Sumario
Miguel Oscar Menassa
Entrevista (I)
Entrevista (II)
Entrevista (III)
 
El medicamento
Demencia ¿senil? (II)
Trastornos por exceso de ingesta alimentaria
 
¿Perversión? o ¿La muerte de la palabra?
 
Sobre las relaciones de pareja (I)
Sobre las relaciones de pareja (II)
 
Análisis de la fobia de un niño de cinco años. Caso "Juanito"

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EDITORIAL

9 de agosto de 1977

Existo porque soy hablado, pareciera indicar que el sujeto no puede, por su condición de ser humano, sostenerse a sí mismo. Porque lo que en él anida como verdad, es palabra de otro humano, por el simple hecho de que cuando me habla, otro habla en él del mismo drama.

Precoz para vivir, carente para ser humano, el pequeño niño debe entregar su vida para no morir y, en esa dependencia, crece cuanto le dejan crecer y se hominiza en una marcha forzada en donde, si no pierde su vida definitivamente, queda, en el mejor de los casos, marcado para siempre, que por humano será siempre incompleto o, lo que es lo mismo, no será humano sin otro que, humanizado previamente, le hable.

Miguel Oscar Menassa
De “Poética del exilio”

Entrevista a
Miguel Oscar Menassa

Domingo, 21 de abril de 2002

Carmen Salamanca: Vamos a publicar en LAS 2001 NOCHES, Los otros tiempos y Yo pecador, de 1970 y de 1975, pero entremedias tiene, en 1971, el Primer Manifiesto del Grupo Cero. De ese manifiesto me llamaron la atención varias cosas, me gustaría que nos explicara un poquito cómo fue esa época. En el manifiesto explica los motivos por los cuales no entraron en la APA y por los cuales se adhieren al Grupo Plataforma. Dice: “Nosotros sabemos que apuntamos a un producto acabado que ha demandado para su producción largos años de trabajo”. Eso de producto acabado sonó como que no podía dar más de sí, la APA. Aquí muestra algunas de las razones por las que se adhieren al Grupo Plataforma, cuando Pichon Rivière acepta psicoanalizarse con Ángel Garma, siendo ambos fundadores y dura cuatro meses la experiencia.

Miguel Oscar Menassa: 15 preguntas, cada vez te pareces más a un periodista español. Como no te contesté rápido, como son en tres minutos, tú me cortaste y me hiciste 15 preguntas, que es lo que hacen siempre. No ves que cuando van los chicos a la radio no pueden ni hablar, que sólo habla el periodista. Cuando voy yo, hablo yo, pero les contesto cualquier cosa.

¿El Manifiesto de 1971? En 1971 Buenos Aires era Grecia en el esplendor, Babilonia en el esplendor, estaba a punto de gestarse un proceso inolvidable. El mundo se lo olvidó y los argentinos también. El único que se acuerda soy yo. Fue un proceso inolvidable, tuvimos en el pensamiento y en las palabras la posibilidad de hacer un país diferente, ahí cuando el golpe militar. El pueblo argentino tenía como una alegría de haber echado a una dictadura, de haber podido con una dictadura, de votar al candidato que quería votar, toda la izquierda estaba en el gobierno, lo que había sido la izquierda. De la misma manera como eso entra en el pueblo, el psicoanálisis, más o menos para esa época, póngale unos años antes, ahí hace eclosión el psicoanálisis oficial de la Argentina, entran dos corrientes que lo destruyen: la corriente lacaniana y la epistemología materialista. Cuando digo que lo destruyen es desde la actualidad, prácticamente no existen, fue una de las organizaciones más importantes del mundo y producía psicoanalistas, ahora no sabemos lo que produce, ahora están discutiendo si los psicoanalistas se tienen que psicoanalizar o no se tienen que psicoanalizar, así que ya no sabemos qué es lo que produce, pero en su momento producía psicoanalistas.

