Sumario

NEUROSIS Y PSICOSIS
21 de mayo de 1984

Neurosis y psicosis (I)
Neurosis y psicosis (II)
Neurosis y psicosis (III)
 
Sobre las relaciones de pareja
Psicoanálisis y mujer

Cuando el enemigo es uno mismo
Enfermedades autoinmunes

Inmunodeficiencias. Hiporrespuesta inmune o déficit de respuesta inmune
Una historia de deseos
Periodismo de investigación
De nuestros antecedentes.
1.- Viena en guerra
Muammar Al-Gaddafi, la oportunidad de un imperio en decadencia
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INMUNODEFICIENCIAS.
HIPORRESPUESTA
INMUNE O DÉFICIT
DE RESPUESTA INMUNE

La inmunodeficiencia es una hipofunción del sistema inmune, es decir una situación en la que el sistema inmune funciona insuficientemente. Esta hipofunción puede ser congénita o adquirida, entre las adquiridas, la más frecuente y paradigmática es el SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), relacionada con la infección por el HIV (virus de la inmunodeficiencia humana), por eso tomaremos esta patología como ejemplo.

La infección por HIV produce una destrucción progresiva de linfocitos T, que condicionan una inmunodepresión severa, por lo que estos pacientes inicialmente solían fallecer de infecciones oportunistas (por gérmenes que no producen enfermedad en sujetos inmunocompetentes). Pero además, ha de existir algún grado de inmunodepresión previa para contraer la infección y que ésta progrese a enfermedad, dado que no todos los pacientes que tienen contacto con el virus (incluso a cargas elevadas y reiteradamente) se infectan y no todos los infectados desarrollan la enfermedad.

Por tanto, en el paciente HIV podríamos hablar de una inmunodepresión como causa inicial de la infección. En muchos de los pacientes con HIV se observan antecedentes de depresión psíquica, que como hemos visto, se acompaña de una depresión inmunológica.

También es interesante observar que cierto grupo de pacientes HIV (adictos a drogas intravenosas: ADVP, por ejemplo) son sujetos con muchas "relaciones parasitarias", podríamos hablar de un estado de inmunosupresión relativa. Si el sujeto es producto de sus relaciones, podemos decir que las relaciones del paciente con HIV "superan" a su sistema inmune, es un sistema excedido en su función por las innumerables relaciones parasitarias del sujeto (por ejemplo, las que mantienen los pacientes ADVP).

Por otra parte, en la depresión se puede dar el mayor grado de "autolesión" de que el sujeto es capaz: su propia muerte (en el suicidio). Entrecomillamos "autolesión" porque nadie es capaz de dañarse directamente a sí mismo, si no es por intermedio del otro, el suicida mata en él al otro (al objeto perdido, ya que la depresión sobreviene siempre frente a una pérdida de objeto al que se odia por el abandono sufrido). El suicida es, como nos dice Pavese en El oficio de vivir, un "asesino tímido". Podríamos pensar que el SIDA, sería, cuando lleva a la muerte del paciente, un suicidio encubierto: ha decidido inconscientemente morir/matar.

Además, la actitud del paciente una vez contraída la enfermedad es similar a la que le llevó a adquirirla, podemos observar una conducta depresiva del paciente previa al contagio de la enfermedad, que se muestra en la compulsión a la realización de actos con daño personal (actitudes suicidas o suicidios encubiertos que ponen en riesgo su vida: compartir jeringuillas o mantener relaciones sexuales sin preservativo, con sujetos potencialmente infectados, etc.).

Una vez contraída la enfermedad o la infección, el incumplimiento terapéutico, que es la primera causa de fracaso del tratamiento antirretroviral, tratamiento que requiere para su eficacia cumplimientos del 90% (mucho más que cualquier otra medicación), es otra manifestación de esta tendencia a la "autolesión", ya que el paciente conoce la importancia de la adherencia al mismo y, a pesar de eso, no la cumple.

Los deseos de muerte sobre el otro (el objeto perdido), siempre inconscientes en el deprimido, generan un sentimiento de culpa, también inconsciente, que se expresa por la necesidad de castigo, en este sentido, la enfermedad orgánica potencialmente mortal, es el castigo que atenúa la culpa. Esto refuerza el incumplimiento terapéutico, ya que para el sujeto es más tolerable la enfermedad que la culpa.

Por tanto, es muy importante tener en cuenta estos procesos psíquicos que llevan a la producción y mantenimiento de la enfermedad, cuyo conocimiento nos permite el psicoanálisis en el tratamiento de estos pacientes para mejorar su adherencia al tratamiento farmacológico y, de este modo, mejorar su supervivencia y su calidad de vida. Si no tratamos la depresión de base, el paciente no hará nada que le procure un beneficio, tampoco seguir su tratamiento pero, además, podríamos añadir que el tratamiento de la depresión, mejorando la respuesta inmune, previene al sujeto del desarrollo de enfermedades infecciosas y, sobre todo, le previene de adoptar conductas de riesgo, que van dirigidas más o menos manifiestamente, contra su vida (suicidio encubierto).

