Sumario
Miguel Oscar Menassa
Entrevista (I)
Entrevista (II)
Entrevista (III)
 
El medicamento
Demencia ¿senil? (II)
Trastornos por exceso de ingesta alimentaria
 
¿Perversión? o ¿La muerte de la palabra?
 
Sobre las relaciones de pareja (I)
Sobre las relaciones de pareja (II)
 
Análisis de la fobia de un niño de cinco años. Caso "Juanito"

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¿PERVERSIÓN? O ¿LA
MUERTE DE LA PALABRA?
un libro de Miguel Oscar Menassa

Este trabajo, donde se cruzan diferentes niveles de escritura, es un compendio donde el momento inicial de la desviación de la mirada, abre el campo del deseo siendo ese desvío constituyente de lo que será el orden simbólico. Está escrito en una noche donde lo que se aprecia es el transcurso de las horas marcando su escritura, una noche por la que el escritor descenderá hasta donde el día no pueda más y emerja como luz iluminando destinos. La música es la del fondo del mar acompañando el ruido de una máquina de escribir atemperado para que sólo sean murmuraciones de la noche.

Un momento de espera abre el texto, siendo la espera la posibilidad del momento preciso para comenzar el vuelo, el vuelo que es el desprendimiento de un amor que tendrá que convertirse en otra cosa, volátil y quieto al mismo tiempo como en el canto de los pájaros.

La pregunta sobre la perversión anima a lo que insiste en repetirse de la misma manera, sin tiempo, como un imposible, pero será en esa insistencia donde encontrará la posibilidad de la sustitución. Desde el principio del trabajo, la poesía se muestra como un aliado, ya que es un mandato que se impone de la misma manera en que se impondrá en lo humano el desvío de la mirada, adquiriendo como todo desvío la posibilidad de ser otra cosa.

El primer encuentro será con la cultura, donde la perversión, será no sólo patrimonio del neurótico, sino también del poeta y del científico.

Una subversión que se impone fuera de la patología o de una sexualidad normalizada, para tender otros límites que harán perder los estribos a narciso ya que toda la fuerza creadora será un mas allá de las determinaciones familiares. La propuesta es legislar el narcisismo, que será producir el estallido grupal que creará una máquina, máquina que no tendrá un solo dueño sino que será esa multiplicidad ajena, lo que someta al humano hasta el límite de la creación. Es la creación la que enseñará que dentro de nosotros el poder adquiere otro estatuto, será un poder sobre nosotros mismos, sobre nuestros cuerpos y sobre nuestra palabra.

Un punto de descentramiento entonces y un fuera del cuerpo propio, considerado demasiada cárcel para quien quiere crear. Expansión de la energía a un cuerpo grupal, que será el soporte material de esa fuerza creadora, un grupo capaz de soportar los deseos de todos sus integrantes, una máquina que pueda superarse hasta su paroxismo, y que abre el espacio donde las combinaciones no tienen fin.

Es una soledad, mas bien el sentimiento de una soledad lo que aleja al poeta de la escritura, pequeños sentimientos de propiedad privada perdida entre otras voces, pequeña traición que sólo busca desviarlo, traición necesaria para tomar distancia de una palabra ciega, palabra sin palabras, creando un orden planetario diferente donde la propiedad del cuerpo también quede diluida en otros cuerpos. Desde allí otra versión se impone y la escritura es ese vértigo de una trasgresión, de un movimiento exagerado, de un encuentro donde algo cae para siempre y en ese extravío donde los sinsentidos son sus desviaciones, sin pertenecerse a nadie, nace la poesía. Una violencia que lo somete, que nunca podrá ser investigada, porque el poeta no sabe nada acerca de lo que escribe.

El segundo encuentro será con la poesía. El poeta ama la vida, cree en el hombre ciegamente, y la posibilidad de la posibilidad queda en manos de una poética, lo natural se transforma, y un término segundo hará que un símbolo que expresa una palabra se transforme en aullido. Potros salvajes o heraldos negros que manda la muerte y la violencia de una furia contenida durante mucho tiempo, estalla con un ruido ensordecedor, ruido a mar que ama a sus grandes víctimas, las del orden humano.

Y por primera vez la transgresión a la ley ayuda a que el ser se derrumbe entre maremotos y la verdad se oculte tras las máscaras de una mentira que encubre la rabia y el dolor, frente a los cuerpos mutilados.

Múltiples mutilaciones, llegan a invadir lo masculino y lo femenino y entonces es allí que comienza la comprensión de todos los pobres gestos que también forman parte de algún ser.

La primera en aparecer es la palabra dos, cargada de sentidos, indicando una torpe unión entre quienes no se conocen por estar demasiado juntos, y dios establece el diálogo de locos que sólo habla con Dios, ya que a dos hay que agregarle otro cualquiera, algún idiota con una sola misión, ser capaz de hacer añicos los espejos y ya ni siquiera la cuenta sigue ordenada numéricamente y el tres es sólo un cuarto que es sólo el tiempo de una muerte.

Se instala un temor que es el tiempo de los días que pasan más temibles que la inmortalidad. Un adormecimiento inducido por el tic-tac del tiempo del reloj.