A Lacan, ni los lacanianos pudieron procesarlo, tampoco pudo la sociedad psicoanalítica argentina. La epistemología materialista es interesante, si uno la aplica sobre sí mismo, es igual que el psicoanálisis, si yo pienso que la poesía es un trabajo, es un trabajo y quiere decir que yo tengo que correr el riesgo de que usted un día trabaje mejor que yo. Ahora, si la poesía viene del vientre de mi madre, usted jamás va a poder escribir como yo, ni mejor que yo. Son dos concepciones diferentes de la vida. Yo recuerdo haber dado un curso de epistemología con Raúl Sciarretta a los didactas de la APA, a los que después se separaron con el Grupo Documento, porque hubo dos grupos que se separaron de la internacional en ese momento, un grupo que se llamó Grupo Documento, que desapareció pronto y tuvo pocas publicaciones y después el Grupo Plataforma también, en ese sentido es una cagada porque no tiene obra, no tiene movimiento.

En realidad, usted me pregunta por lo que pasó con mi vida cuando me pregunta eso. Yo creo que, al final, aquello que tenía que haber hecho el Grupo Plataforma, ser la izquierda freudiana, que así era como se presentaban, fue un trabajo que realizó desde 1971 al 2001, es decir, 30 años, el Grupo Cero. Yo creo que el Grupo Cero puede ser la izquierda freudiana, en ese sentido de que en sus aulas se imparten todos aquellos pensamientos que tienen que ver con la producción de un ciudadano: Freud, Hegel, Marx, Lacan, Heidegger. Y después unos 4.000 poetas, porque en el Manifiesto del 71 usted se da cuenta de que se nombran varios poetas, como diciendo que si uno no tiene esos poetas dentro del sistema, no puede fundar grupo, no puede fundar escuela. Bueno pero en realidad, tiene que haber unos mil poetas más, era un manifiesto, uno no va a ir nombrando a todos.

Esto que voy a hacer en el cuadro que es poner negro por todos lados es muy feo y no se lo aconsejo, porque se estropea todo, queda todo estropeado. Muy interesante la conversación.

Fue un momento muy interesante. Después por ejemplo en Chile estaba Allende, a Cuba le iba bien, era un momento en que se pensaba que a lo mejor América Latina tenía otro destino, todo era interesante, había nuevas tendencias en todos los lugares. Que no pasó exactamente nada, pero pasó, se descubrió que los que decían que querían hacer la revolución, en realidad, eran los hijos de la pequeña burguesía o de la burguesía, enojados con sus padres y, claro, la revolución fracasó.


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D3279)


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D3273)

CS: Sí, aquí ya avisas de eso, dice: “Aquello que superficialmente pueda ser visto como un simple acto de rebeldía de algunos hijos díscolos de la gran familia patriarcal”, ya sé que no está diciendo lo mismo, dice que no se vaya a confundir con eso “nuestros dedos índices nacidos para señalar apuntan y se regocijan con ello aunque superficialmente puede ser visto como un simple acto de rebeldía de algunos hijos díscolos”. Después, lo que dice de Bleger en el Primer Manifiesto.

MOM: Lea lo que dice.

CS: “Dejaremos que ustedes los nombren, que ustedes los recuerden, sin embargo no podemos dejar de mencionar algo que nos muestra claramente que las guerras son terribles, que siempre alguien tiene que morir, que siempre hay cicatrices de la guerra, huellas de la guerra que son muy dolorosas porque acontecen en los seres queridos, estamos diciendo que lamentamos la muerte de José Bleger”.

MOM: Todavía no había muerto, el señor, y Menassa dice “lamentamos la muerte de nuestro querido Pepe Bleger”. Siga adelante.

CS: “Que desde el inicio luchó por todas las posibles aperturas del movimiento psicoanalítico, cometiendo muchos errores, es cierto, pero iniciando muchas líneas de pensamiento de un valor inestimable; pero tal vez por los años (los años a veces hacen estas cosas), tal vez por las malas compañías (las malas compañías a veces influyen realmente), en el momento de elegir, en lugar de elegir la vida, elige la muerte.”

MOM: ¿Sabes por qué dice eso?
Dice eso porque el tipo fue invitado en el mismo momento a procesar lo que estaba pasando en Cuba (él era un psicoanalista importante que hubiese atraído junto con él a otros psicoanalistas más jóvenes) y a Israel, y él fue a Israel. Entonces Menassa ahí dice que murió, cuando él viaja a Israel. Lo que pasa es que después murió de un infarto a los dos o tres meses.

