No amo
a mi pareja, aunque llevo viviendo con ella tanto tiempo",
etc. Quien dice frases como estas parece alguien víctima
de la fatalidad, pero en realidad se trata de alguien
que no sabe cómo se juega en él su deseo.
Padece de sus efectos, pero no es un sujeto de-seante.
A él sólo le pasan las cosas, le ocurren,
sin que su deseo intervenga en lo que le sucede. En realidad
nunca ha querido averiguar por su deseo.
El psicoanálisis, gracias al método de
interpretación-construcción y la técnica
de asociación libre en transferencia, permite
la construcción del inconsciente de un sujeto
concreto. Construir lo inconsciente es construir una
historia de deseos. Esto significa que el sujeto en análisis
va descubriendo de qué modo su deseo, su propia
verdad, se juega en todo lo que le pasa, en todo lo que
vive.
Una historia de deseos permite que al sujeto le pase
lo que le esté pasando y pueda gozar de otra manera
con su vida: no como sujetado al deseo de otro, sino
como sujeto de su propio deseo, sujeto al Otro.
El método de interpretación-construcción
está determinado por el propio objeto de conocimiento,
es decir, por lo inconsciente, por los procesos inconscientes.
Tales procesos son los que hacen que el tiempo del inconsciente,
el tiempo recursivo o futuro-anterior, sea el que marque
las maneras de vivir del sujeto como un saber no sabido
por el sujeto. El tiempo futuro-anterior, propio del
inconsciente, es el que impone el hecho de que el método
sea de interpretación-construcción.
Por estar estructurado como lenguaje, el deseo inconsciente
sólo puede hacerse patente para el sujeto como
una historia de deseos, en la que sólo después
sabrá, en la que sólo por la segunda escena
sabrá de la primera. Un significante supone a
un sujeto para otro significante, de manera que mientras
hable, mientras habite el lenguaje, la producción
del sujeto estará garantizada.
Esto supone un paso del tiempo real al tiempo histórico.
El sujeto que padece de los efectos de lo inconsciente
vive en un tiempo en el que lo que determina es su pasado.
Para un sujeto del deseo lo que determina es su futuro,
es decir, su ser mortal.
Sabemos que la historia comienza con la escritura. "Estamos
haciendo historia" le dijo Lenín a Trosky. "Bueno,
si somos capaces de escribirla", le contestó éste.
Los hechos sólo son hechos después de ser
interpretados. La interpretación des-realiza,
le quita realidad a aquello que creíamos real:
al tiempo cronológico, a la fantasía de
nuestro pasado, del presente que vivimos como su resultado.
El psicoanálisis es una escritura que viene a
pautar mi manera de vivir. En adelante, no soy aquel
que mi pasado ha determinado que sea, sino que soy el
que va a morir. Sólo desde el límite material
de la existencia es desde donde se puede leer el mecanismo
de la compulsión a la repetición y se puede
elaborar teóricamente la pulsión de muerte.
Un tiempo histórico para el sujeto supone un tiempo
recursivo. Esto significa que desde un contexto actual
se actúa sobre un contenido pasado, lo transforma
y le da sentido, es decir, produce un nuevo pasado, en
tanto que el pasado no existe hasta ser interpretado.
Recurrencia, no sólo del método de interpretación,
sino como forma de constitución del inconsciente.
Sólo pensando al sujeto como sujeto del inconsciente
se puede interpretar el sentido que tienen en su vida
los efectos de lo inconsciente y su constitución
como una historia de deseos.
Ruy
Henríquez
Psicoanalista
618 596 582
ruyhenriquez@hotmail.com
www.ruyhenriquez.com

www.editorialgrupocero.com |
|