Una especie de sueño mortal, que dice: muero cuando no puedo tener en la cabeza todos los nombres que pronuncio, muero de espanto cuando no puedo pronunciar todos los nombres que tengo en la cabeza. Una pérdida de la realidad, un desmayo del origen que se vuelve bruma y ya nadie sabe quien es padre o madre en ese enjambre donde los animales salvajes quieren ser también parte de la fiesta. Se asoman frente al espejo sus imágenes y en ese cielo nublado caen todos los sentidos y se esboza el destino de la bestia, volver de esos lugares para amarnos, y arrastrarnos sin piedad por el camino del goce hacia la muerte.

De la perversión habremos de decirlo, ella es nuestra máscara. Y la noche se llena de brujas y con ellas huye también el niño por los matorrales, y en esa huida el niño ya ha dado los primeros pasos. Ya somos perversos. Palabras de papá en el corazón, palabras de mamá en el corazón, la guerra ha comenzado.

El niño no quiere morir, pide clemencia, para poder sobrevivir deberá desviar la mirada, deberá morir mil veces para no morir, terminará enjaulando su corazón, el fin del amor está próximo, la perversión acecha. Ha caminado hacia los dos costados de su corazón. Bebed mi sangre y comed mi carne, y el niño abraza por primera y única vez en toda su vida, el cuerpo de su madre.

Pero ella me recuerda tu voz entre los troncos, una voz que se perderá en la inmensidad, perverso o ciego y esas serán las palabras del cielo, ceguera frente a la cual lo bello pierde su poder. Serás estas palabras, serás mi nombre y mientras ella le habla de amor muestra su cuerpo perforado. Frente a este nuevo fracaso, al borde del abismo, palabras de papá en el corazón anuncian pequeñas y tibias mutilaciones, el campo de ciruelos donde ella era el color de los frutos y su sabor. Territorio donde la lujuria consiste en agotar las diferencias. Lugar donde el deseo pertenece al futuro.

Norma Menassa
Psicoanalista
normenassa@hotmail.com


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D3286)


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D3284)

SOBRE LAS RELACIONES DE PAREJA

Viene de Extensión Universitaria nº 148

-Estoy dispuesta a triunfar, no sólo a sobrevivir, como antes de conocerte era toda mi ambición.

Quiero comerme el mundo antes que el mundo me devore por el excesivo peso de mis principios.

Haré lo que sea necesario, incluso psicoanalizarme contigo, si es necesario.

Abandonaré el miedo, la vergüenza, el pudor, los principios y, sobre todo, soltaré la solapa de mi chaqueta, único sostén de mi caída.

Me da tanto miedo...

-Usted no tiene que hacer nada, tiene que dejar que las cosas bellas le pasen, con tranquilidad, con amor.

Su voz, aunque sea alucinándola, me tranquilizaba, me montaba en sus versos y rozaba el olimpo.

-Pagaré el precio de amar a un genio. No me rendiré. Dejar constancia de vivir plenamente, me dejó agotada.
Relajo pensamientos, hay que dejarse llevar, me dijo:

-Remar y no esperar nada. Remar y no esperar nada... la escritura hace el resto.

Cómo me costó memorizar ese verso: Remar y no esperar nada.

Me estremece imaginar de qué manera soy manejada por todos los fantasmas.

En mí, piensa mi abuelita, goza la Virgen María, siente mi padre y decide mi madre. Brutal anémona.

Cuando pienso en la novela tengo celos y envidia todo el tiempo, pero ya me empiezan a parecer normales esos sentimientos.

Aún me queda mucho por aprender. La escritura no pertenece a nadie, es del munto, del futuro, por eso debo agradecer, de vez en cuando, servir de vehículo a su potencia indomable.


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D3287)

Paralizada, indecisa, borro y corrijo y construyo mil veces la frase, sintiendo cada vez, que hoy nada me satisface.

Perdida entre palabras que me ignoran, altivas, toda insistencia es inútil, hoy, amor, nuestro encuentro es imposible.

-Dejo y vuelvo desesperadamente como buscando algo, me decía él.

El mundo, claramente, está saltando por los aires y yo, preguntándome, todavía, si algún burgués puede ser transformado. Me parece que ya es tarde para todo eso. Es una soledad lo que se instala en el ser cuando se comprende.

No debemos forjar en nadie, nuevas ilusiones que no tengan que ver con un proyecto social concreto. Porque no es posible mantener relaciones en el campo de las ilusiones.

Eso fue cosa de las religiones. Así es como los estados manejan a los pueblos, con conclusiones imaginarias de la realidad.

El infierno para la religión. La jubilación para los estados.

El mortífero zarpazo de la nada ya pasó.

Ahora han de venir soledades, las inmensas praderas infinitas y bucólicas hambrientas por amar.

¿Estaré rodeado de egoístas? ¿Yo mismo seré un egoísta que no le quiero dar más manzanas a los pecadores?

Muchas veces parecía que cerraría su decir con alguna pregunta, hasta yo mismo lo creía, pero en la mayoría de los casos aunque no fuera estrictamente necesario, siempre había más.

-De cualquier manera, querída, me doy cuenta que por más que reflexione, tendré que conseguir algo para mí. Es absolutamente necesario en los procesos de formación, que el maestro experimente cambios y si eso no ocurre, no hay transmisión.

-Me he puesto un pantalón y un jersey que me tapa el culo.

Esa palabra, culo, está invariablemente unida a tu lujuriosa mirada de gozador empedernido. Yo soy, así lo siento, tu culito de papá, mi amor, tu pequeño culito enamorado.

Yo, por mi parte, cuando te chupo el culo, traspaso los límites de lo permitido.

(sigue...)

LA REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE MAYOR TIRADA DEL MUNDO