Yo tengo muchas historias así, por ejemplo, con los lacanianos me pasó con uno que habían mandado a ver, porque iban a ir ahí, me parece que era J.A.Miller quien iba a ir, entonces mandaban a uno antes para que revisara los trabajos que le iban a presentar a J.A.Miller, los casos clínicos, y resulta que el tipo se murió de un infarto en Tucumán, en una provincia argentina, donde, la verdad, la gente se muere de hambre, nadie se muere de un infarto en Tucumán. ¡Qué se va a morir de un infarto!

CS: Original, era.

MOM: En San Miguel de Tucumán la gente muere de hambre, de rabia. Aunque yo muera de un infarto, creo que la gente que muere de infarto es gente que no ha repartido bien su corazón.

Amelia Díez: Se murieron sus ideas, se murió su corazón...

MOM: Una persona grande que ame todavía más a su mamá que a su novia o a su novio, ya está, ese tiene muchas posibilidades de morir de un infarto.

CS: Porque no ha repartido bien su corazón...

MOM: No ha repartido bien su corazón, sus emociones.

CS: Usted nombra a Pichon Rivière. ¿Le conoció bien?

MOM: Tuve una fuerte e importante relación con Pichon Rivière, estuve unos días viviendo en su casa.

CS: Relación en el sentido que lo nombra como líder del movimiento Plataforma.

MOM: Bueno, eso es lo que decía el Grupo Plataforma, después hay que ver si le fue bien. Pichon Rivière fue maestro de todos los psicoanalistas que hubo y hay en la República Argentina, en el sentido de que, ¿no ves que los argentinos tienen una apetencia por lo grupal? Eso lo inventó Pichon Rivière. Y también era un gran clínico, tenía una gran intuición psicoanalítica, aunque después cuando escribía teóricamente escribía otras cosas, pero tenía una gran intuición psicoanalítica. Además, trataba a los locos como personas normales, a los psicoanalistas los trataba como locos, era verdaderamente un genio. Yo me quedé en su casa viviendo 8 días, porque se me ocurrió preguntarle (de una manera irrespetuosa, yo era un joven, tendría 23 años), si sabía algo de estética, seguramente era algo que yo no entendía en ese momento. Él me dijo que sí y se levantó, fue a la biblioteca y empezó a traer libros de estética, llenó la mesa, 220 libros de estética, tenía una biblioteca muy grande. Buscaba las páginas y me leía párrafos, de cada libro me leía 4 ó 5 párrafos y así pasamos 8 días, sentados en la mesa. Cuando yo me quedaba dormido, a la hora el viejo ya me levantaba con un café con leche y seguíamos, ahí sentaditos, hasta que terminó todos los libros y cuando terminó me dijo “Yo no sé nada de estética, está todo en los libros”. Pero para saber eso me tuve que quedar ocho días leyendo sin moverme, sin hacer el amor, que en aquella época estar ocho días sin hacer el amor ¿sabes lo que era? Bueno, hice de esa manera el amor, que diría Amelia Díez, pero claro, eso lo puedo entender ahora, que ya estoy casi en el cementerio, pero en aquel momento era difícil.

CS: ¿En el semen-terio?

MOM: Sí, cementerio le llamamos nosotros al lugar donde están los muertos, aquí no sé cómo le llaman a eso, por ahí le llaman “baile florido”.

CS: No, yo escuché semen-terio.

MOM: Ah, de semen. Lo que pasa es que cementerio para mí es una palabra muy fuerte. Puede ser que no me atreva a unirla. ¿Entiende lo que le digo?

AD: El que lo oye es distinto que el que lo dice…

MOM: Por favor, señorita.
CS: Cuéntenos algo más de Pichon Rivière.

MOM: Tenía la Escuela de Psicología Social que todavía creo que está. Tuvo que ver con el invento del teléfono del suicida, Pichon Rivière. Tenía el teléfono y llamaban y todos los que trabajaban en el teléfono cuando llamaba un tipo de estos que se quería suicidar, uno le tenía que preguntar "¿a quién quiere matar?" y con eso se evitaban muchos suicidios, porque lo verdaderamente importante es descubrir, junto con Freud, que el suicida es un asesino tímido.

(sigue...)

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