Pilar Rojas Martínez
Psicoanalista.
Médico Especialista en Reumatología y
en Medicina Familiar y Comunitaria
696 194 259
pilar.rojas@wanadoo.es
www.pilarrojas.com

UNA HISTORIA DE DESEOS

El psicoanálisis construye, para el sujeto en análisis, una historia de deseos. Un sujeto sin psicoanálisis padece los efectos de lo inconsciente, no puede gozar de ello, sólo puede sufrir sus consecuencias. Para que una persona pueda hacerse sujeto de deseo, tendrá que averiguar cuál es el deseo que la habita, es decir, en qué posición está ella misma frente al deseo, frente a la ley, y ello sólo es posible con psicoanálisis.

A veces se escucha que alguien dice frases como: "No sé cómo me ha podido ocurrir esto a mí"; o "Nunca quise trabajar en esto"; o "Yo nunca quise ser esto o aquello"; o "No amo a mi pareja, aunque llevo viviendo con ella tanto tiempo", etc. Quien dice frases como estas parece alguien víctima de la fatalidad, pero en realidad se trata de alguien que no sabe cómo se juega en él su deseo. Padece de sus efectos, pero no es un sujeto de-seante. A él sólo le pasan las cosas, le ocurren, sin que su deseo intervenga en lo que le sucede. En realidad nunca ha querido averiguar por su deseo.

El psicoanálisis, gracias al método de interpretación-construcción y la técnica de asociación libre en transferencia, permite la construcción del inconsciente de un sujeto concreto. Construir lo inconsciente es construir una historia de deseos. Esto significa que el sujeto en análisis va descubriendo de qué modo su deseo, su propia verdad, se juega en todo lo que le pasa, en todo lo que vive.

Una historia de deseos permite que al sujeto le pase lo que le esté pasando y pueda gozar de otra manera con su vida: no como sujetado al deseo de otro, sino como sujeto de su propio deseo, sujeto al Otro.

El método de interpretación-construcción está determinado por el propio objeto de conocimiento, es decir, por lo inconsciente, por los procesos inconscientes. Tales procesos son los que hacen que el tiempo del inconsciente, el tiempo recursivo o futuro-anterior, sea el que marque las maneras de vivir del sujeto como un saber no sabido por el sujeto. El tiempo futuro-anterior, propio del inconsciente, es el que impone el hecho de que el método sea de interpretación-construcción.

Por estar estructurado como lenguaje, el deseo inconsciente sólo puede hacerse patente para el sujeto como una historia de deseos, en la que sólo después sabrá, en la que sólo por la segunda escena sabrá de la primera. Un significante supone a un sujeto para otro significante, de manera que mientras hable, mientras habite el lenguaje, la producción del sujeto estará garantizada.

Esto supone un paso del tiempo real al tiempo histórico. El sujeto que padece de los efectos de lo inconsciente vive en un tiempo en el que lo que determina es su pasado. Para un sujeto del deseo lo que determina es su futuro, es decir, su ser mortal.

Sabemos que la historia comienza con la escritura. "Estamos haciendo historia" le dijo Lenín a Trosky. "Bueno, si somos capaces de escribirla", le contestó éste. Los hechos sólo son hechos después de ser interpretados. La interpretación des-realiza, le quita realidad a aquello que creíamos real: al tiempo cronológico, a la fantasía de nuestro pasado, del presente que vivimos como su resultado.

El psicoanálisis es una escritura que viene a pautar mi manera de vivir. En adelante, no soy aquel que mi pasado ha determinado que sea, sino que soy el que va a morir. Sólo desde el límite material de la existencia es desde donde se puede leer el mecanismo de la compulsión a la repetición y se puede elaborar teóricamente la pulsión de muerte.

Un tiempo histórico para el sujeto supone un tiempo recursivo. Esto significa que desde un contexto actual se actúa sobre un contenido pasado, lo transforma y le da sentido, es decir, produce un nuevo pasado, en tanto que el pasado no existe hasta ser interpretado. Recurrencia, no sólo del método de interpretación, sino como forma de constitución del inconsciente. Sólo pensando al sujeto como sujeto del inconsciente se puede interpretar el sentido que tienen en su vida los efectos de lo inconsciente y su constitución como una historia de deseos.

Ruy Henríquez
Psicoanalista
618 596 582
ruyhenriquez@hotmail.com
www.ruyhenriquez.com

 

 

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